la vecina de enfrente

¡Hola!. Amigos os envío un nuevo relato que me está ocurriendo desde hace un año más o menos, en el que vinieron a vivir una pareja al edificio de enfrente al mío.

El es un tío gordo y feo de unos treinta años, pero ella es todo lo contrario tiene un cuerpo de escándalo con unas medidas perfectas de caderas, trasero y con unas tetas grandes y unos pezones que marean, tendrá unos 27 ó 28 años.

Yo al principio no reparé en ellos, pero estando en la terraza una noche de verano con un calor asfixiante y sin poder dormir, me di cuenta que se encendió la luz de la habitación y se veía todo lo que había en el interior pues la persiana estaba subida hasta arriba y no tenía cortinas en ninguna ventana de la casa, yo al no tener nada que hacer me puse a mirar y cual no fue mi sorpresa que entró ella. Iba ¡totalmente desnuda!, yo casi me caí al suelo ante tal visión.



Empezó a untarse crema hidratante por todo el cuerpo empezando por los brazos y las piernas, al agacharse me ofreció un espectáculo maravilloso de su trasero, chochito (que tenía abundante pelo) y unos pechos estupendos que colgaban maravillosamente al frotarse los tobillos; después fue subiendo a los muslos muy suavemente y llegó a su vulva y al monte de Venus con lo cual, mí pene estaba a punto de estallar dentro del pantalón del pijama, quería salir al exterior a cualquier precio, y más cuando empezó a separarse los labios de su coño, con lo cual el masaje se convirtió en una masturbación en toda regla y que por sus movimientos parecía que pronto llegaría al orgasmo, más cuando su mano derecha que apretaba uno de sus pechos, bajó al trasero y uno de sus dedos se empezó a introducir en el agujero de su ano el cual entraba fácilmente gracias a la crema hidratante.

Yo por mi parte, estaba meneándomela de una forma que nunca había experimentado y mi pene no podía estar más erecto, en esto me fijé en ella debido a los gritos que estaba dando, lo que indicaba que el orgasmo al que llegaba era de campeonato, hasta tal punto que se le doblaron las piernas y cayó a la cama de espaldas con lo que tenía una visión de su cuerpo perfecta tenía los ojos cerrados pasándose las manos por todo el cuerpo y gozando.

Con todo esto, mi pene no pudo más y tuve un orgasmo genial, el semen salió como un surtidor por encima de la barandilla de la terraza llegando a la mitad de la calle, me senté en una silla y la vi a ella totalmente quieta en la cama con lo que supuse que se quedó dormida por lo que yo me fui a mi cama y dormí como un niño pequeño, esperando que esta experiencia se repitiera. Durante toda la semana acudí a la cita nocturna que me ofrecía mi vecina, cuando la séptima noche y habiéndose masturbado ella, se oyó un ruido en la calle por lo que ella sin pensar se asomó a la ventana al no ver abajo nada se puso a mirar alrededor distraídamente hasta que se fijó en mi terraza y me vio en plena masturbación estaba de lado y al fijarse en mi pene se rió y me mandó un beso con la mano, esto fue suficiente para que mi pene estallara y saliesen jugos como si fuera una fuente, me hizo una señal con la mano cerrada y el pulgar hacia arriba riéndose pícaramente, después se fue a la cama y apagó la luz.

La noche siguiente la esperé, ella llegó a la habitación recién duchada y casi sin secar, en vez de dedicarse al masaje se asomó a la ventana y miró hacia mi terraza, al verme me saludó con la mano mandándome un beso, yo se lo devolví y armándome de valor le hice señas para que viniera a mi casa, ella se quedó sorprendida se dio la vuelta, se tumbó y apagó la luz; yo me quedé decepcionado y me pasé al salón a ponerme una copa para olvidar mi fracaso.

Al cuarto de hora, estando semi dormido en el sofá, sonó el timbre y di un salto por el sonido a esas horas, fui deprisa a la puerta y al abrir casi me caigo de espaldas, allí estaba ella con un vestido veraniego con tirantes, sin sujetador y el pelo aún mojado, no sabía que hacer ni decir, así que fue ella la que dijo:

– No me vas a dejar en le escalera ¿no? -Oh, no pasa por favor. Pasó y cerré la puerta al darme la vuelta ella se agarró a mi cuello y me besó metiéndome la lengua hasta la garganta, cosa que devolví con un inmenso placer, fuimos agarrados hasta el sofá y caímos agarrados los dos.

Empecé a sobar sus pechos, que estaban a punto de hacer reventar el vestido y los pezones de atravesar su tela le bajé los tirantes y la cremallera quitándole el vestido y mi sorpresa fue que no solo no llevaba sujetador sino que tampoco llevaba bragas con lo que pudo ver la tremenda raja depilada con un poco de vello casi en el monte de Venus dibujándole un corazoncito pequeño que estaba diciéndome cómeme.

Me lancé a saborear esa vagina primorosa a lo que ella empezó a gemir y a retorcerse de placer, le abrí los labios e introduje mi lengua, lamiendo los jugos que salían y que sabían a gloria, acto seguido me centré en el clítoris grande como un pequeño pene que agarré, chupé, succioné y mordisqueé si dejar a su rajita pues le metía primero un dedo, luego dos y más tarde hasta tres, a todo esto ella estaba agarrada a sus pechos gritando como una poseída y diciéndome que quería mi polla.

Me di la vuelta y realizamos un 69 que tenía pinta de ser fenomenal y así fue nada más agarrarme el pene se lo introdujo en su boca mordisqueando el glande y los testículos, yo me quedé quieto, ella seguía y me produjo una erección excepcional a lo que siguió una tremenda mamada introduciéndosela toda hasta la garganta, con todo esto me vino un orgasmo y el avisarle me dijo:

-Vacíamela en mi boca toda, con lo que empecé a bombear llenándole la boca, que tragó con fruición y lamiéndomela hasta dejarla limpia y otra vez, como el palo de la bandera.

Después de lamerle la vagina de sus orgasmos, creo que fueron 2 ó 3, le levanté la piernas y apunté mi pene a su rajita, metí el glande y dio un respingo después se la metí de una vez a lo que ella dio un gritito y empezó a gemir a murmurar – Así, así métemela toda y párteme en dos, vamos, vamos y no como el cabrón de mi marido. Yo me recosté a besar los pechos y los pezones y ella decía:

– Cómetelos son todos tuyos, subí a su boca y nos besamos hasta que llegamos al orgasmo conjuntamente después de estar unos diez minutos dentro de ella y gozando al máximo.

Después de esto quedamos exhaustos, nos pusimos unas copas y descansamos un poco, entonces ella me contó que estaba casada hace año y medio y que nada más venir del viaje de novios, su marido tuvo una enfermedad y desde entonces no la ha tocado, ella ha hecho de todo para que le atendiera sexualmente, pero que era psicológico y que se estaba cansando por lo que al pasar lo de la noche anterior vio que se le abría el cielo y como su marido trabajaba de noche, era ingeniero, y tenía bajo su responsabilidad una central eléctrica, pues que no se lo pensó, aguantaría con él si no cambiaba hasta que encontrara un trabajo que le diera independencia, y mientras tanto me dijo que si quería ser su semental que le apagara los ardores, a lo que yo le respondí con un beso en la boca.

Ella cogió mi pene empezando una masturbación agarrada solo con las uñas, era la primera vez que me habían hecho una paja así con lo que mi pene reaccionó de inmediato.

Me levanté y la puse a cuatro patas, y separándole los dos glúteos maravillosos me puse a lamer el anillo de ese culo en que estaba deseando meter mi pene que estaba como una estaca, ella se dio la vuelta y dijo que no le hiciera daño que sería la primera vez y que me iba a hacer este regalo.

Salí por vaselina y unté su culo y mi pene en cantidad hasta que mis dedos entraban con facilidad, después apunté y metí el glande a lo que ella dio un respingo y dijo:

-Cuidado, por favor. Empecé introduciéndosela poco a poco y muy lentamente, ella suspiraba y gemía, aunque noté que le dolía, ella no decía nada con lo que yo se lo agradecí entrando muy suave y untando mi pene y su agujero con más vaselina hasta que la tenía a medias, entonces ella y de un golpe empujó para atrás de una vez hasta que sus nalgas chocaron con mis testículos.

Ella culeaba como una posesa y yo después de mi sorpresa me puse a embestir como un loco, esta situación me puso a cien y mi pene estaba a punto de estallar y ella gritaba:

-Párteme, párteme en dos, ahhhhhh, que gusto sigue, sigue, después de unos minutos tuvimos unos orgasmos que parecían explosiones de fuegos artificiales de tantas convulsiones que tuvimos.

– Me has hecho la mujer más feliz del mundo.

Después de esto se limpió y me lamió el pene hasta dejármelo como si hubiese salido de la ducha me dio un beso, nuestros labios y lenguas se despidieron; ella apuró la copa y me dijo ¡Hasta mañana! Después de ponerse el vestido y alisarse el pelo con la mano. Salió y al cerrar la puerta se volvió y me mandó un beso con la mano.

Me asomé a la terraza, la vi entrar en su casa, y encender la luz de la habitación, tardó un rato y apareció recién duchada me miró, me lanzó un beso y se acostó en la cama apagando la luz, cosa que yo hice y dormir como un niño pequeño.

Nos seguimos viendo casi todas las noches menos los domingos y festivos por razones obvias, y nos lo pasamos genial practicando sexo de todas la formas e incluso invitando a algunos amigos/as de ella, pero eso os lo contaré otro día.

Espero que os haya gustado, hasta pronto.

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