Maduras Anonimas Cap. 03

MADURAS ANONIMAS
CAPITULO 03


Los días se me hacían eternos desde el último encuentro. Mis momentos a solas los pasaba aprendiendo sobre los diferentes fetiches que podía encontrar. Quería estar preparado para lo que fuera y saber si pintaba mi raya o me lanzaba al rodeo.
También continuaba investigando a las maduras del complejo en busca de pistas sobre quienes serían participes de los encuentros.
Para aliviar mi calentura me pajeaba imaginando a las maduras del lugar, fantaseando sobre sus posibles fetiches. Me excitaba el imaginar cómo se verían sus tetas, si sus coños estarían peludos o depilados, que sabor tendrían.
La noticia de la siguiente reunión llego más rápido de lo esperado ya que apenas habían pasado 10 días luego de la última. Esta vez seria domingo por la tarde.
La suerte no estaba conmigo en esta ocasión pues ese era el día de descanso de mi madre y ella acostumbraba pasar todo el día en casa.
El día establecido le invente a mi madre que saldría un rato para ir al cine o a pasear por el centro comercial. Mi madre me informo que ella iría con las vecinas a pasar la tarde.
Como ya se me estaba haciendo costumbre me dirigí al cobertizo y en esta ocasión pude notar que había menos participantes.
Pase a la urna y el número que saque fue 302, y una rápida repasada mental me hizo recordar de quien se trataba. Era la señora Norma, una madura joven de 43 años, divorciada y madre de dos hijos. Era de complexión delgada, con pechos aun firmes y de tamaño mediano, tenía el cabello largo y rubio.
La recordaba bien porque había ido un par de ocasiones a ayudar a sus hijos con las tareas de matemáticas y otras materias. Sus hijos eran un poco más pequeños que yo, un chico y una chica.
La señora se había divorciado de su esposo pero según había visto habían quedado en buenos términos y los chicos salían en ocasiones a pasear con su padre.
Parecía que esta era una de esas ocasiones ya que el hecho que pudiera participar en el encuentro indicaba que se había quedado sola.
Al llegar al departamento toque la puerta como siempre pero curiosamente no obtuve respuesta. Toque nuevamente y nadie me respondió. Permanecí dubitativo un par de minutos dudando de cómo proceder, me retiraba e informaba a doña Elide de lo sucedido o me aventuraba a entrar. La puerta estaba abierta así que opte por lo segundo.
Me encontré con la casa vacía, llame un par de veces sin respuesta. Al entrar mas pude escuchar claramente el sonido de gemidos. Gracias a que conocía la casa me dirigí hasta la fuente de estos que no era otra que la habitación de la señora.
Los gemidos eran cada vez más fuertes y al abrir la puerta me encontré a doña Norma masturbándose furiosamente con un consolador. La señora tenía los ojos cerrados y había olvidado ponerse su máscara por lo que podía verla al natural.
Sus senos eran, llevaba el coño depilado y de él podía verse un consolador entrando y saliendo empapado con sus jugos. La escena era increíblemente erótica por lo que decidí acompañarla y sacándome la polla me comencé a pajear.
La madura gemía con más fuerza metiéndose el juguete lo más rápido que podía hasta que de improviso se corrió lanzando un corro de sus jugos como solo había visto en pornos. Parecía que la señora era una squirter.
La madura abrió los ojos y se sorprendió al encontrarme ahí de pie en la puerta con la polla en la mano.
-¿Hace mucho que estás ahí?- me pregunto Doña Norma.
-No, acabo de llegar. Llame pero nadie respondió y la puerta estaba abierta así que decidí entrar. Lo siento si la sorprendí.- dije disimulando mi voz para que no me reconociera.
-No te preocupes. Me estaba divirtiendo sola un rato y se me paso la hora, generalmente con mis hijos aquí no tengo mucho tiempo para mí pero mi ex se los ha llevado hoy así que decidí aprovechar.- me respondió.
De repente se llevó las manos a su rostro y sorprendida volteo a ver a la cómoda junto a su cama donde yacía una máscara.
-Diablos. Me olvide de ponerme la máscara. Oh bien, que se le va a hacer, ahora ya no tiene caso. Mejor aprovechemos el poco tiempo que me queda y pongamos manos a la obra.- me dijo y se levantó de la cama dirigiéndose a una pequeña maleta que estaba sobre un tocador.
-Tengo una gran colección de juguetes. ¿Quieres echar un vistazo?- me pregunto mientras yo me desvestía y cruzando la habitación me dirigí hasta donde se encontraba.
La señora no mentía, dentro de la maleta pude ver un amplio surtido de dildos, vibradores, bolas chinas y otros más que desconocía para que servían.
-Siempre he sido un tanto caliente y luego del divorcio me quede sin una buena polla, creo que eso es lo único que extraño de mi ex esposo. Preferí el dedicarme a mis hijos antes que buscar otro hombre y así es como poco a poco empecé esta colección. Son estupendos para las noches solitarias pero por supuesto no haya nada como una buena polla.- me dijo mientras acariciaba mi erecta verga que ya estaba ansiosa.
-me gusta que mis amantes utilicen los juguetes para complacerme. Porque no echas un vistazo y escoges el que más te guste mientras yo pongo manos a la obra. El tiempo apremia.- me dijo la señora y la vi tomar algo de la maleta para luego ponerse de rodillas y comenzar a darme una mamada.
Yo no sabía ni por dónde empezar con los juguetes, algunos eran reconocibles pero otros ni siquiera sabía para que servían, al final me decidí por uno que había visto varias veces en las películas porno, las bolas anales.
Mientras doña Norma se concentraba en mi polla, mamándola lentamente y jugando con las bolas. De repente sentí como algo se deslizaba por mi pene apretándolo, se sentía como si fuera de goma. Por un momento pensé que se trataba de un condón pero al ver hacia abajo me encontré que era una especie de anillo alrededor de mi verga.
-Espero que no te moleste, cariño. Compre esto cuando entre al grupo.- me dijo la madura.- Es para prolongar la erección, además que tiene una sorpresa que se te encantara.
Poniéndose de pie junto a mí me dio un ardiente beso, metiendo su lengua en mi boca y juntándola con la mía. Luego se giró para ver que había escogido de la maleta.
-Ohh, unas cuentas anales, eres un pícaro.- me dijo y luego nos dirigimos a la cama.
La señora se subió y tomando sus piernas se abrió completamente dejándome ver su coño y ano a la vez. A diferencia de mis anteriores amantes ella llevaba el coño totalmente depilado. Imagine que tal vez sería porque era más joven o seguramente porque así podía utilizar mejor sus juguetes.
-Toma un poco de lubricante para que sea más fácil.- me dijo señalando una botellita sobre la mesa.
Tomando la botella me dirigí hasta ella donde luego de cubrir mis dedos con la sustancia los lleve hasta el ojete de la señora. Aplique el líquido en los alrededores de aquel negro orificio para luego introducir un dedo en su interior haciendo gemir a la señora. Tome las bolas y las observe un momento, eran 4 y de diferente tamaño, unidas con un cordón. Las bañe de la sustancia lubricante y mientras doña Norma se abría los cachetes del culo con las manos, empecé a introducirlas una por una.
La madura gemía cada vez que una bola entraba mientras yo observaba sorprendido como su ano las hacia desaparecer hasta que la última estuvo dentro de ella.
-Mmmmm, que rico, ahora trae un vibrador para mi coño- dijo la madura.
Volví a la maleta, seleccione uno grande y verde y regrese hasta la ansiosa madura. Antes de introducir el juguete decidí probar aquel coño lampiño y acerque mis labios hasta su raja y empecé mi faena.
Sin la mata de vello púbico tuve una visión más clara de mi objetivo y pude saborear mejor los jugos que comenzaban a emanar de aquella raja. La señora gemía al tiempo que mi lengua lamia sus labios inferiores y chupaba su ansioso clítoris. Recordando el juguete aparte mi boca y la reemplace con aquel instrumento. Logre introducirlo todo en su interior y al presionar un botón en la base el juguete cobro vida y comenzó a vibrar con fuerza.
La madura lanzo un gemido de placer al tiempo que su ano se abría y cerraba con las bolas aun en su interior. Doña Norma se retorcía en la cama mientras yo atacaba su coño con el vibrador, metiéndolo y sacándolo de su panocha, haciéndolo girar mientras estaba dentro de ella.
La madura puso sus piernas sobre mis hombros mientras sus manos se aferraban a las sabanas de la cama. Buscando darle aún más placer comencé a frotar su clítoris con mi pulgar al compás de las metidas y sacadas del juguete. La madura no aguanto mucho y tuve un asiento de primera fila para el squirt.
Un chorro de sus jugos salió disparado y me dio de lleno en la cara. La señora se retorció de placer mientras un par de chorros más me bañaban el rostro. Con mi lengua probé aquel dulce néctar y decidí probar un poco más de la fuente dándole un par de chupadas más a su coño.
-Perdona corazón. Debí advertirte que generalmente termino haciendo un desorden cuando me corro.- dijo doña Norma disculpándose.
-No se preocupe señora. Lo disfrute bastante.- respondí. Mi mascara estaba empapada pero desafortunadamente no podía quitármela sin revelar mi identidad.
-Bueno pues que te parece si continuamos y tomas esa gorda polla y me haces gozar. De prisa que no hay mucho tiempo.- dijo poniéndose en cuatro patas sobre la cama.
Me puse detrás de ella y sin perder un segundo le enterré toda mi verga en su chorreante coño. La señora gimió de gusto al recibirla y pronto comencé a follarla con ahínco. Metía mi polla todo lo que podía, hasta que topaba con aquel anillo que me había colocado sobre esta. Con la cabeza sobre la cama, doña Norma recibía mis embestidas soltando gemidos y suplicas que no parara. Luego de un par de minutos follandola, la señora me pidió me detuviera.
-Espera, cariño. Quiero que me la metas todo lo que puedas y te quedes quieto.- me dijo la madura.
Obedeciendo sus órdenes clave mi polla hasta el fondo, nuevamente el anillo de goma evito que entrara toda. Cuando la madura vio que había cumplido con lo que me pido la vi sacar una especia de control y al presionarlo empecé a sentir una vibración en la base de mi pene.
Era el anillo que me había colocado. Era una sensación diferente y placentera. Las vibraciones enviaban ondas de placer a través de mi miembro que estaba seguro se extendían hasta el coño de la madura.
-¿Qué te parece, cariño? ¿Se siente rico verdad? Ahora quiero que saques las bolas de mi culo una por una y hazlo despacio por favor.- me pidió doña Norma.
Nuevamente obedecí sus órdenes y jalando del cordón las bolas fueron saliendo una por una lentamente. Doña Norma se retorcía cada vez que una bola abandonaba su ano hasta que al final las 4 estuvieron fuera.
-Uffff, que delicia. Ahora corazón métemela toda en el culo.- me pidió.
Podía ver su ano palpitar al haberse quedado vacío. Sacando mi polla del coño la dirigí hasta el, llenándolo nuevamente.
Sabiendo que el tiempo era escaso la folle con todas mis fuerzas, buscando llenarle el culo de leche. De nueva cuenta la madura gemía sobre las almohadas, apretando las sábanas mientras recibía mis embestidas.
-Ahhh, que rico cariño, métemela toda, no pares, ahhhh, siii, cógeme con ganas, mmmm-
Su culo no estaba tan apretado como el de doña Mara pero aun así era una delicia follarlo, además las vibraciones del anillo alrededor de mi pene eran algo increíble también.
-No pares, mmmm, mas, dame massss, el vibrador… métemelo, anda, por el coño- me pidió la señora loca de placer.
Tomando el vibrador verde, que aun estaba encendido, lo clave de una estocada dentro de su coño, cosa que la hizo lanzar un grito de placer que ahogo dentro de la almohada de la cama.
-AGHHHHH, SIIIII, MMMMMM; OHHHHHHH, ME CORRRROOOO- la madura se corrió nuevamente con sus jugos escurriéndole por las piernas hasta manchar las sabanas.
Podía sentir que mi orgasmo se acercaba también y estaba decidido a descargar mi leche dentro de su culo, pero la madura tenía otros planes.
-Sácamela. Quiero que me bañes con tu semen- me pido la señora.
Retire mi verga de su culo y la señora se dio la vuelta hasta quedar frente a ella. Dándole un par de jaladas a mi verga me corrí sobre su rostro. Doña Norma recibió mi leche con la boca abierta al igual que yo había recibido su corrida. La madura dio unas chupadas a mi polla para recoger cualquier resto de la corrida que pudiera quedar.
-mmmmm. Que delicia.- dijo relamiéndose los labios.
La señora retiro el anillo de mi flácida verga para luego ponerse de pie y tomar el resto de sus juguetes.
-Eso fue increíble, cariño. Muchas gracias por todo. Ahora será mejor que te vayas, mis hijos no deben tardar en llegar y aún tengo que limpiar este desorden. Ya conoces la salida.-
Me vestí rápidamente y luego de asegurarme que no había nadie afuera salí del departamento.
Caminaba de regreso a mi hogar, distraído como siempre y eso por poco me cuesta caro ya que mi madre venia subiendo del primer piso. Gracias al hecho que iba conversando con otra vecina pude reconocer su voz y rápidamente me encamine en dirección contraria logrando resguardarme en la entrada de un departamento.
Aún estaba cubierto de los jugos de la señora y el olor a sexo era evidente en mí. El escondite no era perfecto y si mi madre pasaba junto me vería sin duda, rogué que se dirigiera hacia nuestro departamento o de lo contrario tendría que responder muchas preguntas.
La suerte estuvo de mi lado y mi madre y su amiga se dirigieron hacia nuestro piso. Suspire aliviado al escuchar como las voces se alejaban pero aun así logre escuchar parte de la conversación.
-¿Segura que no estas interesada en formar parte? Créeme que es algo increíble. Hoy hubo una sesión y si no fuera porque mi marido estaba en casa hubiera estado yo empinada sobre la cama gozando una buena verga.- dijo la vecina riendo.
-Qué cosas dices, mujer, eres una guarra.- le espeto mi madre. –No lo sé. Elide me conto todo hace un par de días pero aun no estoy segura de querer entrar. Además con mi hijo en casa no tendría oportunidad.
-Las clases comenzaran pronto, escoge un día que sepas que no estará y te unes a nosotras; Elide siempre está dispuesta a organizar las reuniones para tratar de complacer a todas. La de hoy creo que se hizo especialmente para que Norma pudiera follar.
-Habla más bajo mujer. Alguien puede oírte decir esas obscenidades.- dijo mi madre bajando el volumen de su voz.
-Pero si todas están al tanto de lo que pasa aquí. No seas mojigata, mujer. Te lo digo, no sabes de lo que te pierdes.- le dijo la vecina riendo nuevamente.
Las voces se fueron alejando hasta que no pude escuchar más. Permanecí un rato completamente paralizado hasta que no hubiera moros en la costa pero más que nada asombrado por lo que acababa de escuchar.
Que ingenuo había sido. Si mi propia madre era una inquilina de este complejo pero claro que ella también podría formar parte de los encuentros.
Tarde un rato en regresar a mi casa, luego de lavarme en los lavabos del patio camine por el parque cercano perdido en mis pensamientos. A regresar, encontré a mi madre dormida en el sofá con la televisión encendida. Parecía que me estaba esperando.
Luego de la conversación que había escuchado me preguntaba si mi madre aceptaría unirse al grupo. Me sentía un poco celoso de pensar que algún joven se pudiera follar a mi madre, cosa que era un tanto hipócrita de mi parte considerando que yo acababa de follar a la madre de alguien más.
Podría hablar con doña Elide y rogarle que no dejara entrar a mi madre pero eso sería muy egoísta de mi parte. Al final decidí que si mi madre deseaba formar parte del grupo no se lo impediría, ella también tenía derecho a disfrutar y gozar. Solo trataría de asegurarme que le tocara un buen chico que la tratara bien.
Me dirigí a mi cuarto a dormir y mientras conciliaba el sueño un pensamiento vino a mi mente: ¿Y si me tocaba mi propio número en la urna? ¿Se lo cedería a alguien más o acaso… sería capaz de aceptarlo yo mismo?
CONTINUARA…



Saludos. Poringa cerro mi cuenta anterior por lo que he creado una nueva para volver a subir mis relatos. Afortunadamente tenia respaldo de casi todos ellos, únicamente he perdido los capítulos 05 y 06 de Modern Family, si alguien los tiene le agradecería me contactara.
Espero que sigan disfrutando de mis relatos.

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