Noche libre!

Mi esposa ha salido de viaje, es
sábado por la tarde y me he quedado solo en la empresa después
que se han retirado los empleados, me dispongo a cerrar la puerta y pienso
ir a un bar. Al abordar mi camioneta veo a mi vecina del edificio de enfrente
esperando taxi, le pregunto a dónde va, me dice que para el centro
pues su auto esta en el taller. Le digo que la puedo llevar pues dispongo
de toda la tarde libre ya que Magi anda de viaje, en el camino le comento
que en realidad pensaba buscar un bar y tal vez una aventura para no dormir
solo pues me da miedo la oscuridad, ella sonriendo me contesta que al parecer
padecemos del mismo mal. Me dice que tiene cita con una amiga en un café
pero que puede llamarle para que no la espere, yo atento le facilito mi
celular y ella cancela su cita con la amiga.



Me sugiere que para aprovechar al
máximo mi libertad mejor vayamos a mi casa pues brinda más
intimidad, al llegar ella se instala cómodamente en un sofá
se ha quitado las zapatillas y recogido los pies, yo llego con las copas
y me siento a su lado, en un íntimo contacto puedo ver su pecho
cómo se inflama y parece palpitar, en cada dilatación se
esfuerza en hacer estallar el estrecho escote de su blusa, yo finjo no
darme cuenta de ello le entrego su copa y brindamos por la dicha de vivir
ese momento, después de algunos tragos más he cruzado mi
brazo sobre su hombro e introduciendo mi mano en su escote la traigo hacia
mí, y estallamos en un apretado beso restregando con ansia incontenible
nuestras lenguas y succionando con tal fuerza como si cada cual tratara
de extraer hasta la ultima gota del néctar de su pareja, mientras,
mi mano derecha ha desabotonado su blusa sintiendo cómo cada botón
al saltar va liberando aquellas carnes prisioneras, y se hinchan de alegría
cantando su libertad, a la vez que mi otra mano se desliza con suavidad
por sus piernas palpando cada tramo de piel recorrida y dando ligeros apretones
como sopesando el calibre de aquellos muslos, ella deja escapar ahogados
gemidos y sus manos que restregaban y arañaban de felicidad mi espalda
han escapado para sacar mi pene que siento que revienta de ardor al contacto
de sus manos el cual me recorre en un caluroso estremecimiento que sube
y estalla muy dentro de mi cerebro nublándome la vista y la razón
cuando ella empujando hacia abajo retira toda la piel que lo cubre, siento
que con la otra mano me esculca los cabellos y empuja mi cabeza hacia abajo.



Obediente desciendo recorriendo
su cuello con mis labios dejando un rastro de saliva, para al regresar
por el camino andado lo encuentro lubricado y me deslizo incansablemente
en aquella mezcla de baba, sudor y aroma de yegua en celo, mas al llegar
a su pecho, me encuentro dos retantes colinas de un color moreno claro
compactas y esponjosas que invitan a mi lengua a escalarlas encontrando
en la cima de cada una de ellas mostrando al centro de un casquete rojo
henchido de sangre el anhelado pezón color marrón que por
su dulzura y dureza invitaban a hincarle el diente con delicadeza haciéndome
recordar los dulces de grenetina, haciendo que en cada mordisco calculado
para no hacerle daño, ella gimiera mientras mi mano presionaba con
fuerza su plano abdomen habiendo pasado previamente por juguetear con los
dedos bajo las bragas sus labios vaginales. Y acariciándole la cara
pude palpar que sus ojos dejaban correr lagrimas de felicidad, el saber
su gozo me produjo un derramamiento de fluido vital sobre el miembro produciéndome
un ligero dolor agudo al no ser capaz de dilatarse más. En ese instante
ambos sentimos el deseo imperioso de despojarnos de la ropa y sin expresar
palabra alguna nos pusimos de pie, y con desesperación nos despojamos
de ella, acomodándonos en la alfombra quedamos en la matemática
posición del 69.



Yo podía aspirar el aroma
que emanaba de aquella raja ardiente y deleitarme con las delicias de aquella
miel que se derramaba mojando todo a su paso, mientras ella devoraba con
ansia mi entumecido miembro sintiendo que en cada chupada se liberaba una
profunda tensión contenida desde muy dentro y cuando yo enterraba
desesperadamente mi nariz o mi lengua alcanzando su clítoris ella
se convulsionaba dejando que mi verga se fuera hasta lo más profundo
de su garganta, y en los estertores de la asfixia que le causaba el miembro
color púrpura también empujaba violentamente su pelvis hacia
delante haciendo que mi cara se enterrara toda en ella provocando que aquel
liquido que de ella emanaba se me introdujera hasta la garganta y me obligara
a tragarlo a la vez que también me inundaba la nariz produciéndome
un enervante y vertiginoso deseo de continuar. Luego separándonos
ella se colocó en la posición en que los perros cogen y yo
me coloqué detrás de ella y tomándola con ambas manos
de aquellas amplias caderas que proporcionaban un amplio paisaje de suaves
líneas curvas, coloqué mi verga en su coño dejándola
que se deslizara lentamente mientras ella se movía en pequeños
círculos y yo sentía cómo aquel pequeño túnel
abría paso gustoso al intruso, cuando hubo llegado al fondo sentí
cómo se abría una nueva puerta para mi glande dejando escapar
un pequeño quejido por parte de ella, entonces la comencé
a retirar con la misma lentitud, haciendo que Ceila que era el nombre de
mi amada me pidiera que continuara así ya que sentía que
todo le daba vueltas, una vez sacada toda dejé la cabeza apoyada
en la entrada y con un violento empujón la empalé hasta lo
más profundo de su intimidad logrando que exclamara un ¡ay!
de delicioso dolor para iniciar ambos un frenético bombeo y terminar,
yo en un delicioso chorro de leche que me hizo ver puntos de luces de colores
a la vez que sentí que aquel pistoneo me salpicaba las piernas.
Y ella gritaba como loca haciendo que las contracciones provocadas por
su orgasmo me exprimieran hasta la ultima gota de semen. Luego nos dormimos
abrazados, yo con un pezón entre la boca, por la mañana nos
levantamos, nos bañamos hicimos el amor rápidamente bajo
la ducha, salimos a desayunar mariscos y la fui a dejar a su departamento,
su amante que es quien paga la renta se estacionaba en ese momento, nosotros
nos estacionamos al otro lado de la calle, ella se bajó corriendo
a su encuentro y le comento que fuimos a dejar a la terminal de autobuses
a una prima que pasó la noche en su departamento, él me agradeció
la atención y abrazados se meten al edificio, Ceila voltea y me
guiña un ojo.

1 comentario - Noche libre!

narutito87
muy buen relato que lindo encontrarse una amiguita para jugar tan cerca 😀