Viaje de jubilado a la argentina 18

                  Desde que volvimos de Mar del Plata donde pasamos unos días memorables en todos los sentidos las mujeres de la casa habían congeniado tanto que algo por dentro me tenía inquieto. Realmente no tenía ninguna queja, tanto mi mujer Elena o Concha como mi nuera Corina me hacían la vida más que agradable, las dos cumplían con sus quehaceres con total normalidad incluso se les notaba un espíritu de compenetración que aunque eran suegra y nuera (ya se sabe el dicho) más podría calificarse de amigas de toda la vida, la única diferencia visible era que debido a los días tan fantásticos que habíamos disfrutado en la playa las costumbres y rutinas en cuanto al vestuario dentro de casa se había hecho digamos, más “cómodo” tampoco era exagerado ni mucho menos, simplemente que a una persona como yo algunas cosas le alteraban la sangre. Todo era tan normal que incluso contagiaron a la chica que venía algunos días a ayudar en la limpieza de la casa, Carla casi una adolescente había encontrado incluso más normal que ellas en vestir por casa de una forma más informal.
                                                 Para mí hasta ahora el estar en casa me proporcionaba ratos de sosiego, desayunos pausados con lectura de prensa, juego con mi nieto Javi o incluso en ratos más aburridos pasaba el rato con los crucigramas que podía encontrar, de paso aprendía un poco el “argentino” pero desde hacía unos días lo que antes era una expedición aventurera por la ciudad se me estaba haciendo una necesidad imperiosa, nada más desayunar o incluso antes salía de casa con cualquier excusa para volver con el tiempo justo de comer, la visión de las mujeres de aquí para allá con una indumentaria que para mis sentidos era demasiado fuerte me alteraba demasiado, hubiera opinado sobre el tema con las dos pero me sentía por un lado muy liberal, aunque íntimamente sabía que no lo era (por lo menos para según qué cosas) y no quería parecer pazguato y retrogrado.
                                                 La solución inmediata fue esa, salir a la calle y respirar aire fresco, el rumbo era lo de menos aunque por una parte quería compartir y recibir consejos me hizo acercarme al parque/plaza Aristóbulo del Valle, mi parque se podría decir, en él encontraba tranquilidad y con suerte compañía inteligente, fui y ya de lejos vislumbré a mi amigo el argentino porteño bigotudo, parecía un patriarca de sensatez y yo lo admiraba y lo apreciaba, el hombre al verme se levantó y nos estrechamos las manos, a primera vista y pese a su alegría por verme lo encontré un poco desmejorado, la delicada salud lo estaba fastidiando pues la humedad ambiente que para mí era un regalo por el frescor a él le jodía bastante los bronquios.
                                                 Yo tenía ganas de hablar, de contarle mis cuitas en la playa aunque no me gustaba darle detalles que él podría interpretar como presunción o posiblemente fantasía por lo que preferí contarle las situaciones más o menos concretas. El caballero me sonreía y yo en mi verborrea no le dejaba hablar hasta que me cogió del brazo y me detuvo en seco.
Tranquilo amigo para un poco… Parecés una locomotora y olvidás que a lo mejor los demás también tenemos cosas que contar aunque no hayamos salido de Villa del Parque.
¡Oh! perdón soy un necio, no te he dejado abrir la boca, es que tenía ganas de hablar con alguien que sepa de lo que hablo pero, dime, ¿qué tal la salud?
La salud es como un niño pelotudo a veces me deja tranquilo un poco pero otras me jode hasta cansarse.
Entonces ¿qué novedades has ocurrido por aquí?
Bueno quizás me he emocionado demasiado, lo que ocurre es que a ciertas edades uno ya no espera que vengan los Reyes Magos y menos en éste mes.
Vaya todo eso parece interesante pero cuéntame sin rodeos que te ha pasado.
Bien ante todo quisiera que no me consideraras como un viejo verde o un adolescente inmaduro, simplemente es que me ha sucedido algo inesperado para mí.
Vale pero cuenta.
¿Te acuerdas de la señorita que me presentaste un día aquí mismo y que le dijiste que éramos muy amigos?
Claro cómo olvidarla, Magda, es una chica estupenda.
Sí de eso doy fe, el caso es que una mañana estaba yo leyendo el periódico, estaba centrado en los comentarios de San Lorenzo de Almagro que había ganado a última hora, pues a mi lado se sentó una mujer, no me fijé en ella hasta que me llamó la atención moviéndome el periódico. La chica estaba bellísima, había salido a comprar una cosa para su señora y al verme quiso saludarme, ya me conoces lo hablador que soy, le conté mil historias unas ciertas y otras adornadas pero desperté el interés de la mujer, la conversación derivó a temas más pícaros y de ahí a los más explícitos, la chica se me arrimó queriendo contarme algo confidencialmente, no recuerdo qué pero tanto se acercó que mi mano le rozó un pecho, creí morir, ya que había conectado a ese nivel y ahora con mi torpeza podía estropearlo pero no, ella se estuvo quieta mientras me contaba la historia, mi mano no se estuvo tan quieta y recorrió la redondez de su pecho mientras la escuchaba hasta que llegué a alcanzar su pezón, no tuve duda porque lo tenía tan duro que debía dolerle, se me quedó mirando y me cogió la mano, pensé que me la iba a retirar con sutileza pero me la llevó por debajo de su blusa hasta dejarla sobre el sujetador, allí todavía sentía con más detalle el pezón y la areola pero ella se soltó el tirante y dejó que su teta quedara libre debajo de mi mano, yo estaba petrificado, tenía en mi mano una teta suave, dura y palpitante de una mujer que me miraba y me señalaba el anuncio de un Albergue que hay en la acera de enfrente.
¡Qué maravilla! Me lo estoy imaginando, cruzarían la calle casi sin tocar el suelo.
Pues no, los bronquios, fueron los bronquios quienes me jodieron de verdad, empezó a darme el ahogo, me tomé el aerosol para compensar pero cada vez me ponía peor, se lo tuve que confesar, ella me dijo comprensiva que era enfermera y conocía el tema pero con suavidad pasó la mano por debajo del periódico, mi polla estaba a reventar y ella la liberó para que no sufriera, pegada a mi mientras yo ya le amasaba las dos tetas me estuvo haciendo una paja debajo del periódico que me dejó sin aliento, cuando sacó la mano la llevaba llena de leche, se lamió los dedos y me dijo al oído que otro día vendría preparada con algún remedio para mis pulmones, me besó en el cuello y se levantó después de arreglarse las tetas y se marchó, cuando quise seguir con la lectura la foto del equipo metiendo el último gol estaba empapada y con la tinta corrida.
Wow y yo que quería contarle mis historietas… es fantástico, me alegro infinitamente, tengo que confesarte que yo también he probado esas tetas y te aseguro que Marga tiene un coño que te va a saber a gloria.
Pero estos bronquios…
Tranquilo, si ella te ha dicho eso, estate tranquilo que van a tener una buena cogida.
Ya veremos… ¿y qué querías contarme?
¡Ah!, nada de importancia, otro rato ya te diré algo, me has dejado entusiasmado, enhorabuena. Jajaja.
                                                 Me levanté y me fui, me había alegrado por el hombre, Magda no me había fallado, incluso me había puesto la polla dura oyendo la narración, de habérmela encontrado no sé si podría haberme aguantado en darle unos apretones.
                                                 Pasé por la calle Cuenca y en la primera parada de autobús subí, casi ni me di cuenta y estaba en el centro, a mi lado una pareja de mexicanos turistas buscaban el barrio de la Boca, les orienté lo mejor que pude pero parecía que no habían salido mucho a una gran ciudad y sin darme cuenta estaba con ellos dando vueltas por sus calles, ya los dejé informados y paseando, oí el sonido de un tango que salía de un local, me puse a mirar los carteles y reconocí al grupo donde tocaba Fernando el marido de Malena, me alegré y por curiosidad entré, no era hora de actuación y un barman me detuvo, le dije que quería saludar a Fernando y me dejó pasar, el siguió limpiando copas y vasos largos.
                                                 En el escueto escenario estaban ensayando como siempre, la pareja de bailarines hacían sus pases siguiendo el ritmo, al verme pararon y me presentó a todos, les invité a unas copas que agradecieron y hablamos de todo, le pregunté por Malena y me dijo que seguía con su trabajo, que de vez en cuando se pasaba por allí y comían juntos. Recordamos la primera vez que estuve con ellos y les hizo gracia mi interés, les confesé que me encantaría saber bailar pero que tenía las piernas de madera y no servía ni para dar un paso, el gordo del piano empezó a teclear y los demás se fueron uniendo hasta que la tanguista me miró y me dijo.
¿Querés aprender a bailar el tango?
No me atrevo ni con el pasodoble.
Eso porque no te he enseñado yo.
 
                                                 Me vi en el gran aprieto pues los músicos ya estaban tocando todos y la chica delante de mí con una falda estrecha negra con un gran corte hasta casi la ingle, con un top ceñido que me miraba con unos ojos imposibles de negarme. Intenté cogerla como yo hacía con Elena pero me enlazó con sus brazos y me atrajo hacia ella hasta, literalmente, pegarse a mí.
 
Sígueme y no te separes por nada.
                                                 La chica me envolvía, me rodeaba con brazos y piernas, ya no eran roces sino un contacto pleno de los dos cuerpos, me metía su pierna entre la mía y me besaba en el cuello cuando me atraía.
Por favor Tania que tu pareja está mirando, me estás poniendo nervioso, bueno cachondo más bien.
No te preocupes por Alberto mi pareja, a él el que le gusta es el camarero, ¿no te das cuenta como se miran? Y ya me he dado cuenta que estás caliente, te toco el pene con mi pierna al bailar y me tienes mojada también.
Pero los músicos…
¿Los músicos?... mira a Fernando lo que más le gusta es que le haga una mamada mientras toca el bandoneón, el gordo del piano tiene un pene chico y le gusta que me siente sobre su cara y chuparme el culo, el del contrabajo tiene la polla corta pero gorda, disfruta metiéndomela por el culo y el violinista, ¡ah! eso sí que es una polla, le llega casi hasta la rodilla y me la mete toda, le gusta oírme chillar pero disfruto con esa tranca adentro, es el que mejor me coge, bueno hasta ahora, quieres venir a mi camerino y probamos el tango en horizontal?
¿Y qué dirán los demás?
Que estamos cogiendo como locos, no nos molestarán, mira Alberto ya está de rodillas frente al camarero.
                                                 Me convenció enseguida y entre las cortinas de las bambalinas me dio el primer beso, sabía a alcohol y tabaco pero me encantó, cuando cerró la puerta de su camerino se apoyó en la pared y me dijo.
¡Empótrame! Es cómo más me gusta, métemela de pié, quiero que me levantes del suelo.
                                                 La falda sólo tenía un corchete que la sujetaba y cayó el suelo, las bragas negras no fueron obstáculo porque las ladeó y el top se lo quitó por encima de la cabeza, mi polla entró abriéndose paso por el elástico de la braga, tuve suerte de que era bastante más bajita que yo y cuando se la metí la apreté contra la pared y se quedó en alto, ni de puntillas llegaba al suelo, era de cuerpo menudo y se abrazó a mí y me rodeó con las piernas en la cintura, las paredes del camerino eran tableros de madera y crujían con los empujones.
¿Dónde quieres que me corra?
¿Eso es lo que te preocupa ahora?, fóllame hasta morir, una leche más o menos en la concha que me importa.
                                                 Aguanté hasta que pude, gritaba y jadeaba, no sé si más que con el del violín o no pero se corría a borbotones.
Espera Pepe, espera un poco, déjame en el suelo, me duele, tienes una polla más gorda que el del contrabajo, quiero probarla pero por el culo, luego se lo diré y se joderá el pelotudo.
La solté y simplemente apoyó la cabeza en la madera con las manos en la pared y abriendo las piernas mojé el capullo en el coño y se lo metí en el culo, sólo gruñó un poco pero cuando lo tuvo entero adentro suspiró.
Dale ahora Pepe, dale duro, rómpeme el culo, aunque no pueda bailar esta noche.
                                                 No sé si lo conseguiría pero las manos se le escurrieron de la pared y se tuvo que apoyar en el suelo, sin ningún impedimento seguí clavándole la polla, gritó como si la hubiera atravesado pero luego me pidió que siguiera más y más. Me corrí dentro de su culo mientras su vagina manaba flujo en abundancia, tuve que sujetarla por la cintura hasta dejarla de lado en un silloncito. Apenas se movía y yo no sabía qué hacer, al rato movió la mano un poco y me dijo adiós. Busqué entre el almacén la salida hasta dar en el escenario, los músicos empezaron a tocar una canción de broma, Fernando me despidió con la mano y cuando pasé por al lado de Alberto estaba el camarero de rodillas frente a él.
                                                 Anduve tambaleándome entre los tenderetes de recuerdos de La Boca, todo el mundo buscaba la calle Caminito, yo huía del barullo, al volver una esquina alguien me paró.
¿Qué haces tú por aquí Pepe?
¡Oh! Malena, gracias a Dios que te encuentro, sácame de este alboroto por favor.
Ven vamos a este bar, es tranquilo y me cuentas.
Gracias, no sabes lo que me alegro.
¿Y qué te ha pasado?
                                                 Le conté todo, de pe a pa, excepto que Tania le mamaba la polla a su marido Fernando pero no hizo falta, fue ella la que me lo contó a mí y lo hizo con toda naturalidad.
Si, ya sé lo que pasa ahí, mi marido me lo ha contado, Fernando y yo tenemos una relación abierta o sea que tenemos libertad sexual, a él le encanta que le chupen la pija, ya viste en el avión, se queda relajado como un bebe, el del piano tiene una “pistolita” que no puede meterla ni en una gallina y se conforma con comerse el culo de una mujer, así se corre o lo que quiera llamarse, el bajo no folla conchas, sólo la mete en culos, Alberto pese a su apariencia de macho barriobajero con el pelo engominado es marica perdido y está encelado con Adrián el camarero, el único que coge bien es el del violín, tiene un “pistolón”… una maravilla y Tania… Es ninfómana, le es igual lo que sea, siempre quiere tener algo dentro de ella a ser posible grande y gordo.
Entonces… tú y el violinista…
… Ya te he dicho… una relación abierta…
¿Me podías hacer un favor?
Lo que quieras, ya lo sabes.
Si te vas hacia casa ¿me podrías acercar?
Claro hombre, veo que te ha dejado tocado.
Eso no es follar, es una trituradora, la he tenido en vilo mientras la taladraba y no se cansaba, estoy agotado, esto no es para mí.
Jajaja, entonces ¿te gusto más yo?
¡Aaaah! Infinitamente. Contigo es volar entre nubes.
Como en el avión, ¿no?
En el avión, en el cuarto de la siesta, en casa de tu madre, con tu hermana, donde sea eres una diosa.
¡Qué memoria tienes para ser un viejecito!
Tengo más memoria en la polla que en la cabeza, jajaja.
Es verdad, aunque mi “conchita” tampoco te olvida, tenemos que celebrar alguna fiestecita, ya casi no me acuerdo de la última vez.
Cuando quieras pero déjame recuperarme de Tania.
Jajaja, si te oyera se alegraría, le gusta destrozar a los hombres, ¡anda pon la radio del coche, oiremos música!
Uff… se agradece buena música, la brisa y el estar con los cojones vacios, ya no me tiemblan las piernas… ¿Quién habla por la radio?
¡Ah! Es una emisora de consultorio de belleza y de cotilleos, tiene mucho éxito, la que habla es amiga mía.
Me gusta su voz, me recuerda a alguien.
No la conocerás, es bastante snob y le gusta mucho el lujo y la elegancia, sólo se codea con gente “cheta”, “pija” es como le dicen ustedes, se llama Gloria Fellini.
¿Gloria Fellini?, que, ¿es familia del director italiano?
Jajaja, ni hablar, realmente se llama Felatio pero comprenderás que no suena bien, en cierta manera le gustaría conocerte, le gusta coger mucho pero es muy estirada.
Ella se lo pierde.
Eso seguro.
                                                 Ya estábamos cerca de mi casa cuando me preguntó.
¿Dónde te dejo? en tu casa o seguimos a la mía, ya sabes que vivo en Villa Devoto, ahí al lado, te podría dar un masaje relajante y seguro que volvías a ser el mismo de siempre, en una de esas te animabas otra vez, Fernando no viene a comer y una siesta después de una buena comida…
No me tientes Malena, sabes que daría todo lo que tengo por estar una tarde contigo pero hoy estoy tocado de todo, en realidad quería verte y hablar contigo de algunos temas pero…
Qué pena, seguro que te esperan en casa tu mujer con el delantal puesto, los rulos en el pelo y tu nuera con una bata larga cargando con tu nieto llorón y gritando por cualquier cosa…
 
                                                 Me gustaba el carácter de Malena, era irónica como yo y me describió la escena de mi casa pero todo lo contrario a la realidad por lo que me hundí en el asiento de su coche y le dije.
Vamos a tu casa.
                                                 Ya no hablamos durante el corto trayecto, cuando entramos en su casa estaba en penumbra, por las ventanas corría una ligera brisa y me señaló el teléfono nada más entrar, ella mientras tanto se metió en su habitación y al momento se oyó el grifo de la bañera. Llamé a mi casa, la voz sensual de Corina cuando me contestó ya me enderezó un poco la polla, imaginaba cómo iría vestida y sólo le dije que estaba en el centro y no me daba tiempo a volver para comer en casa, luego colgué.
                                                 Desde la puerta de su habitación Malena me esperaba, ella misma me quitó la ropa, en el espejo de cuerpo entero me vi reflejado, era una piltrafa de hombre, no comprendía que verían en mi aquellas preciosidades, sin músculos, delgado, los huevos más largos que la polla, cuatro pelos y canosos, una pena pero Malena me ayudó a entrar en la bañera llena de agua tibia, la chica llevaba un batín de rizo que se quitó, debajo de él llevaba un sujetador y unas bragas blancas a juego, no demasiado sexi, se lo agradecí y al verme mirándola me dijo.
 
De momento así está bien, luego si quieres me lo quito todo.
                                                 Me hundí cabeza y todo en el agua, estuve aguantando hasta que no pude respirar, no sabía qué hacer ni que contarle a Malena, al fin y al cabo era mujer, argentina, habíamos follado varias veces, siempre de maravilla y contarle intimidades femeninas… igual salía descalabrado yo.
                                                 El tacto de una esponja natural recorriendo mi cuerpo lentamente me sacó del sopor, la chica no tenía intención de ponerme caliente, sino todo lo contrario, la esponja la pasaba por lo huevos y la polla tan sutilmente que no se podía calificar de roce, todo mi cuerpo parecía liberarse de un peso infinito, de unas malas energías y poco a poco empecé a hablar.
Siento contarte esto a ti pero eres la persona en quien más confío, además eres mujer, no puedo ocultarte que desde que llegue he tenido una serie de escarceos con las mujeres, tú misma fuiste la primera en hacerme gozar, desde entonces y sin buscarlo se me han ido presentando una serie de ocasiones con chicas de todas clases, jóvenes y muy jóvenes, de mediana edad, maduras… de todo.
Y alguna mamá también, ¿verdad?
Joder, Malena… ¿Qué tenéis las mujeres?
Sólo somos mujeres…
Tienes razón, hay alguna mamá también.
Y no una mamá cualquiera ¿verdad?
Mmm no, es una mamá especial pero te aseguro que es una relación limpia, sin malos rollos, natural…
Ya o sea que folláis en cuanto podéis pero sin ningún sentimiento de culpa.
Si, algo así, es como un juego.
Ya… ¿Y tu mujer?
Pues ahí está el problema, Concha y yo nos conocemos desde críos, siempre ha sido una mujer normal, recatada, le gusta el sexo sí pero de una manera tradicional, lo de siempre… y ahora ha cambiado mucho, se viste con ropa más atrevida, le gusta follar mucho más y hacer cosas que antes era impensable, hasta se la he metido por el culo, mejor dicho se la metió ella…
Jajaja, vamos que la señora Concha ahora sigue los pasos del señor Pepe… ¿No te has preguntado si todo eso ya le gustaba antes, ahora con un nuevo ambiente, nuevas amistades y familia se haya decidido a probar cosas que antes su educación y tabúes frenaban? Tendría sus fantasías, como todo el mundo, sus ganas de experimentar nuevas cosas, sensaciones, cosas que le habrían contado, ahora no hay vecinos conocidos, familiares pudorosos que pongan peros, sólo estás tú que vas detrás de escoba con faldas como sea y ella lo sabe, lo ha sabido siempre y te quiere mucho, ella que tiene la oportunidad de vivir ahora, ¿te has fijado la palabra? VIVIR, ¿a ti no te ha pasado lo mismo?
Pues si, en mi casa era una rutina, aburrido, ahora lo disfruto todo, lo que veo, lo que oigo, sabores, olores y si son las mujeres, mmm, esos coños, esas tetas, esos pezones… y si puedo esos culos, tienes razón pero ha sido un cambio tan radical, todo empezó con un masaje, la oí gemir y jadear mientras yo estaba cerca.
¿Y tú que hacías mientras?
… Me estaban comiendo la polla… es verdad.
Pues imagínatelo… sólo es una posibilidad… un masajista bien hecho, joven, musculado pero no demasiado, que le acaricia los pechos sin casi rozarla pero que ella quiere que se atreva más y espera y espera hasta que él se atreve, los pezones le estallan de duros, la vagina empieza a mojarse y una mano untada de aceite le pasa apenas rozando entre los muslos y luego un poco más cerca hasta pasar entre los labios y por fin le atrapa el clítoris, ¿tú le habías hecho esto alguna vez?, pues el chico aquel que no conocía de nada si y ahora no le importaba, sentía que le llegaba un orgasmo, no lo podía retener ni lo quería hacer, se corrió como una perra, soltó más jugos que nunca, y le pasó lo que nunca le había pasado, que el chico siguió acariciándole la vagina hasta que ella misma abrió las piernas y él entró en ella, con suavidad, con dulzura hasta llenarla por completo, se abrazó a él, le araño la espalda hasta hacerle sangre y se volvió a correr y le pidió a él que se corriera en su boca y se tragó toda su leche, luego se duchó y se limpió toda y volvió a ser la Concha de siempre pero viendo la vida desde otro punto de vista. ¡Ah!, ¡Pepe, no me hagas caso!, esto sólo son ideas que se me ocurren, seguro que estoy loca y no ha sido nada parecido, no sé en qué estaría pensando.
                                                 Me volví a hundir en la bañera, las palabas de Malena eran pura fantasía pero muy bien podían ser ciertas, eran tan lógicas, hubiera estado bajo el agua hasta siempre pero empecé a calmarme y a reconocer las cosas, sólo era una posibilidad pero ya no la veía tan disparatada, mi mujer me quería como siempre o más y quería demostrármelo, sólo que había cumplido sus fantasías, cuando salí casi ahogado Malena me sonreía, miraba mi polla, salía como el periscopio de un submarino, era señal de que todo iba mejor, quiso asegurarse y se quitó el sujetador, sólo con las bragas mi polla siguió enderezándose, al ir quitándose prendas vio que no era una falsa alarma, el capullo salió y él sólo se fue descubriendo liberándose del prepucio, cuando estuvo brillante Malena se agachó, le dio un besito y me dijo.
 
Bueno, ya estás mejor, levántate que te seco y vamos a comer, ya es tarde.
                                                 Hizo todo lo que había dicho me secó como a un niño, en la polla se entretuvo algo más pero no lo suficiente para mi gusto, me envolvió en una toalla y me sentó a la mesa, en un momento estábamos comiendo unos platos fríos.
                                                 Me trató como a un rey, estuvo todo el rato pendiente de mí, me sentí muy halagado que una belleza como Malena, con un cuerpo escultural, con sus magnificas tetas moviéndose libres frente a mí y con un pubis depilado que se mostraba o escondía entre sus muslos de una forma tan natural, era tan sincera y sencilla con la que todo sentido sexual había desaparecido, incluso me atreví quitarme la toalla y quedarme tan desnudo como ella. Poco apoco fui contándole a la chica “a calzón quitado”todos los problemas que había “sufrido”, le conté todas mis vivencias, desde la noche en Tigre a las “reparaciones “ a Viviana, no le conté mis juegos con Corina pero no hizo falta, Malena sabía que con mi nuera había sido un caso especial, con su gran intuición supo que había intimado con ella de una forma dulce, suave y incrustándonos uno en otro tan natural que no podíamos distinguir al cariño, la complicidad y el sexo.
                                                 Con su visión externa vio claro que habían relaciones tóxicas, inocuas e incluso necesarias, yo le escuchaba con los ojos cerrados como si fuera la voz de mi conciencia, aunque nos habíamos sentado en el sofá de su salón y estábamos abrazados no notaba el tacto de su piel, no distinguía sus brazos de sus tetas o su vientre de sus muslos, sólo éramos dos almas en armonía.
Creo que en tu vida se han mezclado muchas personas, la mayoría mujeres de muy diferente condición y a tus años no debes ir de aquí para allá mendigando un teta cualquiera como un adolescente la demostración de que no te dejabas dominar estuvo bien, ahora te toca hacer una selección y elegir lo mejor, creo que la madre de Corina te ha complicado la vida bastante, te ha condicionado las relaciones con tu mujer y con Corina, creo que ha intuido que su hija era una competidora incómoda y ha intentado atraparte igual que lo ha hecho con su marido, la diferencia que tu hijo sólo la visita para coger con ella y se va, de todas formas veo problemas en un futuro, aunque Corina que lo sabe, hace todo lo posible por no perderlo porque lo ama.
Estoy de acuerdo, lo has descrito mejor que nadie.
Hay una serie de mujeres en tu vida que sólo han alimentado tu ego pero han minado tu autoestima, te has sentido utilizado y te perjudica, has disfrutado y las has hecho felices sin más complicaciones, unas las olvidarás otras las seguirás viendo aunque no influirán en tu vida, hay otra que te recomiendo que no te acerques demasiado a ella, es Gloria, por coger con ella te llegarás a arrastrar y ella te usará como un clínex, te usará y te tirará a la basura, un polvo así no te conviene, en cambio hay otras como Magda, la enfermera es una buena mujer, lo ha demostrado en muchas ocasiones aunque sus jefas no sean para echar cohetes. La mujer del Tigre es toda una dama aun en su humilde condición, sabría hacerte feliz en otras condiciones, de las niñas no te digo nada, imagino que para un hombre de tu edad entrar en un coño tan tierno debe ser como una muesca en un revolver de un pistolero, yo de ti seguiría con ellas y si puedes enseñarles algo de provecho hazlo, hay otras que no me atrevo a opinar por ser parte interesada, mi madre tiene sus fantasías francesas y con ellas es feliz, tú supiste cumplir alguno de sus deseos que eran más que fantasías, te está agradecida, mi hermana te usó, tengo que reconocerlo, para darle celos a su marido pero la follaste como nunca lo había hecho él y le desvirgaste el culo de paso, por eso te adora. Y yo… que te puedo decir… una chica que intenta vivir en este mundo dando saltos de aquí para allá, gozando de las oportunidades que me da la vida, conocer a personas encantadoras que follan como los ángeles y son ángeles de verdad, por ejemplo tú que sin quererlo has influido mucho en mí, me has hecho ver la vida de una forma más abierta, de hecho ahora soy más feliz que antes de conocerte.
Joder Malena, que suerte tengo, he conocido a unas mujeres extraordinarias, cada una ha aportado mucho a mi vida gris.
¡Ah! y me he dejado la principal a la mejor de todas, a Concha, tu mujer es la mejor mujer que has podido encontrar, te quiere, te cuida, te aguanta que ya es mucho y está a tu lado pese a lo que sea, te ha demostrado que quiere mantenerte a su lado como sea y hace lo que se le ocurre para tenerte cerca, te aconsejaría que no te preocupes por las dudas que te corroen, si quiere Concha te lo ira contando todo y tú debes ser comprensivo y agradecérselo como se merece.
¡Oh! gracias Malena, quien me iba a decir que me ibas a aconsejar tan sabiamente cuando me senté a tu lado en el avión.
Ni yo los momentos tan a gusto que me has dado.
                                                 Cuando me dijo esto me cogió la mejilla y buscó mi boca, la encontró deseosa de besarla y nos fundimos en un beso tierno al comienzo pero tan sensual que cuando nuestras lenguas se encontraron se desató entre nosotros una pasión imparable, nuestras manos buscaron nuestros cuerpos, las bocas pronto se saciaron de besos y buscaron las partes más sensuales del otro, el cuerpo de aquella mujer floreció como una rosa, se fue abriendo y saboreé pétalo a pétalo, mi boca recorrió todos sus rincones dándole el máximo placer, ella me correspondió de igual manera, me buscó y encontró al hombre, quizá demasiado mayor para ella pero con el espíritu tan joven que reaccionaba a cada caricia con su piel agradecida, estuvimos mucho tiempo solamente besándonos y acariciándonos, a ninguno de los dos se nos ocurrió practicar sexo oral, para mi sus tetas o su coño era sólo un accesorio igual que mi polla para ella, cuando nos miramos y abrió sus piernas levantando las caderas para que entrara en ella comprendí que quería que fuera mía, la recibí y entré en ella como poseedor y a la vez como preso de su pasión, nos movimos buscando llegar al fondo de cada uno, ser del todo un sólo cuerpo hasta que nos llegó el clímax a la vez, fue una explosión incontrolada, cada uno expresó sus sensaciones como pudo, nos abrazábamos o nos besábamos buscando la máxima unión, caímos entrelazados y rendidos, eso había sido hacer el amor, nada comparable con el polvo salvaje con Tania de un rato antes.
                                                 El sudor de Malena y mío se mezclaba con los flujos de ella y mi semen pegajoso, nos gustó sentir el olor a sexo de nuestros cuerpos hasta que decidimos muy a nuestro pesar que era hora de volver a casa y nos duchamos juntos, no le permití que me llevara a casa y cuando salí de la suya me crucé con su hermana Marina, se me quedó mirando y como tenía una sonrisa feliz me dijo.
Hola Pepe, me alegro de verte, tengo ganas de pasar un rato contigo y con…Malena. Hasta pronto.
                                                 Me alegré de verla, luego en la calle estuve recapacitando… no estaría mal una merienda con las dos gemelas, eran unas chicas excelentes.
                                                 Fui paseando a casa para hacer tiempo a recomponerme y cuando llegué me encontré con la realidad, parecía un pase de modelos, las dos mujeres Elena y Corina parecía vestidas para una noche de gala, unos vestidos muy elegantes con grandes escotes y que resaltaban las generosas curvas, crucé los dedos detrás de mí y esbozando mi mejor sonrisa las saludé.
 
Buenas tardes preciosas, cada día estáis más buenas, soy un hombre afortunado.
Y nosotras también, ¿te gustan los modelos que llevamos?, nos lo hemos puesto para ti, esperamos que no sean demasiado atrevidos.
Nada de eso sois dos bellezas que estáis bien con cualquier cosa o sin nada…
Pepeee, ¿he oído bien?, no tendrás queja de vernos ligeras de ropa…
Nunca es poco pero me hacéis padecer en mis carnes vuestras exhibiciones.
Si no te parece bien nos ponemos hábitos de monjas.
¡Nooo! Por favor, prefiero sufrir, estáis para comeros… jajaja
Pues vamos a cenar tragón, seguro que habrás pasado un día de perros.
Sí, se podría decir algo así.
                                                 Esta noche estaba saturado de mujer, aun así los ojos se me perdían en las curvas de Elena y Corina, una con su belleza madura que da la edad y la otra con el vigor explosivo de la juventud serena, las dos sabían cómo usar sus armas pero no se interferían, eso era una de las cosas que más me extrañaban, parecía que tenían un imán invisible que les hacía girar alrededor mío pero que si se acercaban entre ellas las separaba.
                                                 Mi hijo Javier cuando estaba en casa estaba encantado con el cambio y eso que no se engalanaban ni mucho menos como cuando no estaba, también él había notado los efectos del numerito que habíamos montado en el hotel, las noches en su habitación eran todas una fiesta, Corina siempre estaba dispuesta para él y más de una vez tuvo que sacar fuerzas de flaqueza para contentar aquel volcán de piel morena, no quedaba contenta con hacerle una paja y que se quedara dormido como un bebé, ahora le exigía que le provocara al menos un orgasmo y ni pensar que fueran fingidos, debían ser explosivos, Javier tenía que reservarse para las noches caseras, sabía lo que le esperaba en la cama, la sonrisa de Corina cuando salía por la mañana de su habitación me lo decía todo, había triunfado y por goleada, ahora Javier ya no era el Jeque que mandaba en el harem, ahora tenía que demostrarlo.
                                                 Elena era algo parecido, sin tanta fogosidad ya no nos contentábamos con nuestras “charlas eróticas” ahora buscaba entre mis muslos y comprobaba el estado de mi polla, si estaba a su gusto la empezaba a trabajar y sino ya se dedicaba ella en ponerla en forma, las posturas relajadas de antes ahora eran cabalgadas pausadas pero en las que ella se iba acomodando de la forma más placentera y controlaba su orgasmo a voluntad, me tenía en ascuas hasta que decidía cual era el momento y con cuatro metidas me hacía derramarme dentro de su sediento coño, las tetas que anteriormente me permitía amasarlas ahora me las ofrecía dirigiéndome los pezones a mi boca para que les sacara el máximo placer, había aprendido mucho y yo lo disfrutaba.
                                                 En más de una ocasión aprovechando la excitación y los momentos de más calentura de Elena le quise sonsacar alguna información de aquel cambio, aunque lo que más me intrigaba era el famoso masaje y sus consecuencias, Elena en sus momentos de delirio sexual estuvo a punto de decirme que había pasado sobre la camilla de masaje pero supo cortar a tiempo y yo me sentí mal por haber intentado aprovecharme de sus momentos frágiles para sacarle cualquier cosa, pensé en la versión que me había dado Melena como posible y me avergoncé pensando que mientras todo aquello ocurría yo estaba follando con la masajista.
                                                 Era sábado cuando Javier me propuso acompañarlo en uno de sus cortos viajes, sabedor de mi afición por saborear buenos vinos me ofreció a acompañarlo a una zona especialmente vinícola, tenía que ir a la región de Mendoza, yo rápidamente abrí el ordenador y me situé, no estaba demasiado lejos, en el interior y además de las fotografía que vi me gustó por la cultura sobre el vino que había, la industria casi toda estaba orientada a la vid y eso me gustó, estaba previsto para la semana siguiente así que tendría tiempo para informarme de todo, a las mujeres en un principio les pareció bien aunque yo notaba que preferían que las acompañara en casa.
                                                 Corina me lo demostró “sutilmente” en la primera ocasión que tuvo, en un rato que Elena había ido a comprar alguna cosa que necesitaba para la cocina mi nuera se me presentó a mi lado mientras leía el periódico, llevaba un vestido largo de tela muy fina, habría parecido una bata de seda para levantarse de la cama pero era estampado de flores, iba abotonado desde el cuello hasta las rodillas, me quitó el periódico de las manos y me preguntó.
Entonces Pepe aclárame una cosa… ¿Cuántos días vais a estar fuera? Es para enseñarte lo que te vas a perder…
Continuara.
 
Agradezco sus valoraciones y comentarios.
 
Gracias.

2 comentarios - Viaje de jubilado a la argentina 18

Xabier05 +1
Vamos pepe todavia!!!!!