Mi hija abandonó a la familia II con imágenes

Luego del abandono de hogar perpetrado por nuestra hija y en virtud de mi sinceramiento producto de los visibles y conocidos hechos y circunstancias a cuales la sometí, el seno del hogar, otrora armonioso y en paz, se convirtió en un hervidero.
Todo tipo de cuestionamientos aparecieron en escena, algunos claramente eran de vieja data, pero explotaban, hacían eclosión en ese momento.

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Sin embargo, todas las quejas, los reclamos, las discusiones, por lo menos los de mi mujer, terminaban de manera habitual, rendida adoptando una posición sumisa y de respeto.
Pero, otra cosa muy distinta, era la actitud que tomaron el resto de los hombres que moraban en nuestra casa, a saber, nuestro hijo, su abuelo, es decir mi padre, y mi suegro, el padre de mi mujer, que por parte de todos ellos fue de abierta beligerancia y belicosidad, tendían a actuar de manera agresiva y solapada.

madre
Nuestro hijo Leo, ocultó maliciosa y cautelosamente sus planes y pensamientos a los dos, a mi y a su madre, de forma intencional.
Y con vueltas y rodeos, tortuosamente, maquinó cual sibilino, sus oscuros propósitos, con la evidente voluntad de hacer algo equívoco. Tal vez puede entenderse o interpretarse en varios sentidos, o dar ocasión a juicios diversos que pueden llevar a confusión.

incesto
Sin embargo para mi fue un error, querer tener o tomar a mi esposa, su madre, por otra, confundiéndola, jugando o actuando erróneamente, fue grosero. Hacer que alguien se confunda o yerre, creyendo que es uno por otro está mal.
cornudo
En la somnolencia de los sentidos motivadas por el sueño y las ganas de dormir, él, mi primogénito, se aprovechó del aletargamiento de su madre, en ese período de reposo, y profanó ese templo, que es de mi propiedad.
La extensa falta de actividad genital de ella, fue campo fértil para su simiente.

padre
Aunque consiguió desvelarla, despabilarse y descubrirlo, pero, no quiso exponerlo y le preguntó ¿Bebé, qué estás haciendo? Sin exteriorizar su disgusto y malhumor! Se esmeró por no perder la calma y comenzar con los gritos.
familiares
Indignada, no podía creer lo que estaba sucediendo.
En ella se mezclaban la inquietud y la desazón.
Era testigo de la insipidez y la falta de calor, de pasión en aquel acto.
Lo único que sentía era una molestia, que causaba picor, era una especie de indisposición de salud. No estaba ni en el punto ni en el estado de madurez necesaria para aquello.

hijo
¡Mi pequeño muchacho!
Por entonces, en aquel tiempo u ocasión, y dada la coyuntura, sólo se le ocurrió exclamar eso.
suegro
Aquello era escabroso, desigual, lleno de tropiezos y accidentes, embarazaso, difícil de resolver.
Mantener el contacto visual entre ellos, se le hizo imposible, y como su hijo continuaba con el trajín, no tuvo otra opción que darse vuelta y resistir la sordidez del evento.

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Pero, el hecho de estar de espaldas la abstrajo del aquí y ahora. Prescindió de la realidad exterior para concentrarse en su pensamiento, consideró aisladamente las cualidades esenciales de su hijo como objeto, o en si misma como objeto en su pura esencia o noción "supo abstraer el verdadero significado del cuadro".
madre
Tan en abstracto fue, que sus ideas contrastaron con la realidad, esa contraposición o diferencia notable que existe entre personas o cosas. Se sintió un ser inanimado, dudó si aquello era real o irreal, si estaba pensando o haciendo y eso equivalía a nada. Como si no hubiera pasado nada. Solicitó a su hijo ¡Leo, acabá dentro de mami!
incesto
Fue decir aquello y su hijo comenzó a convulsionar, con espasmos que lo contraían involuntariamente. Expulsó todo los fluídos que cabían en sus testículos. Consumió a su madre, y sin embargo su orgasmo parecía prolongarse en forma indefinida
cornudo
Sacó su miembro viril, lo jaló y proseguía expeliendo líquidos seminales. Motivo por el cual, se bajó y quitó los pantalones, y ya no sólo conoció la profundidad del sexo de su madre, sino que se arrojó sobre ella penetrándola y haciendo contacto completo sobre toda la superficie de su cuerpo y humanidad.
padre
¡Oh Dios mío! Exclamó ella llegando al clímax y terminando junto a su bisóño hijo. Luego de aquello, aunque quería continuar, Leo se despidió de su madre y se marchó, ya que le pareció oir y/o ver movimientos extraños en el pasillo que comunicaba las distintas habitaciones de la casa. No fuera a ser que los descubriera su padre y esto que recién comenzaba y buscaba repetir se trunque.
familiares
Aún no repuesta de la contienda con su hijo y llena de guasca de aquel, fue puesta en cuatro, al estilo perrito y poseída por la embestida de su suegro, mi padre se la tenía jurada, se la quería comer desde que se la presenté hace más de dos décadas. Fueron unos cuantos bombazos hasta eyacular en su rosada vagina.
hijo
Quedó tendida de espalda en la cama, usada a destajo en las últimas horas. Su rostro se transformó, cuando vio a ingresar a su propio padre, si, mi suegro, desnudo, la tomó por la cintura y también la rotó, manifestando ¡Perdón pero no puedo mirarte a la cara!
suegro
Y se la cojió también, como cuando la inició en su juventud. Ella lo sintió, lo reconoció, la memoria emotiva lo recordó, y le cabió, como antes, su primer hombre la poseía nuevamente, estaba de parabién. Su cuerpo admitió que le gustaba, hasta lo extrañaba, celebró su llegada. Lo miró de perfil con gesto sugestivo y susurró ¡Oh papi!
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Al día siguiente amaneció distinta, feliz, relajada, veía las cosas de otro modo. Se puso un traje de baño y se expuso al sol, cosa que siempre había hecho en su juventud y dejó de hacer al contraer matrimonio.
Sintió que se le bajaba la parte inferior de la malla, la diminuta bikini, se dio vuelta y estaba uno de sus sobrinos, primo hermano de su hijo, sentado muy próximo a ella, y acariciando sus genitales le dijo ¡Hola tía! ¿Alguna vez viste un pene de veinte centimetros?
¡Nunca he visto uno antes! ¡Jamás en toda mi vida!
Respondió ella sonriente, seguramente el nabo de su hijo le mencionó algo de lo sucedido anoche, pensó.
madre
Luego de haber transpirado bajo el sol y comenzado a tomar color, se había tostado bien con el bronceador, entró a la ducha de afuera de la casa, la que se usaba para la pileta de natación. De pronto ingresó un muchacho y la encontró desnuda, por supuesto duchándose.
Ella lo miró y dijo ¡No te conozco no se que haces acá!
¡Vengo a tomar una ducha para entrar a la pileta, me mandó Leo!

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Se secó y le dijo ¡Bañate y entrá, te espero en el dormitorio!
Por supuesto el amigo de su hijo lo hizo

40 comentarios - Mi hija abandonó a la familia II con imágenes

Anincho
Genial dejo puntos.
Ale_badboy
Me encantan tus historias... son muy excitantes saludos y sigue asi
Fedeburro +1
Gracias capo un abrazo