encuentro en el jacuzzi

Aquella era una mañana como cualquiera de las que voy al gimnasio. Normalmente paso por la sala de maquinas un rato y luego me voy a la zona del jacuzzi y la sauna para desengrasar un poco. Al contrario que la zona de maquinas, normalmente muy llena de gente, esta segunda suele ser bastante solitaria, lo que se agradece mucho.

Ese día hice más bicicleta de lo habitual y es que a mi izquierda había una bella mujer, de las que dicen “buenorras”, de unos cuarenta y algunos años, pero con un cuerpo cuidado y unos ojos preciosos. Ella vestía con unas mallas negras y un body ceñido que le hacían lucir ese cuerpo. No era el único que no le quitaba ojo, también alguno de los que hacían pesas estuvo a punto de dejar caer las pesas sobre un pie al mirarla a ella en lugar de donde tenía que ponerlas. No la tenía vista por el gimnasio, lo que me hizo pensar que quizás era nueva o solía venir en horarios distintos a los míos. Me hubiera gustado entablar conversación con ella, pero mi talante tímido me lo impedía. Si hubiera sido capaz de hablar con ella quizás la habría invitado a tomar algo en la cafetería de al lado, o habríamos hablado sobre el hacer ejercicio para sentirse sano, o quién sabe si sobre trabajo, pero el hecho es que finalmente no hablamos de nada.

Pasaba más rato de la cuenta de lo habitual en mí, cuando ella se levanto y con una sonrisa y un “hasta pronto” se despidió de mí. Estaba cansado, y viendo que mi motivación para seguir allí había terminado, me fui al vestuario y de allí a la zona de spa. El jacuzzi estaba vacío, la sauna también, algo raro por la hora pero que tenía que aprovechar, y me metí en el jacuzzi a disfrutar de un rato de relajación. Allí estaba yo tan tranquilo cuando una voz me saco de mi éxtasis acuático.

-Hola de nuevo.-Era la mujer de la sala, que también había pasado por el vestuario a cambiarse, y ahora con un bañador negro con tirantes atados tras del cuello, estaba sentada a mi lado en el jacuzzi.

Respondí creo con un simple “hola”. Su presencia allí a mi lado era tentadora, no podía relajarme y mis ojos parecían irse solos a mirar esas estupendas curvas que ocupaban el espacio a mi lado, pero mi mente por completo.

-No nos habíamos visto antes creo.-me dijo ella.-Yo la verdad hace poco que vengo

-Yo intento venir todos los días.-le respondí.-Todo el día sentado no es bueno para el cuerpo.

Iniciamos una charla distendida sobre diversos temas hasta que llego el momento es que la cosa se empezó a liar.

-Es una lata tener que usar bañador. Normalmente soy usuaria de playas nudistas, pero claro aquí.-hizo una pausa acercando su cara y mirándome con una sonrisa maliciosa.- ¿Te imaginas? ¿No te gustaría que pudiéramos venir sin ropa?

-No estaría mal. Me gusta la idea.-sobre todo por poder verla mejor.

-Me apuesto a que no te atreves a quitarte el bañador aquí.

-¿Qué apuestas?-pregunte siguiendo con el juego.-Algo tengo que ganar.

-Algo que te gustará.-me dijo al oído.

Y así ni corto ni perezoso me saque el bañador dejándolo junto al jacuzzi.

-Así está bien.-me dijo relamiéndose el labio.

Yo creía que aquello estaba viento en popa, pero dos mujeres llegaron en ese mismo momento. Se sentaron en el otro extremo, por lo que a no ser que se pararan las burbujas, cosa que evite, no podrían ver mi desnudez.

-Lo siento pero el mozo el mío.-les dijo sin más.- Hoy por lo menos. Ya veis que me está haciendo compañía.

Las dos mujeres sin entender nada, simplemente respondieron con una pequeña risa.

-¿Os gustaría un chico como este?-insistio ella.- Podria dejaros un rato con el si quereis.

Las mujeres parecían sentirse molestas por su insistencia. Ella metió la mano bajo el agua y empezó a acariciar mi pene, que empezó a crecer y de qué manera en su mano. Ella seguía mirando a las mujeres que hablaban entre ellas mirándola de reojo con disgusto.

-Son unas reprimidas.-me dijo al oído.-Pero tú no sufras que hoy voy a dejarte seco. Me gusta lo que estoy sintiendo. ¿Siempre es tan grande?

-Normalmente sí. Respondí entre suaves jadeos.

-Que suerte tiene tu pareja. ¿Tienes pareja?

-Si

-Pues hoy vas a ser mío en cuando esas mojigatas se marchen.-Y en ese momento se subió en cuclillas de cara a mi abrazándose a mi cuello.-Seguro que no pensaste en esto cuando mi mirabas las tetas arriba. Ahora las tienes ante tu cara, así que disfruta.- Tiro su pelo hacia atrás emitiendo un sonoro jadeo. Mi pene rozaba su bañador deseando apartar aquella tela.

Las dos mujeres ante el espectáculo, imagino que molestas, abandonaron el jacuzzi. Tan pronto salieron mi amante soltó el bañador, dejando libres sus pechos y acercándolos a mi boca que no tardo en lamerlos.

-Que gusto me das. Me encanta que me laman los pechos, te dejaría hacerlo durante horas, pero ahora no tenemos tanto tiempo.

Se levanto un poco y sin cambiar de posición aparto su bañador para permitir a mi pene entrar dentro de ella. El agua no ayuda a la lubricación, pero lentamente se dejo caer sobre ella hasta clavarla completamente.

-Es enorme. Me gusta cómo se siente. Hacía tiempo que no tenía una tan buena.-Yo seguía lamiendo sus pechos y acariciando desde su espalda hasta su culo al que me agarre para ayudar en el movimiento de balanceo sobre mi y apretando rítmicamente mi pene hacia ella para que la penetración fuera más intensa.-Que gusto me das!

La follada fue lenta pero intensa hasta que sentí que no podría contener más la eyaculación.

-Voy a correrme.-le anuncie.

-Hazlo ¡ya!-me ordeno.-Quiero sentir tu leche caliente dentro de mí. Quiero ese recuerdo conmigo.

Sin poder contenerme más me corrí dentro de ella con una fuerza que hacía tiempo que no tenia. Ella lo sintió y reacciono llegando también a un orgasmo, abrazada a mí y jadeando en mi oreja que mordisqueaba.

Apartándose de mí tras un par de minutos me miro de nuevo a los ojos.

-Gracias cielo.-se ato de nuevo el bañador y se lo puso bien. Acerco mi bañador hacia mi.-Más vale que te vistas antes de que vuelva alguien más.

-¿Quien eres?-pregunte.-Me gustaría volver a verte.

-Se quién eres. Mi nombre es Marta. Llamare para pedir hora pronto y que me quites algunos problemas que tengo.-esto último relamiéndose el labio.

Paso un tiempo sin saber nada de ella. Ya daba por terminada aquella historia cuando la secretaria me aviso que al día siguiente tendría a una tal Marta.

-Me dijo que era un tema de miedos sexuales.

A la mañana siguiente allí estaba ella, en la puerta de mi consulta.

5 comentarios - encuentro en el jacuzzi

mejorentodo
Que caradura. Poné la fuente o hablás siempre en gallego??
dantraloco
¿En gallego? Será en castellano jajajajajaja