Mi primera experiencia lésbica.

A esa edad ya me masturbaba. Era normal bajarme los pantis a la rodilla y acostarme boca abajo con la almohada entre las piernas para rozar mi rajita hacia adelante y hacia atrás. Se sentía tan rico.
A esa edad ya me quedaba sola en la casa y siempre aprovechaba cualquier momento sola para darme placer, ahí, entre mis piernas, donde tanto me gustaba.
Me encerraba en el cuarto, me bajaba los pantis a la rodilla y me acostaba boca abajo con la almohada entre las piernas.
Rozaba mi rajita una y otra vez, pensando en alguna escena de alguna novela o anhelando ser mas adulta para poder satisfacer mis deseos en alguien mas.
Jadeaba y me estrujaba contra la almohada hasta mojarla con mis fluidos.
Cada vez el orgasmo era mas fuerte.

Un día mi vecina me invitó a su casa.
Una mujer madura, de unos 36 años, entera.
Alta, cabello rojizo, senos enormes y caderas pronunciadas.
Yo andaba en una camisa y shorts, nada especial.
Me preguntó si quería ver una película con ella y acepté.
Estabamos solas en su sala, trajo palomitas y se sentó junto a mi.
Una película romántica.

A mitad de la película las escenas van subiendo de tono y ya yo estaba imaginándome que la protagonista era yo.
El la besaba, recorria sus piernas con sus manos, le comenzó a quitar la ropa.
Yo podía sentir la humedad entre mis piernas por ver aquella escena frente a mi vecina y a la vez me daba un poco de vergüenza.
Ella me preguntó muy natural si ya me habían besado así.
Inmediatamente y algo sonrojada le dije que no.
“Que?” Preguntó sorprendida.
Yo a tu edad ya tenía novio.
“Pues yo no” respondí.

Ella detuvo la película e insistió en seguir la conversación conmigo.
“O sea que nunca has sentido placer?” No sabía que decir, una pregunta tan personal y yo tan inocente.
“Vamos, al menos ya debes masturbarte” insistió.
Comó admitir eso a mi vecina? “Yo me masturbo muy seguido, no hay nada de malo en eso.
Si quieres tener buen sexo cuando seas mayor es importante que conozcas tu cuerpo”.
Estaba nerviosa, no sabía que decir o hacer.
Me quedé fría.

“Vamos que no hay nada de malo, si me dejas te puedo enseñar lo rico que se siente el placer”.
Una parte de mi quería salir corriendo pero otra parte pedía a gritos que me hiciera sentir esas cosas de las que hablaba.
“Vamos a hacer algo, vamos a mi cuarto y déjame mostrarte.
Si no te gusta pues te vas y ya, aquí no pasó nada”.

Apenas dije un tímido “está bien” y en un abrir y cerrar de ojos me tenía tendida en su cama y me decía que yo no tenía que hacer nada.
Mi corazón estaba a mil, ella se sentó a mi lado y comenzó a acariciar mis muslos.
“Debes tener un cuerpo muy bonito, necesito quitarte la ropa para poder hacerte sentir las cosas que quiero”.
Yo seguía helada pero deseando fuertemente que me hiciera sentir placer.
Me quitó la camisa, mi pecho plano quedó al descubierto y yo, por instinto tapé mis pechitos con mis manos.
“Eres una niña muy bonita” me dijo.

Avanzó y me bajó los shorts, yo sentía una mezcla de ansiedad, miedo y deseo que no sé explicar.
“Ahora necdsito bajarte los panties.
No tienes por que avergonzarte, yo también tengo una vagina como tú” Sin más me bajó los panties y yo crucé mis piernas, estaba tan sorojada.
Ella con suavidad me dijo: “esta bien, confía en mi, lo que pase aquí solo será entre nosotras” entonces procedió a abrir suavemente mis piernas, dejando expuesta mi rajita, sin vello pero muy húmeda.

“Mmmmm estás muy mojada” me dijo, mientras deslizaba sus dedos en mis labios vaginales y los mojaba en mos jugos.
Que sensación tan rica, estar allí tendida sisntiendo la mano de micecina recorriendo mi vagina.
“Estos jugos saben muy bien, necesito probarte” me dijo, y sin más pegó su boca a mi vagina y lamió y lamió, succionó mis jugos como si se tratara de una naranja.
Que sensación tan rica, to estaba en el cielo, allí tendida con mi vecina controlándome por completo.
Sentía tanto placer que mi espalda se arqueaba, gemía, me agarraba de las sábanas, sentía que en cualquier momento iba a explotar.
Ella se levantó de repente y se desnudó muy rápido.
“Ahora las dos vamos a sentir mucho placer”, me dijo.

Completamente desnuda se trepó sobre mí, abrió mis piernas y comenzó a rozar su vagina en la mía, mmmmmmmm pero cuánto placer.
Parecía una diosa entregándome toda su malicía, empapándome de lujuría, sus labios vaginales resbalaban en los míos y gemíamos de placer.
Nunca pensé que podía sentir tanto con otra mujer.
Mmmmmmm.
Un calor corría mi cuerpo y sabía que iba a explotar, mmmmmmmm muy caliente entre mis piernas oh oh mmmmmmmmmmmmm , todo mi cuerpo se estremeció y me corrí como jamas imaginé.

Jadeaba, gemía y de repente me sentí vencida.
“No hemos terminado” me dijo, ahora viene la mejor parte.
“Mejor parte?” Me pregunté, como se puede superar esto, pensé.
Entonces abrió mis piernas y con sus dedos empezó a abrir mu hoyito que estaba cerrado.
“Ya vas a ver que rico se siente cuando te penetran” y despació pero firme fué abriéndome y yo nuevamente experimentando un placer que jamás había sentido.
Me dolían sus dedos pero no quería que parara.
Mmmmmm más.
más me atreví a pedirle.

Entonces con más confianza y sin ninguna piedad comenzó a penetrartme rápido y fuerte.
Tenía solo el dedo índice en mi hoyoto pero lo sentía en cada centímetro de mi cueva.
Mmmmmmm mi clitoris pulsaba nuevamente, estaba tan mojada que podía sentir la humedad debajo de mí.
Estaba en total éxtasis entregada a los dedos de esta dama y de repente el timbre sonó.

Aún jadeando quedé sentada en la cama.
No sabía si vestirme y salir corriendo o esconderme.
Quien podría ser? Ella salió de la habitación de inmedianto, sin ponerse ropa y yo, rápidamente traté de vestirme pero escuché que me gritó desde la puerta; “Anita, no te preocupes.
solo es mi novio.
” mientras ambos caminaban a donde mi.

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1 comentario - Mi primera experiencia lésbica.

mdp2012 +1
Hermosa muy buen relato me puso a mil