Una Tia que entrega todo...

Un joven virgen, frustrado sexualmente se reencuentra con una Tia viuda que lo adora...
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Juan tiene 18 años, es introvertido, tímido y virgen.
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Cuando tenía 12 años, falleció su padre y quedo solo con su madre, una mujer muy abocada a su religión, que siempre influyo en la vida de él, impidiéndole ir a fiestas con amigos de su edad y llevándolo a las reuniones de su iglesia.

Juan solo tuvo una novia, compañera de la iglesia y con quien nunca pasaron más allá de besos y caricias inocentes.
Es un chico muy atractivo, deportista, con ojos claros y cabello rubio, y generaba atracción en sus compañeras de curso, pero su inocencia y timidez lo mantenían recluido.
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A finales del penúltimo año de secundaria y a escondidas de su madre salió con una compañera de curso durante un tiempito y una tarde que estudiaban en casa de ella, se pusieron muy calientes y comenzaron a manosearse, y Juan tuvo una polución, lo que hizo que su pantalón se manchara.
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La chica, avergonzada o desilusionada, ya no quiso salir más con él y conto a todos lo que había sucedido, por lo que su último año de secundaria fue un calvario.

En su primer año de la universidad Juan pudo olvidar casi todo, pero sus hormonas y su necesidad se volvían una carga, se desesperaba, se masturbaba todos los días, buscaba porno en su PC e incluso había comenzado a espiar a su madre cuando esta se bañaba.
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Colocaba una silla frente a la puerta del baño que tenía un tragaluz semi abierto.
La madre no era para nada atractiva, pero el morbo en Juan lo incentivaba a espiar, a ver un cuerpo de mujer en vivo.

Llegando el final del año, fallece la abuela paterna de Juan, lo cual hace la inevitable visita de su tía Mirna, con quien él siempre había mantenido una relación de amor fraternal, aunque hacía seis años que no la veía.

Mirna tenía un atractivo visible, sus 46 años se notaban, pero su sensualidad no la abandonaba.
Siempre trato a Juan con mucho amor, siendo este su único sobrino.
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Lo mimaba, lo llenaba de besos y caricias, incluso dormía con el cuándo lo cuidaba.
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Mirna se alejó de su familia por su matrimonio con un hombre alcohólico y se mudó a otra provincia, muy de vez ella llamaba a la madre de Juan para ver como andaban y tal vez hablaban unos segundos.
Incluso paso mucho tiempo para que supieran que Mirna había enviudado.

Cuando en el funeral se encontraron, ella no dudo un segundo en abrazarlo, besarlo en ambas mejillas y decirle lo grande y bello que él estaba.
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Juan, no estaba acostumbrado a tanta expresión corporal y su cuerpo se mostraba confuso ante el cariño que Mirna le expresaba.

No se separaron en ningún momento, ella lo tenía abrazado o de la mano le pedía que no la dejara sola, ya que se sentía muy cuestionada por su familia.
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Durante la noche, en un sillón de la casa fúnebre y entre algunas lágrimas y conversaciones bajas, Juan comenzó a sentirse cansado y los ojos se le cerraban, Mirna se dio cuenta y tomándolo de la cabeza hizo que se reposara en su pecho, diciéndole que duerma tranquilo… Y en forma de secreto le conto que cuando él era muy pequeño y ella lo cuidaba, había muchas veces que lloraba tanto que para dormir ella se desnudaba y lo acostaba sobre sus pecho haciendo que él se calmara y se durmiera, cosa que al enterarse su madre le horrorizaba, pero en ciertas ocasiones que no lograba calmarlo terminaba llamándola a ella… Mirna reía mientras le comentaba esto, y Juan no podía evitar imaginarse estar apoyado sobre los pechos desnudos de su tía… De la camisa entreabierta de ella, podía notar esos pechos y sentía el aroma del perfume de Mirna, en sí mismo se batallaba la inmoralidad de sus pensamientos y el placer de sentirse en brazos de una mujer.

Al despertarse, seguían abrazados y se dio cuenta que tenía su mano sobre la panza de su tía quien seguía dormida, tan cerquita podía sentir su aliento, y sentía unas enormes ganas de besarla… Mirna abrió los ojos y sonriendo lo saludo, miro para el resto de la sala y los pocos que había estaban entre dormidos o distraídos, y volvió a mirar a su sobrino y le dio un beso rápido y seco en sus labios y se rio.

– cuando eras chico me dabas millones de besos asi, le dijo… pero ahora sos grande, asique ojito eh, y riendo se levanto hacia donde estaba el café…
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El resto del día siguieron iguales, sin separarse, ya en el cementerio ella lo tenía tomado del brazo o de la mano… A la hora de bajar el ataúd, Mirna llorando se acercó de espaldas a Juan y busco su mano haciendo que este la abrazase desde atrás, pegando su cola contra la ingle del… en ese momento Juan no distinguía donde estaba, se revoluciono su cuerpo y se separó antes de empalmarse, su confusión era inmensa, pero definitivamente se sentía muy a gusto.

A la hora de volver, los autos del servicio fúnebre ya no estaban, por lo cual un tío dijo de llevarlos, debido a la cantidad que eran, Mirna no dudo y se sentó encima de su sobrino… Juan, no pudo evitar sentirse excitado, ese culo de mujer se movía con cada vaivén del auto provocando una fricción con su pene, que comenzaba a crecer lentamente, y no podía quitársela de encima, pues sería muy evidente, asique lleno de vergüenza sintió como se había empalmado y su pija erecta se apretaba contra el culo de su tía… Mirna noto inmediatamente la erección del chico, pero lejos de sentirse ofendida se llenó de ternura cuando al girar un poco vio la cara de vergüenza de Juan… era una reacción natural en un chico de su edad, así considero.

Cuando debieron bajar del auto, ella le dio su cartera a Juan para que este se tapase, con una sonrisa muy picaresca le dijo – toma loquillo, entra directo no saludes… Y juan corrió directo pero al baño, ya libre de remordimiento se hecho tremenda paja pensando en la fricción contra el culo de su tía…
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El día termino, la gente se fue y a la hora de dormir la madre de Juan le dijo a Mirna que durmiera en la pieza de Juan y este durmiera en el sillón del living, pero ella no quiso, e insistió en dormir ella en el sillón, la discusión duro un rato pero Mirna se salió con la suya…
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Durante la noche Juan no aguanto la tentación de ir a ver a su tía, sin saber porque motivo pero hizo caso de su curiosidad y allá fue a espiar, pero Mirna estaba despierta y le pidió que se sentara junto a ella.
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– Che, como te pusistes hoy eh- le dijo sonriendo, y Juan parecio quedar mudo.
– no te preocupes loquillo, es normal a tu edad… Pero él no salía de su perplejidad, ella continuo – Yo te provoque eso o qué?.

En ese instante Juan se sintió como liberado y largo una respuesta casi con voz de niña – perdóname tía.
no se.
no se.
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perdón… ella hecho a reir y lo abrazo – mi amor, sos hermoso, no te preocupes, es culpa mia, como te voy a poner el culo ensima, a tu edad sos pura hormonas… le dijo y continuo riéndose 
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-Pero contrólate che!! Soy tu tía, eso guárdalo para tus novias… Juan se sintió muy relajado ahora y le respondió – no tengo novias, ni novia… soy virgen.
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termino de decir esto y volvio a su estado de perplejidad, obviamente lo había dicho sin pensar… Mirna se sonrió y lo miro con dulzura.
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– bueno, ya va a venir tu oportunidad.
Sos muy lindo y dulce, tranquilo… Le dijo y le dio un beso en la mejilla.

Juan, avergonzado se levantó y se fue a dormir, mientras que Mirna se quedó pensando en lo que había provocado en su sobrino, en ese bulto a punto de explotar apretado contra sus nalgas, en la mirada lasciva tan cargada de deseo pero con vergüenza y temor a la vez, que Juan tenia al conversar con ella.
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Se sentía realmente viva y con una ternura por la inocencia del chico.

Al despertar, Juan sintió su entrepierna pegajosa y húmeda, efectivamente había polucionado, y aunque no recordaba el sueño sabia y sentía que había sido con su tía… desde su cama oyó el ruido de la ducha e inmediatamente se dio cuenta que su tía se estaba bañando, ya que su madre, los sábados, se iba temprano y no volvía hasta tarde la noche, porque daba talleres en la iglesia.

Sin dudar un segundo Juan se dirigió hasta el baño y coloco la silla para poder espiar por el tragaluz de la puerta como solía hacerlo con su madre, y aunque la cortina de la ducha estuviera cerrada podía ver la silueta de su tía.
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Su pene estaba ya duro como piedra a tal punto que le dolía, rogaba que Mirna abriera esa cortina y poder contemplar ese cuerpo desde su ocultamiento.
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Mirna de golpe se sintió observada y de refilón pudo ver en el espejo los ojos de su sobrino en la hendija del tragaluz, por un instante se escandalizo por la osadía del muchacho, pero pronto se dejó llevar por la curiosidad y las ganas de sentirse la musa de un adolecente.
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Abrió la cortina y así desnuda salió de la ducha tomando el tallón y comenzó a secarse mientras se miraba en el espejo.
Juan estaba desorbitado, veía a esa mujer como lo más hermoso que hubiera visto jamás, aunque no fuera así, era la primera mujer desnuda después de su madre que veía en persona.

Mirna se sentía divertida, imaginaba lo que estaba provocando en el joven, su amor fraternal le generaba una ternura y morbosidad al mismo tiempo, dejo caer la toalla y comenzó a pasarse las manos por sus pechos, por momentos por su cara y cuello, y bajaba hasta la panza… Podía sentir la respiración agitada de su sobrino y se motivaba aún más, jugaba con su cuerpo frente al espejo, disimulando que se admiraba a si misma daba un espectáculo sensual que provocaba el latido intenso en el corazón de Juan.
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Se daba vuelta y contemplaba su cuerpo mientras se acariciaba con sus manos, sus pechos no eran enormes pero tenían buen tamaño aunque parecían caídos, una cintura bien curva y un culo de buen porte, torneado, redondo y parado, que era definitivamente lo más admirable de su figura.

No podía evitar sonreír, sentía nervios por lo que hacía pero se sentía muy complacida al generar lo que seguramente estaba generando en su sobrino, fue un poco más allá y jugo con sus pezones, giro un poco su cuerpo sin dejar de verse al espejo y comenzó a frotarse las nalgas, jugaba con sus manos por dentro y fuera de ellas, con una mano hacia a un lado una nalga mientras que con la otra se frotaba el ano, ese orificio que desde la postura de Juan se veía delicioso.
Mirna se estaba dejando llevar instintivamente, incluso hasta se introdujo una falange del dedo en su hermoso ano, pero de golpe volvió en sí y paro, se dio cuenta que había ido demasiado lejos, ya no era mostrarle a su sobrino un cuerpo desnudo de mujer, era provocarlo, y se colocó la toalla.
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Juan pensó ante tan abrupta parada que su tía lo había descubierto y salto de la silla dirigiéndose a la pieza, pero su excitación era inmensa, tanto que sus piernas lo engañaron y tembloroso se cayó golpeando contra la puerta.

El ruido asusto a Mirna quien instintivamente salió del baño y al ver a su sobrino en el piso pego un pequeño grito.
– Juan!!!
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Pronto lo socorrió, lo levanto del piso y lo ayudo a ir hasta la cama… por unos segundos Juan estaba fuera de sí, entre nervios y el golpe se encontraba confuso.
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Cuando se sentó en la cama, reacciono y se dio cuenta que su tía estaba solo cubierta por una toalla y otra vez su estado de excitación lo domino… no podía hablar, temblaba, sus piernas era flácidas pero su pene estaba endurecido y latiente.
Mirna se percató que su sobrino estaba agitado y tembloroso.
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– acostate corazón.
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le dijo – flor de golpe te diste… y ayudo al joven a recostarse en la cama.

El no dejaba de mirarla y mientras su tía le acomodaba la almohada, sus pechos estaban a escasos centímetros de la cara de Juan… El éxtasis del muchacho era tal que sin pensar, solo de forma y reacción, puso una mano sobre uno de los pechos de su tía… Ella se sobresaltó pero inocentemente le dijo – ay, perdón, te estaba tocando? Juan sin dejar de mirar esas tetas que le parecían maravillosas, tomo a Mirna atrayéndola hacia el – que pasa? Dijo ella y casi comprendiendo, mientras el posaba su boca sobre la toalla, se dejó llevar por su sobrino… Juan quito la toalla y comenzo a mamar el pecho de su tía, quien solo atino a exclamar – ay Juan.
con una voz nerviosa pero curiosa.

Con una mano, Juan sostenía el pecho que saboreaba y con la otra sobaba el otro pecho… Mirna comenzó a entregarse, no pensaba, solo sentía como su sobrino chupaba, y con su lengua jugaba con ese delicioso pezón… Ella se apoyó más sobre él, y comenzó a acariciarle el pecho, luego la panza y pudo ver el bulto erguido del muchacho… Se sentía excitada, se movió ofreciendo su otra teta a la boca de Juan quien estaba frenético, aunque con un ritmo más bien apacible… La mano de Mirna bajo hasta el miembro de Juan y sobre el pantalón lo fregaba en forma circular… - ay mi amor, seguí corazón, seguí.
le dijo, e introdujo la mano dentro del pantaloncito de su sobrino y comenzó a jugar con esa verga gruesa y dura… Mirna no pensaba, su estado de alteración era excitación, ternura, confusión.
se empezó a mojar de a poco y separándose un instante del joven, le bajo los pantaloncitos dejando salir el miembro erecto, y tomándolo suavemente comenzó a pajearlo.
Volvió a colocar sus tetas en la cara de su sobrino aunque sin soltarle la pija.

Bajo su cara y le dio un cálido beso en los labios – mi hermoso chiquito, dijo, y volvió a besarlo, guiándolo con sus labios, introduciéndole la lengua despacio hasta trenzarse con la lengua de el… Las manos de Juan recorrían todo lo que podían del cuerpo de ella, la toalla ya había desaparecido y Mirna comenzó a bajar sus besos por el pecho de juan, su panza, su ingle, hasta llegar a su verga babeante de excitación.

No dudo mucho en metérsela en la boca y chupar, Juan casi explota, no podía creer lo que sentía, su mano izquierda sobaba el culo de Mirna, quien como entendiendo una invitación, se montó sobre el muchacho entregándole una vista exquisita de su vagina húmeda… Juan pudo sentir ese delicioso aroma que salía de raja de su tía y fue acercando lentamente su cara hacia ella, entonces Mirna de un saque monto su entrepierna en toda la cara del muchacho, quien instintivamente empozo a chupar, sin experiencia, puro instinto.

Ella movía su cadera como direccionando la chupada que quería – usa la lengua mi vida, le dijo con voz temblorosa y seductora… Juan obedeció, y lamio todo ese delicioso manjar que su tía le ofrecía, su lengua pasaba por el clítoris, se metía entre los labios vaginales, chupaba, era como un beso de boca a boca… Mirna sentía como su estómago se endurecía, se estremecía, y bajo su cabeza para otra vez embutirse la pija de su sobrino, sentía que estaba por estallar y se recostó aún más sobre su sobrino formando un perfecto 69, hasta llegar a un orgasmo que la extasió… Dejo de moverse un instante y soltó el bulto del joven, quien solo estaba expectante… Se dio vuelta, montándose sobre sobre su ingle y tomo esa verga que parecía piedra y se la introdujo despacio hasta cubrirla por completo… Juan volaba de placer, esa concha lubricada y caliente parecía chuparle el pene.

Mirna poso su cuerpo aún más sobre su sobrino y mientras lo besaba, movía únicamente su cadera, en un sube y baja delicioso, luego adelante y atrás y otra vez sube y baja… Aumento el ritmo de apoco hasta sentir como se extasiaba otra vez y volvió a tener un orgasmo… dejo de moverse, y Juan la miraba confundido sin entender, pues el no sabía que su tía había tenido dos orgasmos ya… - que pasa tía?, pregunto… Mirna sintió gracia y ternura con la mirada y la pregunta de su sobrino.

– sos un dulce total mi amor… dijo y se volvió a girar formando otra vez un 69, otra vez chupaba la pija del muchacho, quien no dudo en chupar la vagina de su tia… - chúpame mi vida, chúpame.
dijo con voz cansada y exitada… y otra vez se fundieron los cuerpos en un ritmo hermoso, hasta que sintió como su boca se llenaba del semen de su sobrino y apenas pudo retirarse.
Juan dio un pequeño grito y coronando esa acabada deliciosa , tomo con sus dos manos las nalgas de Mirna y frenéticamente chupo esa vagina hasta que su tía se arqueo y dejo salir los jugos de un nuevo orgasmo que la rindió por completo y cayo tendida a un costado de su sobrino, jadeos y suspiros.
Y un silencio que los llevo al sueño.

Continúa.
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6 comentarios - Una Tia que entrega todo...

franohora
Muy bueno espero la continuacion !!!!!