La tía Elena 2

Al otro día seguía soñando con la tremenda mamada de mi tía, pero mi padre me saco de la cama a eso de las 8 de la mañana, para darme más espacio en mi diminuto cuarto había decidido poner un camarote y debajo un escritorio donde poder poner mis libros y estudiar tranquilo. El viejo era bueno haciendo muebles de madera y metal, así que me agarro de ayudante y nos pusimos a sacar la cama y algunos cachivaches de la pieza, llego con unos tarros de pintura, para el cielo, las paredes, para la puerta y me matriculó de pintor de brocha gorda con curso intensivo.

Con tanto alboroto se despertó mi tía, que usando una camisa de dormir delgada, se veía a contraluz sus formas, caderas y piernas, al ver que le miraba con detalle se puso roja y se enfundo una bata y desde su puerta me miraba de arriba abajo riendo por mi nuevo trabajo. Me entretuve toda la mañana pintando, tuve que pasar varias manos de pintura, pero quedó bastante más agradable, con un color claro la habitación incluso se veía más grande.

Mientras yo pintaba mi viejo estaba en el patio cortando la madera y durante la tarde cuando la pintura ya estaba seca, empezamos armar el camarote, agregamos el colchón y bajo de ella pusimos un escritorio pequeño, una cómoda para mi ropa, y en la muralla de madera que daba hacia la habitación de la tía mi viejo armo un librero, por medio de un taladro puso una serie de tornillos largos que la fijaron a la pared.

Dejamos la habitación lista, mi tía entro varias veces a ver como había quedado y le encantó, sólo que para subir a la cama había que subir unos escalones que solo era apto para mí. Sin embargo la pintura tenía un fuerte olor, por lo que esa noche no pude dormir ahí, tome un saco de dormir y me fui a dormir al living. A eso de las once de la noche mis viejos se fueron acostar, desde el living se sentía roncar como locomotora a mi viejo, y ya cuando eran cerca de las 12 de la noche y me disponía a dormir sobre el sofá apareció mi tía, ya sin su bata se fue a despedir. Entro muy despacio y puso su dedo en forma vertical en su boca para que me quedara en silencio, apago la luz y se acerco al sofá, se sentó a mi lado y sentí como su aroma se acercaba cada vez más a mi casa, sentí su aliento al lado de mi boca y una boca caliente toco mis labios, me dio un beso pequeño y tomándome de la cabeza me siguió besando, paso su lengua por mis labios y luego la metió bien adentro, era caliente, mojada y deliciosa, tenía lápiz labial con sabor a frutas, su mano tomaba mi cabeza y la acercaba aun más, su lengua parecía querer atrapar la mía. Nos besamos un rato hasta que se encendió la luz en la pieza de mis viejos y escuchamos como mi madre retaba a mi padre porque roncaba muy fuerte. Tía Elena se paro muy rápido y se fue a su cuarto. Para que decir que me quede con una erección del demonio y en saco de dormir imposible de solucionar.

Al otro día me fui con mis amigos a jugar fútbol, teníamos un grupo donde jugábamos y era muy divertido, luego a la hora de almuerzo mi tía no estaba ya que tenía turno, y mis padres irían a casa de una tía enferma a una hora de la ciudad, por lo que me quede sólo gran parte del día.

Estuve ventilando mi cuarto todo la tarde y trasladando mi ropa del cuarto de la tía al mío, mis libros y fotografías de mis jugadores favoritos, cuando por fin termine me dí cuenta que en una cajonera había ropa de mi tía, y una idea se me paso por la mente, porque no mirar la ropa interior de la tía ufff se me paro de inmediato, fui a la puerta de la calle para ver si ya llegaban mis viejos pero nada, así que me metí al cuarto a mirar, pero fue grande mi sorpresa en la cajonera solo habían uniformes blancos de los que usaba la tía, sin embargo al final entre los delantales habían un par de sostenes enormes y unos calzones tipo bikini muy limpios, sólo con olor a detergente pero que me dejaron muy excitado con la verga durísima.

A eso de las 8 de la tarde ya oscuro llegaron mis viejos y después de cenar nos fuimos a dormir, yo en mi camarote, me dedique un rato a leer una viejas revistas y luego de cerrar la puerta y apagar la luz me quede dormido. No sé qué hora sería pero sentía a mi viejo roncar y me desperté, sentí los pequeños llantos de mi tía, cada noche la sentía sollozar me imagino que extrañando a su marido fallecido, pobre de ella, sobre mi cama vi un pequeño rayo de luz que se colaba por la madera que venía de la pieza de tía Elena, mi curiosidad fue más fuerte y mire por la pequeña rendija, ella estaba acostada tapada, solo se veía su cara, la puerta cerrada y las cortinas bien juntas, veía como sus senos bajo las sabanas subían y bajaban muy fuerte, hasta que en un momento ella saco una de sus piernas fuera y corrió las sabanas, note que estaba desnuda, una de sus manos apretaba sus senos y la otras se perdía entre su mata de pelos, no estaba llorando se estaba pajeando igual como yo lo hacía cada noche, apretaba sus enormes senos y sus dedos piñizcaban sus pezones deliciosos, tenía unas aureolas gigantes, y sus pezones duros como piedra, subían y bajaban sus manos, mi verga parada como sable exigió que también la amasara mirando a mi pobre tía que estaba muy excitada, ya con sus piernas abiertas metía un dedo en su vulva y al sacarlo brillaba con la luz de la habitación, así estuvo mucho rato metiendo uno luego dos y finalmente tres de sus largos dedos, movía sus caderas y se llevaba los dedos a la boca donde los chupaba y volvió a meterlos nuevamente. Mientras metía sus dedos sus piernas apretaban la mano que se perdía entre la mata de pelos, se daba vueltas y en una de esas me dio la espalda dejando a la vista su concha enorme y sus dedos entrando y saliendo muy rápido, su respiración era muy agitada, sus piernas se estiraron completamente y un pequeño gemido salió de sus labios, finalmente se detuvo, desde su vulva salía un pequeño flujo que brillaba con la luz, no emitía ruidos solo unos pequeños gemidos como llanto que eran los que me confundían, ella se masturbaba cada noche y yo en el cuarto de al lado hacía lo mismo.

Luego se levanto y la luz me dejo ver lo que siempre había querido ver, sus enormes senos, preciosos, su culo era espectacular, blancas nalgas separadas y al darse vuelta su peludo cubría hasta cerca del ombligo, no se veía nada de sus labios pero estaba seguro que hay estaba lo que había tocado semanas atrás se puso una camisa de dormir y se volvió a mater en la cama, mi paja llegaba a su fin, sin advertir que los chorros de semen llegaron a la pared manchando la pintura que había pintado unos días atrás.

Seguirá…

4 comentarios - La tía Elena 2

JoyceQ
excelente post
dr_yuri
Que tia que tenew
Espera el proximo