La segunda parte de sexo en el balcón

Este relato es la continuacion del siguiente... http://m.poringa.net/posts/relatos/2516770/Sexo-en-el-balcon-Primera-parte.html

Mientras yo intentaba recuperarme ella se paro y me dijo entre sonrisas que se iba a bañar y que tenía que esperarla con algo para tomar. Desapareció de mi vista cuando empezaba a reaccionar de nuevo. Tomé aire y enfile para la cocina a preparar algo fuerte para seguir la noche. Volví con eso balcón y me senté a esperarla. 
Cuando volvió estaba sentado en un sillón mirando hacia afuera con el vaso en la mano y pensando en mil cosas que tenía ganas de hacerle, y de que hiciera. Cuando volvió me sorprendió con un beso que me hizo calentar aún más. Se sentó y prendió un cigarrillo mientras agarraba el vaso. Tenía puesta una pollera y una musculosa y el pelo aún mojado. El nivel de calentura mutua se sentía en el aire. Estaba claro que lo que había pasado hace un momento no era más que el comienzo.
La charla giraba entorno al sexo. Experiencias, deseos, fantasías. En mi cabeza seguí girando la idea de verla con otra chica y el tema de conversación giró hacia eso. Me calentaba la idea de que eligiera a alguien para imaginar la situación. Ella no avanzaba mucho en eso, pero si en las cosas que le gustaría hacer o que le hicieran. La calentura fue aumentando. Lo note porque sus pezones empezaron a marcarse en la remera. Ahí también note que no traía nada debajo de la remera. 
Se paró con la idea de buscar un cigarrillo. Pero me pareció que esperar a que termine de fumar iba a ser una eternidad así que me paré y quede enfrente para besarla con intensidad. El beso se hizo eterno. Mis manos apretaban con fuerza sus nalgas para sentirla los más encima de mí posible. La giré y la apoyé contra la baranda del balcón. Empecé a besarle el cuello mientras mis manos, al costado de sus piernas empezaban a subir despacio la pollera. Al llegar a la altura de la cintura pude notar que no sólo no tenía corpiño, tampoco había nada debajo de la pollera. La calentura llegó al máximo. Decidí no sacarle la remera, si no bajarle los breteles de la musculosa para que además de dejar sus tetas al alcance de mi boca, también quedarán sus manos como atrapadas. Me concentre en acariciar con mi lengua sus pezones mientras una de mis manos acariciaba su concha. 
Afuera llovía y eso, sumado a la hora que era nos aseguraba que nadie andaría por ahí y podría vernos o desde la calle o desde algún patio cercano. 
Su concha se mojaba cada vez más mientras sus gemidos se intensificaban. Cuando parecía que iba a llegar me frené. La giré y sin dejar que cayera su pollera saque mi pija. Primero la apoye entre sus nalgas mientras le besaba el cuello y una de mis manos acariciaba su concha. Podía sentir como sus nalgas apretaban mi pija y su concha latia cada vez con más fuerza. Con la ayuda de mi mano fui acomodando mi pija para que quedará en el lugar exacto para entrar. Eso hizo que mi pija recorriera su concha una y otra vez provocando más y más gemidos casi silenciosos. Cuando logre acomodarme no lo dude y se la metí con fuerza mientras apretaba una de sus tetas. Ahí empecé a entrar con fuerza, y a salir despacio, una y otra vez. Su respiración se aceleró y los gemidos volvieron a aparecer. Pude sentir como latía por dentro y se mojabas hasta explotar. Sentí como su cuerpo tembló y casi se desplomó mientras apretaba con fuerza la baranda del balcón.
Mi pija salió de forma involuntaria por lo mojada que estaba. Eso hizo que mi recorriera el camino inverso y volviera a acomodarse entre tus nalgas. El deseo me invadió y no lo pude evitar. Quería entrar en esa cola otra vez. Pero necesitaba que ella también quisieras. “Puedo?”, pregunté. No bastó más explicación, de su boca salió un “si” casi como un suspiro.
Despacio la fui metiendo. Sentía como sus nalgas me apretaban la pija y su respiración volvía a ser intensa. Me movía despacio. Quería disfrutarlo y que ella también lo disfrute. Me fui moviendo con cuidado una y otra vez mientras la sentía gemir. Sus gemidos aumentaban mientras me movía. Ahí pude notar que una de sus manos había bajado hasta su concha en busca de más placer. Mi pija empezó a latir con fuerza mientras sus gemidos volvieron a aparecer. No aguante más y explote adentro suyo mientras sentía como temblaba en medio de otro orgasmo. Explotamos los dos. 
Fui saliendo despacio mientras ella, exhausta, se apoyaba en la baranda del balcón. La pollera quedó apoyada en su cintura. Pude ver su cola frente a mi. Acaricie sus nalgas mientras se recuperaba. La gire. Cayó la pollera. Se acomodó la remera y el pelo. Nos besamos. Un beso menos intenso, más tierno que caliente. Fue a buscar el cigarrillo pendiente. Yo fui por otro trago.

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