La historia de mi vida sexual 3

Después de pasar un día a puro sexo, mi vida volvió a la normalidad, escuela, obligaciones, pero mi cabeza estaba en otro lado, en el cuerpo y en el sexo de Carina. Mi verga estaba todo el día en pie de guerra, había momentos en el sino me incomodaba me daba vergüenza que se me notara una erección permanente.

Así pasaron dos semanas en las que el marido de Carina estuvo en casa, y fue un lunes en el colegio que me dijo que su marido se iba por la noche y que me esperaba nuevamente el martes a “estudiar”, allí estaba yo nuevamente en la puerta de su casa esperando que me abriera la puerta.

Cuando abrió es como si el sol hubiera salido después de dos semanas de oscuridad, Carina estaba hermosa, muy bien arreglada, me comento que estuvo haciendo unos trámites en el centro y que no se quiso cambiar, si en un rato íbamos a estar desnudos. Yo me sonreí ante su ocurrencia, y tal como hicimos la vez anterior, estuvimos realmente estudiando hasta que terminamos una hora después. Carina estaba en la cocina, me acerque sigilosamente por detrás y la abrace, agarrándole los pechos y besándole el cuello,

-ya me parecía que estabas demasiado callado jijiji.

-Estoy que me vuelo de ganas de tenerte toda para mí.

-Yo también tengo ganas de vos, pendejo.

Durante esas dos semanas sin vernos, yo había comprado un par de revistas porno, para sacar ideas y en una de ellas encontré un relato sobre una mujer adicta al sexo anal y como fueron sus inicios; esas revistas chiquitas, que las escondes en cualquier lugar. La leí varias veces, y cada vez le sacaba chispas a mi verga masturbándome como loco, imaginándo las cosas que iba a hacer con Carina.

Estando aún en la cocina, desabroché los pantalones y los bajé junto con el calzoncito, quedando ese culito a mi disposición, me arrodillé, besando sus nalgas y pasando suavemente la lengua por el canal que las separa, Carina estaba mas fogosa que otras veces, y opto por agacharse sobre la mesada, exhibiendo su ano y vagina, su olor era exquisitos y no dude en pasar la lengua desde el comienzo de la vagina hasta el ano, el sabor embriagador es irresistible; a ella las piernas empezaron a flaquearle por la excitación, yo seguí enceguecido castigando su ano con la lengua, a los 5 o 10 minutos entre gemidos y grititos de placer acabó, sus jugos corrían piernas abajo. Como dije al principio de mis relatos, soy de contextura grande y no me costo nada levantar a Carina y llevarla en brazos hasta la cama, fue gracioso verla en el espejo con los pantalones por los tobillos y con el culito al aire.

- ¿de que te reís?.

- de esta imagen, le dije y me gire para que ella pudiera verse.

- sos un cabrón jijiji la verdad que me veo graciosa.


Dejé a Carina suavemente en la cama y me desvestí a toda velocidad, ella por su parte también se quedó en bolas. Debo decir que parecíamos una película de zombies la manera en que nos estuvimos besando durante unos minutos, mi verga estaba a full y quería meterla, ubicándome sobre ella, que colaboró abriendo las piernas, me sumergí en ese volcán placentero que me quitaba el sueño. Estuve bombeándole la vagina hasta que su orgasmo se anunciaba. En ese momento paré y me salí de su interior, tenía otros planes ese día.

-¿Qué pasa? ¿Por qué te salís? No me dejes así pendejo.

-hoy vamos a hacer otras cosas, vos dejame que me toca a mi hacerte gozar.

-sabes que no me puedo resistir ¿Cómo me pongo?.


Agarre las dos almohadas de la cama y las puse en el medio y le dije a Carina que se pusiera boca abajo con las almohadas debajo de su pelvis, así es como yo desde atrás tenia una visión adictiva de sus agujeros. Acerque la lengua a su ano y lo chupe hasta que Carina estaba al borde del orgasmo. Le separe bien las piernas y le enterré mi verga en la vagina, para lubricarla con sus jugos, la saque de esa calida caverna para apoyar mi glande sobre el orificio trasero. Carina dio un respingo:

-Con cuidado, nunca me han hecho la cola.

Ese “nunca me han hecho la cola", termino de enloquecerme y tuve que poner toda la poca cordura que me quedaba para no metérsela de un solo empujón. Muy lentamente empuje mi verga en ese apretado agujero, Carina no decía nada, estaba nerviosa, acariciándole la espalda, le pedí que se relajara, y que si le dolía lo dejábamos.

Esas palabras calmaron a Carina e instantáneamente su ano se abrió y albergó a la cabeza de mi verga. Carina con su cabeza hacia el costado, me miraba de reojo, en un momento nuestras miradas se cruzaron y le pregunte si estaba bien.

-Me duele un poco, pero no me desagrada, se siente bien.

Yo esperando un poco a que se amoldara su culito a mi miembro, no me moví, cuando noté que no me apretaba tanto, empuje un poco más y lentamente ese culito se trago toda mi verga. Me acerque a su cuello y lo besé, nuevamente le pregunté como se sentía:

-Siento que el culo me va a estallar, me siento muy llena (eso que tengo un pene normalito, pero la primera vez es la primera vez)

Lentamente, tomando mi tiempo, inicié un mete y saca lento pero profundo, la sacaba casi entera y volvía hasta el fondo, Carina, se olvidó del dolor y se movía acompasando mis movimientos, logrando una penetración más placentera, en un momento me quede quieto, y solamente Carina se movía, metiéndose mi palo hasta el fondo, estuvimos así no mas de 5 minutos, porque mi maldita adolescencia me traicionó y termine inundándole los intestinos con mi semen, Carina al sentir ese calor en su interior también acabó en un orgasmo muy ruidoso.

Luego me comentaría que sentía que le quemaba el interior, Me salí de su culo con la verga todavía con ganas de guerra, en eso miro a Carina y estaba muy avergonzada mirándome; baje mi mirada y me vi el miembro un poco manchado. Antes de que pronunciara palabra la abrace fuerte y nos fuimos al baño a limpiarnos, nos dimos una ducha rápida, me agache a ver como estaba su culito y lo vi rojo y abierto, no me pude aguantar y ensalivando mi dedo mayor, lo metí en ese calido agujero.

A Carina esto la tomo por sorpresa, gimió con fuerza y le pregunte si le dolía o le molestaba, No me contestó solo se oían los gemidos y el agua de la ducha. Nos besamos bajo el agua, levantando una pierna y apoyándola en la jabonera me dio acceso a su vagina, y así como estábamos volvimos a coger como locos; no me podía sacar de la cabeza las sensaciones de los músculos de su recto apretándome el miembro.

Alargando uno de mis brazos, logre volver a meter el dedo mayor en el culito, sentía mi verga que iba y venia en la punta del dedo, esto hizo que Carina se moviera con mas ímpetu haciendo que las penetraciones de mi verga y mi dedo fueran mas profundas; arqueando mi espalda, aprese uno de sus pezones entre mis labios y pasándole la lengua con mucha presión, tuvo un orgasmo que debió escucharse a varias cuadras. Carina me saco de su interior y arrodillándose me estuvo chupando la verga por mas de 15 minutos, hasta que se la llene de semen, esta vez no lo tragó como veces anteriores.

- pendejo si seguimos así me vas a matar.

- me he dado cuenta que mientras mas gozas vos, mas me haces gozar a mí, es como un circulo vicioso del sexo.

- me vestí y salí para mi casa, con una sonrisa que no me cabía en la cara.

Estuvimos casi 5 meses teniendo unas sesiones de sexo que daban miedo, en mi casa comenzaron a preocuparse, porque estaba muy flaco, eso que comía como lima nueva, si supieran que todo lo que comía me salía por la punta de la verga. Pero todo lo bueno se tiene que acabar; un buen día en clases a punto de terminar el año, Carina me llama afuera del curso con una cara de enojo tremenda, lo cual era solo para disimular, y me dijo que la vecina, una vieja amarga y muy metida había estado hablando con el marido sobre la cantidad de clases particulares que me estaba dando, comentándole con lujo de detalles horas de llegada y días.

Carina le comento al marido que yo era inteligente, pero que sufría de un desorden atencional. No es para menos, si tenía el cuerpo desnudo de su mujer permanente en la cabeza. Hasta llegamos a juntarnos a estudiar mientras su marido estaba de franco, a mi me daban muchos celos, al ver como lo atendía; así llegaron los exámenes, los cuales los saque sobresalientes.

El último día de clases, me llama a la sala de profesores, y allí me dio el más tierno beso de todos los que nos habíamos dado, despidiéndose de mí y comentándome que dejaba la docencia a pedido de su marido. A mi me dolió no volver a estar con Carina, pero hasta el día de hoy me duran sus enseñanzas en los menesteres del sexo y como dar placer.

Desde la primera vez me lo dijo “esto es solo sexo”, pero para mi fue algo más, fue mi primera mujer, la que me hizo hombre.

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