La señora del lavarropa

A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra, en un solo instante y, ya no se puede dar marcha atrás
Gustavo Gabriel.


Una historia común de cualquier mujer
Vivo en una del oeste a tan solo veinticinco kilómetros, del obelisco, que cuando compramos, el lote con Oscar, era una zona muy limitadamente poblada, de algunas incomodidades en cuanto al centro de la capital federal.
En ese momento Oscar mi compañero de un club social, nos acondicionamos a una vida modesta, de escasos recursos ambos, puestos que nuestros padres, eran empleados del ferrocarril (Ex administración del Sarmiento).
Pasaron los años y los sucesivos cambios de intendentes la zona mejoró hasta que un día la cambio notablemente: al construirse una autopista.
Oscar mi actual marido, cuando empezamos el noviazgo, era en ese entonces un estudiante de veterinaria al que yo siempre lo veía salir, cuando yo, iba a trabajar muy temprano a una almacén ( como empleada de la caja), y le veía regresar por la noche, cuando ya casi yo me iba a dormir.
Después de cuatro años de noviazgo nos casamos cuando, Oscar en ese entonces tenía, un año de recibido.
Un día, ese ángelus.
Estaba terminado de limpiar el piso de la cocina después de haber puesto lavarropa en funcionamiento, cuando a un tiempo, dejó de andar el lavarropa. En unos segundos se inundó la cocina, con un olor a quemado.
Fue la sumatoria final de ese mes, que en todo matrimonio, a veces ocurre.
Cuando me hube de componer, llamé a una casa de reparaciones que en realidad eran una serie de ex empleados de empresas originales que empezaron a reparar independiente los lavarropas, heladeras microondas etc., personal de la zona que emprendía una nueva ocupación: trabajar independiente cuando muchos de ellos quedaron desocupados.
El empleado llegó a tiempo que la empresa me había informado así como habíamos combinado, presentándome su credencial de la empresa, que correspondía a lo que media hora antes me llamaron para informarme quien iría
En realidad cuando lo vi, no le presté demasiada atención pues en un principio no me pareció nada del otro mundo, pero sí muy educado pues, tenía una altura normal y una cara de persona de confianza
Le hice entrar y me dijo llamarse Enrique F. Como correspondía a su credencial
Una vez que se quitó el anorak dejo a la vista el cuerpo de ese hombre.
Conforme íbamos comentando el problema, se iba relajando e incluso se reía y entonces también dejaba ver que, lo que me había parecido una cara normal, cuando sonreía era bastante atractiva, especialmente la boca y los dientes blancos como, leche.
A pesar del uniforme, se entreveía que tenía un pecho bastante bien formado (sin exagerar de musculatura) y unas piernas que eran fuertes. A un tiempo dijo tener treinta y dos años.
Mire, ahí está el lavarropa señalándole
Agregando casi de inmediato, discúlpame yo voy a terminar de hacer mis cosas, llámeme si necesita algo.
Después de una hora, me llamó
Sra., por favor puede venir
Al llegar vi el motor del lavarropa y una serie de cables quemados, y su ropa y el piso lleno de hollín muy negro
Se quemó el motor originado el quemado del cableado
Al motor agregando tendré que rebobinarlo y cambiar los cables a la llave de arranque y el térmico que es una plaqueta que también esta quemada, el costo de la reparación son dos mil peos
Una cantidad que realmente a mí me saldría imposible, hasta que no llegase mi esposo en quince días, y ellos no cobraban ni con cheque ni tarjeta de crédito
Al terminar escuchar el costo le dije idiotamente,
Joven espere te sirvo un café que aceptó de buena ganas, le comenté mi situación que no disponía de ese dinero hasta que regresase mi marido, sino no habría otro solución más económica
Bueno Sra., me dijo después de mirar nuevamente el motor y tomar número de la plaqueta quemada me aclaró:
Sra. lo que haré (en forma particular sin informar al dueño con quien trabajo) deme doscientos pesos y fírmeme la boleta en donde yo a usted le informó que el trabajo fue por “un desagote de la cañería de bajada del lavarropa” y su costo. Firma aceptado y le entregó la boleta oficial de reparación.
Por ello y el tiempo que emplee, lo justifica los doscientos pesos”.
Y mañana (sábado) que no trabajo, por la tarde vendré a traérselo al motor ya arreglado.
Después de tomar su café darle yo di, plata, y se fue.
Cerca de la noche llamó mi cuñada diciéndome que en una hora pasaría a llevarse a mis dos hijos, si ello no me molestase, irían a pasar el fin de semana largo a su quinta.
Casi de inmediato llame por el celular a mi marido lo que había pasado y el costo del lavarropas, en repuesta él me dijo:
Llego el miércoles, antes me es imposible, sino no podes arreglarlo el miércoles solucionamos en conjunto el drama, comentándolo como arreglamos y se alegró.
Esa noche sola en casa al acostarme, por primera vez desde hacía más de dos meses me masturbé.
Un poco como, una descarga de los temas ocurridos, pero cuando estaba terminando apareció la cara de ese muchacho que había venido esa tarde.
Apenas pude dormir y repetí esa masturbación durante dos veces más y cuando acababa por tercera vez, me dormí.
Mas cuando en la ventana que la había dejado abierta surgían los primeros hálitos de luz del nuevo día me desperté eran cera de las ocho y media de un día gris, próximo a llover.
Enrique, llamó a la una y media de la tarde llamó diciéndome que a eso de las tres llegaría con el motor y el cableado.
Una tarde fría y lluviosa
Había llegado con una gran caja de herramientas, un ayudante muy joven
A un tiempo ese joven le ayudó a colocar el motor en el lavarropas y le pregunto si podía ir a al taller el cableado de otro lavarropas, para entregarlo el lunes por la mañana
Si le dijo, cuando termines cierra, te veo el lunes
Le dejo la camioneta y sacó la bici de atrás, chau Enrique...
Chau oí decirle.
Cercanas las cuatro de la tarde, la tormenta fue aún más intensa, yo me encontrada recostada en la cama
Sra., por favor venga, sentí a Enrique llamándome.
Por favor puede usted ponerle ropa y jabona si veo cómo funciona
Aproveche a poner ropa de mis hijos y el jabón que él me solicitara y a un tiempo encendió Enrique el lavarropa, y con un mágico ruido encantador el lavarropa funcionado empezó a pedir agua, y a unos minutos funcionaba lavando como siempre bien
Bueno por las dudas me quedo hasta que vea como desagota y termina el proceso...
Aproveche ese momento, para ofrecerle un café, con un pedazo de torta que había comprado en lo de Angélica, que hacia todo casero en la mañana.
Nos sentamos en la mesa de la cocina, en ambos extremos
No sé lo que me influenció realmente, el silencio de una larga mirada que él me proporcionó, la lluvia que empezó a descargarse aún más fuerte, el silencio de dos personas que escondían sus más íntimos deseos.....
Me quedé mirándolo silenciosamente mientras se oía más fuerte la lluvia de esa tarde

A un tiempo él se levantó de la mesa mirándome a los ojos (yo permanecía quieta en la mesa), quizás deseando que él iniciara las cosas que yo mágicamente quería.
Acercándose hacia mí y tomándome sentí el deseo de él
Me besó largamente y muy dulcemente
Debía sorprenderme no atinar a desprenderme de él, era yo, una mujer casada
Y jamás le había sido infiel a mi esposo
Pero en ese instante sentí sus labios y fue entonces cuando tomé una de sus manos y se la aprete, deseándolo
Su lengua ahora con mi señal, inicio un mágico camino que mi lengua le permitió recorrer mi boca.
Y aun tiempo yo hice lo mismo con mi lengua, en su boca.
Poco a poco, él me fue aprisionándome fuertemente
Y yo le respondí aun con más fuerza...
A un tiempo le tomé la mano y mecánicamente lo llevé a mi pieza, la cual desde la mañana había ordenado prolijamente, había comprado una caja de profilácticos, en la farmacia a dos cuadras de casa...
Lo deje en mi mesa de luz, justo debajo del velador mío prendido...
...quizás el destino me permitió que esa tarde, con su lluvia y lo agradable que me encontraba en casa sola, mis hijos ausentes, mi esposo trabajando a muchos kilómetros de casa y ese, hombre que me supo poner muy caliente con sus besos apasionados y sus caricias por todo mi cuerpo, ahora me hiciera el amor, que era lo que más deseaba ahora-
No empezamos a desnudar, en silencio y lentamente...
Yo no sentía vergüenza en que él viese mi cuerpo, más bien le veía que le agradaba y eso me daba más impulso, a lo que estaba haciendo
Lo vi desnudarse, a él también lentamente.
Me estaba haciendo vivir un maravilloso instante de placer, seguramente se colmaría maravillo al introducírmela.
Me desnudé completamente acostándome en la cama, y lo observe detenidamente...

Hacía tiempo que no veía a un hombre menor que yo desnuda, antes teníamos un canal en la tele que cuando se iba mi marido veía, pero Enrique era un hombre joven maravilloso, un cuerpo acorde a su altura, unas tetillas poco pronunciadas un vientre plano y un pene...
Ahí esa pija, me llamó la atención, el tamaño de su verga, era una cosa gorda y grande, aun cuando no estaba totalmente dura, pero comparada con la de mi marido era grande
Fue mi concha que en ese momento y al vérsela empezó a mojarse, sí lo sabía hacer bien me llevaría al paraíso pero de no saberme calentar me dolería, era tiempo de esperar como me cogería...
Y de él yo escuché:
Amor esta día, será el inicio de nuestra pasión
Si cielo será así...
Se acostó en la cama muy junto a mí, empezando un juego de caricias ahora si más pronunciadas que al inicio, nos besamos largamente, mientras nos recorrían nuestros cuerpos desnudos, muy despaciosamente.
Recibí caricias conocidas y algunas otras desconocidas para mí, (nunca las había recibido así de mi esposo).
Con mi marido todo era más normal, casi como los libros de buenas costumbres, el los cumplía.
Pero en ahora con éste hombre joven, me sentí otra mujer, entregándole todo a él que pidiese
Cuando llevó su lengua a mi vagina y jugó con mi clítoris, creí volar de placer....
Y apretó su cabeza contra mi vientre pidiéndole yo por primera vez, le dije amor
Méteme más adentro esa lengua, así si más...más...más terminé casi exigiéndoselo a los gritos
Entonces él me fue comiendo el clítoris de una manera como jamás mi esposo lo hubiese realizado, era la primera vez que yo le entregaba a Enrique los sabores de mi intimidad, y de solo pensarlo empecé a eclosionar, (en espasmos violentos que terminaban con una violenta expresión de placer en mi cuerpo, reiniciándose de inmediato) nunca en mi matrimonio había pasado, sentía estremecer mi cuerpo, como nunca había tenido, brotándome de mis de entrañas el líquido que él, recogía con su lengua.
Me sentí feliz, así jugamos un tiempo antes de sentir su pija jugando en la entrada de mi vagina.
Allí en ese momento, sentí como mis pliegues de la vagina tomaban conocimiento de una pija diferente, más gruesa de la que había desvirgado acomodándose mágicamente al tamaño de su cabeza que me estaba entrando...
Poco a poco fue introduciéndola, yo apretaba mis manos sobre su espalda y cerraba, los ojos, me dolía, pero mis jugos le daban paso a que lograra, metérmela
Y así lo hizo la tenía adentro, me había llegado hasta el fondo, mas no podía, diciéndole a Enrique
Cielo... espérame a que se acostumbre tu pija a mi concha amor...
Es mucho más grande de la de mi esposo...
Pero (a un tiempo) le agregué:
Me calentaste como nunca nadie lo había hecho, soy tu puta amor, tu puta para siempre llámame el día que quieras y empezarme a coger amor
Agregándole dulcemente, amor así muévete así que me estas rompiendo toda Enrique mi amor, soy tu puta cógetela, rómpela, toda amor......
Jamás me imagine decirle algo así a un hombre que no fuera mi esposo pero tampoco nunca supe lo que es tener otra pija adentro que no fuese la de mi marido.
Se fue de casa el domingo a las tres de la tarde
Yo arregle mi casa lave las sabanas que irónicamente había arreglado el lavarropa.
Esa noche me acosté muy temprano cuando llegaron mis hijos...
Epilogo:
Pasaron los meses, y años
Las relaciones de esposa y amante duraron casi tres años, y hasta ella conoció muchos hoteles alojamientos en la cap. y la provincia e invento muchas mentiras a sus hijo
Pero un día ella quedó embarazada, de su amante
En algún lugar de la provincia ella se practicó a escondida de su esposo, pagándose su propio aborto y finalizándose así en ese momento y para siempre la relación entre ambos amantes...
Ggc
Almagro,
Buenos Aires, Argentina

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