Los primeros juegos (III)

Sábado de nuevo. Después de una semana de estar deseando su cuerpo y, finalmente, penetrarla, mi novia y yo nos vimos para la cita definitiva. Pocas veces nos quedamos solos en su casa, pero a veces las estrellas se alinean, y esas oportunidades no se pueden dejar pasar.


Sus padres salieron a visitar a una tía enferma, a una distancia lo suficientemente segura para darnos al menos una hora sin interrupciones. Su hermana andaba en casa de una amiga. Cuando sus padres salieron, ella me llevó a la sala de la casa y me dijo que esperara. Cinco minutos despues, me llamó a su cuarto. Abrí la puerta y la encontré boca abajo, con su trasero delicioso levantado, y su culo y vulva completamente mojados por el lubricante que tenía al pie de la cama:

-Amor, hoy es tu día. Tu perra necesita que te la cojás, ya tu perra no aguanta más sin tu pene delicioso metido hasta el fondo. Vení, haceme mujer!!

De inmediato me fui a por sus nalgas blancas y bien formadas, mordí cada una y le di una buena nalgada, de forma que el contorno de mi mano quedó marcado en su brutal trasero. Me quité la ropa y con mi pene totalmente erecto comencé a rozarla, esparciendo el lubricante aun más. La sentí estremecerse cuando la punta de mi verga acarició su clítoris, y sin decir palabra la penetré hasta el fondo:

-Aaaaaaaay amoorrrrr!!! Ay, Ay!!! Qué duro estás! Aaayyy!! Rompeme toda, maltratame!!

La empecé a bombear cada vez con más fuerza, como si un instinto casi animal me poseyera... me encantaba escuchar el sonido de sus nalgas con cada embestida mientras ella gemía sin ningún filtro:

- Aaaaaaaaaaahh, más, más!!! Tu perra necesita mucha verga amor!!! Damela toda, damela toda por favooor!!

La seguí embistiendo pero cada vez más rápido, hasta que comencé a sentir mi leche lista para llenarle la vagina a mi novia deliciosa... seguí y seguí hasta que liberé un chorro caliente hasta el fondo, lo que hizo que ella me gritara de nuevo:

-Que ricooooo, amor, llename de toda con tu leche, ayyy, que caliente que está! Ay amor, llenaste a tu perra de leche, como tanto quería!!

De inmediato se dio vuelta y comenzó a chuparme los restos de leche de la punta del pene, mientras se tocaba sus tetas blancas y deliciosas. Cuando terminó de hacerlo, abrió sus piernas de nuevo y pude ver como un hilo fino de leche le salía de su huequito y bajaba hasta su culo. Eso me excitó mucho, y ella lo notó. De inmediato tomó mi mano, y otra vez, con mi dedo medio recogió la lechita de su culo y se la llevó a la boca, chupando mi dedo tan duro como podía. Eso me calentó aun más, pero mi pene no daba señales de vida todavia. Ella me dijo que tranquilo, que estaba satisfecha con sentir mi leche caliente dentro de ella, pero yo no quería que se quedara así.

Con las piernas abiertas como las tenía, comencé a tocarle el clitoris que aun estaba duro. Al primer contacto brincó, dándose cuenta que aun necesitaba más de mi. Me acosté al lado de ella, y comencé a lamer su oreja, lo que la puso más caliente, al tiempo que la dedeaba su clitoris a toda velocidad. Le comencé a susurrar al oido:

-Sos la perra más deliciosa que conozco, te merecés que te coja con todo, que te haga gritar y gemir como la perra en celo que sos. Te voy a tocar hasta que grités de placer y te vengás en mis manos.

Se estremecía, movia su pelvis como si estuviera buscando una verga en el vacío. Cada vez se movía con más fuerza, y no se controlaba. Sus ojos estaban en blanco, jadeaba. Mi mano estaba a punto de acalambrarse cuando de pronto, de un solo tiron se levantó y gritó: 

Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay!

Desde mi posición logré ver como un liquido empezó a bajar por su pierna y a gotear desde su vulva hinchada. Acto seguido se dejó caer de espaldas, inmovil, muda, con los ojos en blanco. El piso al lado de su cama era un pocito de jugos vaginales como nunca habia visto en mi vida. Respiraba profundo, sin aire... y yo extasiado la veia disfrutar.

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