Mi tercer relato- La señorita del kiosco, el fin.

Me vio con toda la cara mojada y me regalo una expresión de sorpresa por lo que había pasado. Mientras yo me levantaba, ella se bajaba de la mesita y se ponía el pantalón para luego salir corriendo por la puerta. Yo quede bastante mojado con sus fluidos, ella de un momento a otro llego con una remera de ella, mientras me secaba sentía sus perfumes y no casualmente el de la ropa.
"Discúlpame, sos el primero que me hace acabar de esa forma, me encanto... pero te moje todo, ¿Quieres pasar a mi baño?" me dijo toda colorada. "Dale paso, no te preocupes hermosa, también es la primera vez que vivo esta excitante experiencia, ¿Por donde queda el baño?" dije y ella me acompaño la mitad del camino, me señalo la puerta. Ella volvió porque sonó el timbre del kiosco y tubo que atender. Al voltearme mientras caminaba vi, como se sacaba la ropa interior de la cola.
Entre al pequeño baño, me lave la cara. Saque mi miembro para orinar, estaba todo pegajoso y lleno de esa sustancia transparente y resbaladiza. Estaba muy excitado, mientras orinaba pensaba en lo que estaba pasando, no podía creerlo. Cerré los ojos un momento y mientras imaginaba ese culo hermoso abierto para mi, comencé a tocarme parando cuando y apunto de acabar. Escuche el que tocaban la puerta, "¿Estas bien papi? Ya termine de atender, por suerte con unos puchos saque buena venta" dijo. Me guarde el miembro muy duro, se me re notaba que estaba re duro, abrí la puerta y sonreí. Ella sonrió también, miro para abajo y se mordió los labios, "Mis viejos llegan en media hora supongo, vamos para el kiosquito hermoso".
Entramos otra vez en el kiosquito, me toco el bulto, "Si esta un tanto insaciable parece-a forma de broma- y vos estas re fuerte" dije y ella se rio de forma seductora. "Mira papi, vos la pones re dura y me mojo toda, encima me aprietas un poco y me re inhibo, soy un desastre" me dijo y se puso colorada otra vez. Ella no sabia que comencé a amar esa característica suya.
Con un movimiento rápido la agarre de la nuca con una mano y con la otras su mano, metiéndola dentro de mi pantalón. Ella abrió los ojos y se quedo boqui abierta, no se lo esperaba. "¿Que queres hermosa?, ¿Queres que te coja? le susurre al oído ya sin tomar recado de mis acciones. "Rómpeme la concha papi, sácate las ganas" me dijo gimiendo de calentura, saco su mano de mi pantalón y me empujo despacio. Se bajo la calza y se empino contra la silla. Yo la pele y caí en cuenta de que no tenia forros. Sintiéndome el mas estúpido le dije "Para bola, no tengo forros", ella se paro y manoteo del otro lado del biombo una caja de tulipanes y me la revoleo, estaba decidida a que le abriera las nalga.
Mientas abra la cajita y sacaba los forros ella me la mamaba fuerte, con muchas ganas. Mientras me ponía el forro ella se puso el cuatro en el piso, bajándose un poquito el pantalón. Me arrodille detrás de ella, comencé a golpear mi pene contra su cola despacito, abrí sus nalgas fuertemente, escupí sobre su ano y comencé a resbalar mi pene por el hasta su orificio vaginal, mientras lo apretaba con sus nalgas. "Dale, enchúfamela que no aguanto mas papi!" me grito. Como ordeno, agarre mi pene desde la base de mi pene, poniéndola dura bien dura y la penetre por su vagina fuertemente, su cuerpo tembló y gimió secamente. Comencé a mover mi cadera despacio aumentando paulatinamente la velocidad. Ella a cada momento me pedía más, así que la tome por la cadera y comencé a penetrarla muy fuertemente. Sentía como su vagina tenia espasmos suaves y sentía como mi glande chocaba con el fondo de su hendidura. "Si papi, dale mas duro que me vengo" me dijo entre gemidos. Mi pene palpitaba, estaba a punto de acabar. En ese siento que gime súper ahogada y me se recuesta en el piso, temblando, un nuevo chorrito mojo el piso.
Yo me seguía pajeando mientras la veía retorcerse. Al cabo de un momento, se dio vuelta, me saco el forro y me la comenzó a chupar tan fuerte. "Pajeate que quiero la lechita" me dijo sacando su rosa lengua para afuera. Al pajearme mirándola a sus ojos, acabe lanzando un chorro de leche caliente en su boca, ella lo saboreo, trago y me miro riéndose.
Después de eso nos levantamos, ella estaba toda sudada y mojada. Me dijo que se tenia que bañar antes de que lleguen sus padres, por consiguiente, ofrecí retirarme para ahorrarnos malos entendidos con la familia de ella. Le pague los forros para que no se de cuenta la vieja de la falta de la cajita. Me despidió nuevamente con ese beso alcalino en la puerta del kiosquito y una sonrisa de oreja a oreja, y me fui para la parada del colectivo todo sudado, pero ya no importaba.

2 comentarios - Mi tercer relato- La señorita del kiosco, el fin.

narutito87 +1
eso si que es una buena atención al cliente 😀 gracia por compartir 😀
viejitoypendeja
Muy buenoooo. Me encantaría encontrar una mina así que me acabe todo!!!