Ninfomaniac

Soy una chica del montón podría decir, pero claro, se supone que tengo una “Enfermedad”. Yo creo que simplemente el mundo no está preparado para un manjar como yo. Una diosa en pelota recubierta de chocolate, deseando ser mordida, comida, lamida, embestida, saboreada, en fin, que me lo metan cuantas veces quieran en palabras más simples.
¿Desde cuándo soy así? Desde siempre.
Claro, se detono más este deseo ardiente de pico a una temprana edad, andar por la vida mirando todo como una figura fálica, comer frutita y pensar: ¡Oh, el damasco! ¿Abierto, parece una vagina? Por eso creo que era buena para las verduras y las frutas. ¿Ensalada de pepino? ¡3, por favor!
Mis padres trabajaban mucho, así que tampoco estaban muy pendientes de mis descubrimientos sexuales, de todas maneras, mi primera exploración comenzó con mi cuerpo, entender cómo funcionaba, sobre todo esa zona que me causaba mucho cosquilleo cuando la tocaba.
Noches repletas mojando mis dedos en mi hendidura, oler lo que salía de esa compuerta a la felicidad, saborear, y como una catadora, lo miraba:
-Buena consistencia, buen sabor, buen olor ¡Yummy!
La exploración me duro bastante debo decir, uno siempre debe conocer su cuerpo antes de lanzarse a los placeres mundanos, además que en casa 0 educación sexual. Más que la teoría me enfoque en la práctica. Cansada ya de las verduras, me empecé a juntar más con mis compañeritos (Más pollos) A veces pienso que debe ser por la época en que nací. La iglesia no es un buen lugar para buscar un pene (Cosas que uno aprende en el camino) además que no me interesa para nada andar pervirtiendo, más que no me interese, es como: Necesito un pene, Now Bitch.
Hoy en día está más fácil la cosa, si hubiese nacido en esta época nadie me hubiese llamado enferma y ninfómana. Hace tiempo que me dejo de importar eso, al principio lo escondía, no porque me sintiera mal, más bien era por mis papas. Por eso sentía que no era una “Ninfómana”, me gustaba el sexo, pero tenía conciencia y respeto por los demás.
Esto de vivir una vida nómade, tanto cambio de pene a pene, de cuerpo a cuerpo, no le hacía asco ni al viejito curao de la esquina. Y me gustaría explicar que era lo que precisamente sentía:
Era un calor que se depositaba principalmente en mi zona, que subía hasta mis senos, mis pezones se erizaban, mi trasero se curvaba, y mis manos enloquecían alrededor de mi cuerpecito, el contacto con hombres era “Fiebre”, el contacto con minas era “Ardor”, el contacto conmigo misma “Era una breve llama”. Uniendo esas 3 cosas, era un volcán, y vaya que hice erupción cientos de veces en mi vida, y la lava que salía me la tragaba (Está llena de proteínas, y yo soy súper “Vida saludable”).
Nunca, nunca desprecies la comida, hay lugar en el mundo donde no tienen que comer, y como yo soy una golosa (Mi pecado favorito es la GULA). Siempre siento hambre, y siguiendo con la vida saludable dicen: Desayuno, colación, almuerzo, colación, once y cena.
Entonces siguiendo esta pauta de dieta:
Desayuno: 5 culeones (Desayuna como reina)
Colación: Una mamada.
Almuerzo: 2 Negros, agregado: Una chica, Bebestible: Más claro que el agua, y postre: Invitemos al vecino.
Colación: Su tijerita.
Once: El de turno.
Cena: El que me encuentre por la calle.
Chiquillas, con esta dieta, siguiéndola al pie de la letra, les aseguro tener una figura de impacto, sin tener que pasar horas en el gym, mejora tu elasticidad anal, vaginal, corporal, y si te atreves una musculatura que puede crear muchas eyaculaciones precoces gracias a tu “Zona”.

Pasando a otro tema, para el resto debo ser una “Gran Maraca”, tachada claramente por mi género, porque todos esos lindos apodos los inventamos nosotras mismas, y es pura envidia, creo que debe haber sido la congregación de las “Cartuchas de todos los tiempos” (Yo respeto los estilos de vida, respeten el estilo “Nómade”), yo no le ando diciendo a las minas, y riéndome de ellas porque sean vírgenes, siempre he pensado cada loco con su tema ¡Dejad bebed y comed en paz, hermana! Mientras que los hombres son más básicos, más libres, menos enrollados. A veces para entender mi enfermedá, he pensado que estoy poseída. Quizás en verdad soy un hombre, me he preguntado: ¿Qué haría si tuviera un pico? Simple, culear (Esa es la representación máxima del pensamiento masculino) Además, lo de mear. ¡Puta que sería fácil mear! Yo sin ningún problema andaría meando, árbol por árbol, pasándome por la raja a la mina que cruza al frente, la que pasa cerca tuyo, la que igual le echa una ojeada. Me importaría una raja, si es algo básico, me meo en los pantalones, o si tengo la suerte de sacar la manguera y echar la cortita por ahí sin ningún pudor, pues démosle. Si dios me dio un Grifo, meemos pues.
Me imagino, las caras que ponen los hombres cuando están que se mean y logran su cometido, son las mismas que ponen cuando se corren. Me imagino al weon pensando: ¡Supremo, lo mejor que me has dado Jesuscrist! ¡Ohhh pulento, gracias por no dejarme nacer de una costilla! ¡Gracias por no tener vagina!
Soy un poco dispersa, debo decirlo, quiero volver al inicio de esta idea, pero era importante dejar en claro, que me encantaría tener un pene, creo que mi vida sería aún más fácil.
Mi primera experiencia nace, de conversaciones con mis amigos. En ese tiempo lo común para mí era juntarme con hombres, las mujeres no me trataban demasiado bien, además que no estaban explorando sus cuerpos como yo. En un grupo de chicos era común hablar de cuando se masturbaban, que les pasaba, y me preguntaban a mi si lo hacía, y yo que soy bien honesta, les confesé que pasaba más con las manos debajo de la falda que haciendo otra cosa.
Les contaba las sensaciones que me provocaban estos juegos, y uno de mis compañeros, que se creía como el más maduro, me dijo que me ayudaría con ese tema.
En la clase de gimnasia nos metimos a los camerinos, su mano comenzó a manosear mis pequeñas bubbies y me dijo:
-Tienes más tetas que mis amigas.
- ¡Cállate, y sigue tocando!
- Vi en una porno que las minas gritaban cuando les pellizcabas los pezones.
- ¡Cállate, y haz lo que viste en esa porno conmigo!
- ¿Qué sientes?
- Puta, el weon bueno pa hablar, siento cosas más abajito.
Le agarré la mano y se la metí todo, el miraba con cara de curioso y de asco.
-Tienes un poco de pelo.
-Me estoy desarrollando ya pos, soy una mujer. Le tome uno de sus dedos, y le indique que moviera su dedo de lado a lado.
- Es como una pelotita chica que se va hinchando.
- Ese es mi clítoris, creo, por lo que leí.
Comenzó a hacerlo, sus manos tocaban curiosas toda mi vagina, hasta que llego sin saberlo abajo, y metió un dedo, chillé un poco, pero le dije que continuara porque se sentía rico.
-Ahí es donde me tienes que meter tu cosa, pero hay que cuidarse. ¡Déjame verte el bicho!
-No es bicho, se llama pene.
-¡Sácalo! No que te las sabes todas.
-Sí sé que tengo que meterlo ahí.
Saco su modesto pene de chiquillo, yo lo tome, lo mire, mis ojos brillaban antes tal descubrimiento, lo apreté, lo acerque a mi boca, le pase la lengua y estaba maravillada.
-Teni que chuparlo.
Lo metí a mi boca, loca de ansías, y el bicho se iba haciendo un poco más grande, quería comerlo todo, poco a poco iba ingresando más a mi boca, y el chiquillo esté por fin estaba callado. Miraba sin entender nada, y abría un poco la boca. Se lo chupe, chupe, y chupe, sabía que había un premio, y como una sustancia comenzó a salir ese líquido transparente, un chorro humilde, que gustoso decidí probar y tragarme.
- ¡Ohhh te pasaste!
- ¿Y cuándo me lo vas a meter?
- ¡Vamos mejor, otro día! ¿Oye, le puedo contar a los chiquillos?
- Sí, quiero chupárselo a todos.
Bueno, ese fue mi primer encuentro con un pene, necesitaba más acción, pero eran muy pendejos para que me dieran lo que quería.

Paso de boca a boca, ya todos, al menos la mayoría de mis amiguitos sabían del negocio que me traía entre manos, y yo ni tonta, ni perezosa, comencé a saciarme. Me sentía en el mejor momento. No Era juzgada, era alabada. Ninguno se atrevió eso si a metérmelo, pero era cuestión de tiempo hasta que probase esa nueva experiencia.
Citaba a los chicos al camerino, solo escuchaba aplausos, y que era maravillosa chupando penes, cada vez podía meterlos más adentro de mi boquita codiciosa. Hasta que no solo supieron los de mi curso, sino de otros más grandes. Me regalaban chocolates, me compraban una que otra cosa. Creo que fue el inicio de mi camino a la prostitución, sin quererlo.
Bonita inocencia, ambición por ir siempre más lejos, hasta que un buen día, conseguí lo que tanto ansiaba, no de la mejor forma.
Varios chicos mayores que yo me invitaron a una casa, yo gustosa fui con mi faldita colegiala, me quité la ropa interior antes de entrar. Eran unos 6 chicos, de alrededor de 17 años, abrieron la puerta, me saludaron normal, estaban bebiendo cerveza. Me convidaron un vaso, primera vez que bebía, además, y sentí como poco a poco el alcohol se me subió a la cabeza, descuidada de que no llevaba ropa interior, olvidaba que debía intentar mantener las piernas cerradas, hasta más que uno se fijó en esto. Reíamos, bailamos, todo se mostraba como una inocente reunión, en donde yo era la única mujer (Era cuestión de tiempo).
El más ebrio comenzó a acercarse a mí, y me dijo:
-Deberías hacer un baile para nosotros.
Yo, que estaba encantada con la situación no me lo pensé dos veces, ser el centro de atención para todos estos chicos era mi intención principal, mostrarme, que me miren con deseo (Me encanta cuando me miran con esa cara de perversión).
Me subí al centro de una mesa, comencé a bailar sensualmente, mientras de distintas perspectivas me agabachaba un poco para que se pudiera ver mi trasero al aire, todos gritaban: ¡Ohh, la mina! Y le pedí a la audiencia que no fueran tímidos, y al tiempo que yo me iba quitando la ropa, ellos se quitaran al menos los pantalones.
Comencé a danzar, a tocarme mis ya desarrollados pechos, levantaba de vez en cuando mi falda para que vieran mi zorrita, ninguno se atrevía a acercarse a mí, solo contemplaban con libido la escena. Cuando comencé a posar mi dedo en mi clítoris, y a estimularlo dejando salir pequeños gemidos, podía observar que a los chicos se les iba notando que estaban muy excitados, uno dijo:
¡No me aguanto! Y saco su miembro, y comenzó a masturbarse, mis ojos brillaron, y seguí tocándome, y poco a poco había 6 penes al aire, pajeandose por mi danza, se comenzaron a acerca más a mí.
-Me dijeron que eras buena chupando pico, quiero saber si es verdad.
Me puse en cuatro, y comencé a chupar al primero, los otros también se acercaron más. Me hice un moño, y sentía que dé el tiraban para que chupara los diferentes penes, había normales, y uno muy grande. Uno de ellos, comenzó a acariciarme el sexo, a meter sus dedos en mi hendidura, y yo gemía, y me obligaban a seguir chupando. Uno de los penes se acercó más a mi trasero, y sentía como golpeaba mientras se masturbaba. Uno eyaculo en mi boca, otro me quito la blusa, para agarrar mis tiernos pechos, otro decidió besarme, sentía que me penetraban los sentidos, pero aun nadie se atrevía a metérmelo. Terminaron por quitarme todo, multitudes de manos pasaron por mi vagina, no podía parar de gemir, por mi boca chorreaba el semen, en mis pechos me empaparon, tenía el trasero completamente mojado, al igual que mi sexo. Hasta que por fin el pene grande se atrevió, me dio vuelta, se puso un condón y comenzó a metérmelo suavemente.
- ¿Eres virgen?
-Sí. Dije entre gemidos.
Me agarro bien las caderas, y entrelazo mis piernas a sus costados, mientras cada vez entraba más profundo, sentí un ardor, algo que se rompía, le costaba un montón entrar, el dolor era punzante, a pesar de que me encontraba muy mojada.
Siguió metiéndolo, lentamente, con cuidado, mientras me decía que más adelante este dolor no se provocaría más. Yo solo pensaba: quiero pasar por esta fase, quiero poder hacerlo todos los días, sin sentir tanto dolor.
Finalmente, acabo dentro. Me tendió la mano, para levantarme, y mis piernas temblaban, no podía caminar bien, tomo mi ropa, me empezó a vestir, y les dijo a sus amigos que ya el juego había acabado.
Fue un tierno gesto, para mi primera vez, a pesar de que yo solo pensaba en tener cientos de penes que se introdujeran una y otra vez, por siempre.

Inmoral, me han dicho algunas decentitas. Que soy una inmoral, que no tengo vergüenza, ni tapujos. Y es simple: Si me importase un céntimo lo que me dicen las “Virgencitas” me daría un shock cerebral, no pretendo ser modelo a seguir de nadie, solo quiero satisfacer las ganas que me tengo y que me tengan. No nací para ser de alguien, solo yo me pertenezco. No soy una mujer que ha nacido para querer, no puedo serle fiel a alguien. Porque en primer lugar no me soy fiel a mí misma. Siempre me digo me voy a sentar, me voy a permitir tener algo serio, y cuando estoy en esas me veo envuelta en un griterío de los mil demonios. Opte por andar sola, y volverme loca por mi cuenta, y no rendirle a nadie comentarios.
Escuchando desde muy pequeña, ahí va la srta que lo lame todo, sin pudor, sin sentirme un poco avergonzada, la verdad es que me sentía halagada, de hecho, gustosa hubiera salido con un cartel:
¡Se chupa gratis!
Sentir aquella libertad que yo misma me profesaba, andar por las calles a altas horas de la noche, en donde los miembros comienzan a salir. Me inyecto una dosis de energía para poder saciar esta sed ferviente, el tocar, el rozar, el mirar, oler, degustar, porque siempre he sido presa de mis sentidos, de mis deseos, de mis instintos básicos. Voy por la vida siendo un “Ello” en constante, no he pensado nunca con mucha claridad, y ni aquella vez en que fui follada por un pequeño macho alfa. Dicen que marca tu primera vez, yo no sé si me marco el hecho del dolor que sentía, o el hecho de que nunca más lo volvería a sentir, y podría disfrutar enteramente. y es verdad bastaron unas juntas más con mis chicos para sentirme preparada para algo mayor.
No fue muy difícil disfrazar este “Deseo” frente a la gente que me importaba que no viviera lo que yo vivía. Era mi “Karma”, mi papel, la intérprete de mi libido, buscando manejar mis emociones básicas al máximo posible, no teniendo éxito, me tuve que alejar e irme a un lugar en que me entendieran, con un grupo que sintiera lo mismo en mayor o menor medida.
Ser una incomprendida me satisfacía, no tenía descaro. Me gustaba poder dar rienda suelta a todo lo que electrizaba mi ser. Era la gran “PUTAZA”, y ganar dinero a través de lo que me apasiona, es una ventaja que no todos tienen.

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4 comentarios - Ninfomaniac

younlust
Gracias por este relato, es lo mejor que he leído de ti hasta el momento, mi dejaste el pico bien parado.
Te dejo los 5 puntitos que me quedan por hoy.
Besos en ese hoyito que debe ser super rico.
josemanuel602003
lastma que estes en chile sino podiamos juntarnos a cogernos todo!!