La hija de mi jefe [Parte 1]

Buenas gente de P!.
Después de mucho tiempo sin andar por estos lados volví con un nuevo relato. Espero que sea de su agrado como los anteriores.
IMPORTANTE: Todos los personajes son ficticios y cuentan con la mayoría de edad.

Si querés ver mis anteriores relatos, te dejo mi perfil para que los visites!

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Saga "Me garché a la mamá de mi mejor amigo".


La hija de mi jefe [Parte 1]

Natalia, la hija de mi jefe [Parte 1]

Hay quienes creen en la suerte de principiante, en el destino, en un dios, o en infinidad de cosas. Yo soy uno de aquellos que no creen en nada, pero si me detengo a pensar un minuto en la situación que viví y estoy viviendo desde hace poco más de tres meses sería un buen momento para empezar a creer en algo.

Para comenzar tendría que describir lo más importante, a ella, la hija de mi jefe, Natalia (Nati para quienes son más allegados a ella). Una mujer de 28 años de edad, rubia, ojos marrones claros, un rostro hermoso, junto con una sonrisa que conquista en un instante, 1,60mts, y un cuerpo exquisito.
Tetas de una medida normal, justas para mi gusto y una cola, una cola simplemente impresionante, que en combinación con su pequeña cintura hace que destaque de una manera descomunal, lo que te obliga a detener todo lo que hagas en ese momento para mirarla.

Hace poco más de 6 meses entré a trabajar a una pequeña empresa del sector gastronómico ubicada en Capital Federal.
La empresa había comenzado a funcionar aproximadamente hace unos 15 años atrás, en un principio con Felipe y su esposa María al frente.
Poco a poco lo que había comenzado como una rotisería familiar fue mutando con el paso de los años para terminar siendo lo que es actualmente, una empresa proveedora de todo tipo de productos alimenticios congelados a otros restaurantes, bares, etc de la zona.
Gracias al éxito de dicho emprendimiento en la "fábrica" trabajamos un total aproximado de 20 empleados/as en distintos turnos y quienes son nuestros "jefes" en estos momentos son Felipe, sus tres hijos y la protagonista del relato, Natalia su única hija.

A Felipe lo conocía desde hace años, él prácticamente me vió nacer y crecer, crecí comiendo sus comidas cuando era pequeño e inclusive pasé más de una tarde mientras preparaban las comidas "ayudando" dentro del negocio y jugando también junto a sus hijos en épocas de veraneo cuando ya que no era común en aquél entonces que vayamos de vacaciones con mi familia.
Las vueltas de la vida hicieron que llegando a mi adolescencia, aproximadamente a mis 12 años de edad por cuestiones que no vienen al caso tuvieramos que abandonar la casa y el barrio en donde vivíamos junto a mi familia para mudarnos a prácticamente la "otra punta" de Capital. Junto con la mudanza perdí todo tipo de contacto con Felipe y su familia.
Ese contacto lo perdí hasta hace 7 meses, donde tras perder mi trabajo tuve que ponerme a buscar de manera urgente otro para poder subsistir.
Fue así como encontré un anuncio en internet que decía "La empresa -Femares- busca personal para desempeñarse en tareas del área gastronómica con y sin experiencia...."
La verdad es que no tenía ningún tipo de experiencia en el sector, pero ante la necesidad laboral y la fortuna de que tanto colectivos como una linea de subte me dejaban prácticamente en la puerta del establecimiento envié mi currículum.
A los pocos días recibí un llamado telefónico donde me explicaban el trabajo y en caso de estar interesado me ofrecían ir a una entrevista personal dentro de unos días.
Como no tenía otra alternativa mejor dije al instante que sí y esperé 3 días hasta que llegó el momento de dicha entrevista.
Tomé el subte rumbo a mi destino, llegué a la dirección y frente a mí se encontraba un edificio enorme con un gran cartel que anunciaba el nombre de la fábrica, la cual ocupaba más de 1/4 de manzana, con un amplio portón al frente y una puerta más alejada.
Toqué timbre y tras presentarme sonó una alarma que me permitió abrir la puerta. Una larga escalera me llevó al primer piso donde había una sala de recepción, me recibió una secretaria y tras tomar mis datos me pidió que tome asiento.
Había varias puertas por lo que era un hecho que también habían varias oficinas.
A la brevedad la secretaria abre una de las puertas, ingresa y tras unos segundos sale invitándome a pasar.
La secretaria se retira y cierra la puerta tras de sí, camino unos pasos y un hombre mayor me invita a tomar asiento frente a su escritorio.
Tras sentarme, presentarme y un apretón de manos me doy cuenta que el hombre se detiene y me mira como intentando descifrar algo, en ese mismo momento lo miro detenidamente yo también y al instante lo reconozco.
Ese hombre avejentado, con poco pelo y piel arrugada no era ni más ni menos que Felipe. Antes que yo pudiera emitir palabra alguna la voz del hombre se hace escuchar.


— Joven, yo a usted lo conozco, pero no logro recordar quién es.
— Es que ya pasaron muchos años desde la última vez que nos vimos.
— Dígame... ¿Quién es usted? ¿Por qué se me hace tan familiar?
— Soy Damian, Damian Lester, yo era aquél pequeño niño y vecino que se pasaba los veranos dentro de su local de comidas hace unos 12 o 13 años…
— ¡¿Damián?! No puedo creerlo, han pasado tantos años ¡ya estás hecho un hombre!.
— Si la verdad que ha pasado tanto tiempo que uno no se da cuenta.


Tras hablar un poco sobre la vida y ponerme al tanto sobre el lamentable fallecimiento hace unos años de su mujer, no dudó un minuto en darme el puesto laboral a mí.
Felipe se veía feliz, él me consideraba parte de su familia y me tenía mucho aprecio a pesar de tantos años sin habernos visto, y un reencuentro de una manera tan inesperada y peculiar era una muy grata sorpresa.
Tomó su teléfono y llamó a sus hijos, quienes también se alegraron al verme.
Tras un rato de conversación junto con ellos, acordando temas en cuanto a lo laboral pero más que nada hablando sobre temas personales se abrió nuevamente la puerta y apareció Natalia.

— Perdón, tenía un llamado urgente de un cliente que tenía que atender. ¿Qué necesitás pa?
— Nada hija, vení pasá… ¿No notaste que hay alguien más sentado junto a tus hermanos?
— ¡Uy! No me había percatado es que tenía la mente en otra cosa…
Natalia se acerca a mi y extiende su mano para saludarme…
— Disculpe, mi nombre es Natalia, un gusto.
— Que tal, Damian, un gusto.


<<Tras esas palabras todos estallaron a reir, al parecer Natalia no me había reconocido, aunque no tendría que haberlo hecho, porque a decir verdad con ella siendo niños no compartimos mucho tiempo, ya que me lleva 4 años de edad y siendo ella mujer y más grande, cuando éramos chicos ella estaba ya “en otra” mientras yo seguía tonteando en nuestro mundo infantil con sus hermanos.>>

—¿Pero cómo no te acordás de él?
— No papi, la verdad que no sé quién es.
— Él es Damian, vivía a dos casas de la rotisería, se pasaba horas en el negocio e inclusive cuando eran chicos llegaste a jugar junto con él y tus hermanos.
— ¡Uh! Debo parecer una descortés y una colgada, la verdad es que no me había dado cuenta… ¡Ya pasaron muchos años!


Detuvo sus ojos sobre mí intentando reconocerme, la verdad que estaba muy distinto a ese niño de hace años, pero ella, ella había cambiado al 100%, recuerdo a una niña con feos anteojos, pelo con trenzas y un poco regordeta, se había transformado en una mujer impresionante.
Mi vida siguió su curso de manera normal, comencé a trabajar a la semana de la “entrevista” y con Natalia en caso de que nos crucemos por algún motivo no pasábamos más de un simple “hola y chau”, hasta que un día, un bendito día luego de tres meses todo cambió.
Un domingo , día en el que no trabajamos en la empresa a la mañana recibo un llamado en mi celular, era Felipe que me explicaba que por un error cometido unos días antes un pedido había quedado sin hacer y como eran pocas cosas y yo vivo cerca tal vez podía acercarme a dar una mano.
Como no tenía planes y además por el afecto que tenía hacia él no tuve problemas en salir hacia la fábrica.
Efectivamente era un pedido menor, algo que no me demoraría mucho tiempo. Pasadas apenas tres horas y ya cerca de la 1 de la tarde terminé con todo, era muy raro el ambiente estando sólo acostumbrado al ruido cotidiano de 10-12 personas trabajando constantemente. Como había terminado todo me dirigí al primer piso para saludar a Felipe y retirarme nuevamente a mi hogar. A medida que subía las escaleras escuchaba una voz femenina a los gritos con un tono de evidente enojo. Me pareció raro, porque hasta donde sabía estaba solamente el dueño, en un momento creí que era la secretaria pero al llegar arriba en recepción no había nadie.
La voz provenía de una de las oficinas, la oficina de la hija de Felipe. No sabía como reaccionar ante la situación, esperé unos minutos fuera hasta que dejé de escuchar la voz y en ese momento golpeé la puerta, no hubo respuesta alguna así que decidí abrir la puerta, me encontré con una escena triste, Natalia estaba sentada en su escritorio con el celular tirado a un costado llorando desconsoladamente.
El maquillaje que tenía en sus ojos se había corrido por toda su cara y su rostro mostraba un gesto de desolación que fuera de todo me partió el alma en dos.

— Disculpame por haber entrado así…
Su voz me interrumpió.
— Está bien, disculpame vos, si terminaste podés irte.
— Sí, terminé, pero viéndote así no puedo irme.
— Andate, yo ya aviso que está todo listo.
— No, enserio, sé que no soy nadie pero no puedo irme viéndote así.
La verdad es que había dejado de lado que ella era mi “superior” veía en sus ojos tristes a aquella niña que compartió alguna que otra aventura infantil conmigo años atrás.
— Andate, no necesito la lástima de nadie, andate por favor.
— No es lástima, no sé que problemas tendrás pero no me voy a ir tranquilo viéndote así.
— Enserio, andate, no quiero cargar a nadie con mis problemas y menos a vos que apenas te conozco.
— No quiero parecer insistente, pero aunque se perdió la relación te conozco a vos y a tu familia desde hace mucho y no podría “perdonarme” si te llegase a pasar algo y no hice nada para evitarlo – Noté que se calmó un poco y como que entró un poco más en “confianza”.
— Bueno, pero si te cuento tiene que quedar acá, ni mi papá ni nadie tiene que enterarse de ésta conversación – era evidente que necesitaba “descargarse” y para mi fortuna su llanto ya había cesado.


<<Estuvimos un largo rato charlando, me contó que tenía problemas con su actual pareja, que la maltrataba verbalmente, que la trataba más de una vez de “puta” por como se vestía para ir al trabajo, etc etc etc.
No podía dejar de pensar que el tipo era el ser más idiota del planeta, teniendo a semejante monumento de mujer al lado, encima según me enteré una mina de estudios y muy capaz no merecía ser tratada de esa manera.
La aconsejé lo mejor que pude y aprovechando la hora preparé algo de comer de los productos que se hacían en la fábrica mientras seguía descargándose conmigo.
Tras finalizar la charla y ya estando todo más tranquilo y dejando ya de lado la conversación referente a su novio ella se detiene y me pregunta muy seria.>>


— Decime Damián, ¿yo parezco una puta? — La verdad es que su pregunta me descolocó por completo, no esperaba ni por asomo una pregunta así.
— No, para nada, el tema es que, por favor no lo tomes a mal, pero sos una mujer hermosa por donde se te mire, todo lo que te pongas te luce tan bien, sos una mujer impresionante — la verdad me había bloqueado con su inesperada pregunta y no sabía bien qué responder.[/b
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<<Se quedó pensativa un instante y mostró una pequeña sonrisa, la primera que dejó ver en el día.>>

— Perdoname, fue muy inadecuada mi pregunta, es que justo me acordé de la conversación con Matías y me salió la pregunta del alma, sin pensarlo.
— No, está bien, no te preocupes, y espero no te tomes a mal lo que te dije, no sabía bien qué responder yo tampoco.
— Jaja, no hay problema, fue muy lindo lo que me dijiste igual – pude notar que se sonrojó un poco tras decir esto.


<<Sin mucho más por hacer y estando todo en calma siendo casi las 17hs nos fuimos, ella estaba con su auto así que como un “agradecimiento” me alcanzó hasta mi departamento.>>

Tras el episodio con Natalia los días habían seguido pasando con normalidad en la fábrica, la única diferencia es que Nati me saludaba con más “calor” por decirlo de alguna forma e inclusive si me cruzaba sólo en la mañana me abrazaba.
La verdad es que a mí me volaba la cabeza, tal como lo dije antes, es una mujer impresionante, ya tenerla cerca me aceleraba el corazón a mil y ni hablar de cuando me abrazaba y podía sentir sus tetas junto a mi cuerpo, una completa locura.
Tras cerca de 3 semanas desde dicha eventualidad, ella siguió siendo la misma de siempre, al menos cada vez que tenía “contacto” siempre desde lo laboral, se la veía alegre como era habitual.
Fue un jueves a la tarde cuando antes de abandonar mi puesto laboral para volver a mi hogar Felipe me llama a su oficina.
Una vez adentro me invita un café el cual acepté y me empieza a comentar la situación.

— Mirá Damián, no quiero molestarte, pero necesito un favor tuyo.
—¿Un favor? ¿Pasó algo? — Lo notaba como preocupado.
— Sí y no, a ver, no es nada grave, pero te voy a necesitar afuera de la fábrica unos días.
— … la verdad es que no entiendo.
— Bueno, resulta que cerramos un negocio con una cadena de locales en la Costa Atlántica, más precisamente en Mar del Plata y necesito enviar a alguien para allá a arreglar todo.
— ¡Que buena noticia! Pero… yo no sé nada de “negocios” — La verdad aún no entendía cómo venía la mano.
— Sí, lo sé, por eso es que va a ir Natalia, y ahí es donde te necesito, no puedo enviar a mis otros dos hijos porque si o sí los necesito acá, y además quien cerró el trato fue ella y a decir verdad no tengo a nadie de confianza para que la acompañe.
— ¿Ella está de acuerdo? — Aún todo me parecía muy raro.
— Eso no interesa, vos sos de confianza para mí y mi familia, además, ya conocés la fábrica y si llegan a preguntar algo necesito que esté alguien que sepa para poder responder.

<<Tras haber aclarado todo obviamente acepté gustoso el hecho de tener que viajar y acompañar a Natalia. Era irreal pensar la suerte que tenía y que en 9 días estaría viajando hacia la Costa Atlántica con Nati, solos.>>

Los días pasaron volando y los días que me separaban del viaje se fueron uno tras otro. Llegó el tan esperado viernes y por motivos que aún no entendía ibamos a ir en el auto de Natalia, ya que tanto ella como yo tenemos registro para poder conducir.
Felipe me había llamado temprano a su oficina y me dió la tarde libre de ese día para preparar lo que tenga que llevar. Muy a mi pesar mi mochila se había llenado de ropa de invierno, ya que en julio el clima no favorece a poder disfrutar de la playa y sí a estar abrigado “soportando” el clima costero.
A decir verdad, eso es lo que menos me importaba, yo estaba feliz de todas formas por el simple hecho de tener unos días libres y encima a solas con Natalia, y estaba convencido a intentar algo con ella a como dé lugar.
Había acordado con Felipe que su hija iba a pasar por mi depto a las 18hs para emprender el viaje, ya eran cerca de las 17hs y tenía todo listo, cuando un mensaje hace sonar mi celular.

— En la costa no puede faltar ropa de playa. No te la olvides.

El mensaje me pareció de lo más raro, el número no lo tenía registrado, pero no podía ser nadie más que Natalia quién lo enviaba, aún sin entender nuevamente el por qué de dicho mensaje, hice caso y guardé por las dudas la ropa que me había mencionado, aunque no entendía qué utilidad tendría en pleno invierno.
A las 18:10hs escuché una bocina sonar afuera de mi departamento, así que tomé mis cosas y salí al encuentro.
Su auto estaba en marcha esperándome, los vidrios polarizados impedían que la vea pero al abrir la puerta y entrar me llevé la primer pequeña sorpresa del viaje.
Estaba vestida informal (siempre la había visto bastante “formal” como iba al trabajo, aunque aún con esa ropa era un infierno) un jean que mostraba roturas en el frente a la altura de las rodillas y muslos junto con una remera fina y ajustada blanca que dejaba notar la oscuridad de su corpiño y resaltaba sus hermosas tetas y un saco abierto negro me hicieron estallar la cabeza en mil pedazos.
Quedé no sé cuantos segundos embobado ante la imagen hasta que caí a la realidad lo más rápido posible intentando no quedar como un pajero adelante de ella. La calefacción del auto hacía la magia de permitirme verla en ese atuendo a pesar del frío que hacía afuera.
Cuando me arrimé para saludarla pude notar una leve sonrisa, era evidente que fue muy notorio mi cuelgue al verla de esa manera.

Durante el primer tramo del viaje manejó ella, mientras hablábamos de mil temas actualizándo nuestras vidas después de tantos años sin vernos. Llegando a la localidad de Dolores, aproximadamente a la mitad del viaje se detiene en una estación de servicio para cargar combustible y de paso me pide si podía manejar un rato yo.
En éste punto me llevo la segunda sorpresa, al bajar del auto para cargar combustible y debido al ya mencionado frío ambos tuvimos que abrigarnos, por lo qué no quedaba nada a la vista más que su rostro que cabe destacar también era hermoso, tras mirar la hora y ver que ya eran casi las 21hs me dice que le gustaría cenar algo aprovechando que había un comedor en la estación de servicio. Accedí al pedido sin problemas, ya que yo también tenía un poco de hambre y nuevamente la calefacción se vuelve mi aliada, al entrar al comedor y notar el cambio de temperatura, hacía a decir verdad bastante calor, ambos nos desabrigamos, y finalmente al sacarse la campera que la cubría vino mi segundo “embobamiento” el jean con roturas le quedaba más que perfecto, podía notar unas piernas trabajadas bien contorneadas y que al subir la mirada terminaba en una cola redonda, parada, maciza, firme, acompañada de una cintura pequeña, justa, una combinación explosiva, sinceramente no podía creer el infierno de mujer en el que se había transformado aquella “pequeña niña” que aún podía recordar con claridad.
Tuve que tomar asiento rápidamente para disimular, ya que semejante imagen generó una erección que estando de pie iba a ser muy difícil de ocultar.
Nuevamente pude notar esa cara de picardía y esa leve sonrisa en su rostro, evidentemente no podía ocultar muy bien desde mi rostro la locura que generaba en mí verla en ese atuendo, siendo honestos era una mujer digna de una pasarela, no merecía menos que eso.
Tras la cena, todo siguió con normalidad en el viaje continuamos charlando sin nada destacable más que algún que otro “palo” que le tiraba a ella. Aproximadamente a las 00:30hs bajo mi conducción estábamos llegando a Mar del Plata.
Una vez en la Ciudad me indica el camino hasta el lugar donde íbamos a alojarnos. Para mi sorpresa el “alojamiento” era un hotel de extremo lujo, con vista al mar, inmenso por donde se lo vea, yo no podía salir de mi asombro.
Ella era quien tenía todo “acordado” así que una vez dentro del mismo y tras pasar la recepción toma una tarjeta magnética y me pide que la siga.
Tercer sorpresa del viaje, no había dos habitaciones como tenía pensado, había solamente una, iba a pasar 3 noches en una habitación compartida con Natalia, cada vez entendía menos, me parecía todo cada vez más irreal, estaba esperando el punto en el que me pellizquen y me despierte del sueño en el que estaba viviendo desde que Felipe me pidió que la acompañe.

— Bueno, llegamos a destino, ponete cómodo que debés estar cansado después de haber trabajado a la mañana y encima te hice manejar hasta acá.
— No hay problema, no fue nada, a mí me gusta manejar – al tiempo que le hablaba miraba rápidamente para todos lados, la habitación era enorme, tenía una TV gigante, mesa, sillas, vista al mar, etc, pero no veía más que una sola cama matrimonial para dormir.
— Bueno, yo voy a acomodar mis cosas y después te recomendaría dormir un poco, mañana nos espera un largo día de negocios.
— Sí, pero… Felipe me había nombrado algo de dos habitaciones… — me interrumpió antes de que pueda seguir hablando.
— Sí, ya lo sé, pero hubo un cambio de último momento porque yo tenía pensado venir sola y bueno, ya estaba toda la reserva hecha, no la iba a cambiar.
— Entonces…
—Entonces nada, si te molesta o querés estar más podemos averiguar si hay otra habitación disponible, no hay drama, como quieras.
— No, no me molesta en absoluto — Mi corazón latía a 1000km/h, cada vez podía creer menos mi suerte.
— Bueno, entonces vamos a tener que compartir la cama, pero no pasa nada, como dijo mi papá, nosotros somos familia, no hay problema con eso – Noté cierta picardía o malicia en su mirada.
— Sí, claro, no te preocupes, todo sea por darle una mano a Felipe— No sabía como ocultar mi alegría.


Tras la pequeña charla ella ordenó sus cosas en un armario gigante que había en la habitación y yo hice lo mismo, tras eso tal cual lo había dicho tomó su ropa y fue al baño a cambiarse, aprovechando yo ese momento de soledad para hacer lo mismo.
El cansancio estaba poco a poco venciéndome, la verdad es que el día estuvo cargado de emociones y yo había empezado a las 5am para ir al trabajo. Tras cambiarme y sin mucho más que hacer me acosté en un lado de la cama, la cual era también gigante, mucho más que una cama matrimonial común, a esperar a que ella salga del baño para ver como aparecía vestida.
Para mi desgracia como toda mujer tardó muchísimo en salir del baño y a pesar de mis intentos por mantenerme en vela no pude lograrlo, no sé ni en qué momento pero me quedé completamente dormido.
Sin saber ni qué día, hora, en qué lugar estaba, el sol entrando por la ventana iluminó toda la habitación e hizo que abra mis ojos, y la imagen que me encontré en ese momento es algo que me voy a llevar hasta mi tumba.
Yo estaba en ese mismo momento abrazado a Natalia, la cual tenía puesto un camisón que se le pegaba al cuerpo, haciendo notar cada una de sus curvas de una manera fantástica, y yo con mi miembro completamente erecto ubicado, casi pareciera de manera intencional, entre medio de los cachetes de su cola.
Yo no quería mover ni un músculo de mi cuerpo, quería grabar ese momento para siempre a fuego en mi memoria, pero al parecer no lo logré.
Ella tenía apoyada su cabeza arriba de mi brazo que al parecer moví sin darme cuenta haciendo que se despierte también ella.
Mi pija estaba a punto de estallar, la estaba apoyando al 100% y no sabía qué hacer, temía que se enoje y que se termine todo lo bueno que estaba pasando hasta ese momento.
Para mi sorpresa escucho que susurra algo y acomoda aún más su cola a mi, y la mueve lentamente como para sentir bien mi erección. Yo en esos momentos podría asegurar que estaba tocando el cielo con las manos.
De pronto se detiene el movimiento y escucho su voz media entrecortada por estar recién despertándose y diciendo:

— Epa… parece que alguien se levantó con todas las pilas – Yo no emitía palabra alguna, estaba completamente tenso, pero la erección parecía ser cada vez más fuerte.
— ¿Qué pasa, estás muy cayado?


<<En ese momento vuelvo a sentir el baiben de su cola sobre mi pija otra vez y de pronto algo que me saca de eje nuevamente.
Mueve lentamente su mano por sobre su cuerpo y despacio se posa sobre mi pene que estaba cubierto por un short deportivo que era prácticamente estar desnudo.
Me estaba masajeando la pija con una tranquilidad impresionante, subía, bajaba, la acariciaba, le daba pequeños aprietes, la tomaba de una manera muy delicada con sus dedos por sobre la tela, era un juego sublime, y tras un rato, calculo que habrán sido unos cortos minutos pero para mi era una eternidad volvió a hablar.>>


— No sé que te pasa hoy pero hace mucho que no me recibías así una mañana, hasta parece que se te engrosó un poco mi amor…

Tras escuchar eso creí comprender un poco más la situación, ella me estaba confundiendo con el idiota de su novio, Matías… ¿O tal vez no…?

[Continuará...]


hermosa

Bueno he aquí el fin de la primer parte, pronto continuará esta historia, espero que les guste y como siempre críticas y sugerencias son bienvenidas.
Hasta la próxima!!!


sexo

10 comentarios - La hija de mi jefe [Parte 1]

sexeekeed +1
¡Muy buen relato! Lo cortaste en la mejor parte jajajaja! Como toda primera buena parte de una buena saga....Espero la segunda que promete será descomunal jajaja
TaironLannaster
Si no atrapa y engancha no sirve!!
Gracias por tu comentario!
jm666ar +1
Majestuoso, que venga rapido la segunda parte
TaironLannaster
Muchas gracias, esperemos poder sacarla a la luz en breve!
maxinase +1
excelente el relato, +10 y espero la continuación.
saludos.
TaironLannaster +1
Muchas gracias por la buena onda, pronto sale la parte 2. Saludos!
josepirineo +1
muy buena historia y mas la hija de tu jefe,.. en espera de la segunda parte. puntos
tecnicopaisa +1
y bueno que sigue!!!!!!
TaironLannaster
Siguen muchas cosas, ya está en proceso la parte 2!!! 😮 👌
kaspersderk +1
Muy buena primera parte esperamos la segunda y foto si se puede man
satiax +1
Te dejo 10 subí la parte 3