Fanfiction de Harry Potter. Hermione y el regalo sorpresa

Cuarto Fanfiction del mundo de Harry Potter, aunque puede leerse e cualquier orden. Los anteriores son los siguientes...
1 - http://www.poringa.net/posts/relatos/3144848/Fanfiction-de-Harry-Potter-La-lujuria-de-Hermione-Granger.html
2 - http://www.poringa.net/posts/relatos/3151396/Fanfiction-de-Harry-Potter-La-deuda-de-Hermione.html#comment-153507
3 - http://www.poringa.net/posts/relatos/3199951/Fanfiction-de-Harry-Potter-Hermione-y-La-Pocion-Multijugos.html


Aclaración: Todos los personajes son mayores de 18 años, y esta historia no respeta ni el canon de los libros y/o películas. Sucede en una versión alternativa.


Por último, les dejo algunas imágenes fake de las protagonistas de esta entrega, Hermione y Ginny, espero que fans de la saga y casuales amantes de los relatos morbosos lo encuentren atractivo. Que disfruten! 😉




Fanfiction de Harry Potter. Hermione y el regalo sorpresa

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Fanfiction de Harry Potter. Hermione y el regalo sorpresa





Harry no sabía cuando se quedaría sin suerte, cuando el innombrable lograría ponerle las manos encima cumpliendo su oscuro y misterioso cometido, sin embargo, no había sido en su tercer intento.

Había fallado el hechizo asesino e infalible avada kedavra a pesar de que era un bebé. Tampoco lo había logrado el profesor Quirrel, que pereció en vez de él al ponerle las manos encima en un intento de estrangulación frente al espejo de Erised. Por último y no menos importante, el recuerdo materializado de Voldemort y su peculiar mascota en la Cámara Secreta no habían podido contra su suerte combinada con la espada de Godric Gryffindor y Fawkes.

Aunque sintió que sería expulsado de Hogwarts tras inflar misteriosamente a su odiosa tía, Harry había contado con suerte al ser rescatado por el autobús noctámbulo y visitado por el mismísimo Ministro de la Magia, Cornelius Fudge.

Ahora se encontraba a sus anchas en el callejón Diagon, recorriendo negocios, admirando a la Saeta de Fuego cada vez que pasaba y cruzándose con sus compañeros de Gryffindor, como Seamus Finnigan y Dean Thomas. Sin embargo, aún no se había cruzado con sus amigos Ron y Hermione, a los que recordaba a diario. Junto con Ron se había adentrado a la Cámara Secreta y había dejado fuera de combate a Gilderoy Lockhart, mientras que él había salvado a Ginny del perverso recuerdo de Tom Riddle y por consiguiente, a Hermione, que se encontraba petrificada por la mirada indirecta del basilisco.

Sin proponérselo, Harry fue un salvador tanto para su amiga como la hermana de su amigo. Hermione, luego de saludarlo para su cumpleaños, le envió unas fotos y una promesa muy particular…


Harry, hola de nuevo.

Te molesto una vez más, quería darte unos obsequios y no sabía si podía enviarlos por lechuza o si estaba prohibido. Tuve que hacer una investigación y no hay problema en que te envié unas fotos mías de mis vacaciones en Francia, a modo de agradecimiento por… bueno, despertarme de esa horrible maldición y salvar a Hogwarts en el proceso (¡si no fuera por ti no habría un nuevo año escolar!) No dejo de pensar en que habría pasado si el colegio era cerrado por culpa del Basilisco y el recuerdo de Tom Riddle, y tanto yo, como Ginny, queremos agradecértelo de forma personal cuando se dé la oportunidad ¡y todas deberían agradecértelo! si es que me entiendes (guiño). Espero que encontremos un momento antes de viajar a King Cross, sino será ya sabes dónde, por precaución no seré más específica en el tema.

Con amor, Hermione.

PD: Te tengo otro regalo sorpresa preparado…



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Fanfiction de Harry Potter. Hermione y el regalo sorpresa




El joven mago se había masturbado incontroladamente cada noche con esas fotos, rememorando la experiencia en la biblioteca y deseando otra aventura con ella como un naufrago desea un baño caliente, deseando que este año ningún puto basilisco, criatura o amenaza se interponga en sus “estudios”. Harry le contestó lo siguiente.


Hermione...

Gracias por el obsequio, quede alucinado, fue lo más bello que recibí jamás en Private Drive. Me encantaría acompañarte en tus vacaciones alguna vez. Sobre tu idea de darme una “gratificación”, no es necesario que lo pongas en esas palabras, lo haría otra vez aunque el salvador de Hogwarts hubiera sido Peevees o Crabble y Goyle o si el colegio se hubiera derrumbado. Por cierto, ¿Ginny piensa igual? ¿También quiere demostrarme su… agradecimiento? Sería muy extraño para mí, no solo es la hermana menor de mi amigo, también está el punto de que nunca tuvimos un dialogo normal y siempre se incomoda en mi presencia (entre otras cosas, que solo tú y yo conocemos) De todas formas, siempre estoy abierto a nuevas experiencias, sé que no me hablarías de esto si no tuvieras el plan avanzado.

Con cariño, Harry.

PD: ¿Quién te tomo esas fotos tan atrevidas? Me siento mal por Ron, el también bajó conmigo a la Cámara para resolver el asunto, no llegó conmigo hacia el final por razones del azar.



Por su parte, ella le respondió con suma prontitud…


Eres un buen amigo, tu falta de egoísmo me hace desearte más (pegue un gritito al leerlo), y créeme que no me he olvidado de Ron, sobre él debemos hablar de varias cosas personalmente. En cuanto a Ginny solo diré que está decidida y tuvo conductas “indecorosas” debido al diario y su influencia. Ella me explico que sentía una fascinación creciente por todo lo relacionado con Slytherin, (incluso le preguntó a Mcgonagal si podía cambiarse de casa ¡qué locura!) cosa de la cual, nuestro pervertido de pelo grasiento aprovechó, las malas lenguas dicen que tiene una debilidad que raya la obsesión con las pelirrojas… lo continuaremos cuando nos veamos.

Besos. Hermione.



Tras ese intercambio de cartas, el primero que Harry tenía hablando de esos temas, no había podido dejar de pensar en una noche fogosa con su mejor amiga y Ginny. Ahora que tenía una habitación para él solo buscó a su amiga (y su amigo) con fervor esperando poder sacarle jugo al tiempo de intimidad que le quedaba, sin hallarlos. Al no encontrarla, se había resignado a recibir su “recompensa” en alguna aula vacía de Hogwarts o en los mullidos sillones de la sala común de la Sala Común cuando se diera la oportunidad.

Para su suerte, encontró a la familia Weasley y a Hermione un día antes de viajar a King Cross, cuando no tenía esperanzas de hallarlos. Con ellos, vivió un día agitado marcado por la compra de Crookshanks, las compras escolares, las anécdotas de Ron de su viaje a Egipto, la enfermedad de Scabbers y por supuesto, intercambiaron todo lo que sabía sobre Sirius Black, la amenaza del momento y los sucesos que Harry había vivido tras inflar a su tía. Cuando tenían todo lo necesario para afrontar un nuevo año escolar y sus estómagos estaban repletos tras una cuantiosa cena en el Caldero Chorreante, cada uno se marchó a sus respectivas habitaciones.

- Buenas noches, Harry.- Se acercó Hermione a su puerta besándolo en la mejilla. Sintió un roce de un papel en su mano y ni lento ni perezoso, lo tomó. “Que duermas bien” le contestó contrariado. Al cerrar su puerta leyó el trozo de pergamino con prontitud y por poco salta de la emoción.


“Esta noche”


Un fuego interno se encendió dentro de él, como si cien magos hubieran aterrizado en su estómago usando polvos flu. Aunque no sabía si se daría en su habitación o la de Hermione, confió en que ella tendría y ese detalle resuelto, en efecto, tras los quince minutos más largos de su vida, se escucharon pasos en el pasillo y una carta pasó por debajo de la puerta.


“En mi habitación en diez”


Tanta espera hizo que sus nervios incrementaran, aunque no tenía por qué estarlo. Se preguntaba si Ginny estaría con ella o si estaría Ron… no sabía si estaba preparado para aumentar protagonistas en su aventura con su mejor amiga, menos otro varón, aunque fuera su mejor amigo. Como ocurría casi siempre, sus sospechas fueron erróneas. Al entrar en la habitación de Hermione esta lo esperaba sola.

- Llegas como 8 minutos antes, pero no importa.- Susurró a abrirle la puerta. Era un solo ambiente con una cama de dos plazas, un sillón apuntando a un ventanal de la altura de una persona con vistas a la calle, y un ropero con un espejo, todo sumamente apretujado, aunque eso importo poco, dado que su amiga se robó todas sus miradas. Tenía puesta la túnica negra de Hogwarts, sin dudas abajo ocultaba una sorpresa, quizás la sorpresa de la que hablaba la carta…

- Bueno, creo que tenías razón, Ginny aún es muy tímida contigo y se acobardó- Le explicó pegada a él, tomándolo de sus manos. Sus ojos se encontraron por unos segundos y todo el nerviosismo de Harry desapareció.

- No importa, estoy con quien quiero estar.- Confesó y la besó tomándola del rostro.

Después de lo que pareció una eternidad, sus labios se conectaban a los suyos una vez más, sin rodeos, sin decoro, a ojos cerrados y de pie esos dos amigos se convertían en amantes pasionales en un segundo al otro. Hermione amaba eso, poder tener un amigo con el que podía compartir toda clase de momentos, desde una clase, un día de compras, una charla relajada y luego, cuando el momento lo ameritaba, tornarse un cachondo fogoso dispuesto a todo para complacerla.

Se notaba cuanto se extrañaban por como el beso evolucionaba en un besuqueo en el que sus lenguas se entrelazaban y hacían sonidos realmente obscenos. Hermione mordió el labio de Harry y lo estiró antes de arrojarlo con poca delicadeza a la cama, en la que dio un sonoro rebote. La joven se coloco sobre su cintura como si fuera a montarlo. Los resortes rechinaron como si estuvieran oxidados a más no poder.

- Creo que nos van a oír hasta Hogsmeade… - Expresó antes de que su boca fuera atacada de nuevo a besos.

- No bobo, le dije a Tom que necesitaba una habitación con “privacidad” y me dio esta que no deja escapar sonidos. – El cantinero desdentado del Caldero Chorreante, Tom, sin dudas había sido quien dejó la carta bajo la puerta, la astucia de Hermione no tenía límites, como su lengua dentro de su boca. Le encantaba que este arriba y su abultada cortina de cabellos rizados castaños cayera sobre él como una cascada.

- Te tengo una sorpresa para ti, Harry. Te voy amostrar tu recompensa por salvar Hogwarts del cierre…

- No tienes que decir recompensa como si fuer… ¡Oh! ¡Es hermoso, Hermione!

La chica tiró su cabello hacia atrás y desabotonó su túnica dejándola caer para revelar la madre de las sorpresas. Un conjunto de lencería erótica capaz de paralizar mejor que el Basilisco. Tenía volados dorados y encaje trasparente escarlata, con cuerdas y tirantes por doquier. En la entrepierna, tenía el escudo de Gryffindor bordado. Estaba repleto de detalles como un collar dorado y pequeñas cadenitas entre los senos.

- Hermione… te ves… hermosa.- Dijo como ahogado ante la visión de su amiga resaltada con semejante conjunto.

- ¿No es increíble? Lo compre a la vuelta del Callejón Nockturn, en una tienda especializada en artículos eróticos llamada Trucos de Circe. Tenían de cada una de las casas, aunque el de Gryffindor era el mejor. También había lencería encantada, perfumes erotizantes, anillos expansores…
Harry no la escuchaba, quedó embobado con la visión de su amiga como nunca antes la había visto y comenzó a frotar su cadera con la suya. Si estaba encantado o no era irrelevante dado que ya le hacía efecto.

- …¿me estás escuchando?

- Sabes que no, ven aquí...- Tras admitirlo con descaro se besaron como posesos frotándose mutuamente, sintiendo el perfume de su amiga impregnándose a él con cada voltereta que daban.
Ella arriba, él abajo, ella abajo, él arriba, ella arriba, él abajo… se enredaron como un nudo de marinero mientras Hermione lo desvestía cada tanto dejándolo en ropa interior. El muchacho descubrió sus pezones y los succiono mientras ella metía su mano para acariciar el pene bajo la ropa…

- Casi compro un licor lactante, hace que… bueno, ya te imaginarás. Deja que me retire el…

- No es necesario.- La detuvo cuando estaba por desabrocharse el brasier.- Con correr un poco tendré lo que quiero.

- Vaya… mmmm… veo que te gusta mucho mi traje… ohh…- Se engolosinaba con cada besó en sus pechos.- Deja que te de una mano con esto.- Dijo tocando su entrepierna.- Tengo que practicar con la varita, no quiero oxidarme para este año. Acto seguido, escupió repetidamente en su mano.
Hermione descubrió el pene erecto al que masturbo con una mano ensalivada mientras él se deleitaba lamiendo y besando sus senos, con pezones cada vez más erectos por el placer. El conjunto erótico le quedaba tan bien que prefería descubrirlos y besarlos con la telita puesta antes que desvestirla.

La chica complacida por la atención del muchacho, bajo la cabeza, salivo tres veces en su pene y comenzó la tan mentada felatio, con el cuerpo de costado a él. Harry sintió esa lengua y esos labios ardientes por todo su miembro, desde su tronco, subiendo hacia el glande y bajando hasta los huevos, que chupó y lamió con soltura. Ella lo degustaba con ternura y pasión hasta que lo tragó entero, sintiendo la garganta de su amiga chocar contra su cabezal. Se extasió al ver la abultada cabellera subir y bajar, subir y bajar a tope, tragando entero el tronco, llegando con sus labios hasta los testículos empapados.

- Oooh Hermione… eres fantástica.- Dijo corriéndole el cabello para ver su tronco perderse una y otra vez en sus labios ensalivados. Hilillos de baba saltaban para todos lados con cada empellón y se pegoteaban en todas partes, como su cabello, mentón y los testículos. La mano de Harry, distraída con la buena atención de su amiga, despertó y fueron automatizadas hacia sus nalgas, las que acarició y apretujó libremente. Hundió su mano en la zanja húmeda de sudor como si quisiera agrandarla, desde el nacimiento de la cola hasta el ano, al que frotó con ahínco. A su amiga no pareció importarle dado que comenzó a crispar su cola para que pueda frotarla mejor.

- ¿Te gusta que tu amiga haga estas cosas puercas, verdad cabrón?- Le susurró tomando aire de una mamada particularmente profunda, meneando la cola que su amigo no dejaba de frotar.

- Ni te imaginas, me vuelves loco.- Y ante sus ojos, se llevo los dedos con los que le frotó el trasero a su boca y luego esos mismos dedos los llevó hacia Hermione, que succiono y lamió como si fueran una paleta de caramelo.- Ahora es mi turno, te haré cosas puercas.

- No sabes como esperaba eso…

Hermione se puso boca abajo en posición de perrito y Harry descubrió sus orificios. Le encantaba que se haya dejado los bellos castaños en el nacimiento de su vagina, desde allí, pegó profundos y prolongados lengüetazos que llegaban cada vez más hondo en la vulva, provocando gemidos de éxtasis.

- Ohh, Harry… mmmm, Harry, ohh, Harry me comerás viva…- Gimió como puta nueva mientras se meneaba contra su rostro empapándole la cara como si tuviera una brocha entre las piernas.

- Deja que me saque los lentes o te lastimarás…- Pero la chica no quería ni una pausa. Derribando al chico de forma casi violenta, tras una transición fugaz, estaba sentada sobe él, con sus labios vaginales cubriéndole la nariz y boca. Hermione lo tomó de los pelos y se balanceo y gimió cada vez más fuerte mientras Harry respiraba a través de su vulva y empezaba a bañarse con sus jugos vaginales, que literalmente le inundaban la boca. Su amiga se corrió como mínimo tres veces en esa posición, entre gemidos y el rechinar salvaje de los resortes, dejando la boca de Harry totalmente aceitada bebiendo sus licores fermentados.

- Eso fue intenso, muuuy intenso. Como verás me estuve reservando para el día de hoy- Dijo su amiga, que dé un salto, quedó cara a cara con él para besarlo. Más que besarse, técnicamente se succionaron las lenguas y los labios hasta que ella decidió que lo quería en su interior para concretar la fiesta.

- Aunque fue una entrada exquisita es hora del plato fuerte.- Decretó, presentando su vagina goteante sobre su tronco. - ¿Listo verdad?

- Ni lo preguntes, solo… cae sobre mí, cae de una vez.- Se impacientó, su cruel amiga se frotaba el clítoris contra el glande y aunque luego lo llevaba a su cavidad, volvía a frotarse contra su respingón clítoris.- Vamos, no me hagas esperar, me vuelves loco.

- Se siente muy rico, lo tengo muy erecto, siento que se me desprende…- Susurró apenas audible. Por fin, se decidió a ser penetrada y cubrió el glande con su vagina…

En ese preciso instante la puerta se abrió lentamente. Ambos voltearon alarmados…

- Ese embustero, Tom dijo que tendría privacidad, que era una habitación para “esto”…- Dijo cubriéndose con la sabana.

Sin embargo no era una visita indecorosa, se trataba de Ginny. Era la antítesis de Hermione; vestía un pijama rosado muy gastado que le quedaba corto, con las rodillas agujereadas. A Harry esa prenda tan inocente le despertó una extraña perversión. Todo sumado a su rostro pecoso y el cabello rojo fuego algo despeinado era lo contrario a Hermione, que se había producido para matar.

- ¡Ginny! Que sorpresa, no te esperaba luego de lo que… me dijiste.

- Bueno, estuve pensando, quizás no tenga otra oportunidad, además no podía dormir entonces…- Susurró cabizbaja, sin cruzar mirada con el dúo en la cama.

- No se diga más, ven aquí pequeña indecisa, ven…

Ginny caminó cabizbaja, como una marioneta movida contra su voluntad y se sentó al lado de Hermione, curiosamente.

- Ginny, amiga, relájate, no estás haciendo nada malo, solo vamos a divertirnos ¿De acuerdo?- Hermione se destapó y colocó en su espalda, masajeándole el cuello y los hombros.- Estás muy tensa.-
Parecían muy distintas a pesar de tener la misma edad, como si Hermione fuera una nodriza y Ginny iniciada, y como toda iniciada, tomó lecciones de sabiduría.

- Vaya amiga, ¿qué te pusiste? Debió valer una fortuna.

- Un día vamos juntas.- Guiñándole un ojo- ahora concentrémonos en nuestro héroe.
Harry por esos breves minutos se sintió invisible, Ginny no le dedicaba ni una mirada ¿Y pensaba acostarse con él?

- Ven, Ginny, no le tengas miedo, puede ser tu héroe pero es de carne y hueso.- Hermione se movió hacia Harry descubriéndole le miembro viril. El muchacho se sentía una suerte de muñeco de pruebas en ese instante, sin saber si abalanzarse hacia Ginny para ver si despertaba o no. Sin dudas las cosas se habían enredado un poco.

- ¡No digas esas cosas!

- Ven, Ginny, empieza de a poco.- Dijo por fin Harry.- Bésame.

Los labios de Harry y Ginny se encontraron de manera inocente, casi tierna.

- Tienes un sabor raro, muy salado.

Hermione soltó una risita mientras descendía a mamársela una vez más, como esfumándose de la escena. Con la irrupción de la pelirroja había perdido firmeza, aunque no tardaría en ganarla. Con ambas chicas trabajando juntas se sentía el rey del mundo. Los labios de la pelirroja se aflojaron, su boca se dejo invadir por la lengua curiosa de Harry, que todo lo quería sentir y probar. La lengua de la chica pujó contra la suya como en una competencia, enredándose una a otra mientras los labios se cerraban envolviendo sus lenguas una y otra vez.

Como toda pellirroja, llevaba el fuego en la sangre y no tardó en encenderse. Sus besos se volvieron más osados y fue ella misma quien se retiro la camiseta rotosa para liberar sus bamboleantes senos. La piel de su torso era blanca como la nieve y sus pezones rosados como caramelos resaltando de un generoso para de tetas. Su pecho estaba salpicado de adorables pecas.

Harry estaba en la gloria. Tras tantos malos tragos desde que ingresó al mundo mágico, como conocer a Malfoy, su historia trágica, enfrentarse a Quirrel, al Basilisco, inflar a su tía y ser el objetivo principal de Sirius Black, ahora se sentía en el cielo, en el máximo escalafón del mundo mágico y muggle: dos hermosas mujeres lo engalanaban desnudas y a la vez. Sus manos no dejaron ni por un segundo de manosear y apretujar esas carnes que se le ofrecían, palpando diversos cortes como las tetas de Ginny y el trasero de Hermione.

Para colmo, el armario con el enorme espejo le devolvía perspectivas de los cuerpos y las acciones de la chicas que se escapaban a sus ojos. Incluso le pareció que el armario vibraba de alguna forma, como si también estuviera excitado de ver semejante espectáculo.

- Hermione… Ginny… me parece a mí o el armario…- Ginny estaba a punto de contestar mirando con desconfianza al mueble pero Hermione tomó la palabra.

- ¿El armario? ¡Harry! ¿Te estamos dando el gustó de tu vida y te preocupa el armario, cabrón?

- No, no, eres genial, digo que me pareció…

- Calla, solo significa que debo esforzarme más, entiendo.- Decidió con una sonrisa pícara.

La felatio de Hermione se hizo frenética, demencial, y dejó de pensar en el armario, obviamente.

- Sluurp, sluurp, sluurp, sluurp, sluurp, sluurp…- Hacia al mamarlo sin las manos. Cabeceaba golpeteándose el mentón contra sus testículos, mientras Harry palpaba la vulva de Ginny por fuera del pijama, sintiendo sus labios pulposos y mojados. Su humedad de filtraba por la prenda como la saliva filtrándose por las comisuras de sus labios besándose.

Sus manos y labios actuaban como automatizadas, tanta emoción y sensaciones estaban provocando una sobrecarga en sus poros. No pensaba en nada más que las sensaciones que recibía, como la saliva llegando a sus testículos, el sabor de la boca de Ginny o sus pezones rosados endureciéndose en sus dedos al pellizcarlos y los más importante… no dejar pasar la cascada seminal que luchaba por desprenderse de su tronco, como si mentalizara una canilla que debía permanecer cerrada.

- Ven aquí, perra, necesito ayuda, vamos…- Exigió en un jadeo la castaña tomando aire con más de tres colgajos de salivas bamboleándose como lianas de su mentón.

- ¿Quién eres y que hiciste con la verdadera Hermione?- Preguntó Ginny, a la vez que descendía al pene provocando la risa de Hermione. Harry agradeció esa pausa, su pene le latía.

- Soy buena en todo lo que hago, si voy a hacer esto voy a hacerlo bien.- Se excusó, succionando sus testículos mientras Ginny besaba y tragaba el glande.

Como si la pelirroja no quisiera quedarse atrás, se paró y dejó caer el pantalón, que por tener el elástico gastado, se deslizó solo, quedando a diferencia de Hermione, totalmente desnuda, con un coñito pelirrojo al aire, con labios pulposos que eran un caramelo para el ojo.

- ¿Te gusta Harry?- Le preguntó lasciva enseñándole el trasero, poniéndose colorada.

- Wooaw, Ginny… qué bueno que perdieras el pudor.- Expresó casi babeándose ante el trasero redondo y blanco de la pelirroja, que no tardó en palpar y abrir. Esas malditas túnicas de Hogwarts no dejaban apreciar sus curvas, si usaran ropa muggle se deleitaría con sus contornos continuamente- Vamos, sube, te mostrare para que soy bueno.

Obediente se subió y continuó chupándosela mientras su amigo, no podía creer el paisaje ante él.

- Lo dejaste pegajoso y oloroso…- Se quejó Ginny sobre el estado del falo, que a pesar de ello lo tragó entero demostrando que no era una principiante.

El muchacho admiró en primera plana su coñito pelirrojo y el delicado asterisco rosado y apretado, los manjares más prohibidos que podría imaginar. No tardó en abrir los labios con las manos y hundirse en el tajito salmón de Ginny, sorbiendo sus juguitos edulcorados, dejando de lado cualquier idea de Ron estrangulándolo por estar haciéndole un cunnilingus a su hermanita.

- Ahh… ahhh, mmm, ahhh, que rico, aaahhh.- Gimió la hermana de su amigo, a la que nunca había escuchado así. Liberando esa música de amor antes de volver a mamarle el rabo y silenciarse. Él puso más empeño y comenzó a succionar el pequeño clítoris, provocando que de la excitación, algunas gotitas de orina se escapen de la uretra.

- Uuuuhhmmm… Harry, eso se siente… mmm espectacular.

- Creo que ya está a punto. Cuando llegaste ya estaba listo, digo que no lo hagamos esperar más.- Se mostró comprensiva Hermione.

Ginny hizo gala de nuevos trucos como absorber toda la baba que cubría el falo para volver a escupirla, esparcirla con las manos, y repetir el proceso, creando una masa blanca y viscosa por el continuo roce, no obstante, Hermione se animó a mucho más… la castaña tras dejarle los testículos brillantes como bolas de cristal, fue descendiendo hasta el trasero, donde separó las nalgas para hundir sus labios en su orificio.

- Hermione, eso es… atrevido.- La felicitó sorprendida su amiga.

- Dije que si hago algo tengo que ser la mejor.- Le expreso subiendo y bajando con su lengua haciendo volar de placer a Harry como si estuviera drogado, fue la primera vez que lamentó tener a Ginny encima dado que le habría encantado ver el rostro de Hermione mientras le hacía un anilingus, subiendo y bajando, chupando su sitió más recóndito, tan erógeno que parecía un error de diseño que sintiera tanto placer allí…

- Quiero correrme, Ginny, baja, quiero que me la mames…

La obediente pelirroja se bajó de su corcel para continuar desde un costado con su labor, sin despegarle sus hermoso ojos de los suyos (entre otras partes del cuerpo) Harry alzó una pierna y Hermione siguió con su labor heroica con un entusiasmo creciente, frotando sus labios y nariz contra el ano, hundiendo su lengua en el.

- Me corro, me corro… Annngh- Profirió masturbándose mientras Hermione subía plantándo besos en el rabo y las bolas para encontrarse con Ginny, a la que beso con pasión…

Harry alcanzó a tomar el control de su arma y eyaculó sobre las chicas unidas en un beso lésbico tantas veces que su mente no pudo contarlas, bañándolas en semen, aunque la peor parte se la llevo Ginny, que al separarse de su amiga, tenía gotas de semiente en la frente, el ojo izquierdo y cuatro gotas gordas y espesas en el pelo…

La puerta se abrió una vez más en la noche sorprendiendo al trío:

- Miren, sé que dije que no lo haría con Harry, quiero decir, compartiéndote con…

Ron había entrado, tras lo que parecía horas de indecisión y se encontró con los tres personajes mirándolo. Hermione conteniendo una risotada, Harry con cara de miedo, y Ginny, asombrada de encontrarse en esa situación tan indecorosa, con el semen de su mejor amigo chorreándole de todo el rostro…

- Mejor… lo dejaré para otro día… son las 5 de la mañana… en dos horas y media saldremos a King Cross, duerman.- Expresó blanco como la cera, cerrando la puerta tras él. Los tres amigos explotaron en carcajadas ante el susto que causaron en el pobre Ron.

- Descuida, le diremos que fue una pesadilla, negaremos todo por ahora.- Se excusó Hermione al ver que Harry volvía a poner la misma cara de terror. Acto seguido, toco con su varita el escudo de Gryffindor de su ropa anterior, y el conjunto erótico abandono su cuerpo doblándose a sí mismo, limpio y reluciente. Una caja salió quién sabe de dónde y se autoguardó.- No quise traer magia que altere el sexo pero si me pareció interesante que tuviera autolimpiado y autoguardado inmediato.

- Vaya, el sexo al estilo muggle es increíble, aunque la próxima vez debo enseñarles el estilo de los magos. – Expresó risueña Ginny, como quien recomienda una marca de galletas.

- Ya deja esa expresión de miedo, Harry… trata de dormir.- Le exigió Hermione una vez más.- Ron lo entenderá se lo haremos entender, haré entender, quiero decir. Ahora duerme algo o todos lo descubrirán. Estuviste estupendo…- dijo con suavidad antes de cerrar la puerta.

Harry no tenía miedo por Ron, sino porque mientras sus consortes reían como locas al ver la cara del pelirrojo, le pareció escuchar una risa contenida como tos de perro tras el armario.

En efecto, a la mañana siguiente, tras desayunar, mientras movían sus baúles, con mucho disimulo le preguntó a Hermione que había dentro del armario al decirle que le pareció escuchar un sonido adentro, pensando que podía ser su gato.

- ¡Claro que no! No encerraría a Crookshanks ahí dentro, y sobre su interior, no pude abrirlo, creo que está en la habitación por el espejo, nada más. No puedo hacer magia, así que no me animé a abrirlo con la varita.

Harry sonrió irónico.

- ¿Dijiste que Tom el Cantinero te dio esa habitación a prueba de sonidos así como así? ¿Estás segura que era a prueba de sonidos?

Hermione dejó caer su baúl sobre su pie y soltó una palabrota que impresionó incluso a Crookshanks. Ahora era Harry el que reía ante la idea del anciano desagradable masturbándose en un compartimiento secreto tras el ropero.




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