Cornudo y sumiso Ep. 3 - Al aire libre

Cuando desperté por la mañana, vi a Flor y a Laureano durmiendo desnudos y abrazados, completamente destapados. Enseguida me levanté, me cambié y fui a preparar el desayuno para ellos.
Al volver a la habitación los desperté con el desayuno servido, como Laureano había ordenado el día anterior.


L – Muy bien cornudito, se ve que vas aprendiendo que rol ocupas en esta relación. Cuando terminemos vamos a salir a pasear con flor, tenes un par de horas libres para hacer lo que quieras.


Ellos desayunaron en la cama mirando tele mientras que yo hice lo mismo, pero solo y encerrado en el baño por orden de Laureano. Cuando terminaron junte todo y fui a llevar todo al buffet.
Al volver había un papel sobre la mesa de luz que decía que habían salido a pasear por la quinta, que por ser tan cornudo y obediente me había ganado un par de horas libres para mí. Me bañe, me vestí y me fui a caminar por la orilla del rio.

Luego de haber estado cerca de 40 minutos caminando y viendo a lo lejos el casco de la estancia comencé a escuchar ruidos raros y risas de mujer, que me parecían eran los de Flor. Traté de seguir el rastro con el oído y me encaminé hacia un pequeño monte que había a la vera del río.
Tratando de esconderme entre los arboles pude divisar a varios metros a flor, apoyada contra un árbol, completamente desnuda, con un collar, pulseras y tobilleras negras con tachas, y atrás de ella y dándole como un animal a Laureano.

Ahí nomás empecé a masturbarme viendo como Laureano se cogía a mi mujer entre los árboles y a la vista de todo el mundo (Aunque no había nadie en las cercanías). Él tenía una rama en una mano, con la cual le frotaba por la espalda y cada tanto le daba un golpe en las nalgas y en las piernas. La situación me podía y no podía controlar mi acabada, a mis pies caían los chorros de semen que largaba al llegar al clímax viendo como mi corneador se cogía a mi mujer frente a mis ojos pero sin saber que yo los estaba espiando.

En eso Laureano saco de una bolsa que tenían al lado una soga y una mordaza de aro. La sentó a Flor desnuda en la tierra, apoyada contra un árbol, le colocó la mordaza y le ató las manos al árbol. De esta manera Flor le regalaba su boca sin poder negarse a nada. Laureano procedió a cogerle la boca ferozmente. A través de su pija caían hilos de baba que largaba Flor. Ella no podía controlar las arcadas y no paraba de babearse. La pija de Laureano brillaba, la saliva de flor escurría por su boca hasta su panza, pasando por su pera, su cuello y sus tetas.
Laureano continuó así varios minutos hasta que llego el momento de vaciar sus huevos sobre mi mujer. Sacó su poronga de la boca de Flor y continuó masturbándose hasta que inundó la cara de ella con sus jugos calientes. Literalmente le pintó la cara de blanco. Era una maquina de acabar, sus chorros no paraban de salir de su pene y Flor apenas atinó a cerrar los ojos.


L – Muy bien putita, este fue tu premio. La próxima vez que nos veamos la sorpresa será más grande. Y será en mi casa en Dolores. Voy a buscar al cornudo de tu marido para que te venga a desatar y limpiar. Yo iré preparando todo para poder irnos lo más pronto posible.


Ni bien dijo esto yo no sabía qué hacer, si salir del escondite y liberar a mi señora o si volver corriendo a la habitación y dejarla ahí nomas hasta que Laureano me diga que la vaya a buscar. En la desesperación solo pude subirme los pantalones y salir corriendo mientras Laureano se cambiaba y juntaba la ropa de Florencia.

Al llegar a la habitación, y para no levantar sospechas, enseguida me fui a bañarme. A los minutos que salí de bañarme apareció Laureano con todo lo que yo había visto metido en la bolsa. Jamás pregunte que llevada, dado a que en realidad yo ya lo sabía.


Yo – Como andas Lau, ¿Flor por donde anda?


Intenté disimular para escuchar la respuesta, y se ve que hice bien


L – Te está esperando en el bosque, se quedo sentada en un árbol descansando. ¿Por qué no la vas a buscar cornudito así yo me armo mi bolso y cuando vienen nos vamos?


Salí lo más pronto que pude encaminado hacia aquel monte donde sabía que ella estaba. Trate de ir caminando por si Laureano me seguía o me espiaba. Al llegar al lugar me lleve la sorpresa mas grande, algo que jamás pensé que podía pasar en ese lugar, dado a que no había casi gente.
Alrededor de mi mujer había 2 hombres, uno sosteniéndole las piernas a Flor para que se quedara quieta y otro con los pantalones bajos masturbándose y frotándole la pija por la boca a flor. La escena vivida me superaba, por dentro mío corría una sensación de furia y de morbo a la vez. No podía creer lo que estaba viviendo y verlo a tan pocos metros. Tenía la duda de que hacer, si sorprenderlos y sacar a esos tipos de encima de ella o de disfrutar como la puta de mi mujer era abusada por 2 desconocidos.

El morbo le ganó a la furia y decidí ver como esos 2 hombres se aprovechaban de la situación en la que estaba mi mujer. Fueron pocos minutos, ya que Flor se entregó totalmente sin resistirse sabiendo que no iba a poder hacer nada atada y con 2 tipos encima de ella. El proceso fue rápido, ambos quedaron con los pantalones por las rodillas, masturbándose contra la cara de Flor. Ambos le acabaron en la boca y se limpiaron la pija contra sus pezones. Antes de irse la escupieron en la cara, se subieron los pantalones y encararon caminando y riendo hacia el casco de la estancia.

Cuando me acerqué a Flor pude verla con el maquillaje corrido (Tal vez por el semen de Lau o por lágrimas de bronca), toda babeada, temblando del frio y con un olor a semen terrible. Le saqué la mordaza de la boca y cuando estaba por desatarla me frenó.


F – No me desates, quiero que ahora vos también te aproveches de mí. Masturbate para mí y tirame tu leche en mis tetas, es el único lugar donde me falta.


Que me lo pida así volvió a despertar mi morbo y a mi pija. Fue cuestión de segundos, tarde nada en acabar y tirarle bastante cantidad de leche muy líquida en sus tetas. Al finalizar me agradeció y me dijo que la desate y le saque algo que tenía en la cola y le molestaba. Para mi sorpresa, al desatarla y pararla vi que Laureano le había puesto en su cola un butt plug. Se lo saqué de un tirón para hacerle sentir el dolor en la cola, ya que se lo merecía por ser tan puta. Ni se quejó, solo lo agarro junto a la mordaza y me pidió que le preste mi campera para taparse. Estaba cubierta de barro, ya que el día anterior había llovido demasiado y con mucho frío.

Al llegar a la habitación encontramos todos los bolsos y la valija de Laureano en la cama, junto a una nota que decía que nos esperaba en el buffet para irnos, que nos preparáramos rápido y le lleve los bolsos al auto.

Mientras Flor se bañaba y se cambiaba fui llevando las cosas al auto de Laureano para poder irnos lo más pronto posible.



Nota de Flor:
“Antes de salir a caminar con Laureano acordamos como sería esta vez, pero antes me aclaró que la propina para la gente de la recepción iba a ser yo. Que ya había hablado con ellos y que me dejaría en el bosque cercano al río para que ellos puedan ir a descargar sus pijas en mí. La verdad que estaba deseosa de que eso pasara pero que me garchen los 3 a la vez, cosa que no se dio esta vez. Al llegar al bosque me empujó fuertemente contra un árbol y me comió la boca desesperadamente. Ni bien hizo eso comencé a sentir que mi concha se bañaba en jugo, y él siguió desvistiéndome completamente. Saco de su bolsa el collar, las muñequeras y las tobilleras (Esta vez sin cadenas) y me las puso. También saco un consolador con tope, lo lubricó con bastante aceite y me dijo que esto era para mí cola, que sintiera el rigor anal. El dolor fue impresionante, mi cola se dilató de cero a mucho en nada, entró como si tuviera mi cola completamente rota. Sentía que mi cola explotaba del dolor, pero la sensación me súper excitaba. Apoyó mis tetas contra el árbol, me hizo abrazar al mismo y me metió la pija por la concha. Me bombeaba con mucha furia, sentía que mi cajeta se iba a quemar de tanto bombazo. De la nada tomó una rama que había en el piso y me pegaba en mis piernas y mis nalgas. Mis cachetes ardían desde la noche anterior donde las castigó duramente. A pesar de tener frío (mis pezones así lo dejaban entrever) mis nalgas no paraban de arder. Cuando se cansó de cogerme me tiro al barro y me sentó contra el árbol. Cuando me dio vuelta y apoye mi cola contra en barro sentí que el consolador se hundía en mi cola, sintiendo como si me estuvieran apretando hasta Los intestinos. Me colocó una mordaza que trababa mi boca dejándola regalada a cualquier pija, y se abuso de ella. Le tomaba de la cabeza y garchaba muy fuerte mi boca, llegando hasta mi garganta. Yo no podía controlar las arcadas y caían litros de baba de mi boca. Al momento de acabar saco su miembro de mi boca y se masturbó hasta bañar mi cara en su leche. Me miró, sonrió y me escupió en la cara. Acto seguido se fue y se llevo toda mi ropa. A los minutos escuche ruidos de gente acercándose y pude ver que venían hacia a mí los 2 chicos que estaban en la recepción. Al verme se quedaron paralizados hasta que largaron la carcajada. Yo intenté zafarme porque sabía lo que se venía. Inmediatamente uno de ellos saco su pene, lo puso sobre mi boca y empezó a pajearse en ella. El otro me apretaba las piernas para que no pateara, hasta que el que se pajeaba en mi boca que solo iban a usar sus manos y mi garganta. Así que entregada como estaba solo me dedique a saborear esas porongas. Fueron pocos los minutos hasta que acabaron en mi boca, jugo el cual trague lo más que pude. Ellos se fueron lo más rápido que pudieron para no dejar la recepción sola. Para mi suerte y de manera repentina apareció mi marido. Al verlo necesitaba agradecerle de alguna manera haber pasado un fin de semana tan doloroso y placentero. La verdad me sentía una verdadera puta sucia y en gran parte era por el permiso y la colaboración de él. Asi que en forma de agradecimiento al quitarme la mordaza le pedí que me acabara las tetas, lugar donde todavía no tenia leche.”
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