Bien cogida por mi jefe (y bien culeada)

 
Otra vez yo, Alejandra. Sigo cogiendo con mi jefe. La otra noche me llevóa cenar a un restaurante de esos en los que hay que reservar mesa con varios díasde anticipación. Me sentía como una princesa, hasta tuve que pedir ropa prestadaporque no tenía nada que estuviera a ese nivel.
Ernesto me pasó a buscar por la esquina de casa, fuimos al restaurantey luego de la cena terminamos en un telo de Puerto Madero que más bien parecía unhotel cinco estrellas. Hasta nos habían dejado una botella de champán con dos copasen la habitación.
A Ernesto le causó gracia que me emocionara tanto con el jacuzzi.
-Parecés una nena- me decía.
-Soy tu nena- le respondí colgándome de su cuello y frotándome contrasu cuerpo.
Ya la tenía parada, lo que me puso todavía más excitada. Usualmente Ernestome calienta, pero sentirlo así, al palo por mí, me puso más loca todavía. Ahí mismole desabrocho el pantalón, se la saco afuera y al borde del jacuzzi le chupo lapija. Le como hasta los huevos que me resultan tan ricos así de gordos y peluditos.
Luego nos desnudamos y nos metemos al jacuzzi. Ahí nos tomamos el champánmientras nos besamos y jugamos con las lenguas, frotando una contra la otra.
Mi jefe sigue al repalo, lo que confirma una vez más la buena impresiónque me había llevado respecto a su virilidad la primera vez que estuvimos juntos.Será viejo pero está hecho un león.
Dejo mi copa al borde del jacuzzi, se la acaricio un poquito y me lesubo encima, ahí mismo, dentro del agua caliente y burbujeante. Ernesto me agarrade la colita con sus manazas, acomodándome en su verga como si encastrara una piezade rompecabezas dentro de otra.
Cuando la tengo adentro me muevo arriba y abajo, salpicando agua a todonuestro alrededor. Ernesto me mira y se sonríe mientras me desarmo de placer entresus brazos.
Salimos del agua, yo disfrutando el polvo que me acabo de echar, él conla pija bien parada, nos secamos a las apuradas y nos tiramos en la cama, besándonosy acariciándonos por todas partes. Ahora es él quién se me sube encima, por entremis piernas que se abren dócilmente para que pueda acomodarse con panza y todo.Me busca la concha a tientas, pero yo se la agarro y me la acomodo entre los labios.Empuja y me penetra, cogiéndome con todo, full garche, aplastándome con todo elpeso de su cuerpo.
Enlazo mis piernas en torno a las suyas y aguanto las embestidas, mareadade placer, entregándome por completo a ese hombre que me triplica la edad pero queaún así me complace tanto que no paro de mojarme.
Estoy teniendo un segundo orgasmo cuando le agarro la cara, que estásobre la mía, casi deformada en un rictus de placer, y dándole un beso, le digo:
-Haceme la cola- algo que venía deseando desde hace rato.
Ernesto me mira fascinado, como no pudiendo creer que fuera a entregarletambién ese orificio.
Mi novio me coge por el culo, pero una cosa es que tu novio, tu parejate lo haga y otra muy distinta que un viejo que encima es tu jefe sea el que telo rompa. A mí me resultaba por demás excitante y por eso no quería privarme deese placer.
Así que me pongo en cuatro, me lúbrico yo misma con saliva metiéndomelos dedos en el culo y despatarrada sobre la cama, con las rodillas y los codosbien afirmados en el colchón, le digo que ya estoy lista. Que quiero que me culee.
Ernesto se pone tras de mí, resoplando por el esfuerzo, me agarra delas caderas y con una destreza impecable para un hombre de su edad, me abrocha porel culo y me da como para que ya no tenga ningún reclamo que hacerle.
No sé si él ya había practicado sexo anal antes, no se lo pregunté enese momento, pero seguro que sí, porque me atendió de lo lindo, cepillándome bienel ojete mientras yo me frotaba el clítoris que ya estaba que se me prendía fuego.
Una buena culeada y me acaba adentro con una abundante descarga, bautizándomeasí el agujero que faltaba. Ya me había acabado en la boca, en la concha y ahoralo hacía en el culo. Tenía leche de mi jefe hasta por las orejas.
Luego un breve relax, compartiendo un cigarrillo y de nuevo al jacuzzi.Allí nos terminamos el champán, aunque antes de vaciar mi copa la vuelco sobre mispechos, invitándolo a lamerme.
Ernesto me chupa con frenesí, hasta me muerde, dejándome las marcas desus chupones grabadas a fuego en la piel.
Ambos seguimos calientes, pero aunque lo intentamos de todas maneras,no logramos que se le pare de nuevo. Y eso que se la chupo con alma y vida, perono hay caso, la edad hace sentir su rigor.
Pero sí me chupa él a mí, y de que manera. Me siento en el borde deljacuzzi, me abro de piernas y le entrego mi concha que está bien abierta y con loslabios súper dilatados. Él se acomoda dentro del agua y entra a darme lengua, usandotambién los dedos para explorarme bien profundamente. Me desarmo de placer entresus labios, retorciéndome, estallando en jadeos cada vez más intensos. Me empapotoda, hasta que no sé como, pero se me escapa un chorrito que le moja toda la cara.Me rio al verlo porque es la primera vez que me pasa. Soy de mojarme sí, pero esla primera vez que tengo una eyaculación y me la arrancó mi jefe.
Luego de ese orgasmo que me regala, nos duchamos juntos. Me gusta enjabonarlela panza, acariciársela, es mi debilidad. Pero ya es hora de salir de aquel ensueño.Él tiene que volver con su esposa, luego de una supuesta cena de negocios. Yo encambio, por ese día, había logrado zafar de mi novio. Así que tenía toda la noche,pero respetaba su situación.
Esta vez como ya era tarde me dejó en la puerta de mi casa, aunque antesde bajarme de su auto nos estuvimos besando por un buen rato.
Esa noche no me dormí sino hasta mandarle un mensaje más que claro ycontundente:
"Te quiero".
Por supuesto, no me contestó.
 
 
 
 

4 comentarios - Bien cogida por mi jefe (y bien culeada)

cuervolegal
excelente relato!!
fueron mis puntos!
pale2017
hermoso tu relato. Van puntos. Esperamos mas!!