En su fiesta de trabajo… (II)


😊
¡Disculpas por cortarla tan rápido!
Pero es difícil decir que no a mi marido cuando aparece con cremitas, hielitos y jalea, para celebrar el día de las madres y si seguía escribiendo, me iba a enganchar mucho.
😕
Todavía no sabemos por qué me caliento tanto, al saber que otras chicas quieren hacerle cositas.
Él me lo pregunta siempre y nunca sé qué responderle.
Yo sé que debería ponerme celosa y enojarme, pero lo que en realidad me pasa, es que me baja como un orgullo rico.
Porque casi siempre, son mujeres bien bonitas o más bonitas que yo.
Y bueno… cuando él me cuenta que cosas les hace, me pone caliente.
Porque siento como si me empezara a pololear otra vez.
😅
Es que él es lentito y le conozco bien y no es de esos atrevidos, que te saltan encima y te tratan de vender la historia de una.
Nop, él no es así.
Él es como un manjarcito rico, que se te queda en la garganta y que de poquito a poquito, te dan ganas de probar más y más.
O que al menos, te hacen preguntarte qué tal será.
😓
No es nada fácil explicarlo.
Pero él mismo me ha dicho que en una relación entre hombre y mujer, ellos llevan la desventaja, porque si una no quiere abrir las piernas, el hombre está frito y nada más puede hacer.
(A menos que sea un salvaje abusivo, algo que mi marido no lo es…)
Y es eso lo que me pone caliente, porque él me cuenta cómo lo tratan de calentar y como él siempre me ha dicho todo, ya sé qué cosas resultan y cuáles no y como él también es súper compuestito, se sabe aguantar y eso hace que las chiquillas se pongan más y más atrevidas…
Pero basta de eso, que me voy a terminar dedeando o comiéndome a mi marido.
😅
Como les conté, estaba encerrada en la caseta del baño, con 2 mujeres: una, con una tremenda calentura y pelándole a la amiga las cosas que le quería hacer a mi marido y la otra, de pelito negro, que estaba tratando de calmarla.
Bueno, la rubiecita no se calmaba mucho y de un momento a otro, la morenita le empezó a acariciar el pelo y mirarla de una manera rara…
Hasta que de repente, se la comió.
😳 😳 😳
Y está bien.
Yo no tengo dramas con mujeres que les gustan mujeres y no voy a negar que el sexo entre nosotras, también sea divertido…
😏
Pero estas niñas eran lindísimas y podían de más tener a cualquier hombre a su disposición.
Se notaba que era la morenita la que llevaba la batuta, porque forzaba sus sensuales y carnosos labios sobre su amiga, que lo único que hacía era suspirar, mientras la otra la agarraba de la cola.
La morenita usaba un vestido azul, bien cortito, que se toma por el cuello.
😂
¡Sí, de esos que si uno desabrocha el nudo, te quedas con los pechos afuera y de los que no puedes usar sostén!
Pero la rubiecita iba igual, más compuestita.
Una faldita larga, café, hasta las rodillas, con una camisa blanca con vuelos y una chaqueta de cuero del mismo color de la falda, que la hacían ver como más atrevida y juvenil.
Pero la forma en que se besaban era admirable.
😲
La morenita le comía la boca despacio y con suavidad, pero se tomaba el tiempo de olerla y tocarla despacito.
Así, nada violento a la primera, pero igual con agarrones atrevidos.
¿Cómo les explico?
Así, como agarrando el traserito y pellizcándolo, pero no muy fuerte.
O así como ponerle las manos sobre los pechos, pero no apretarlos del todo.
La cosa era que la rubiecita estaba con ganas de que la agarraran más y más.
“¡Estás mojada!” le dijo la morenita, sonriéndole con cara de malula, al levantarle la falda.
“Sí… es que él me pone así.” le respondió la otra, apretándole las piernas y quejándose bien despacio y rico, como si lo estuviera disfrutando mucho.
😈
Entonces, la rubia miró a la morenita con carita de pena, cuando ella se fue para la puerta y cerró con pestillo, para después mirarla sonriente.
“No puedo dejar que Albert te encuentre así. ¿Qué le explicarás a la noche?”
A la rubiecita, como que los ojos se les llenaron de espanto por unos segundos, pero después, como que bajó la mirada, así como si lo aceptara todo.
La morenita caminó de vuelta y otra vez, atacó a los labios, pero esta vez, la rubiecita cooperaba más y como que lo necesitaba.
La morena le empezó a desabrochar la falda por detrás, sin dejar de meterle mano y sin dejar de besarla, mientras la apretaba contra el lavamanos y solamente, la dejó escapar un poco, para que la falda bajara por sus piernas.
😳
Se veían suavecitas y un poquito bronceadas, pero también súper musculosas y enteramente depiladas.
Y así, como justo, justo por el borde de la camisa de la rubia, se le notaba el colaless que se le marcaba entremedio de esas tremendas nalgas.
😵 😵 😵
“¡Mira! ¡Estás empapada! ¿No te da vergüenza?” le dijo la morenita, echándose para atrás y a la rubia, no le quedaba más opción que entrecruzar sus piernas, para que su “amiga” (yo diría que a esas alturas, ama) no la viera.
Entonces, la morenaza se levantó un poco la falda y se arrodilló.
“¡Tendré que hacer algo para calmarte!”
“No… por favor, no…” trató de decir la rubia, pero con la falda entre sus piernas, apenas se podía echar para atrás.
😩😫 😩😫
Y la morenaza empezó con una comida de concha bastante violenta.
La rubiecita puro que se quejaba, pero dejaba a su amiga hacer, mirando para el techo, sin pararse de quejar.
Y como la morenaza no era nada de tonta, le empezó a dar órdenes a su amiga, mientras la dedeaba sin parar.
“Cuéntame qué quieres que él te haga…”
😩 😲 😩 😲
“No… no puedo.” Le dijo apenas la rubia.
Y la morenaza se puso sádica.
“¡Dímelo!” le ordenó, enterrándole los dedos así como con furia…
😩 😖 😩 😖
La pobrecita rubia se movía entera y yo lo único que podía verle era el traserito levantado, mientras la amiga estaba clava que te clava.
Pero entonces, a la rubia parece que no le aguantó el placer y empezó a contar…
“Quiero que él venga… a mi oficina… y me folle… mueva mis cosas de mi escritorio… y me folle por detrás…”
“¿Qué te folle como una puta? ¿Cómo la puta miserable que eres?” le reclamó la morenaza.
“Sí… por eso lo llamo siempre…a mi oficina…” confesó la rubia, envuelta en el placer.
Y eso, parece que su amiga no lo sabía, porque puso una cara de sorpresa que ni les explico.
😕
Mi marido me contó después que era así.
La rubiecita se llamaba Madeleine y para variar, es la Jefe de Recursos Humanos.
Al principio, mi marido le iba a comentar lo mismo que me dijo a mí (que le tocaban, que le miraban mucho y todo lo demás), pero de la misma manera que pasó conmigo, ella no le pudo creer, porque…
Pues…
Él es un chico y tampoco creía que los pudieran acosar a ellos.
El asunto fue que ella también se subió al montoncito, vistiéndose de manera más provocativa, coqueteándole un montón…
Y lo malo era que mi marido tenía que hablar bastante con ella y pedirle un montón de informes, que ella se los iba a dejar en persona o le mandaba a que los fuese a buscar él.
Lo penca de todo era que mi marido trataba de salirse de manera caballerosa, mandando a Gloria en su lugar, pero la rubia loca la mandaba de vuelta sin nada y al final, mi marido tenía que ir él igual a su oficina.
Pero bueno, continuando…
😈
“¿Y le darás el culo?” le preguntó, roja de furia la morenaza.
😡 😡 😡
La rubia lanzó como un quejido cortito…
“No… por favor…”
“¿Le darás el culo?” volvió a preguntar, poniendo una de sus manos como con forma de cuchillo.
“¡No lo sé!... ¡No lo sé!”
Y la morenaza se enderezó un poco más y le clavó los dedos por la cola, de una.
😭 😭 😭
La rubia lanzó un grito fuerte, así, como cuando te pegan y la morena, bien violenta, estaba metiéndole los 3 dedos de una, sin preocuparle un rábano hacerle gritar.
Entonces, así como con más odio en la cara todavía, se clavó entre sus piernas, para darle una lamida de conchas me imagino que nada menos que magistral…
Y fue al poquito rato que las cosas se empezaron a poner color de hormiga para mí…
😅
Yo obvio que estaba con una calentura tremenda, pero no podía tocarme, porque ya tenía algo adentro…
Y no fue hasta al poquito rato que la morenaza se la empezó a comer, que la sentí vibrar…
😵 😲 😵 😲
Empezó despacito, con la velocidad baja, como siempre, cuando él me está buscando.
Pero yo, mientras movía las piernas de un lado para otro, intentando calmarme, subió a intensidad 2…
😫 😖 😫 😖
Las piernas las sentía como de lana y mis gotitas empezaban a bajar descaradamente hasta mis muslos.
Me tenía que morder la lengua y aguantar, con ese temor rico que lo que va a seguir, será más espectacular todavía…
Y así fue.
😲 😲 😲
La subió a nivel 3 por un montón de tiempo y aunque estaba enojada con él y conmigo misma por aceptar, lo entendía también un montón.
Es que el consolador de huevito ha sido recontra bueno y tiene un tremendo alcance.
Aparte que él siempre me trae pilas nuevas, para que se las cambie y ahora aguanto un poquito más el nivel 3, pero no tanto.
😩 😖 😩 😖
Yo también me quejaba, pero más despacito.
Es que es difícil mantenerse una lady cuando tu conchita palpita con algo tan rico en su interior.
Y yo, aparte de morderme los dedos, para no dejar pasar tanto aire, me tenía que agarrar de los pechos, con esa sed tremenda que alguien me tocara…
😂
¡Hasta llegué a pensar si salía del baño o no, para unirme a ellas!
Pero al poquito rato, mi marido apagó el huevito por completo, ya dejándome con unas ganas tremendas…
Cuando me senté en el baño y me empecé a bajar los calzoncitos, ellas ya estaban arreglándose de nuevo.
Poniéndose maquillaje, retocándose el labial y todo eso y yo ahí, dedeandome otro poquito y aprovechando de hacer pipi.
Obvio que esperé a que salieran (porque también tenía que refrescarme con agua) y aproveché de arreglarme en el espejo, porque parecía un helado a medio derretir con el maquillaje corrido.
Entonces, voy saliendo del baño, cuando escucho su lindísima voz, llamando mi nombre.
“¡Marisol!”
Y ¡Paff!, que mi marido me manda un tremendo besote…
😘 😘 😘
“¿Dónde estabas? ¡Te andaba buscando!”
😆 😏 😍
¡Me encanta tanto su política de besos primeros y preguntas después!
Y ahí me fui a la pista de baile, flotando en una nube, a su lado…
Y también, más prendida que una antorcha, pero lo que pasó después, lo contaré otro día.
¡Bye!
😉

1 comentario - En su fiesta de trabajo… (II)

amigolo +1
Excelente relato. Recaliente. Van 10+.
metalchono +1
☺️ ¡Gracias y gracias por comentar!