El tesoro de mi hermana (III y final)




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Compendio II


😊
¿Sabes? Hoy pensé mucho en ti y en tu Hannah.
Pero no de la manera que tú crees.
😆
Es que esta parte de la historia fue la más triste de esa noche y sabes bien que cuando me deprimo, no ando bien.
Pero déjame contarte lo que pensaba esta tarde.
A mí me agrada mucho tu compañera de trabajo, porque la encuentro una mujer muy decente.
Desde el principio, ella te dijo que estaba comprometida y aunque es lindísima, le era fiel a su prometido.
Pero llegaste tú y te volviste su amigo, empezaste a ser lindo y caballeroso con ella y de poquito a poco, se fue enamorando de ti, como bien lo sabes también.
Y esto fue lo que me empezó a calentar: que aunque tú piensas que su marido se ve muchísimo mejor que tú, es más atlético y tal vez tenga más dinero, ella te prefiere a ti.
Empecé a imaginarme que el fin de semana antes que ustedes 2 vuelven a trabajar, ella debe darle sexo riquísimo a su marido.
Pero lo hace pensando anticipadamente en ti.
Y claro, su marido no le da trote.
Pero llega contigo y te come a besos.
Se entrega a ti, de la manera que no lo ha hecho con ningún otro hombre y tú le haces sentir placer de maneras inimaginables.
Piensa que tú eres el único dueño de su colita (porque al muy tonto de su esposo le gusta, pero le da asco el sexo anal), que le come los pechitos, que le da placer oral y tantas otras cosas.
Además, la conoces excelente, porque sabes bien lo loquita que se pone cuando le muerdes la orejita, igual que conmigo cuando me lames el cuello.
🤤
Y es por eso que todos los días te lleva de inspección, por la noche duerme en tu cabaña y se pone tan celosa de otras mujeres.
Porque te quiere solamente para ella.
¡Y eso lo encuentro genial!
Porque estoy segura que si tú le pidieras que no tuviera sexo con su marido la semana que no se ven, ella lo haría más que contenta.
XD
Pero déjame contarte lo que queda de esa noche.
Cuando mi hermana vio ese collar, pensó que era una joya que tu amiga había olvidado por equivocación en ese lugar.
Parecía un collar de fantasía, de 14 pelotitas de diferentes tamaños, unidas por un cordelito de Nylon, partiendo desde el porte de mi meñique las más chiquititas, hasta las más grandes que eran casi tan grandes como mi puño y con un anillo plástico en el lado de las pelotas más grandes.
Cami me ofreció hacerme su técnica especial, pero mi “curiosidad de gata me terminó matando” y decidí tontamente tomar el collar.
Mi hermana no me creía que eso se metiera en el trasero.
Pero yo fui imprudente, tonta y vanidosa.
Porque nunca antes había usado algo así, era la primera vez que Cami veía algo como eso y tú tampoco estabas para cuidarme.
Puede que no hayas sabido más que mi hermana, pero no me habría preocupado tanto si hubieses estado a mi lado.
Te confieso que ni siquiera sabía por cuál extremo debía empezar y luego de pensar un rato, me decidí por las pelotitas más pequeñas.
Cami gentilmente aceptó a colocarlas, todavía muy confundida de lo que estábamos haciendo.
Las primeras 2 pelotitas entraron sin problemas.
Pero de la 3era en adelante, empezaron a ensancharme.
Fue algo distinto a lo que estoy acostumbrado.
Porque tu cosita está viva y me quema cuando la metes.
Pero estas pelotitas estaban frías e inmóviles.
Como en la 6ta, las cosas se empezaron a poner placenteras.
Para atravesar mi agujerito, Cami tenía que girarlas suavemente, haciendo que me rascara bien rico y sentía cómo mi colita se empezaba a hinchar.
Para la 8va, se estaba poniendo más difícil meterlas. Mi hermana me miraba muy preocupada, sin saber si seguía o no.
En esos momentos, sin mentirte, me sentía bastante caliente y no quería parar.
Fui una estúpida al proponerme meterlas todas por mi colita y las sentía cómo avanzaban de a poquito por mis intestinos, rascándome de una manera agradable.
Finalmente, cuando logramos meterlas todas, me di un descanso.
Cami tampoco creía que pudiera meterlas todas.
Y fue entonces que le pedí que me las sacara.
😕
Ahí, amor, fue el momento en que tu esposa se empezó a sentir como una burra.
Porque mi colita, que con tanto esfuerzo había metido esas bolitas a través de ese agujero, se negaba a cooperar.
Para la primera pelotita, debimos tardar unos 15 minutos entre mi hermana jalando y yo empujando y me sentía terrible.
“Quedan 13 más…” pensaba en esos momentos.
Aunque las otras fueran de menor tamaño, igual pienso que me dolió más que cuando tuve a las pequeñas.
Yo lloraba desconsolada de dolor cuando me salió la tercera, porque mi colita ardía de manera incontrolable.
😔
Ahí, me habría gustado que hubieses estado con nosotras.
Porque Cami y yo estábamos asustadísimas y tú nos habrías calmado.
Cuando salió la 5ta, mi colita como que cedió y salieron todas de corrido.
Le pedí a mi hermana que jalara y jalara, hasta que salieran todas.
😳
Todavía me acuerdo de la voz de Cami y su mirada de preocupación cuando salieron.
“¡Mari! ¡Mira tu cola!”
Me palpé el trasero y estaba mojadito con sangre.
Pero lo que más nos preocupaba era que seguía muy, muy abierta.
Sentía que podía fácilmente meter un vaso ahí.
Y lo único que se nos ocurrió fue hacerme masajes, hasta que de a poquito, mi colita volvió a cerrarse a su posición normal.
Ya casi amanecía y estábamos agotadísimas. Le pedí a Cami que nunca usara esa cosa y nos quedamos dormidas.
😔
A la mañana siguiente, llegaste a vernos y cuando descubriste las gotas de sangre en las sabanas, te enojaste y me retaste.
No quise decirte lo que hicimos, por vergüenza.
Pero tú, muy dulcemente, te diste cuenta de lo mucho que me dolía estar sentada y me revisaste pacientemente mi colita.
😂
¡Todavía recuerdo lo fresquito que se sentía la cremita que me pusiste y el besito tierno que me diste cerca de mi nana!
Como el excelente papá y marido que tú eres, decidiste cambiar los planes y que me quedara toda esa tarde con la colita al aire, viendo la parada militar por la tele.
Me sentí pésimo, porque les arruiné los planes a ti y a Liz y ella estaba muy ansiosa de hacer un viaje más.
Fue por eso que esa noche te pedí que la llevaras a las fondas, para compensarles el mal rato que les hice pasar y por supuesto que dormí solamente con las pequeñas esa noche.
😔
Y cuando volvimos del viaje, la primera semana que fuiste a trabajar, contacté a tu compañera para preguntarle sobre ese collar.
No me creía que me lo había metido todo y me contó que ella no se había atrevido a usarlo por lo mismo: porque te podía causar desgarros.
Pero tal vez, lo más bonito que me dijo fue que yo no necesitaba probar esas cosas, porque tengo un tesoro muchísimo mejor.
“Se llama “Marido”…” fueron sus palabras.
😆


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1 comentario - El tesoro de mi hermana (III y final)

pepeluchelopez
Que locura. Al menos debes estar feliz q no se ocupo ir al medico x extracción. Me recordaste la uva en la vagina jeje alguna vez nos paso y por suerte no debimos parar en el medico
metalchono
😳 ¡Tienes toda la razón! Me muero de vergüenza si me hubiese tocado ir al doctor así. Al principio, cuando entraba todo, se sentía rico. Pero cuando trataba de sacarlo, no me gustó. Prefiero que me rompan de "afuera para adentro" que al revés. Saludos y que estés bien.