Era tarde y después de un largo día en el gimnasio quería estar cómoda así que después de bañarme me puse una tanga blanca y para vestirme no tuve mejor idea que ponerme el pijama de seda que me había comprado en las vacaciones. Era simplemente, la parte de arriba abotonada de color blanca que al tener los botones podía acomodarse a mi gran busto y la inferior que era un short rosado que terminaba en donde se terminaba mi cola y marcaba la redondez de mis curvas. Simple y cómodo para una noche que creía estaba apunto de terminar pero estaba bastante equivocada.
Mis hermanos y mi madre estaban de viaje así que solamente estábamos mi papá y yo. Era bueno ya que él es menos controlador y podía hacer prácticamente lo que quisiera. Comíamos comida comprada todos los días ya que ninguno de los dos se nos da mucho la cocina. Mi padre me preguntó si me parecían bien unas pizzas y obviamente asentí como para que no se le ocurriera algo que tuviera que preparar. Cuando volteó para preguntarme los sabores notó mi atuendo. A mi papá no le agradaba mucho ese pijama ya que no me abrochaba los últimos botones de arriba formando un escote que dejaba la mayor parte de mis pechos a la vista. Eso era justo lo que me gustaba a mi. Vi que hizo una cara de desaprobación y tras mis indicaciones partió a la pizzería.
Yo me quedé recostad en el sillón cerca de la ventana. Era una noche calurosa pero la brisa nocturna me venía como anillo al dedo para refrescarme. Por la ventana vi que había un auto blanco de vidrios polarizados estacionado en doble fila pero supuse que estaban esperando a alguien ya que era viernes. Mientras hacía zapping me distraje con la tele. Pasaron los minutos y sentí el ascensor bajando. Por la hora supuse que era mi papá con la pizza así que me fui a la cocina a buscar las cosas para poner la mesa. Cuando abrió la puerta noté un llamativo silencio y a los pocos segundos mi padre pálido se asomó a la cocina.
- Hija no te asustes - me dijo sin poder contener su propio temor.
- Qué pasó? Chocaste? - pregunté totalmente intrigada por su comentario
- No - llegó a decir y entró a la cocina. Tras de él entró un tipo con un pasamontañas apuntandole con un arma. Mi primer instinto fue pegar un grito y dejé caer los cubiertos que tenía en la mano.
- Callate pendeja porque le vuelo la cabeza a tu viejo! - me advirtió el delincuente. Apreté mis labios y con las manos temblorosas junté lo que se había caído para volverlo a poner sobre la mesada. Un segundo malhechor entró detrás del que me había gritado.
- Atala mientras yo me llevo a este - le dijo el primero. Este segundo delincuente era más alto y sacó precinto del bolsillo. Envolvió mis manos con él y me tomó del brazo.
- Vos te quedas conmigo mientras tu papito nos da todo lo que tenga - me dijo con tono burlón.
Mi padre con las manos atadas de la misma forma que las mías fue al cuarto con el ladrón que sacó una bolsa negra de esas de basura donde pensaba guardar todos los objetos de valor que entregáramos. Por las vacaciones y la altura del mes no teníamos mucho efectivo pero escuchaba como saqueaban los cajones con las joyas de mi mamá entre otras cosas. Mientras yo contemplaba incrédula la aterradora situación giré temerosa y vi que el grandulón que me sujetaba tenía los ojos clavados en mis pechos. Sin corpiño y con los dos botones de arriba desabrochados sobresalían bastante. En ese momento pensé en la cara que había puesto mi papá cuando me vio vestida así y la razón que tenía.
- Siempre te vestis tan putita morocha? - me dijo mientras su mano derecha subía de mi cintura a mi panza y empezaba a manosear bajo la seda de la blusa.
- No me toques! - le dije asustada por lo indefensa que me sentía. Con escasa ropa y las manos atadas
- Que carácter tenes. Yo se como puedo ponerte de buen humor - me dijo mientras se paraba detrás mío y apoyaba su bulto en mi cola. Me tapó la boca para no llamar la atención de mi papá y me empezó a frotar. Podía sentir como se iba poniendo cada vez más dura su verga bajo el pantalón presionada contra mis nalgas. Con la mano que no me tenía la boca se deslizó por el escote que se me formaba y empezó a tocar mi teta izquierda. Su manoseo y la apoyada hacían que mis pezones se endurecieran y eso lo calentó mucho al sentirlo en la palma de su mano.
- Viste putita! Yo se como amansar a las chetas como vos - me dijo. No se si fue por el toqueteo pero esa frase me produjo un morbo especial. Con las manos atadas en la espalda estiré mis dedos hasta tocar su verga sobre la tela del jean. Sentí que su mano apretó fuerte mi pecho cuando sintió el contacto. Se acomodó para que mis manos lleguen con más facilidad e inconscientemente empecé a apretar y acariciar esa notoria erección. Se acercó a mi oído y me dijo
- Ahora vas a probarla. Mirá como la pusiste - Acto seguido se bajó el cierre y sacó una pija gruesa y venosa. Me giró, me puso de rodillas y comó mi pelo haciendo una cola de caballo con su mano. Lo miré y me hizo seña de silencio. Lo siguiente que supe fue que que empujó fuerte mi cabeza y metió ese verga gorda en mi boca. Sentí el sabor del liquido preseminal en mi lengua y me olvidé de toda la situación que estaba viviendo. Empecé a mamar ese delicioso falo como si fuera agua en el desierto.
No podía ayudarme con mis manos así que el movimiento de mi cabeza era suave y la succión intensa. Mi lengua hacía el resto para que el ladrón se deleitara. Solo podía ver su boca y sus ojos. Pero la forma en la que abría la boca y cerraba los ojos sumado a la dureza de su verga me mostraba como estaba gozando de mi trabajito. Lo miraba a los ojos como una puta sumisa. Sentía su mano apretando mi pelo y empujando mi cabeza para meterla hasta el fondo y con mis manos inmóviles me ahogaba sin remedio con su pija en mi garganta. Mientras estaba en medio de las incontenibles arcadas escuché
- Mirá que trola resultó tu nena - El otro encapuchado había regresado con mi padre sujetado que miraba incrédulo la situación. Traté de zafarme al ver la mirada de papá pero el tipo estaba tan caliente que no soltaba mi cabeza y la metía bien adentro de mi boca. No podía emitir palabra, ni para excusarme con papá ni para decirle que pare. Por el ahogo mis ojos lagrimeaban y entre la vista borrosa podía ver al otro ladrón que se frotaba la pija. Sacó otro precinto y ató a mi padre a la puerta del horno. Apoyó la bolsa llena de joyas y articulos electrónicos en una silla y dijo
- Una puta como esta no se puede desperdiciar - mientras se bajaba el cierre
- dejenla hijos de puta, ya tienen todo lo que querían! les gritó saliendo del trance inicial, mi papá. Antes de acercarse a mi el lider de los asaltantes agarró un repasador de la mesa y amordazó a mi padre para que no pudiera hablar. El pobre quedó atado frente a nosotros con la boca tapada. Su mirada era de furia y sus gritos opacos e incompresibles.
- Ahora si putita, vení para acá - me dijo mientras pasaba su verga por mi mejilla.
- No sabes como chupa esta perra - le dijo el más alto extasiado por la mamada
- Ahora lo voy a saber - le respondió este me tiró del pelo haciendome gritar mientras su compañero sacaba su verga babeada chorreando un hilo blanco de saliva y preseminal. Aprovechando mi grito metió de una toda su verga que no era tan gruesa como la de su amigo sino más bien larga y un poco curvada hacia arriba. La apreté con mis labios instintivamente y un suspiro de placer fue su primera respuesta. Empecé a mover mi cabeza y mover mi lengua para que goce. El resultado fue inmediato los gemidos en aumento. Mientras complacía al chorro con lo mejor de mi repertorio de petes sentí las manos del segundo desabrochando mi pijama. Sentía que iba a ser inevitable la cogida pero ya estaba demasiado caliente para intentar detenerlos.
- Tu piba lo hace como una profesional - le decía el extasiado delincuente a mi papá que ya había dejado de gritar y contemplaba perplejo la pornográfica escena. Volver a sentir la mirada de mi padre me dio un escalofrío pero en ese momento terminaron de desabotonar el pijama y al desnudar mis pechos me levantaron sentandome en la mesa y empezaron a chuparlos desesperadamente. No pude contener los gemidos tener una boca en cada una de mis tetas chupando y jugando con mis pezones era demasiado placer. El líder metió sus dedos bajo el short del pijama y corriendo mi tanga empezó a acariciar los labios de mi concha que ya se empezaban a mojar.
- La tiene toda depilada, esta perfecta - dijo con una alegría incontenible. Me bajaron el pantaloncito de seda y mientras contemplaba la desnudez de mi vagina el ladrón metió toda su cara entre mis piernas y empezó a lamer. Pronto lo tuve chupando como si fuera una naranja. Su amigo que saboreaba y manoseaba mis pechos aprovechó mis profundos gemidos y volvió a internar su verga en lo más profundo de mi boca. Esta vez estaba tan excitada por el magnifico sexo oral que me hacía el raterito que chupaba con todas las ganas todo el tronco de esa pija.
- Ojalá todos los robos fueran con putas como esta - exclamaba ante mis intensas chupadas. Yo lo miré y sonreí pero mi sonrisa duró poco. Partí el clima con un fuerte grito cuando el jefe de los rateros me penetró de golpe y sin aviso. La mantuvo adentro unos segundos apretandome fuerte de las caderas y empezó un bombeo constante y violento que me sacudía toda. Entraba hasta los huevos una y otra vez haciendo que mis gemidos y gritos sean incesantes.
- Como te gusta la verga pendeja! - me decía sacado mientras las gotas de sudor caían por su frente
- Miralo a papi y decile soy una puta - me ordenó el que tenía la verga en mi boca y la sacó para que cumpla con su pedido. Yo roja y agitada como estaba miré a papá en medio de las sacudidas y le dije
- soy una puta papi - con la voz entrecortada por los sacudones
- Pobre tipo, encima que nos llevamos todo esto. le cogemos a la nena... - dijo burlandose uno de los ladrones.
- Por qué no le das un consuelo a tu papi con esa boquita de trola que tenes? - sugirió el que me cogía. Miré a mi papá que estaba rojo, puse más atención y noté que en su pantalón resaltaba una tremenda erección. Ver mis pechos y mi concha desnudos frente a él y como esos sucios mal vivientes me hacían gozar lo había puesto así. Al parecer el sentimiento paternal había sido arrasado por la calentura de la escena que estaba presenciando.
- Bueno respondí con una sonrisa picara. El ladrón de la voz mandante tomó uno de los cuchillos que había dejado sobre la mesa y cortó el precinto que apresaba mis manos confiado plenamente en mi calentura. Me bajaron y dejé caer la parte superior de mi pijama. También me bajé lentamente la tanga que tenía corrida a un costado y fui gateando hasta al lado de mi papá que seguía con la boca amordazada. Me paré lentamente con cara de puta y le di un beso en la mejilla, con los labios mojados por las mamadas.
- Consolalo un poco más mi amor - me pedía el ladrón que se masturbaba al igual que su amigo viendo el juego incestuoso. Desaté la mordaza de su boca y empezó a decir
- Hija yo ... - pero antes de que termine la frase tome su cara con las dos manos y le di un beso en la boca metiendo mi lengua bien adentro. No lo dejaba de besar y ahora era yo la que aprovechaba las manos atadas de papá para tener un control total de él. Veía de reojo las caras de excitación de los delincuentes y mientras una de mis manos acariciaba la nuca de papá en ese beso interminable con la otra abrí el botón de su pantalón y empecé a acariciar su pija sobre el boxer.
No podía dominar mi calentura. Toda la situación me daba mucho morbo pero sentía su pija cada vez mas dura en mi mano. No me aguanté más me agaché y bajé su pantalón de un tirón, con ropa interior incluída
- Hija no tenes que hacer esto - me dijo mi papá un poco dubitativo
- Relajate papi. Te va a gustar - le dije mientras me ataba el pelo. Tome su verga con mi mano, la levanté y empecé a pasar mi lengua por sus huevos lentamente. Con su pija cruzada en mi cara vi como se mordió los labios y cerró sus ojos. Meti de a uno sus huevos en mi boca succionando para que sienta mi habilidad mientras lo masturbaba rápido y fuerte. Veía como todo su cuerpo se estremecía de placer y subí por el tronco de su pija lamiendo cada centímetro hasta llegar a la punta.
- No lo puedo creer - susurraba uno de los ladrones excitado a más no poder. Miré a los ojos a mi papá y me metí la cabeza de su verga a la boca chupando intensamente. Di un par de vueltas al rededor con mi lengua y sus gemidos se hicieron constantes. Entonces empecé a cabecear metiendola cada vez más adentro de mi boca y rocorriendola toda con mis labios.
- Que puta sos hija - me dijo entre gemidos tratando de justificar su calentura
- Vas a acabar en mi boca papito disfrutalo - le dije lamiendo un costado de su pija con una sonrisa. Una vez más me sorprendió una violenta penetración.
- Que trola es esta pendeja - disfrutaba el ladrón que al tenerme arrodillada con las piernas abiertas quiso gozar de mi concha mojada. Yo no dejé de chupar pero gemía con la pija en mi boca. Esto calentó a papá que sin poder usar sus manos hacía un movimiento pélvico para entrar más y más en mi boca. Yo rozaba mis pechos contra sus piernas peludas. Sentía como los ladrones se turnaban para cogerme y veía los ojos de placer de mi papá.
- Chicos. Quiero consolar más a papi - les sugerí con cara de trola mientras seguía masturbando a papá. Uno de los chorros tomó su arma y se acercó diciendole a papá
- Disfrutá de la putita que tenes en casa y no hagas nada estúpido - Apenas terminó la frase cortó el precinto que maniataba a mi padre y yo lo empecé a besar de nuevo
Sentí que apenas se liberó me agarró del culo. Empezó a bajar con sus besos por mi cuello y pasar su lengua por mis tetas chupando especialmente mis pezones. Las apretaba y chupaba como tratando de meterselas por completo en la boca. Su verga dura y mojada rozaba mi panza
- Cogeme pa - le pedí excitada por como me devoraba las tetas. Abrazándome se fue agachando conmigo hasta quedar acostado en el piso. Tiré una pierna para cada lado y empecé a montarlo lentamente. Me producía mucho morbo saber que esa pija era de mi papá. Era la que usó para hacerme y ahora estaba dentro mío de a poco. Cuando finalmente sentí sus huevos al borde lo besé pegando mis pechos a su torso y empecé a moverme como si estuviera haciendo un perreo furioso. Quería que mi papá disfrutara de toda mi pasión. Su cuerpo se plegó a mi movimiento y pronto estabamos cogiendo como animales. Nuestros jadeos y gemidos tapaban todo otro sonido.
De golpe siento que me toman del pelo y me meten una pija en la boca pero sin moverse ni nada.
- Ahora si, rompele bien el culo - le ordenó el jefe al otro ladrón. Sentí de inmediato la fuerte presión de esa pija gorda que había saboreado antes pero ahora intentando entrar en mi cola.
- Si mi amor te mereces tres pijas adentro por putita - me decía mi padre dominado por la excitación
Sentí la cabeza de esa enorme pija entrando mientras las paredes de mi culo luchaban por dilatarse lo antes posible. El otro encapuchado apretaba fuertemente mi nuca pero yo gritaba igual por más que mis alaridos no fueran escuchados. Me estaba partiendo al medio. De un fuerte empujón la metió casi por completo y yo clavé mis uñas en el pecho de papá. De a poco empezó a bombear lentamente y mis gritos regresaron cuando dejó de lado lo lento y apretando mis nalgas empezó a hacerlo fuerte.
Calientes por mis gritos, tanto mi papi como el otro ladrón que la tenía en mi boca empezaron a imitar la rudeza del grandulón y pronto los tres estaban dandome una cogida salvaje. Sentía los cuerpos chocandome con fuerza. Me ahogaba con la pija del primero mientras las otras dos me hacían gritar a más no poder. No pude controlar mi cuerpo y tuve un orgasmo que mi padre disfrutó desde lo más profundo. Los tres me la mantuvieron adentro inmóviles mientras duró mi instante de placer pleno y luego caí rendida en el pecho de mi papá abrazada a él y con mi mejilla apoyada en su torso sudado.
- Parece que la nena se quiere dormir. Vamos a darle una leche calentita para que duerma bien - sugirió el líder de los ladrones y me levantó del brazo. Tanto mi papá como el grandote sacaron sus vergas de mi interior y se pararon los tres al rededor mío. Arrodillada y sumisa por el placer que aún rondaba mi cuerpo fui chupando una por una esas vergas latentes. Las tres estaban mojadas duras y venosas. Yo las recorría con mis labios y jugaba con mi lengua por cada rincón. Las chupaba ansiosa por tomar todo ese semen.
El primero en acabar fue el grandote que me dedicó una espesa tira blanca que cruzaba mi cara. Yo abri mi boca y saqué la lengua para recibir el segundo chorro de leche que fue a parar mayormente a mi lengua. Esa imagen causó las acabadas de papá y del ladrón restante. De a poco fueron llenando mi cara de leche casi por completo. Me quedé unos segundos chupandolas con el semen chorreando por mi cara mezclado con el sudor que bañaba todo mi cuerpo. La última a la que le dedique mi boca fue la de papá que estaba muy caliente de ver a su hija prostituida de esa forma. Nos quedamos viendonos tan fijamente que en un momento sentimos un portazo y recién ahí nos dimos cuenta que los ladrones habían huido. Lo último que pensamos fue en la denuncia. La pija de papá se estaba endureciendo nuevamente y yo no pensaba desperdiciar esa hermosa erección.
20 comentarios - Asalto con final feliz
Tremendo, te dejo +10 merecidisimos, no sabes como me la dejaste de dura!