Momentos de ocio

Hola amigos, os dejo con este relato que escribi hace un tiempo con mi amiga Anna Ximeno. Partes son suyas y otras mias, no quedo mal del todo.


Así empezó todo. Era sábado, y para mi desgracia además, este sábado había futbol, así que mi marido y mis hijos no iban a querer salir de compras. Y a mí no me apetecía nada quedarme aburrida en el sofá, ojeando revistas mientras ellos gritaban como posesos y comían palomitas de colores.

― Bueno chicos, ¿Quién se viene de compras conmigo?

― Buahh… ni de coña mamá, el partido empieza a las seis y yo no me lo pierdo.

― Compréndelo Anna, son las semifinales, esto no pasa todos los días ― contesto mi marido apoyando a su hijo y mirándome con ojos de cordero degollado.

― Ya veo que preferís pasar la tarde viendo como le pegan patadas a una estúpida pelotita  en lugar de hacerme compañía. Bueno pues nos vemos a la noche.― dije dándome la vuelta y mostrándome indignada por el escaso éxito de mi convocatoria.

 Era un caluroso sábado por la tarde a principios de verano y no estaba dispuesta a quedarme encerrada en casa mientras mis dos hombres daban voces delante del televisor.  ― En realidad es mejor― pensaba, mientras tomaba una rápida ducha. Estos dos se ponen insoportables cada vez que vamos de tiendas y hoy me apetece comprarme ropa con tranquilidad.

― Pienso comprarme al menos un par de caprichos y bikinis. Seguro que si en casa no saben apreciar lo que tienen, habrá quien lo sepa hacer este verano en la playa…. jeje― estos eran mis pensamientos  cuando me sorprendí a mí misma acariciando mis tetas con una mano mientras con la otra enjabonaba mi coño friccionando los labios mayores que se abrían receptivos entorno a mis dedos.

 Realmente  estaba excitada y me sentía atractiva aquella tarde, la sensación me gustaba y al salir de la ducha no dude en arreglarme y perfumarme. Me puse una falda tejana  ajustada,  una sencilla camiseta de tirantes y mis sandalias Bellucci con plataforma. Cogí el bolso de rafia a juego, mis gafas de sol y fui a despedirme de los futboleros.

― Bueno, aquí os quedáis forofos. Yo no me quedo aquí encerrada― dije desde la entrada del salón.

― ¿No vas demasiado guapa para ir de compras? ― dijo Joan con una sonrisa en los labios y levantándose para darme un beso de despedida.

― ¿voy guapa?... ―dije poniéndome de lado y mostrando mi silueta― voy a ver si me sale un novio que me haga más caso que tú ―le espeté, bromeando.

― Jajaja, ¿Debería ponerme celoso?

― Tú sabrás lo que aprecias a tú mujer.

― No seas boba, que esta noche te lo compenso ― dijo guiñándome el ojo y dándome una palmada en el culo mientras me giraba para tomar las escaleras del garaje.

― Si si…ya veremos…― conteste, bajando las escaleras.

 El centro comercial no está demasiado lejos de casa, debe ser poco más de un kilómetro, pero a las cuatro de la tarde, en pleno verano y teniendo en cuenta que vivimos en una urbanización de casas unifamiliares donde la sombra es escasa el coche se hacía imprescindible si no quería llegar a mi destino empapada en sudor.

 No llevaba recorridos más de 200 metros cuando vi caminado por la acera, estirando del carro de la compra a Javi.

Javi es el hijo de mi amiga Carmen y a su vez el mejor amigo de mi hijo Roger. Tiene la misma edad que mi hijo, es moreno de ojos claros, mide casi 1.80, es delgado pero tiene el cuerpo bien formado, fibroso y atlético. Él también juega en el equipo de  baloncesto del instituto.

Como decía, la madre de Javi es muy amiga mía, desde que se separó, salimos juntas más que antes. Nos gusta ir al café los jueves y charlar de nuestras cosas antes de ir al gimnasio.

― ¡Javi! …¿dónde vas con este sol que cae a estas horas?

― Hola Anna, voy al Mercadona,  es que mi madre me ha dejado dinero y la lista de la compra. Ella estará todo el fin de semana en el hospital, le hace la guardia a una compañera que se va de boda.

― Vaya con tu madre, está hecha una jabata, pero va a acabar reventada. Anda sube, mete el carro atrás, yo voy al centro comercial. Nos podemos hacer compañía esta tarde, mi hijo y su padre se han quedado a ver el fútbol… ¿a ti no te gusta?

― Bueno, es que yo soy del Atlético de Madrid. Pero tampoco me va mucho el futbol, prefiero el básquet ― me digo cerrando la puerta del coche y poniéndose el cinturón.

― Pues esos dos, mientras salga un balón por la tele…cualquier cosa les vale.

― Si…si ya lo sé, Roger ve todos los deportes, motos, coches, futbol, tenis…

― Bueno, pues tú y yo vamos a aprovechar la tarde, nos vamos de compras.

Y arranqué el coche dirección al centro comercial. Pronto me percaté de las miradas que Javi le echaba a mis muslos. Aunque intentaba disimular, yo le observaba de reojo a través de las gafas de sol, que cubrían parte de mi cara.

Su actitud durante todo el trayecto fue muy simpática y amable, era buen conversador. Y menos tímido de lo que me imaginaba que sería a su edad.  Le pillé en alguna ocasión mirándome los pechos que se me marcaban bajo la camiseta. Y para mis adentros, me hizo gracia en un primer momento,  luego me excite un poco, al observarle nervioso acomodándose el bulto del pantalón disimuladamente.

Javi estaba excitado y la causa era yo. Y su excitación hizo que yo también me pusiese un poco cachonda y empezaban a marcarse mis pezones bajo la tela de mí camiseta.

En el trayecto tuvimos una conversación muy agradable, Javi no perdía la oportunidad de observarme las piernas y mis caderas enfundadas en mi faldita de jean Levis. Yo coqueta acomodaba de vez en cuando mi melena levantando el brazo y haciendo que mis pechos se marcasen más. Bajo mis gafas de sol le miraba una y otra vez fingiendo no darme cuenta de nada. Cuando entramos al parking y recogí el ticket, aprovecho que me giraba hacia la máquina para acomodarse  el bulto que se le marcaba en el pantalón.

Javi se giró hacia mí y me dijo.

― ¿Puede Roger quedarse a dormir en casa esta noche conmigo?

Quería pedirme que mi hijo se quedase a dormir en su casa el sábado ya que el domingo por la mañana tenían partido de básquet en el instituto. Y así ya se iban juntos y regresaban a la hora de comer.

― ¿Ya lo has hablado con él?...

― No, quería llamarle cuando volviese del Mercadona.

― Bueno por mí no hay problema, seguro que Roger estará encantado. Pero me dais un poco de miedo vosotros dos, solos en casa. A ver qué cosas vais a hacer…. ¡¡¡¡Miedo me dais!!!!...jajaja

― No se preocupe, solo jugaremos a la Play  y cenaremos unas pizzas.

― Uyyyy…..pero no me trates de usted, ¿tan vieja te parezco?

― Q…que va…, no si es usted …uyy vaya otra vez….si eres una mujer muy …muy…

― ¿Muy qué?...¿me vas a decir que a estas alturas tienes vergüenza?...si nos conocemos desde que ibas a párvulos con mi hijo. ..

― No…joder es que me corta un poco, quiero decir que eres una mujer muy atractiva, ya está, ya lo he dicho.

― Pero si soy una mujer mayor.

― ¿Mayor?....Pero si eres muy guapa, si no pareces la mamá de Roger, podrías pasar por su hermana― me dijo mientras me recorría con sus ojos el cuerpo de arriba abajo con disimulo, creyendo que no le veía.

Le miré a los ojos, y le regalé una sonrisa…

― Caray, gracias Javi….me acabas de subir la autoestima. ¿No sabía yo que me encontrabas atractiva?...vaya sorpresa. Pero si tengo la misma edad que tu madre.

― No me interpretes mal, quiero decir que eres una mamá muy guapa.

― Bueno, bueno…como es eso… eso, que nos llamáis los adolescentes a las mamás de +40…???

― ¡MILF! ―dijo Javi, casi sin pensar, vamos que le salió del alma.

― ¡si¡….eso…¿y qué significa? ―pregunté yo haciéndome la loca.

― Bueno, es un acrónimo inglés…pero no lo recuerdo ― dijo él intentando salir del paso.

Pero yo seguí insistiendo.

― Si hombre, si lo leí una vez en la “Cosmopolitan”….algo de madres que …vamos ayúdame que seguro que lo recuerdas…lo que pasa que te da corte decírmelo…jajaja

― No , no es eso…es queee….es un poco fuerte.

― va te piensas que me voy a ruborizar…¿a mi edad?...jajaja…que tonto eres…

―bueno vale, lo voy a decir….”Mother I like fuck”

― vamos, vamos dímelo en cristiano, que en “inglissh” no me entero…

― pues….”madre que me follaría”

― Ahhh…eso es, ahora lo recuerdo, si― dije haciéndome un poco la tonta― ¿y a mí me encuentras  como una de esas madres?―le insinué mientras me bajaba un poco las gafas y lo miraba fijamente a los ojos, por encima de ellas.

Mantuve la vista en sus ojos y con la punta de mi lengua me lamía sensualmente el labio inferior, en el momento que detenía el coche en la plaza de parking del Mercadona, muy cerca de la puerta principal.

 Javi se quedó petrificado, y sin poder evitarlo, bajo la mirada y observo mis pechos que se marcaban debajo de la camiseta. No dijo nada más, y bajo del coche tan nervioso que casi tropieza al salir.

― Anda ve a coger un carro, te espero en la puerta ―le dije.

Cuando entramos en el Mercadona.

― ¿Qué tienes apuntado en la lista? ― intentaba ponerme lo más cerca de él para rozarle disimuladamente mientras agarrábamos el carro.

― Pues…tengo que comprar fruta.

― Vale, pues vamos ― le dije, poniéndome delante del carro y contoneando mis caderas mientras me dirigía a la zona de la frutería.

Cuando llegamos me detuve y me giré de pronto, lo pillé con la mirada clavada en mí trasero.

― ¿Estamos por la fruta o no estamos por la fruta Javi? ― Le dije mirándole nuevamente por encima de mis gafas y volviéndole a sonreír mientras el color rojo invadía su cara al verse sorprendido.

―Ehh...esto.. por la fruta, por la fruta- Y con un gesto llevo su mano a la cabeza mientras levantaba su vista para mirarme a la cara y sonreír bobaliconamente como hacen los niños a veces al verse sorprendidos haciendo lo que no deben.

―Pues venga. A ver trae esa lista, umm.. , melón, manzanas, lechuga, tomates, melocotones, plátanos… vamos que de todo un poco. ¿Te parece si tú vas cogiendo el melón mientras yo hago lo propio con los tomates y la lechuga?

―Claro que si Anna ―dijo marchando rápidamente a por el melón como un niño bien mandado.

Tras un par de minutos volvimos a coincidir en la balanza, Javi estaba pesando un par de melones.

―Vaya Javi, veo que te gustan los melones ¿los coges de dos en dos?.

―Sí, así se hacen compañía, los melones siempre de dos en dos jajaja. Espero haber escogido bien y que estén maduros.

― ¿Te gustan bien maduritos?

―Claro, son más jugosos y dulces ¿no? ― Me contesto guiñándome el ojo.

―Pues no sé, cuando pruebes estos melones ya me dirás que tal Javi- Le dije inclinándome hacia el carro para depositar los tomates y la lechuga que acababa de pesar y a sabiendas de que mi gesto le dejaba ver buena parte de mis tetas a través del escote de la camiseta.

―Nada me gustaría más Anna- Contesto con un doble sentido sin duda.

―Para eso los has comprado ¿no Javi?

―Ehh, si claro ,claro, para eso. ¿Vamos a por el resto de la fruta?

Vaya con el crio, se estaba espabilando y eso que parecía atontado. La verdad que tanto doble sentido me estaba poniendo bastante cachonda y tenía ganas de saber hasta donde sería capaz de llegar Javi por lo que me propuse seguir con el juego.

― Venga vamos a por esos plátanos ― le dije dirigiéndome hacia el estante donde estaban estos mientras él me seguía como un corderito situándose detrás de mí.

― ¿Puedo escogerlos yo Javi?

―Claro Anna, seguro que entiendes de plátanos.

―Bueno no sé, para gustos los colores ― dije inclinándome hacia delante para tomar un manojo de plátanos más bien verdes y volver a erguirme― A mí me gustan así, grandes y un poco verdes  y bien duritos que aguantan más.

 Explicaba esto mientras mi mano rodeaba uno de los plátanos y lo acariciaba sopesando la calidad del fruto al tiempo que con un pequeño paso hacia atrás mi culo hizo contacto con la cintura de Javi sintiendo la dureza de su joven polla contra mí.

― Cuando  te los comes y te llenan la boca…mmm, que muerdes y parece que crujen. Son deliciosos.

Javi miro a ambos lados asegurándose de que no había nadie alrededor y tras poner sus manos en mi cintura y apretarme levemente contra él, aproximó su boca a mi oído para susúrrame:

―Ya veo que eres una experta en plátanos.

―No te quepa la menor duda, se me da bien escogerlos, pelarlos y lo mejor de todo…comérmelos―le conteste, para acto seguido separarme dándole un empujón con mi culo contra su paquete- ¿Terminamos con la fruta? ― le dije.

― Ehh…. sí, claro.

Estaba muy mojada y excitada con aquel juego, pero sin duda a mí me resultaba bastante más fácil disimular mi estado que a Javi, me resulto sumamente cómico ver cómo se las arreglaba para intentar esconder la erección que tenía mientras terminábamos de realizar la compra en el supermercado.

―Bueno guapísimo, pues ya tienes la compra hecha ―  le dije una vez pagada la compra y ya ambos en un estado algo más relajado― Ahora te toca a ti acompañarme mientras miro ropita…bueno eso si es que te apetece pasar la tarde con una mamá mayor.

―Claro que me apetece, pero no eres para nada aburrida ni mayor.

―Ah…entonces seré una MILF de esas ¿verdad? ….jaja…. Bueno pues venga que me tienes que hacer de juez. ¿Te importa bajar la compra al coche? Así no cargamos con ella, ten las llaves. Yo te espero aquí.

―Ok, Anna. Ahora mismo vuelvo, no te me escapes.

―Tranquilo que no pienso escaparme.

Aproveché que Javi de fue al parking a dejar la compra, para ir al baño a retocarme un poco el maquillaje. Los aseos se encontraban en la misma planta 1, donde dejamos el coche. No tarde ni dos minutos en repasarme los labios con un poco de brillo. Y pellizcarme las mejillas, para realzar el tono. En cuanto salí, me lo encontré casi de cara.

― Vaya….creía que te había perdido.

― qué tonto eres, ¿no confías en mí?...parece que no me conozcas, si podría ser tu tía Anna. Más de una vez te he limpiado los mocos cuando eras un crio. Pero claro tú no te acuerdas de eso. Solo tenías tres añitos cuando os recogía a ti y a Roger en la guardería.

― Vaya…no sabía yo todo eso. ¿Y qué otras cosas me has limpiado?

―Uyyy….que curioso eres…muy espabilado estas para tú edad.

― ¿Qué quieres decir con eso?....¿aún me ves como un crio?

La conversación se estaba poniendo por momentos muy interesante, mientras subíamos por las escaleras mecánicas del centro comercial.

―que va, ya no eres ningún crio…eso seguro, si me ha dicho tu madre que ya tienes novia…¿verdad?

― bueno….si, no …no solo es una buena amiga.

― en qué quedamos, ¿sí o no?

― lo hemos dejado, solo salimos medio curso.

― ¿y porque lo habéis dejado?

― bueno, es que a mí me gustan más…más…menos niñatas, siempre están con tonterías

― así que te gustan más maduras, chicas de veinte hechas y derechas.

― bueno, las prefiero más …no sé, más …como….tú.

― !! Caramba ¡¡…con Javi, así que te gustan como yo….uyyy, eso no es muy normal.

― Anna, tú te has visto. Si eres la mujer que todo hombre quisiera. Si oyeras las cosas que dicen de ti en el vestuario, mis amigos. Incluso a Roger, se le van los ojos cuando te mira.

― ¿A mi hijo?

― Pues claro, todos hemos tenido fantasías con las madres de algún amigo alguna vez. Lo que pasa es que nos acojona reconocerlo. Pero te aseguro, que a veces nos hemos pajeado pensando en vosotras.

― Como que en vosotras, ¿quiénes son las otras?

― Bueno, a ver…que esto no salga de aquí, que solo son tonterías de vestuario. No quiero líos.

― No te preocupes, no pienso contárselo a tu madre ni comentarlo con las otras madres. Sólo que me ha sorprendido y me tiene intrigada. Soy un poco cotilla…jajajaja

― Bueno, a ver a tu hijo sé que le gusta mi madre, joder…. a mí no me importa, porque no puedo culparle….a mí, tú me pones mucho….y él lo sabe.

― Vaya con Roger, no me imaginaba yo que estaba con la testosterona tan subida.

― Anna, que ya no somos críos…

― ya, ya me doy cuenta….¿y que os gusta de nosotras?...porque me has dicho que hay otras.

― bueno también está la madre de Iñigo, ¿la conoces?

― No, no sé quién es.

― Si, la rubia que siempre va impecable a los partidos de básquet, la has tenido que ver alguna vez. Parece una stripper. Con ese culo y esos tacones altos que siempre lleva.

― Joder …sí que la he visto, sí parece una p…, bueno claro ahora entiendo porque os gusta, la verdad es que la zorra tiene un cuerpazo.

― Si pero la verdad es que a mí me pones tú, más que ella. Supongo que te has dado cuenta en el súper, ¿no?

― Qué zorro eres, mucha labia tienes tú…y parecías tontín….jajaja

Lo cierto es que cuando acabamos de subir a la planta de ropa y salimos de las escaleras automáticas, llevaba un calentón importante…y además durante toda la conversación Javier no había dejado ni un momento de mirarme el escote.

Toda esa información me había subido la autoestima, y me sentía realmente hermosa y una mujer deseable a los ojos de unos adolescentes.

― Bueno, todo eso lo puedo entender…no tenéis mucha experiencia en el sexo y os atraen las mujeres maduras  y experimentadas.

― pero que dices, que equivocada estas, ¿te crees que soy virgen?

―Bueno, no….supongo, a ver no quería decir eso, solo que no puedes haberlo hecho tanto, como para saberlo todo…¿no?

― Anna …Anna….¿quieres que te enseñe lo que sé?

― !!! Pero que descarado eres ¡¡¡….anda vamos a ver si encuentro lo que he venido  a buscar, liante.

Y haciendo como si me hubiese enfadado, corté esa conversación que empezaba a descontrolarse un poco…

A pesar de ser el hijo de mi amiga y el mejor amigo de mi hijo, un extraño cosquilleo me recorrió el cuerpo, me causó cierto placer su forma atrevida y descarada de aprovechar el momento, sé que además aprovechó para mirarme el culo cuando me adelante dos pasos frente a él y me fui hacía la sección de lencería.

Yo también me estaba excitando con aquel juego. Me contagiaba su juventud y desparpajo, no perdía oportunidad para decirme algo agradable, me halagaba a cada instante y eso me gustaba mucho, porque mi marido  e incluso mis hijos, nunca me decían nada. Siempre era yo la que tenía  que ir preguntando si les gustaba esto o aquello. Si me quedaba algo bien.

En un momento dado, mientras estábamos dando vueltas entre la ropa, aprovechó la oportunidad para rozar mis nalgas aparentando ser algo totalmente accidental. El notar su paquete duro rozando mis carnes me estaba calentando y como una loca yo misma en alguna ocasión le busqué disimuladamente, poniendo mi mano sobre su hombro y preguntándole que le parecía este vestido o esa falda.

 Le acerqué mis glúteos a su entrepierna aprovechando que los pasillos eran estrechos. La falta de sexo, con mi marido, o el sexo que yo anhelaba  me impulsaba a dejarme llevar por las calenturas que me estaba provocando Javier. Aun así, me sentía extraña a pesar de que me gustaba su compañía. Nunca había experimentado tal sensación, yo una mujer madura de más de cuarenta, poniendo caliente a un adolescente de la edad de mi hijo. Me sentía un poco zorra por mí actitud, pero al tiempo culpable por haber provocado aquella situación.

En mi cabeza empezaron a agolparse pensamientos morbosos, mientras le observaba con disimulo y  sonrisas cómplices cuando nuestras miradas se cruzaban, mientras sosteníamos alguna prenda de ropa sugerente.

Así como avanzaban los minutos, los comentarios eran más espontáneos y con dobles intenciones. Y mi mente ya divagaba en fantasías de alto nivel erótico. ―Anna deja de hacer eso…la cosa acabará mal―me decía a mí misma, pero no podía evitarlo.― ¡Qué coño haces Anna! ―me recriminaba internamente, cuando sucumbía a un pensamiento libidinoso ―joder….joder….que es el amigo de tu hijo, Anna compórtate―

Una de mis fantasías más recurrentes de mis sueños, era estar en una situación similar, en unos grandes almacenes. Donde un desconocido me observaba y seguía por los pasillos, entre la ropa colgada, y se acercaba por detrás y posaba una mano en mis nalgas y con la otra me rodeaba la cintura acariciándome el vientre y luego descendía bajo mi falda buscando mi sexo y me masturbaba, mientras yo me agarraba a la barra donde colgaban los vestidos, para finalmente correrme entre sus dedos.

Me quede como ida en mi pensamiento,  recordando esa escena. Cuando noté una mano sobre mi brazo.

― Anna, ¿estás aquí?....te has quedado boba, ¿en que estabas pensando? ― me sobresalte.

―Uyy…no, en nada…

― Si en nada, en que estarás pensando, con eso que sujetas entre las manos.

Parpadeé un par de veces, hasta que reaccioné. Sujetaba un precioso camisón transparente muy corto de color burdeos, con puntillas caladas en la zona de los pechos y caderas.

― Me gustaría vértelo puesto, vaya suerte tiene tu marido. ¿Así te vistes para ir a la cama?

― Vaya sí que es bonito….pero demasiado provocador.

― ¿Provocador?...porque no te lo pruebas, creo que te quedará precioso. Además pasado mañana va a ser San Juan, el santo de tu marido. ¿No le vas  a regalar nada?

― Pero que adulador eres Javi, con esa labia que tienes  venderías neveras a los esquimales.

― vamos date el capricho mujer, ¿te crees que Juan te va a regañar?...te hubiese acompañado, en vez de quedarse a ver el partido.

― Bueno te voy a hacer caso, pero he venido a comprarme ropa.

― ¿Acaso eso no lo es?

― Bueno, si…pero necesito unas braguitas a juego, no voy a ponerme esto así.

― Déjame a mí…te las quiero elegir yo.

― !!! A ver que hacemos ¡¡¡

Javi se presentó con un par de bragas de raso y encaje en color negro y otra tipo tanga con la parte frontal del mismo color que el camisón.

― bueno espera un momento, me lo voy a probar.

― ¿no puedo ver cómo te queda?

― ¡por supuesto que no, que te has creído…mocoso!

― ¿pues así para que me has hecho venir, no era tú ayudante de cámara? ―y me giño un ojo.

― bueno acompáñame, pero te vas a quedar fuera esperando… ¿vale?

― vaaale

Pero antes  de entrar en la zona de vestidores, me agarró de la cintura y me dijo muy cerca del oído.

― Perdona, ¿puedo hacerte una pregunta? ―le miré algo extrañada por su forma de hablar y acercarse a mí.

―Si claro, ¿qué quieres saber?

Y haciendo como si no me conociera de nada, me preguntó

― ¿Estás con tu marido o has venido sola? ―que si estaba con mi marido o estaba sola, extrañada, le miré a los ojos.

― Ssshhh….tu sígueme el juego― me dijo con gran templanza.

―Vale―  pensé. No era la forma más sutil de entrarle a una mujer, pero le seguí el juego, curiosa por saber a dónde quería llegar.

― Necesito la opinión de una mujer. He salido a hacer unas compras para el cumpleaños de una amiga y no me decido. Por cierto me llamo Javier.

― Encantada Javier, me llamo Anna. ―dije siguiéndole el juego, divertida.

Me dio dos besos, como si nos acabásemos de presentar, bueno, en cierto modo eso había ocurrido.  Y acto seguido le pregunté.

― ¿en qué te puedo ayudar, Javier?

―Verás resulta que quiero comprar algo sexy para mi amiga, pero no se ver cómo le quedará, cuando lo veo aquí expuesto en los colgadores no me hago a la idea, y ella tiene una talla similar a la tuya. Además me da un poco de vergüenza pasar por caja a pagar con un conjunto de lencería en la mano, ¿sabes?

― Bueno, sabes una cosa, a mí es que me ocurre algo parecido pero al revés. Y es que todo me gusta cuando lo veo en los expositores pero luego cuando me lo pruebo, no sé por cual decidirme y me veo gorda con todos. Así pues, ¿porque no me acompañas y lo decidimos juntos?

Mi respuesta le dejo desconcertado pero le gusto, esbozó una amplia sonrisa y me cogió del brazo. El muy zorro le había sabido dar la vuelta al tema tan sutilmente, que cuando me di cuenta ya estábamos metidos los dos en el probador aprovechando que ninguna dependienta andaba por allí cerca. Mis anteriores palabras se las había llevado el viento.

Una vez en los probadores.

―Perfecto, serás mi modelo de lencería. Y yo seré tú asesor de imagen íntima, jajaja ―

―será posible, pero como me has liado…. ― Y nos reímos los dos.

―Estupendo, me gustará saber la opinión de un chico joven como tú ― le dije ― Mi marido a veces me dice que las monjas llevan ropa interior más sexy que la mía.

― Toma te he escogido esto.

Lo miré con detenimiento, estirando ambas prendas por la fina goma elástica de la cintura.

― Vaya ojo, ¿cómo sabías mi talla?

― no preguntes…―me dijo con una sonrisa en los labios.

― Ok no pregunto. ¿Te importa cerrar los ojos? Voy a probármelo a ver qué tal.

― Jooo ¿en serio?- Dijo protestando como un crio.

― Por supuesto, ¿Qué te pensabas?- Le conteste fingiéndome recatada y tímida ante tal frescura.

― Pero Anna..

― Ni peros ni nada, o cierras los ojos o te sales fuera ―cerró los ojos al instante y en mi rostro surgió una sonrisa de oreja a oreja al saberme dominante.

 Lentamente comencé a desvestirme entre las estrecheces de aquel probador, Javi se apoyaba de espaldas contra una de las paredes mientras yo dándole la espada a él y a escasos centímetros de su cuerpo me desprendía de la camiseta descubriendo mis pechos coronados por unos pezones totalmente erectos. Acto seguido desabroche mi falda vaquera dejándola caer al suelo, al igual que hice con mi tanguita segundos después y me incline hacia adelante a fin de recoger ambas prendas del suelo.

 Aunque el probador tenía la amplitud suficiente como para haberlo evitado, la verdad es que no quise desaprovechar la oportunidad de restregar mi culo contra la entrepierna de Javi con la excusa de la falta de espacio.

― Huy perdón, esta estrecho esto― le dije con voz melosa, mientras apoyaba mi trasero desnudo contra el paquete que se marcaba bajo su pantalón.

― Tranquila no pasa nada― contestó llevando sus manos a mi cintura desnuda.

― No miras ¿verdad? ― pregunte con malicia, manteniendo mi posición por un momento y alargando el contacto de forma innecesaria mientras separaba sus manos de mi cuerpo.

― Te prometo que  no miro hasta que tú me digas Anna.

― Jaja…. pero tocar sí que tocas…no sé no sé, tengo que asegurarme de ello ― le conteste levantándome con las prendas ya en mis manos y dándome la vuelta deposite la falda sobre un pequeño taburete en la esquina del probador.

― Será mejor si te pongo un antifaz.

 Lleve mi tanga húmedo, hasta su cabeza y se lo coloque a modo de antifaz aún a sabiendas de que no podría tapar para nada su campo de visión. Estaba cachonda, quería ser mala y quería que Javi fuese 100% consciente de lo cachonda que estaba así que le lleve el aroma de mi coñito hasta sus propias narices.

― Bien ahora seguro que no puedes ver nada. Yo te aviso cuando esté lista y puedas abrir los ojos.

 Tome una de las braguitas nuevas y levantando un pie primero y luego el otro, introduje a través de los ojales mis pies enfundados con las sandalias de plataforma que me había dejado puestas.  Llevarlas, me daba ese plus de altura que tan bien me venía en aquel momento. Luego, deslicé la fina prenda por mis piernas y muslos hasta colocarlas en su posición final. Por último me puse el camisón y me mire al espejo.

 Me sentía muy atractiva, la transparencia del camisón dejaba ver prácticamente la totalidad  de mi cuerpo y mis pechos se veían con claridad, marcándose los duros pezones contra la delicada tela. Estaba deseando saber la opinión de mi ayudante de cámara.

― Ok, ¿Estás preparado Javi?

― Totalmente empalmado…digo…preparado, jaja… que tonto, ha sido un lapsus lingue.

― Jaja, si… ya… un lapsus lingue ¿no?.... Anda descarado, ya puedes abrir los ojos― le dije cubriendo mis pechos con las manos en un gesto de falsa timidez buscada y situándome cara a cara frente a él.

― Gauuu! Anna estas impresionante. Pero, ¿porque te tapas? .Así no puedo darte una opinión concluyente.

― Vaya veo que veías a través del antifaz, eres un tramposo― dije con una pícara sonrisa.

― Umm no sé. ¿De verdad es necesario que aparte las manos?

― Absolutamente.

Separé mis manos descubriéndome por fin ante los ojos de Javi, que automáticamente comenzó a regalarme los oídos con halagos.

― Estas impresionante Anna de verdad, que envidia me da tu marido, estas riquísima…buffff.

― mmm no sé si creerte― conteste con cara tristona.

― Seguro que lo dices tan solo para adularme.

― para nada, es toda la verdad, estas impresionante. Si no me crees a mí, tienes que creer a mi amigo ―y con un gesto señalo a su entrepierna donde el bulto era cada vez más evidente.

― Caramba, parece que tu amiguito si puede hacerme de juez ― le conteste mordiéndome el labio inferior y bajando la vista ― ¿Dejamos que sea el quien decida?

― ¿Y cómo vamos a hacer eso?

― Veras― contesté llevando mis manos hasta sus pantalones cortos para desabrocharlos.

― lo dejamos a su aire y que sea él quien indique con que braguita le gusto más.

Me agache hasta llegar a la altura de su paquete y le desabroché los pantalones, los deje caer al suelo para seguidamente estirar del elástico de sus calzoncillos y liberar la polla de Javi, que salió disparada como una catapulta, golpeándome en la mejilla.

―Vaya, parece que este modelito le gusta― dije incorporándome y contemplando su bonita polla circuncidada que desafiaba la ley de la gravedad. De la puntita, asomaba una gota de líquido pre seminal.

― Ya te lo decía Anna, compartimos la misma opinión, no te estaba engañando.

― Ok Javi, dejemos que decida tu amiguito. Su sinceridad me gusta.

Le dije mientras me acercaba para mirarle cara a cara mucho más de cerca. Rodeando su pene con mi mano lo apreté suavemente para acto seguido ordenarle:

― Vamos cierra los ojos, tengo que cambiarme para el siguiente modelito.

 Cerró los ojos al instante. Me gustaba lo obediente que Javi se comportaba en nuestro juego, acataba todas mis órdenes sin rechistar. Solté su polla abandonándola por la punta tras deslizar suavemente mi mano por todo su tronco quedando esta cimbreante al aire.

― Ohh, pobrecito con lo a gusto que estaba mi amiguito sintiendo las caricias de  tu mano.

― Jajaja, que zorro eres, de momento debe estar libre para evaluar mis modelitos…. jaja.

Volví a girarme para darle la espalda e introduciendo mis pulgares entre la carne y el elástico de la braguita las deslice hacia abajo hasta que terminaron por caer. Como si estuviésemos en clase de gimnasia, me incline hacia delante con las piernas abiertas y sin doblar las rodillas recogí del suelo la prenda íntima.

La polla de Javi se rozaba sin ningún impedimento contra mi culo y no dude en ejercer algo de presión haciendo que esta se encajase entre ambos cachetes curvándosele sutilmente.

― Que estrecheces ¿verdad?, espera a ver si puedo hacer algo de sitio.

―  Pero no mires aún ¿eh?

 Separó sus piernas lo que le permitían los pantalones caídos sobre sus pantorrillas y flexionando algo las rodillas hizo que su cintura descendiese algunos centímetros hasta que su polla termino por encajarse no ya entre los cachetes de mi culo, si no entre los labios de mí mojado coño, que se  acomodaron al instante al venoso tronco de su caliente miembro.

― mmmm….parece que así se está mejor Anna, aunque es todo cuanto puedo hacer con los ojos cerrados.

― Pues a mí me parece que eres todo un experto haciéndote sitio― le conteste sacando las bragas de entre mis piernas y levantándome lentamente de forma que los labios de mi coño recorrieron y humedecieron toda la longitud de su polla antes de que nuestros sexos se separasen.

― ¿Tú crees? , serán los instintos de la naturaleza…mujer.

 Dedique algo de tiempo, poniéndome el segundo de los modelitos sin evitar, eso sí, algún que otro roce casual con el miembro viril de mi joven ayuda de cámara.

― ¿Estás preparado para una nueva valoración?

― Nunca lo estuve más, estoy realmente impaciente.

― Pues venga ¿a qué esperas para abrir los ojos? ―le dije levantando los brazos y tomando pose como si estuviese presentando un truco de magia.

― ¡Tachan!

― Buff… Anna, estas impresionante….de verdad, que delicia.

― ¿Cuál te gusta más?

― No sabría que decirte, estas estupenda con los dos.

― Jajaja, no te pregunto a ti Javi, le pregunto a tú amiguito― dije bajando mi mirada en dirección a su verga.

― Pues tú misma, mira como está el pobre….que parece que se ahoga y le falta la respiración ― me dijo señalando con ambos dedos índice de sus manos a su miembro que daba botecitos en el aire.

― Si la verdad es que está un poco colorado, tendrá calor ― conteste rodeando su pene con mi mano y evaluando el estado del que debía de ser mi juez.

― creo que al final le vas a tener que hacer la respiración artificial, o acabará desmayándose por una hipertensión.

― jajaja….pero que cachondo eres ….qué quieres que te diga, no me está siendo de gran ayuda, parece que todo le gusta por igual― dije llevando mi mirada directamente hasta sus ojos a la vez que mi mano rodeaba su dura polla y la masturbaba lentamente .

― La verdad es que somos de la misma opinión, está exactamente igual de entusiasmado que con el conjunto anterior. Quizás este entusiasmado contigo y no con los conjuntos.

― ¿Tú crees? Está bien, hagamos un último intento. Cierra los ojos.

Esta vez no me di la vuelta, nuevamente deje caer las braguitas por mis piernas y esta vez me agache doblando mis rodillas de forma que mi rostro se situó justo frente a la polla de Javi que destilaba ya un hilillo de líquido por la punta de su hinchado glande.

Mientras recogía las bragas, restregué mi cara contra aquel gordo nabo más estrecho en la base y que aumentaba de grosor hacia su extremo.

Aquellas gotas de líquido pre seminal terminaron esparcidas por mis mejillas. Y el olor de aquella polla me estaba volviendo loca. Mi coño destilaba jugos, ya de forma incontrolada y estos mojaban mis muslos. Necesitaba aquella polla dentro de mí, no podía contenerme más.

Me levante, me deshice del camisón y totalmente desnuda a excepción de mis sandalias le dije a Javi.

― Ya puedes abrir los ojos.

― Joder…joder, Anna, que rica estas. ¿No te pruebas el otro modelito?

― No, necesitaba saber si aquí, tu amiguito está siendo imparcial con los conjuntos o tiene la misma opinión con todo.

― Definitivamente eres tú Anna, no son los conjuntos. Me estás volviendo loco ahora mismo, si no paras de hacerme eso no sé de lo que soy capaz ― me dijo mientras movía su polla sobre mis labios expuestos, haciendo morritos.

― ¿Y de que eres capaz? ― le dije levantándome y dándome la vuelta,  ofreciéndole la espalda en una especie de reto.

 Aquel fue el gesto definitivo, que dio  vía libre a Javi para abalanzarse sobre mí. Me rodeo con sus brazos y tomando mis pechos entre sus manos comenzó a pellizcar mis excitados pezones mientras su boca comenzó a lamer y morder mi cuello que se ofrecía al echar yo mi cabeza a un lado.

Apoyada con ambas manos sobre el espejo, observaba a Javi, lamiéndome y besándome con la locura y pasión de un adolescente, lo que era realmente.

― Joder Anna,  estoy cachondísimo.

― ¿Quieres decir?, no me había dado cuenta ― conteste echando mi culo hacia atrás y facilitando que su polla se clavase contra él.

― Estoy loco por follarte ahora mismo.

― ¿Lo estás deseando? …vamos cabronazo métemela de una vez, estoy loca por sentir como clavas esa polla dentro de mí. ― dije levantando una de mis piernas para apoyarla en el taburete y ofrecerle acceso total a mí sexo.

Javi metió su mano entre mis piernas y me froto el sexo con rudeza, al principio.

― sshhhh….tranquilo, suavemente.

 Javi se agacho y colocando su cabeza por debajo de mi culo comenzó a comérme con frenesí mí ano, para poco después terminar recorriendo mi coño con su lengua aventurera. La introdujo varias veces entre los labios,  para saborear el flujo que mi coño destilaba.

― mmm….joder Javi, que lengua más juguetona. Vamos méteme tú polla, la deseo dentro, la quiero dentro ya.

 Se levantó de inmediato. Llevé mi mano hacia atrás y tomé su polla. La acerque hasta mi coño para restregar su capullo unas cuantas veces entre mis labios mayores antes de situar su herramienta en la entrada de mí cueva. Javi puso sus manos sobre mis caderas y de un solo empujón me la clavó hasta el fondo de mi dilatado y chorreante coño. Donde aguardó por unos segundos, antes de comenzar un frenético mete saca que me estaba transportando al mismísimo cielo.

― Agghhh…joder  Javi, no pares, mmm … vamos fóllame duro― le decía, mientras llevaba mi rostro hacia atrás y abría mi boca ofreciéndosela para recibir su lengua con sabor a mi sexo.

 Javi se inclinó hacia delante dispuesto a morderme, lamerme y chupar mi boca entrelazándonos los dos en un húmedo y guarro beso. Que viéndonos a través del espejo, nos excitaba aún más.

Los jadeos se hacían ya muy audibles a través de las cortinas de los probadores.

― Joder Anna….  llevo años pajeándome pensando en ti ― dijo tomando aire por un instante, mientras aminoraba la velocidad de los puyazos que me propinaba por detrás.

Iba tan a saco, que la polla se le escapó fuera por completo. La volvió a situar en la entrada de mi coño y me la clavo nuevamente de golpe. Esto parece que le gustó, porque volvió a repetir este gesto a continuación, tres o cuatro veces.

Yo jadeaba de gusto, por su vitalidad, no se cansaba de meterla y sacarla,  ya no sabía cómo ponerme más en pompa para sentir aquella polla tan profundamente como fuese posible. Fue entonces cuando fui yo la que comencé a mover mi culo y a follarle clavándomela hasta el fondo.

         ― Ummmm vamos Javi, dame rápido que quiero sentir tu leche llenándome el coño.

Javi comenzó a follarme nuevamente con velocidad desenfrenada matándome de gusto. Nuestros cuerpos sudorosos chocaban con cada embestida emitiendo el sonido característico del plaf-plaf-plaf, entre su vientre y mis nalgas y el sudor de ambos.

 Cerraba los ojos y abría la boca intentando tomar aire,  ante el inminente orgasmo que estaba a punto de invadirme, cuando paso lo que tenía que pasar…

― Hola, ¿Les puedo ayudar en algo? ― Esta fue la frase que escuchamos salir de la boca de la joven dependienta que acababa de descorrer la cortina del probador.  Visualizad la escena que quedó congelada por un momento. Yo totalmente desnuda, a excepción de mis sandalias, con mi pie derecho plantado sobre aquel pequeño taburete y ofreciéndome totalmente en pompa a Javi quien con los pantalones por los tobillos me tenía totalmente ensartada por su polla. Ambos nos quedamos paralizados, mirando la cara de la dependienta con los ojos abiertos como platos.  La chica, poco a poco pasó de la sonrisa de cortesía inicial a una cara de total sorpresa y nerviosismo.

― Coño… ¿Pero qué estáis haciendo?....e…esto…no sé puede….hacer.

 Tras unos segundos de desconcierto en los que no supe que hacer, decidí que tenía que tomar el control de aquella situación o al menos intentarlo. Así que antes de que saliese de allí espantada y nos armase un pollo. La agarré por el brazo y la metí dentro del probador, cerrando la cortina tras ella.

―No me jodas niña. Calla y entra de una puta vez.

La chica quedo todavía más desconcertada, si cabe, ante mis órdenes y no pudo hacer más que obedecerme con cara cada vez más estupefacta. El espacio en aquel probador era cada vez más escueto.

― Mira niña, ya sé que no deberíamos estar haciendo esto aquí  y te pido perdón por adelantado. Pero este crio me está matando de gusto y yo estoy loca por correrme, así que haz el favor de pasar esto por alto y te prometo que me llevaré toda la ropa que hemos cogido y encima te llevarás una buena propina de paso.

―Pe..pero…

― Ni pero ni nada, esto es lo que hay…. ¿y a ti Javi quien coño te ha dicho que pares de follarme?... Vamos sigue metiéndome polla.

La chica se quedó plantada con las manos a la espalda agarrando la cortina, mientras Javi me follaba de nuevo.  Las embestidas que me daba eran colosales y pronto observé que la dependienta se mordía los labios. Sin lugar a dudas, la chica se estaba excitando viéndonos follar.

― ¿te gusta como folla este chico? …vamos acércate ― le dije viéndola con esa carita de deseo, que parecía que llevaba meses sin catar una polla.

Cuando se acercó a mí, le acaricié el cabello con los dedos, mientras la miraba a los ojos. Yo tenía el rostro empapado en sudor y los cabellos se me pegaban en la frente.

― ¿Qué te parece si nos acompañas?... ¿te apetece comerle la polla a Javi? ―le decía melosamente, intentando no asustarla.

― fíjate que polla más dura y joven tiene, ¿quieres compartirla conmigo?

Mientras acontecía todo esto, Javi no dejaba de mover su polla en mi coño al tiempo que magreaba mis tetas mostrándoselas a la chica.  Yo, ante la mirada perdida de la chica observando mis magullados pechos, la agarré por la melena haciendo con ella una coleta y la tensé hacia abajo suavemente, sin querer dañarla, solo la guiaba hacia mí para que volviese a prestarme atención. Esta vez la enfrente al espejo, y a través de el nos miramos a los ojos.

― ¿Qué me contestas, quieres participar o prefieres mirar?

No dijo, nada pero en su mirada intuí su deseo. Y cogiéndola con la otra mano por el cuello, la acerqué a mis labios y la besé. Javi cuando me vio, se paró de golpe.

―Joder  pero que… ¡¡¡…..joder Anna que pasote tía ¡¡¡…la estás morreando ¡¡¡

― !!! Sigue follándome no pares coño ¡¡¡

Mientras seguía besando a la chica, le desabroché un par de botones de la blusa y le saque el pecho derecho fuera del sostén. Javi nos observaba a través del espejo, y me follaba cada vez más fuerte, más excitado. Ya estaba a punto de correrme, y a Javi poco le faltaba después de entrar en escena la dependienta, que no debía tener más de 22 o 23 años.

― joder …joder…me voy a correr Javi….me corroooooó― dije con mi mejilla apoyada en la mejilla de la chica y resoplando de placer en su oreja.

― Yo también Anna….me voy a correr.

Me di la vuelta rápidamente y me puse de rodillas, agarrándole la polla. Se la casque un par de veces y girándome hacia la chica, la cogí por la mano y tiré de ella hacia abajo para que se pusiese de rodillas a mi lado. Lo hizo sin oponer demasiada resistencia, realmente creo que estaba deseando meterse la polla de Javi en la boca. Le acerqué la polla de Javi a los labios para que se la chupase. Ella no se decidía así que le puse la mano en la nuca y yo misma se la introduje en la boca. Javi tenía una mano en cada una de nuestras mejillas y cada vez jadeaba más fuerte.

― Me voy a correr…Anna….joder….me ….corroo.

Y así con la polla de Javi en la boquita abierta de la dependienta, empezó a descargar un montón de chorros de semen blanco y espeso que la niña casi no podía tragar. Mientras yo me encargaba de sobarle los huevos y acariciarle el culo con la otra mano que no sujetaba y exprimía la polla de Javi entre los labios de ella.

Cuando Javi acabó de correrse, se la chupe un par de veces succionando con fuerza para limpiarle bien la polla de leche. Y me di la vuelta hacia la dependienta y la besé de nuevo, introduciendo mi lengua en su boca y rebuscando cualquier resto de leche que hubiese mezclada con sus babas. Ella no me hacía ascos y parecía estar disfrutando tanto como yo.

Cuando terminamos, todos estábamos exhaustos, y excitados todavía. La dependienta recompuso su ropa y se acicaló el pelo en el espejo antes de salir.

― Toma llévate estas cosas, y me las vas envolviendo. Me lo voy a quedar  todo. Ahora salimos.

― Si  señora, no se preocupe. Yo se lo voy arreglando, no hay prisa. Yo estaré en la caja de en frente.

― ¿Cómo te llamas? ― le dijo Javier.

― Mi nombre es Lorena, y siempre estoy en el turno de tarde.

― Gracias Lorena, puedo llamarte algún día…

― Pero bueno, que descarado eres, me acabas de follar y ya le pides para salir  otra delante de mis narices….jajaja, eres un zorro ¡¡¡

― Si claro, porque no, tienes una buena polla y veo que sabes usarla…luego te apunto mi móvil.

Lorena, salió del probador contoneando sus caderas y con una pícara sonrisa en sus labios. Mientras  Javi tenía ese brillo de la lujuria dibujado en los ojos.

Cuando acabamos de vestirnos, salimos hacia donde Lorena nos esperaba con las bolsas preparadas.

― Aquí tiene señora, son tres conjuntos de cama muy sexys.

― Si…es que Javi tiene muy buen gusto ― le dije guiñándole un ojo.

― Que va, lo que pasa es que a una hembra como tú todo le sienta divino.

― Bueno, señora serán 427, 99€

― joder…. ― dijo Javi

― ¿Qué te creías?... ¿que la ropa íntima de las mujeres era barata?...

― no claro, pero eso es una pasta ¡¡¡….

― bueno para algo está el cornudo de mi marido, ¿verdad?....luego voy a tener que hacer el paripé delante suyo con todo esto, para compensarle.

―  Efectivo o tarjeta.

― Con tarjeta ― y le acerqué la tarjeta de crédito,  Lorena me acarició la mano con sus dedos antes de recogerla y colocarla en el datofono. Me entregó el ticket y me lo guarde en el bolso.

― Gracias Lorena, ha sido un placer conocerte.

― el placer ha sido mío señora, vuelva cuando quiera y pregunte por mí, me encantará atenderla de nuevo.

― Hasta pronto Lorena.

Nos dirigimos hacia las escaleras mecánicas, cuando estábamos a unos metros de la caja, Lorena llamó a Javier.

― !!! Javi ¡¡¡…se me olvidaba, toma…. mi teléfono….llámame un día de estos y quedamos para tomar algo.

― si..si , claro…te llamaré, no lo dudes. Tienes unas tetas preciosas. 

Se dieron un beso cortés, y nos fuimos, ahora sí, hacia las escaleras mecánicas. Estábamos sedientos y deshidratados de tanto ejercicio. Nos dirigimos a la última planta, donde se encontraba la cafetería.

Encontramos una mesa tranquila en un rincón y pedimos algo fresco para beber, yo estaba sedienta de tanto jadeo.

― Anna, ha sido maravilloso…te juro que nunca me había corrido tanto.

― Te creo…jajaja…además no has perdido el tiempo con Lorena, la chica es muy mona.

― Bufff, ya te digo, joder que morbazo cuando os he visto como os morreabais….joder pero que vicio.

― Bueno, pero esto de hoy no tiene que salir de aquí, prométeme que no se lo vas a decir a nadie. No quiero que mi marido se entere de nada. Y a mi hijo menos, ni se te ocurra contárselo.

― Joder Anna, ¿te crees que soy tonto?...esto es nuestro secreto…joder mira como estoy otra vez, solo de pensarlo.

Me eche un poco hacia atrás para observar su entrepierna, Javi se agarró la polla por encima del pantalón y me mostró la silueta que formaba el bulto de su polla empalmada de nuevo. No pude resistir acariciarla por encima de la tela.

― Joder Javi ya vuelves a estar empalmado otra vez…!!! Divina juventud ¡¡¡― le dije mirándole a los ojos mientras acercaba la pajita de mi refresco a los labios y sorbía de ella poniendo cara de viciosa. Me divertía ver la cara de Javi, era todo un espectáculo.

Yo para ver la cara que ponía y jugar un poquito más con él, le dije con toda la seriedad que pude.

― Mira Javier, esto se va a quedar aquí, esto no puede volver a repetirse, es muy peligroso…estoy casada, ¿lo entiendes?

Javi, puso una tremenda cara de decepción. Y se quedó pensativo,  sin saber que hacer o decir. Le puse mi mano sobre la suya y le miré a los ojos.

― Javi, a mí también me ha gustado…joder, follas muy bien cariño…es solo que, no podemos mantener una relación así. ¿Nos podrían pillar y luego que nos pasaría?

― Pero Anna, yo no quiero una relación, solo quiero que echemos algún polvo de vez en cuando, como hoy…joder ha sido la ostia.

En ese momento note la mano de Javi sobre mi muslo, acariciándome sobre la rodilla.

― Ya lo sé Javi, joder hacía meses que nadie me echaba un polvo como este, ¿te crees que a mí no me ha gustado también?, pero si seguimos con esto deberemos ser muy discretos ¿de acuerdo?

― Si Anna, lo que tú digas, será como tú quieras pero necesito volver a follarte antes de irnos, joder no puedes dejarme así…con esto como está ―mientras decía esto, su mano ya me acariciaba el coño por encima de las bragas.

― Para Javi ¡¡¡….nos va a ver alguien.

― Nadie nos mira, Anna. Vamos dame tus bragas me las quiero guardar de recuerdo.

― Pero aquí, no.  Estate quieto…Javi.

― Quiero pajearme esta noche con ellas, mientras las huelo, mientras siento tu olor en mi cama.

― Javi, para ¡¡¡….para¡¡¡

― No, hasta que no te las quites…

― Vale, pero déjame a mí.

Tuve que hacerlo, de lo contrario alguien hubiese podido prestarnos más atención de la cuenta, y no era el caso que montásemos un espectáculo en la cafetería llena de gente.

― Siéntate enfrente mío. Vamos… sino no voy a poder hacerlo.

Javi se sentó frente a mí, cosa que aproveché para levantarme discretamente de la banqueta. Y agarrar el elástico de mis bragas para bajarlas por debajo de las nalgas, lo suficiente para volver a sentarme, sin que nadie se hubiese percatado de nada.

Una vez sentada de nuevo, metí una mano bajo la falda jean, y tiré de ellas hasta mis rodillas, luego las deje caer al suelo. Y miré a mí alrededor para que nadie observase mi nueva acción. Con sutileza levante primero un pie y zarandeando mi tobillo discretamente, me deshice de las bragas por el, ahora quedaba el otro.

Javi me miraba a los ojos al tiempo que miraba de reojo a los lados, con la cara de estar haciendo algo peligroso y prohibido. Creo que ese juego lo estaba excitando mucho. Me agache a un lado y con la mano derecha las recogí del suelo pasándolas por debajo de la sandalia. Hice un muñón de ellas, con la mano. Escondiéndolas de la gente. Y se las acerque por encima de la mesa entregándoselas a Javi.

 Parecíamos dos escolares pasándose una chuleta en medio de un examen, con la adrenalina subida a tope por el hecho de estar haciendo una fechoría.

― Joder Anna las has vuelto a mojar ― y mientras decía esto se las acerco a la nariz y las olio.

― Que haces Javi, guárdate eso.

― vale…vele…pero no me puedes negar que tú también estas cachonda otra vez. Menudo sello has dejado en ellas.

― No seas bobo Javi, es por tu culpa… ¿te crees que no me excita todo esto?....vuelvo a estar empapada por tu culpa, eres un peligro….jajaja, recoge las bolsas que nos vamos.

― ¿Ya?... ¿tan pronto?...

― Tú sabes la hora que es, aún tenemos que dejar toda tu compra en casa…y es posible que me quede un ratito antes de que sea la hora de irme a hacer la cena.

A Javi se le abrieron los ojos como platos y se levantó de la silla como si tuviese un resorte en el culo.

― pues venga a que esperas, vámonos ya.

― vale…vale…jajaja― sabía que aquello lo espabilaría.

Nos dirigimos al ascensor, para bajar directamente al parking, sin tener que dar toda la vuelta al centro comercial cogiendo las escaleras mecánicas.

Mientras esperábamos el ascensor, y como no había nadie, en el pasillo y zona de escaleras. Javi se envalentonó y me puso su mano encima del culo sobándomelo, mientras me besaba el cuello. Dejo la bolsa en el suelo, y con la otra mano me apretó los pechos por encima de la camiseta.

― Para Javi, que puede venir alguien.

― Que no mujer, que no hay nadie, aquí.

Sus magreos, me estaban empezando a excitar, esa boca carnosa, que me besaba con pasión, me estaba poniendo muy caliente. Estábamos muy excitados, pero al tiempo nerviosos por estar pendientes de que no se abriese la puerta del ascensor y nos pillasen en plena faena.

Mientras tenía la cabeza de Javi bajo mi cuello, lamiéndome y mordiéndome suavemente, también me acariciaba y pellizcaba los pezones por encima de la tela de la camiseta, y eso hacía que se me estuvieran poniendo como dos pitones. Fue entonces cuando noté una mano bajo la falda que me acariciaba el ano.

― Hola Anna, veo que no has cambiado,  ¿eh… guarra?.... ¿dónde vas sin bragas?

Javi se quedó paralizado, al igual que yo.

― no me digas, que no sabes quién soy…― yo sabía perfectamente quien era.

― Ho…hola …iba a llamarte esta semana, solo que no tuve oportunidad….yo…

― sssshhh….no necesito que me cuentes nada, estoy de vacaciones, así que tampoco hubiese venido. Pero fíjate que pequeño es el mundo…que te he visto mientras me tomaba una cerveza en la cafetería. Y me he dicho, que coño está haciendo esa guarra quitándose las bragas aquí en medio, no tiene vergüenza…..jajaja

― Oiga señor…no le permito que hable usted así…

― !!! Cállate, o te meto una ostia ¡¡¡…

― Javi, quieto…nos conocemos….es un …un…

― Soy un amigo de la familia, ¿verdad Anna?

Ese hombre rudo, fuerte y corpulento como un oso, era el… fontanero (leer mi relato sobre él). El técnico que conocí una mañana de marzo al venir a repararme la lavadora, y que acabó sodomizándome en mi propia casa. Desde ese día cuando tenía necesidad de sexo fuerte y duro, le llamaba con cualquier excusa y me dejaba arreglada para unas cuantas semanas.

― Si, eso… un buen amigo ―dije yo para no liar más el asunto.

― Un amigo muy íntimo….chaval, y por el juego que os lleváis vosotros dos, creo que no tendremos problemas para entendernos todos perfectamente…¿verdad?

Javi y yo no miramos, y aunque Javi ponía cara de estar algo asustado, mi sonrisa le calmó.

― No va a haber ningún problema ―dije yo.

― Perfecto. Lástima que yo no puedo perder mucho tiempo, con vosotros ahora. Así que vamos a ir por faena. Tengo a mi mujer y mis hijas comprando. Y antes de que me echen en falta, tengo un trabajito para ti. Anna.

― Tú, chaval… entra en los aseos y mira si hay alguien. ― le dijo a Javi mientras, a mí me tenía cogida por la cintura y me metía la lengua en la boca para que lo besara como una guarra.

Me agarré a su cuello, y lo besé como una zorra, succionando esa gruesa y larga lengua. Los aseos estaban justo al lado del ascensor,  se abrió la puerta y Javi nos dijo.

― No, no hay nadie…

El hombre me agarró por la cintura como si fuera una muñeca de trapo, y casi sin que mis pies tocasen el suelo, me metió para dentro de los aseos de caballeros. Sin tener tiempo de recoger la bolsa del suelo, le dije a Javi.

― Coge la bolsa de la ropa, y entra.

Dentro de los servicios había una puerta para minusválidos, al ser más amplio que el resto de privados, el hombre me metió dentro.

― Vamos chaval no te quedes ahí de pie. Entra y cierra la puerta. Que esta puta nos va a hacer un trabajito….jajaja

El hombre me agarró de la cintura y de un tirón me sacó la camiseta.

― Joder que tetas más impresionantes que tienes…― y con una de sus manazas me agarró de la teta y se la llevó a la boca chupándome el pezón con saña…mordiéndolo y estirando de el con los dientes, mientras lo volvía a chupar y succionar con desesperación.

― Coño…mira que pezón más tieso se le ha puesto…jajaja― y se lanzó a comerse el otro de la misma forma.

Miraba a Javi, que estaba descolocado por la situación, pero se le veía tremendamente excitado. Empezó a tocarse la polla por encima del pantalón observando como aquel hombre mayor me usaba como un objeto.

― Bueno  Anna, lástima que no tengo mucho tiempo hoy, así que empieza ya…

El hombre me agarró de los hombros y me empujó hacia abajo, hasta quedar en sentatilla sobre mis pies y con las rodillas flexionadas.

― Mira chaval…ahora vas a ver lo que es mamar una polla de verdad― le bajé  la bragueta, y le saqué la polla, una polla descomunal que yo ya conocía, pero que cuando Javi la vio, no pudo contenerse y exclamó.

― ¡que cojones! …que coño es eso….joder ….menuda polla¡¡¡

Javi estaba alucinando al ver aquello, y con razón, a mí me ocurrió lo mismo el día que la conocí. La agarré y sentí su potencia, su grosor….su peso de carne magra. Era cierto, era impresionante. Miré a Javi y me la metí en la boca y empecé a lamer y chupar con el mismo vicio que cuando el fontanero venía a mi casa. Poco a poco iba aumentando el grosor y longitud de aquella picha, y tenía dificultad para que me entrase toda su sección en la boca. Sentía como el hombre empezaba a bufar y gemir de gusto.

― Joder lo estás haciendo muy bien…puta ¡¡¡…vamos sigue así, no pares.

Le pegaba escupitajos en el glande y con ambas manos esparcía mis babas por ella y volvía a intentarlo, hasta que conseguía metérmela dentro. Veía a Javi por el rabillo del ojo, se había sacado la polla fuera y se estaba masturbando viéndome de perfil agachada ante ese tipo grandote al que le mamaba la polla con devoción.

― Joder …joder…guarra….me voy a venir…mmm― se agarró el mismo su picha y empezó a menearla delante de mi nariz, dándome pollazos con ella en la frente y las mejillas.

― Toma zorra….toma …aaahhhh…trágatelo toda puta…..joderrrr…..me corro…..cabrona¡¡¡

Me apoyé en sus piernas para mantener el equilibrio y no caerme de culo, y sujetándome fuerte a su cinturón aguante con la boca abierta su corrida. Empezó a descargar su leche espesa y amarillenta en mi boca, tenía un sabor muy amargo completamente distinto al que había saboreado hacía pocos minutos en la boca de Lorena. Javi se acercó lentamente a mi lado. Mientras seguía masturbándose, cada vez más rápidamente.

― Vamos chaval, ven aquí y córrete en su boca, esta puta se traga toda la que le eches. No desperdicia nada…jajajaja.

Javi acabo por ponerse a mi lado y con mi otra mano le agarre la pol

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