Cuando él vuelve del trabajo… (III y final)




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Compendio II


Jueves 😕

Siempre me dio cosa lavar, porque me daba miedo romper la lavadora. Mi marido se encargaba de usarla, además que Liz y yo encontrábamos que la ropita (en especial, la ropita interior… XD) nos quedaba más suavecita y con mejor olor cuando él lavaba.
Y claro, él llegaba de su turno, lavaba lo suyo y también lo nuestro y no se quejaba tampoco de hacerlo.
😔 😢 😭
Pero ahora, me da pena que ni siquiera pueda plancharle bien las camisas y por eso, cuando terminé de lavar, me tomé el pelo en una cola de caballo, agarré el cesto y me las llevé a secar…
😆
Lo chistoso es que también tenemos secadora y está al lado de la lavadora (Mi marido, después, me enseñó a cómo usarla… 😇 )…
Pero yo, pajarona, me la llevé a la terraza y las tendí, como cuando le ayudaba a mi mamá.
Me las arreglé como pude, para colgar un cable y tender la ropa, y hasta estaba bien entretenida, porque de vez en cuando, te llegaba una brisa bien fresca.
Al poco rato, sentí un ruido y vi que salía una lolita bien bonita, con pelito negro y rulos, de unos 16 o 18 años, en la terraza del lado.
😆
Estaba con un bikini negro, anteojos de sol, unas revistas, audífonos y era obvio que venía a tomar sol.
Pensé que sería la hija de la abogada que vive al lado y yo, de buena educación, le saludé, porque todavía no conozco a nadie por aquí.
No sé si no me vio o simplemente, no me infló, pero la cosa fue que se echó a tomar el sol en una silla de playa.
😞
Me dio lata y para pensar también, porque siendo tan bonita y casi tan jovencita como yo, ¿Cómo podría estar sola en la casa?
¿Acaso no tendrá pololo?...
😏
Paré de reírme y lo dejé hasta ahí, porque mi marido hizo todo esto para estar más tiempo conmigo.
Así que miré la terraza.
Mi terraza.
La ciudad se veía bien bonita y la gente, chiquitita como hormigas.
Y empecé a pensar que ahora, esta es mi nueva casa.
😆
¡Increíble!
¡Mi segunda casa, en casi 3 años de casados!
Y lo mejor, es que me la consiguió él, con su personalidad esforzada y por su muy buen trabajo.
😕
Pero yo lo amo y soy feliz con él, incluso cuando éramos pobres, pobres.
Y me empezó a bajar una pena tremenda, porque lo echaba de menos.
Miré mi celular y aparte de tener un cuarto para las 5 y ninguna llamada perdida, lo empecé a extrañar.
“¡Contrólate, mujer! ¡Son solo 20 minutos!” me decía a mí misma.
Pero estaba en uno de esos momentos donde los minutos se te hacen eternos.
😣
Pensé que a lo mejor, fue a ver a su amiga con su otro hijito…
O a lo mejor, le salió algo en el trabajo.
Pero si él hubiese hecho eso, me habría llamado…
😭
Y me puse a llorar, echándolo de menos y sintiéndome súper, súper solita…
Entonces, cuando siento que todo el mundo se me viene encima, se abre la puerta y escucho mi nombre…
“¿Marisol?”
😂
Sin poder aguantarme, voy corriendo a sus brazos y me tiro encima de él, para darle el mejor de mis besos.
“¿Dónde estabas? ¿Qué te pasó?” le pregunto, sin decidirme si estoy más alegre de verlo o más enojada, porque no me avisó.
“¡Discúlpame! ¡Pasé a cortarme el pelo y no te avisé, porque no pensé en demorarme tanto! ¡Lo siento!” me dice y ahí veo lo guapísimo que se ve, con ese corte tipo militar que tanto le gusta a él.
😘
Lo beso, lo recontra beso y le tomo las manos, para que me apriete los pechos…
“¿Me puedes hacer el amor?” le pido en mi voz más suave que tengo…
😓
“¿Aquí?” me pregunta, con su carita linda, llena de vergüenza.
Yo solamente le sonrió…
“Sí, aquí. Me gustaría mucho…” le respondo.
Y tomándole de la mano, me lo llevo para la baranda, porque quiero hacerlo mirando la ciudad.
“¡Vaya, ruiseñor, lavaste!” me dice él, muy impresionado al ver la ropa tendida…
😬 😬 😬
“¿Alguien te ha dicho que eres la mujer más perfecta con la que me pude casar?”
😆 😆 😆
Me lo llevo más rapidito todavía, agarrándole de la hebilla del cinturón…
😋
Y ya, llegamos al lado de la baranda y nos empezamos a desabrochar.
Obvio que el sol todavía está fuerte y tampoco somos tan locos, locos, para quedar desnudos enteros.
Pero sí sabemos bien qué nos gusta del otro, cuando hacemos esto…
Él se desabrocha las muñequeras y un poquito la camisa. Se saca el cinturón, se desabrocha el pantalón y se baja el cierre, doblando el pantalón después y poniéndolo muy ordenado sobre sus zapatos, mientras su tremendísimo bulto se asoma por sus calzoncillos.
😲
Yo me saco el sostén debajo de la blusa (¡Lo cual le hace casi hasta babear y que su cosota crezca el doble! XD) y me saco también los calzoncitos, moviendo a lo loco la cintura, para que me aprecie bien la cola y me los voy bajando más y más, mostrándole todo mi traserito cuando llegan los calzones a mis tobillos.
🤤
Se le ve hambriento y su cosota está hinchada a morir, así que me apoyo en la baranda y me levanto la faldita…
Entonces él camina bien despacio, sin quitarme el ojo de encima de la cola, lo que me prende tremendamente y cuando está a 2 pasos de mí y siento que se le van los dedos por tocarme, me hace la más difícil de todas las preguntas:
“Marisol, ¿Por dónde te lo meto? ¿Lo quieres por delante o por detrás?”
😨 😰 😱
¡Qué decisión más difícil!
Porque para él, también le encantan mis 2 agujeros…
(Bueno, los 3… y a lo mejor, también mi ombligo, pero ese no lo ocupa XD)
Pero para mí, es como cuando me pregunta si quiero comer helado o torta.
O si quiero chocolate o un pastel…
😞 😞
¡Difícil, difícil!
“¡Mejor eliges tú!” le respondo.
Total, él me va a hacer gozar un montón por donde sea…
😞 😖 😭 😖
No sé si lo hará de malo o por accidente o por qué, pero le dio por agarrarse con una mano su cosota y con lo que le quedaba afuera, me encajó la pura puntita en la conchita.
Así, justito lo suficiente para mojarse con mis juguitos…
😠
Y nop, se echa para atrás, pasándome por todo el muslo con la punta de su cabecita, hasta llegar al anillo de mi colita…
Y justo cuando pienso que mi colita se la va a tragar, no otra vez. Vuelta a bajar…
😡
Lo hace unas 2 o 3 veces, y siempre, siempre, siempre, pasando su cabecita hinchada de carne por encima de mi trasero, haciendo que mi cuerpo pida a gritos que se decida...
Pero como le conozco bien, y sé lo tímido que es, me aguanto en esa perpetua agonía…
XD
Al final, se decide y se queda con mi conchita.
“Lo voy a hacer por delante, ¿Te parece?”
😂
¡Me da tanta risa!
Porque debí tener unos 2 minutos, con la falda levantada y mi trasero al aire y que me pregunte eso…
XD
¡Hasta le aguantaría que me echara crema encima, si la hubiese traído!
😈
Pero le acepto y me la empieza a meter.
😫 😫 😫
Es como todo un juego nuevo así…
Porque no lo hacíamos hace tiempo.
XD
¡Incluso, mis peques no existían la última vez que lo hicimos y creo que era virgen de mi trasero!
Pero era sensacional…
☺️ ☺️ ☺️
El vientecito rico, así, refrescándote las costillas, mientras te toma las pechugas…
Su imponente y poderoso movimiento de caderas, llenándote a placer con una linda vista, que me hacía creer que volaba…
Ese vaivén gustoso, sintiendo cómo te va ensanchando ese riquísimo bastón de carne, gordito y tibiecito como él solo, despacito y reservado, pero poderoso y constante, que se va metiendo más y más adentro…
Y esa sensación rica, de estar haciendo algo malo y que luego, te pueden pillar…
😈
Por eso me encantaba cuando lo hacíamos en la U.
Todo ese secreto, de espionaje, de buscar la sala desocupada o el arbusto con menos gente, para hacer la maldad con el chico que más te gusta…
Y lo que era mejor, que él lo hacía desesperado, más encima, porque tenía que llegar a sus clases y no se podía ir sin antes encajarme hasta dejarme satisfecha y darme su ración de juguito (😭 tristemente, empaquetada, porque en esa época, lo hacía con condón siempre), era una sensación que a mis recién cumplidos 18 me hacía sentir tremendamente viva y adulta…
😩 😖 😩 😖
Pero ahora, me sentía distinta…
Pensé que era porque mis pechugas más grandecitas y que mi marido sabe agarrármelas perfectamente bien o porque ahora, sé que me llenará de juguitos hasta desbordar.
Pero no.
Había algo distinto…
😫 😖 😫 😖
Me sentía mirada y en realidad, me ponía más caliente todavía, haciéndome jadear más fuerte y desesperada.
Porque me la estaban metiendo súper, súper rico y empecé a revisar…
La gente, abajo, ni siquiera se daba cuenta.
No se veía ningún dron o persona en la ventana del edificio de enfrente ni nada…
¡Y entonces, se me prende el foco!
😟 😦 😧 😮 😱
¡La lolita de al lado!
Y claro, hago un movimiento brusco de cabeza, que mi marido debió creer que era por el garrote que me estaba aguantando por dentro…
Pero ahí la veo.
O al menos, uno de sus ojos, parte de su frente morena y sus rulitos…
😩 😖 😩 😖
¡Siento que todo se pone más rico!
Porque sí.
Porque ahora, la lolita sabrá de primera fuente por qué vino su mamá a reclamarnos a la casa, ese día…
Por qué mi marido se disculpaba tan humilde esa tarde, a nombre de ambos, por el asunto de los ruidos…
😆
En resumen, lo vería a él, follándome como una loca…
Y eso me ponía a mil.
😩 😲 😩 😲
Me empecé a quejar como una reverenda puta (lo que me resultó para nada difícil) y le pedía más fuerza a mi marido, que encendió sus mechas a nivel 2.
😩 😲 😫 😵
¡Me estaba destartalando a niveles increíbles!
¡Él se movía con la potencia de una maquina a vapor y me la clavaba profundamente!
😳 😳 😳
La lolita nos miraba con una tremenda cara y apretando sus manos con pura fuerza y calentura, al ver que no solo mis pechugas se sacudían de lado a lado, sino que se me escapaban del sweater todas desbocadas y mis brazos se doblaban, de lo duro y poderoso que él me daba.
Y yo pienso que mi marido debía verse increíble, porque a pesar que tiene 34 años, es tan sanito que pasa por 27, 25 añitos y aunque no tiene un cuerpo de físico culturista, es alto y tiene sus músculos discretos…
Pero lo que más me hacía acabar como una loca era saber que su pedazote de carne todavía se mete a la fuerza dentro de mí, ensanchándome hasta los huesos y la satisfacción de ahora saber que la tiene un poquito más larga de la media y un aguante terrible…
😩 😖 😩 😖
Y me la empezó a clavar a niveles legendarios...
Desesperados.
🌸 🐥 ✨ ⭐ 🌟 💥
Lucecitas, pajaritos, estrellitas, arcoirises…
Todas esas cosas veía yo… en un loco movimiento que me retorcía todos mis órganos por dentro.
Y sentía que me deshacía con él.
Que me borraba de la existencia…
Y cómo le palpitaba, cómo le palpitaba, y…
💦 💦 💦 💦
¡El orgasmo lo sentí hasta con los dientes!
¡Qué manera de tirar jugo tiene mi compadre!
😵 😵
Y yo, lona…
Agotada hasta las rodillas, y sin fuerza…
Pero él, mi siempre fiel amigo, sujetándome respetuosamente de la cintura…
“¿Estás bien, ruiseñor?”
“¡De lujo!” le respondo, con un tremendo besote… y una sonrisa que no puedo borrar de la cara.
😘 😍
Me lleva apoyada del brazo, como en las pelis de guerra, porque me cuesta caminar, pero más feliz que una lombriz…
(Lo malo es que la ropa se nos quedó arriba y tuvo que subir después a buscarla… XD)
Pero cuando paso por al lado donde estaba la lola, ni una seña…
Se quedó su toalla, sus lentes, sus revistas y su celu…
Pero de ella, nada…
Y mientras bajo por las escaleras, me imagino si acaso se estará dando una ducha bien, pero bien helada, para poder refrescarse…
Después de todo, sigue siendo un verano muy, pero muy caliente…
😉

Viernes 😍

Ese día, no me calenté más la cabeza.
😆
Soy una puta viciosa, desesperada hasta las patas y casada con el chico que me vuelve loca.
Así que después de almorzar, su buena ducha, con harto jaboncito y shampoo…
Su buena depilada y cremita para las piernas, para que me las encuentre suavecitas.
Un poquito de perfume, para que me encuentre oliendo bien, pero bien rico…
El calzoncito de algodón más delgado y blanquito, como le gusta más a él.
¿Sostén o sin sostén?
Sin sostén quedo más libre…
😏
La faldita más cortita, para dejarme bien, pero bien fresca por el calor…
Una camisa de algodón delgada, de esas que se transparentan un poco, pero calientan más la sopa, que mostrar algo interesante…
😉
Zapatos de tacón, para realzar mejor mis pompas.
Y labial y colorete en las mejillas, para verme simplemente divina…
😊
Las cuatro y cuarto y yo, muy de piernas cruzadas, sentada en el sofá…
“¡Hola mi amor! ¿Cómo estás?” me pregunta, pero su carita se ve de verdad muy cansada…
😣
“Bien, aquí esperándote.” Le digo yo, un poquito confundida…
Le trato de dar un beso con abrazo y me hace un poco el quite.
“¿Me esperas un poquito, ruiseñor? ¡Que estoy todo cansado y lo único que quiero es refrescarme!”
“¡Claro!” le digo y trato de calmarme…
😬 😬
Pasa un ratito y yo ahí, mirándome los zapatos, sin entender mucho…
“¡Listo ruiseñor, me saqué la ropa y estoy como nuevo! ¿Cómo está la más preciosa?”
😅
Aunque se ve tremendamente rico y tierno vestido solamente con sus boxers, lo que me hizo asustar un poquito y apretar con fuerza las piernas, fue que en sus manos traía el consolador que usaba yo cuando él se iba a la faena… por lo que a mi colita y a mi conchita nos iban a dar bien, pero bien duro…
“¡Lo bueno, ruiseñor, es que mañana no tengo que ir a trabajar, así que puedo jugar contigo hasta tarde!” me alcanza a decir, antes de tirarme encima del sillón, en un furibundo abrazo…
😍 😚
Me abraza, me besa, me tira de la ropa y me chasconea entera, con lamidas desesperadas, que tardan un par de segundos en dejarme con los pechos afuera y comérmelos a conciencia…
Y entre tantos besos y agarrones, sintiendo que una vez más, su cosota me llenará de felicidad hasta desbordar y con esos ojitos llenos del espíritu de lucha que desde siempre he amado y que brillaban más pervertidos que nunca, me pongo a pensar si alguna vez me aguantaré un día a su lado, sin dejar que me coma enterita a su disposición…
😉


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1 comentario - Cuando él vuelve del trabajo… (III y final)

amigolo +1
Muy buen relato. La cogida con "público" tiene algo que la hace muy rica. Van puntitos.
metalchono
😊 ¡Gracias! Son de las mejores y aunque a él le da verguenza y todo, igual me hace caso. ¡Gracias por comentar! 😚