trabajos sexuales cap 5

Hola! muchas gracias por las leídas y sus comentarios n.n, Aquí les dejo la continuación, espero se hagan pajas jaja

Contarle a Lilith que ya no iba a trabajar como bailarina fue algo revitalizador, para mí y para ella, porque en la hermosa carita de mi hermana apareció una expresión de alivio. Me dio un abrazo muy fuerte y sonrió.
—Es bueno saber que ya no venderás tu culo ¡jeje!
—Pues ni tanto. Es una lástima haber perdido el empleo pero sé que puedo hacer algo mejor con mi vida. Aunque el dinero que ganaré será menos de la mitad.
—No te preocupes por eso —aseguró con una sonrisa —. Mañana saliendo de la universidad iré a ver un empleo en una tienda de comida rápida. Será divertido.

Asentí. Que mi hermana trabajara en un restaurante sano era mejor que tenerla detrás de la barra de un bar lleno de alcohol y de gente que se moría de ganas por manosearla.
Esperé con impaciencia la noche, y me vestí con una combinación de coquetería y santidad, es decir jeans ajustados a la cadera, con los hilos de la tanga mostrándose por encima del borde del pantalón y una blusa ligeramente escotada, de tal forma que se me veía un poco del encaje del sujetador. Fui al cuarto de Lilith y antes de tocar volví a escuchar esos dulces gemiditos de mi hermana masturbándose. Seguro que estaba estrenando el regalo de Darcy.
—¿Lilith? Iré al trabajo.
—Ah… sí. Ten cuidado.
Sonreí y me fui feliz, porque al fin podría darme un respiro de todos esos bailes y privados. No más caras mirándome con lascivia ni manos metiéndose en mi coño. Simplemente servir tragos y lanzar sonrisas. Cuando llegué, mi nuevo jefe ya me estaba esperando con los brazos en jarras y una expresión ceñuda en el rostro. Me reprendió por haber llegado cinco minutos tardes y pidió que no volviera a suceder.

Intenté no molestarme por la poca flexibilidad de él y me concentré en hacer mi trabajo. Serví unos cuantos tragos y lancé unas pocas miradas coquetas para atraer a los hombres. Algunos de ellos me conocieron del club y me preguntaron qué demonios estaba haciendo detrás de la barra. Les expliqué que había decidido cambiar de empleo y luego les corté la conversación alabando lo bien que se veían y recomendándoles tragos.
Fue una noche agotadora, incluso peor que bailar, porque iba de un lado para otro cobrando y sirviendo, cobrando y sirviendo. Ni siquiera tenía tiempo para llamar a mi hermana y preguntarle cómo le estaba yendo.
Al final de mi turno acabé exhausta y con muchísimo sueño. Sin embargo me dije que no me iba a rendir y mucho menos renunciar. La paga sería buena. Sólo tendría que acostumbrarme al ambiente.
Mi jefe me llamó y fui a su oficina.
—Trabajarás de domingo a viernes. Descansarás los sábados.
—Auch ¿domingos?
—Sí. Esta es tu paga.
Me tendió una hoja donde estaban anotando unos números. La miré con detenimiento y luego a él.
—Es broma ¿verdad?
—¿Qué? ¿no te gusta?
—Bueno… pensé que dado el estatus del bar, podría ganar un poco más. Escuche, tengo una hermana que atender y …
—Esos gastos no me interesan. Pero… —me recorrió de abajo hacia arriba con una mirada que yo ya conocía —, si estás dispuesta a llegar a un arreglo… quizá podamos hacer algo ¿no lo crees?

—Ya no doy esos servicios, señor.
—¡Ja! Sólo una chupada y ya. No te estoy pidiendo que hagas otra cosa.
Miré a mi jefe. Era un hombre de unos cincuenta años, pero muy curtido y algo sucio. Olía mal. A licor y a cigarrillo.
—Lo… lo siento, no lo haré. No es correcto. Acepto la paga.
Se encogió de hombros.
—Pues algún día necesitarás del dinero. Ya sabes qué hacer con esa boquita tuya.
Me fui de mi primer día de trabajo sintiéndome tan acosada como en el club, y cuando llegué a casa, lo primero que hice fue tirarme a la cama y llorar en silencio por ser tan miserable y bonita.
Los siguientes días no fueron mejores. Los acosos de mi jefe me estaban molestando, y el trabajo era agotador. Demasiado. Comenzaba a extrañar bailar y quitarme el sujetador para mover las tetas un poco.. Algunos hombres me invitaron a salir, pero los rechacé a todos.

No obstante, pese a mi mala suerte, me mantuve callada y no le dije a Lilith sobre esta clase de problemas. A quien sí se lo iba a contar era a Darcy, que me había invitado a cenar a su casa. Como Lilith no fue porque tenía tareas que terminar, consideré que pasar la noche en la cama de mi amiga podría darme energías para la siguiente semana de trabajo. Darcy también estaba sola porque su compañera había salido con su novio.
—¿Entonces es un trabajo pésimo?
—Lo es. Lo es —contesté metiéndome un poco de pasta a la boca —¿qué tal tú?
—Me tocó hacer un lésbico con Alejandra. La cabrona casi me arranca el clítoris. No la soporto y te extraño.
—¿Me extrañas? —suspiré —. Necesito sexo. Y necesito que sea con una mujer porque últimamente todos los hombres me resultan depravados.
—¿Quieres que… vayamos al cuarto?
—No he terminado mi cena…
—¡Ja! La cena sólo era una excusa. Ven.
Me tomó de la mano. Yo me dejé arrastrar por las escaleras hasta la habitación de mi amiga. Nos tiramos a la cama, ella sobre mí y comenzó con sus besos húmedos, frotando su lengua con la mía y explorando todas las cavidades de mi boca. Yo llevaba una blusa y una minifalda, y ella iba con un vestido ligero de algodón, de tal forma que podía sentir sus curvas como si no tuviera nada puesto.

Se despojó de su ropa. No llevaba sujetador, pero sí una bonita tanga negra que resaltaba sobre la piel blanca de su cuerpo. Me senté con la espalda apoyada en la cabecera de la cama y ella se dio media vuelta, de tal forma que su espalda y mis pechos se presionaban fuertemente. Metí la mano debajo de la suave tela de su tanga y sentí ese coño tan caliente que tanto me encantaba, de piel tersa como la porcelana. Darcy ya estaba mojada. Comencé a mover la mano con rapidez, hundiendo dos dedos dentro de ella. La irrupción hizo a mi amiga soltar un grito.

—No pares. Sigue… sigue.
—¿Quieres comerme las tetas mientras?
—¡Sí! Pero tengo una idea.
Fue a su armario. Yo me despojé de toda mi ropa. Cuando ella regresó, traía unas bolas chinas negras.
—¿Dónde las compraste?
—Las usé en el club y me gustaron. ¿me las metes?
—Será todo un placer.
Darcy se sentó con las piernas muy abiertas y se abrió el coño con los dedos. Antes de proceder con lo que ella quería, hundí la boca en su vagina y combiné mi saliva con sus jugos, que estaban empapando rápidamente sus labio vaginales. El sabor como siempre era un néctar para continuar. Adoraba el coño de Darcy, y de repente me vino a la mente si el de mi hermanita por dentro luciría igual. Me saqué esa imagen de la cabeza y me concentré en recorrer con la lengua los pliegues de carne rosada, y presionar con mis dientes su pequeño clítoris. Esto hizo a Darcy gemir con más intensidad. La chica se tocaba los pechos y trataba de lamerse los pezones. Sus dedos dejaban marcas irritadas sobre su piel blanca..

—Sí, sí. Cómeme el coño por favor —pedía como una perrita en celo.
Sin contenerme, lo hice al mismo tiempo que hundía dos dedos en su abertura. Luego introduje la primera de las bolas chinas dentro de su vagina. Luego la segunda.
—No, no… en el culo. Las quiero en el culo.
—Ah, claro.
Se dio media vuelta, todavía con las bolas adentro. Levantó las nalgas.
— Lame. Lame, por favor.
Me acomodé separándole las nalgas y recorriendo con mi lengua la entrada rosada de su anito. Esto hizo que ella gimiera y se riera al mismo tiempo. Le di una fuerte nalgada, de esas que dejan huella y acto seguido tiré de las dos bolas que ya tenía y comencé la paciente tarea de introducirlas en su recto. Poco a poco las bolas fueron penetrando. Algunas volvían a salir, así que tuve que hacerle a Darcy mucho sexo oral. Sus jugos escurrían de su concha y formaban deliciosas gotitas. El cuerpo de mi amiga se contorsionaba ante cada embestida de mis dedos. La última bola se metió en su culo.

—Listo. Tienes todas. Sácalas tú o yo.
—Hazlo tú. Ayy sí…
Tiré del cordón y una por una las bolas negras salieron de su culo, que se expandía a cada momento y arrancaba en Darcy placeres inimaginables. Sus gemidos eran casi infantiles, muy excitantes. Noté que lloraba un poquito y trataba de soportar el dolor. La chica no era muy simpatizante de meterse cosas por el orto. Eso me hizo recordar que Lilith en su fiesta intentó tener sexo anal, y de alguna manera esa imagen encendió un poco de excitación en mí.
—Vuélvelas a meter, por favor. Espera, espera., tengo una mejor idea. Te compré unas a ti.
Darcy se levantó y fue hasta su armario. De una bolsa sacó otras bolas chinas.

—¿Te las meto yo?
—Claro.
Me puse en la misma posición que ella, con el culo expuesto. Sentí como me abría las pompas y enterraba un dedo en mi ano. Gemí pero de dolor y le dije que antes tenía que calentarme. Ella no se tomó la molestia de hacerlo. Noté que embarraba mi trasero con un gel lubricante que estaba frío, y acto seguido su lengua me recorría con fuerza todo mi coño.
—Tus jugos siempre tan ricos. Aquí va la primera.
—En serio, creo que necesito… —no pude decirle que todavía no. Ella metió la primera bolita en mi recto y con ello me arrancó un grito de placer y dolor a la vez.

Gracias al lubricante, las demás bolas fueron entrando, y mientras se hacían más grandes, yo podía notar cómo se me dilataba el ano y mi coño embarraba más líquidos como una fuente. Me llevé una mano a mi vagina. Recogí mis jugos y a continuación me los chupé. Lo cierto es que me gustaba mi propio sabor. Darcy no perdió tiempo y empezó a recogerlos con su lengua. Me metió la última de las bolas y las dejó allí.
—Retenlas. Me las meteré yo.
—¿Qué haces?
Me giré. Ella se las estaba volviendo a meter con más facilidad haciendo uso del lubricante. Cuando las tuvo todas adentro de su precioso ano, se colocó conmigo como si fuéramos a hacer unas tijeras.
—Tú tira de la mía y yo de la tuya.
—Estás loca, Darcy —me reí y lo hice. Tiré de sus bolas chinas al mismo tiempo que ella lo hacía de las mías.
Mientras las esferas salían, las dos dábamos suspiros de placer. Me pasé la lengua por los labios y cerré los ojos imaginando que cada sensación era la de una verga hundiéndose en mi recto, dándome tanto placer, dilatando cada una de mis paredes que cuando la última gota salió, tuve un orgasmo de lo más delicioso. Darcy también tuvo uno, pero seguramente consecuencia del que yo tuve..
—Vamos a hacer otra cosa —tiró las bolas a un lado y se lanzó sobre mí.
Hizo la posición que yo tanto adoraba con las mujeres. Un 69, y embarró su mojada vagina por toda mi cara. Atrapé su trasero y dirigí su chorreante coño a mi boca. Lamí con fuerzas renovadas, abriendo mis piernas para que Darcy pudiera acomodar la cabeza entre ellas. Noté sus dedos metiéndose dentro de mi y eso me hizo excitar todavía más.

Abrí su agujerito con mis dedos y mantuve sus labios separados, aunque estaban resbalosos por el fjujo. Acto seguido investigué con mi lengua lo profundo de ella, sorbiendo con intensidad. Me tuve que detener cuando ella introdujo algo muy grande en mi coño.
—¿Qué haces?
—Quiero meterte toda mi mano.
—No, me vas a lastimar —le advertí y ella dejó la idea.

Quería hacerla terminar cuanto antes, así que penetré con mis dedos su estrecho coño. Producía un sonido muy curioso y húmedo. Ella detuvo sus lamidas en mi vagina para retorcerse de placer, y cuando al fin logré que se corriera, noté un aumento en el volumen de sus flujos vaginales que descargaron en mi boca. No había sido la legendaria eyaculación femenina, pero fue tan excitante que me tragué en su totalidad todas las mieles que desbordaban del coño de mi amiga.
Ella, sin fuerzas, se acomodó a mi lado y nos miramos la una a la otra dándonos suaves besos. El placer del orgasmo era lo que necesitaba para sentirme bien.

El cansado lunes volvió, y con ello otra jornada laboral. Fui al bar y casi al final de mi turno, un hombre que me había estado mirando desde que llegó se acercó a mí. Era algo atractivo, seductor y con una mirada pícara. No debía de ser mayor que los treinta y cinco años. Vestía un traje de magnate.

—¿Eres… Ashley? Trabajabas en el club de aquí cerca ¿verdad?
—Ya no hago sexo oral por dinero —aunque al ver lo lindo que él era, consideré que podría hacerlo por placer.
—Oh, no. no estoy interesado en tu cuerpo de esa manera. Sólo… me preguntaba si estarías interesada en otro tipo de trabajo.
—¿Qué? Escucha ¿puedes esperarme un momento? En seguida salgo. Mi hermanita vendrá por mí.
—Claro, aquí estaré.
Limpié la barra y luego de unos quince minutos salí. Él se fue conmigo a la calle.
—Me llamo Demian. Ten mi tarjeta.
La examiné.
—Fotógrafo de modelaje.
—Sí. Un día fui al club y te vi. Me gustó tu desempeño en…
La bocina de mi coche sonó. Era Lilith que venía a recogerme.
—¿Podemos hablar luego?
—Es que es importante. Déjame decirte ahora. Es un trabajo que te gustará.
—¿Tiene que ver con hacer porno?
—¿Qué? —rió divertido —. Claro que no.
Torcí los labios. Lilith sonó la bocina.
—Ven, demos una vuelta.
Subimos al coche. Los ojos de Lilith se iluminaron al ver al hombre a mi lado.
—¿Quién es tu amigo?
—Soy Demian ¿tú, hermosa?
—Ella es Lilith, mi hermanita.
—¿Edad?
—¡18 años! —clamó mi hermana.
—No puede ser. Si te ves como de 16. Eres lo que llaman una loli ¡jajaja! Veamos, el trabajo que tengo para ti es este, Ashley. Quiero que seas modelo de nuestra compañía de ropa interior.
—¿Qué? ¿Modelo?
—¿De ropa interior? —preguntó Lilith, visiblemente entusiasmada —¿Vas a aceptar, hermana?
—Pues…
—En serio. Ganarás más de lo que ganas aquí. Sólo tienes que tomarte unas fotos en tangas, corsets y eso. Puedes venir a una audición si quieres y te mostraré todo lo que podemos ofrecerte.
—¿Por qué a mí?
—Porque eres muy hermosa.
Miré a Lilith. Ella sonrió.
—Pues…
—Lo pensará —dijo mi hermanita en mi lugar.
—Perfecto. Trata de convencerla ¿eh? Las veo después, chicas. Me llamas, ya sea para aceptar o declinar.
Salió del coche y se fue al suyo. Lilith se me quedó mirando con una sonrisota.
—Acepta. Es buen empleo ¡Jeje! Y te ves bien usando tangas.
Me reí. Tal vez las oportunidades se presentaban en momentos muy oportunos.
***

Jaja, me gustó escribirles este capitulo. Esta Lilith es todo un encanto verdad? qué les pareció? creo que si Ashley acepta, tendrá un trabajo algo más sexy no? a quiénes conocerá? en el proximo cap una sorpresa para ella 🙂
un saludos, gracias por leer y apreciaria cualquier comentario suyo, un beso donde gusten y nos leemos pronto

5 comentarios - trabajos sexuales cap 5

pablooo_2 +1
Hermoso el sexo con Darcy!! Y que morbosa con esas bolas chinas.... me encantó!!!

Esta muchacha cambia de trabajo como de remeras! Pero me gusta como se están dando las cosas.... gracias por compartir!
hammer30
jajaja, es que es la tierra de las oportunidades! gracias por leer 🙂
Lunip +1
Cada Vez Se Pone Mejor Asi ME Gustan Los Relatos, Sigue Asi 😉
hammer30 +1
Muchas gracias 🙂 un saludo
gadielcomingsoon +1
Que puta esa darcy, quería fisting. A la espera del próximo, no nos hagas esperar tantooo
hammer30 +1
jajaj se alocó un poco, no era tan inocente como todos creíamos, cuando es sexo, se da
gadielcomingsoon
@hammer30 y si, cuando estamos caliente siempre mostramos nuestro lado oculto
jstronger
Me encanta esta historia
Segui asi 😃
Van 10