La tía Elena 8

Bueno, esta es la última parte de esta historia, oh Viña del Mar cuanto te quiero y recuerdo esos días fantásticos junto a mi amada Elena.

La salida del estacionamiento del aeropuerto fue rápida, la carretera a esa hora ya estaba prácticamente vacía y luego de cargar combustible salimos de Santiago a toda velocidad, en el camino Elena me tomó de la mano, y no paraba de hablar, me tocaba el cabello, y en menos de una hora me contó su vida, era la misma Elena que conocí en mi niñez, calmada sin apuro pero muy sensual.

A sus casi 45 años era una mujer que se conservaba muy bien, sus enormes senos aún estaba ahí, vigorosos soportando la gravedad y sus nalgas deslumbraban al caminar, el vivir en Buenos Aires le había dado un aire sofisticada.

Su vida matrimonial iba muy bien, todo tranquilo, había abierto tiendas de cosmetología y sus conocimientos de enfermería eran vitales para la buena atención de sus clientas, el brillo de sus joyas, anillos y calidad de su ropa mostraban a todas luces su buen pasar.

Me había encargado de reservar una habitación en un hotel Ankara cercano al Casino de Viña, un sector muy bueno para caminar y al lado de los mejores restoranes de la ciudad, a eso de la 1:00 de la mañana entramos al hall del hotel, no había pasajeros, sólo una chica muy guapa nos atendió, en el registro decía Armando y señora.

Llevábamos muy poco equipaje, en el último piso se encontraba la suite que tenía reservada, era una habitación muy amplia, sobria, en la habitación había una mesa con unos sitiales muy bonitos y encima de ella un enorme arreglo floral, solicitado por mí por supuesto, con una muy pequeña tarjeta que decía:

-Con amor, para mi enfermera personal.

Al terminar de leerla, unas lágrimas brotaron de sus ojos y su sonrisa de oreja a oreja iluminó mi rostro.

La suite tenía un amplio ventanal que Elena no dudo en abrir y salió a la terraza, en ella había un amplio jardín, unas pequeñas luces y desde allí se podía ver gran parte de la ciudad iluminada en la noche, el casino de Viña, la playa principal y al fondo Valparaíso, otro lugar que me llena de recuerdos.

En la terraza había un pequeño coctel y una botella de vino blanco de la zona de Casablanca, y nos bebimos una copa abrazados mirando y escuchando el mar golpear las rocas.
Elena miraba las olas golpear en la orilla y yo a su espalda me dedique a besarle el cuello y abrazar su vientre plano, su olor a hembra salía por cada poro, su piel se erizó, la briza marina había puesto duro sus pezones, y al acercar mis manos a sus senos su cola se levanto buscando mi verga, sus nalgas calientes mostraban el camino a la gloria.

Su respiración se agitaba cada vez que mis dedos apretaban sus pezones, mis manos se hacían pocas al recorrer sus senos apretados por su brasier, y bajaron por su vientre plano hasta sentir su monte de Venus, mi verga navegaba entre sus nalgas y su cola oponía resistencia y la levantaba buscando cada vez con más fuerza.

Con sus muslos abiertos sus piernas se separaban cada vez un poco más frente a los embates de mi verga, sus manos apretaban mis caderas buscando sentir la verga cada vez más profundo, y no tarde en soltar mi pantalón para liberar mi verga, sus nalgas se sentían calientes a través del vestido, la ausencia de bragas más me excitaba y ella misma empezó a levantar su vestido para sentir mi verga en ese canal de felicidad.

Desde el balcón se veía el edificio de enfrente que había una fiesta, quizás un matrimonio, y de la calle pasaban turistas que miraban al pasar hacia nuestro balcón, había parejas que nos miraban pero no era difícil darse cuenta que estábamos haciendo en ese balcón tan iluminado.

Con el vestido levantado hasta el vientre, sus nalgas brillaban a la luz y mi verga se paseaba de arriba abajo surcando entre su coño y su ano, su culito levantado logro acercar la punta de mi verga directamente al ojete, su reacción fue la esperada, dio un pequeño salto que me permitió clavarme un poco dentro de su culo generoso y deseoso de ser penetrado y porque no decirlo, un poco violado por mi verga.

Su cuerpo se estremeció y un pequeño gemido de dolor brotó desde su garganta, trato de salirse pero mis manos que la tenían firme de ambas caderas no lo permitieron, mientras trataba de salir, el gemido iba en aumento a medida que la penetraba, entre dolor y excitación levantaba su culo buscando mi verga, sin dejar de sostenerla mis manos buscaron sus pezones que estaban duros como piedra y los apreté con dureza, el empujón de su culo fue violento y la penetre hasta el fondo, el quejido de dolor fue intenso y sentí mi verga como una clavada también de dolor, como pude me desnude y libere sus senos, inclinada sobre la baranda del balcón sus senos colgaban y su cola levantada estaba a mi entera disposición, al recuperarme saque gran parte de la verga de su culo, que un poco ensangrentado mostraba los estragos y porque tanto dolor tenia Elena, le di un momento para que descansara.

Al esperar fue ella quien me tomó de la mano y entramos a la habitación besándonos y tomando mi verga me llevo hasta el jacuzzi, una copa de vino y el agua calmó un poco el dolor pero no su calentura, me abrazo y luego de una pequeña mamada y sentado en el jacuzzi se sentó de espalda de a poco sobre mi verga, su culo ya mas repuesto pudo recibir mi verga hasta el fondo, sus enormes nalgas a mi vista subiendo y bajando me tenían en el cielo y no demoró en que Elena sintiera que sus piernas flaqueaban, la rigidez de sus piernas me anunciaban que su primer orgasmo ya estaba bañando parte de mi verga y bolas.

Con un pequeño gruñido me recibió al sacar la verga se su culo y meterlo en su coño mojado, entro de golpe hasta el fondo y girándola se acomodo en el borde del jacuzzi y al penetrarla sus tetas golpeaban con el borde, el sonido de su coño al sacar y meter la verga era música para mis oídos, y con mis manos firmes en sus caderas la penetré cada vez con más violencia. Sus nalgas bailaban bajo mis manos, y sus gemidos me calentaban mucho más, su coño me apretaba la verga cada vez que la penetraba y ya no podía aguantar tanta excitación que finalmente le llene el coño de semen, sentía el calor de sus fluidos bajando por mi verga y llenando mis bolas, su orgasmo aunque más silencioso que el anterior había sido delicioso.

El vino blanco aún estaba en la terraza frío y delicioso, nos cubrimos con unas toallas gigantes y en la terraza nos bebimos otra botella, un par de cigarros y abrazados reposamos bajo las estrellas, la noche era joven y nuestra pasión también.

El amanecer nos pilló mirándonos en la cama, creo que dormí algo, pero era todo como un sueño, sentía sus manos recorrer mi vientre y piernas, pero al apretar mi verga recordó viejos juegos de mi infancia, sus primeras pajas y ya sabía yo que venía, su boca atrapo mi verga que recién despertaba y sin darle tregua se dio a darme una mamada que me prendió de nuevo, aunque trate de moverme ella tenía el control y sin necesidad de amarrarme, como lo hizo muchas veces antes, me quede absolutamente quieto, era su boca y mi verga, a solas, sin nada más, se dio a la tarea de lamerlo y bajaba a mis bolas que las metía en su boca, chupaba y lamía, con esa boca ardiente que tenía, se tomó todo el tiempo que quería para mamarme y dejarme a punto de eyacular unas tres veces, hasta que terminé implorando que por favor me dejara terminar en su boca, no me dejó mal, sus dientes mordieron mi glande como tantas veces y después de unas lamidas se metió la verga completa dentro, con una pequeñas arcadas prosiguió ese juego hasta que no aguante más y eyacule como nunca, su garganta recibió toda la leche y sus ojos me miraban a medida que eyaculaba sus ojos brillaban y su garganta tragaba, y tragaba hasta dejarme completamente seco, el desayuno había terminado para ella.

A medio día ya estábamos almorzando en Valparaíso, con una vista maravillosa de la Joya del Pacífico, la danza de barcos mercantes trayendo y llevando mercancías desde miles de lugares del mundo.

De regreso nos fuimos al Casino de Viña del Mar, hace años había aprendido a jugar Póker y fue inevitable pedirle a Elena que se sentara conmigo en algunos manos, con un buen vaso de whiskey en la mano estuvimos por una hora en eso cuando logre obtener una buena mano y en pocos minutos ganar cerca de mil dólares, nunca había ganado tanto dinero en este juego y Elena me alentaba a que siguiera, ella me apretaba la pierna cada vez que subía la apuesta y sin darme cuenta su mano me atrapo el paquete y no lo soltó más, sólo que me apretaba las bolas cada vez que subía las apuestas. Su vieja práctica del sexo con dolor no lo había olvidado, me tenía muy excitado, yo trataba de concentrarme en las cartas y ella a pajearme.

La mesa se puso entretenida cuando se sentó un asiático y su chica frente a nosotros, el tipo tiro en la primera mano 500 dólares, su compañera era asiática también con un muy buen escote, profundo y amplio, cuando se inclinaba a besar al coreano dejaba ver sus senos duros,
puntiagudos y sus pezones muy pequeños, como una adolecente.

Evidentemente Elena se dio cuenta de mis miradas a la chica y se paró de su asiento y se fue al tocador, después de unos 15 minutos volvió, mas maquillada y con una sonrisa pícara se volvió a sentar a mi lado, pero en vez de poner su mano en mi pantalón dejo algo como un pañuelo en el bolsillo de mi camisa, sorprendido lo tome de la punta sin sacarlo, el crupier tiro nuevamente cartas y junto con el coreano apostamos los primeros 2 mil dólares, Elena miro mis cartas y con su mano arrastro todas las fichas al juego, la quede mirando con cara de pregunta y ella sólo me hizo un dedo en la boca como asegurando mi silencio, el coreano pidió cambio de una de las cartas y luego de verla tomó otro lote de fichas y también las tiro a la mesa, expectante Elena me dice que es el momento de sacar lo que tenía en el bolsillo de la camisa, y suavemente tire de la cinta que sobresalía y apareció ante mis ojos una diminuta braga negra, muy pequeña, finalmente crupier se abrieron las cartas de cada jugador, finalmente el coreano voltea sus cartas y con una escalera de color pensó que era el ganador del juego, pero fue Elena quien da vuelta mis cartas y un hermosa escalera real de color nos hizo saltar en nuestros asientos, el premio fue lo de menos, el postre fue la mejor parte.

Camino al hotel con el bolsillo repleto, no necesariamente por el dinero ganado, Elena me beso en cada árbol y semáforo que topamos, en la habitación estaba una botella de vino esperándonos y bastó cerrar la puerta que Elena me atrapó el paquete y rápidamente extrajo la polla del pantalón y me mandó una mamada que me dejo secas las bolas, con ambas manos tome la cabeza de Elena y la penetraba en su garganta, sentía como se lo engullía todo, y las arcadas que emitía su garganta era música para mis oídos, me la chupaba como queriendo cortármela y yo en realidad quería que su boca y ella entera se quedara conmigo para siempre, no fue mucho lo que tuvo que esperar para querer eyacular pero no me dejo llenar su boca, sino que me pidió que le bañara el pelo con mi semen, chorros salieron de la punta de mi polla, su cara y cabello quedaron inundados de mi leche, mis manos no demoraron en quitarle el vestido y deberme sus jugos que ya brotaban de su coño mojado, tenía mojado hasta las rodillas, su aroma era un perfume y el sabor de sus flujos lo llevo en mi piel, mis labios y lengua devoró su coñito, con mi dedo metido en el culo la masturbe con la lengua hasta que grito de su orgasmo, a esa altura mi polla ya estaba lista y finalmente mi lengua se apoderó de su ano que esperaba ansioso mi penetración, la volteé en la cama y brutalmente la penetré, sentí su cola y cuerpo ponerse rígida, síntoma inequívoco de un nuevo orgasmo y la cabalgue violentamente, como a ella le gustaba que la cogiera…. violándola una vez más….

Querida Elena…. Elena despierta es hora de irnos al aeropuerto….

El viaje de Viña del Mar al aeropuerto de Santiago fue silencioso, sus manos apretaban mi brazo, y de vez en cuando una lágrima caía en mi hombro, en silencio abandónanos el estacionamiento y entramos al counter hacer el check in y entregar el equipaje, su abrazo me quedo marcado en la piel, y sus besos llenos de lágrimas inolvidables, tomó una de mis manos y me dejo un regalo, una ficha de casino, pero no era como las de Viña del Mar, sino al leerla decía “Casino Punta del Este”…

Elena en su último beso me dice al oído… Querido Melo te espero en Punta del Este en vacaciones… esos dos meses se me hicieron eternos… desde Punta del Este nos vemos en los casinos de América una semana al año.

Una vez más, ya nada sería lo mismo…

Gracias…

PD: las imágenes son de Kelly Brook modificadas, ya que su cuerpo es casi idéntico a Elena.

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3 comentarios - La tía Elena 8

Tiroloco63
Excelente relato, felicitaciones
robby13
Toda la serie excelente !!
robby13
Es una verdadera novela!. Y con imágenes tan hermosas del "país de la loca geografía"...