Un regalo fantástico

La historia que les cuento sucedió hace mas de 12 años, cuando cumplí 30. Por ese entonces saliamos con mi novia (luego mi esposa) como cualquier otra pareja y garchabamos o en hoteles, o en la casa de mis viejos o directamente en el auto. En este último lugar, el sexo oral estaba a la orden del dia, ya fuera yo chupando su preciosa concha o ella haciendome lo propio a mi verga.
El dia de mi cumple número 30, fuimos a la orilla del río y estacionamos el auto. Ella se desnudó y comencé chupándole sus  tetas, enormes, hermosas, mientras me iba buscando la pija bajándome el pantalón. No tardó mucho para ver mi poronga durísima, caliente. Ahi comenzó a masturbarme no sin antes pedirme que cambiáramos de asientos, con lo cual yo, ya completamente desnudo, estaba acostado en el asiento del acompañante.
Primero empezó a pajearme con sus tetas, algo que amo y que ella no siempre hace. Al estar arrodillada sobre el asiento del conductor, está con su culo y su concha hacia el exterior. Mientras empiezo yo a masturbarla (estaba mojadísima!) y de vez en cuando llevo los dedos a su boca para que chupe su propio jugo. Se lleva la pija a la boca y no para de pajearme. En eso llevo la mirada hacia afuera y veo que unos tipos estaban tambien masturbandose viendo el orto y la cajeta de mi novia, eso me calentó aun mas (de hecho al recordarlo ahora me estoy masturbando nuevamente jajaja) pero a ella no le dije nada para no cortar el momento, y ella seguia chupando y jugando con mis huevos (aun no había comenzado la deliciosa costumbre de meterme los dedos en el ano) hasta que acabé... se tomó todo, no dejó nada. Se tragó toda la leche y seguia pajeando la guacha, me quería exprimir! luego nos besamos y se puso de modo que yo pudiera chuparle la concha. Que hermoso!! 
Cuando me recuperé comencé a penetrarla mientras ella estaba mirando el río, estábamos cogiendo mientras salía el sol. Se agarraba las tetas y gritaba como una hija de puta... me di vuelta despues de unos minutos y acabé sobre su vello púbico. Ni siquiera se limpió. Se volvió a vestir y la llevé de vuelta a su casa.
Un regalo fantástico

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