Mi Flor China: Lin

Mi Flor China: Lin

Trabajaba en una empresa de servicio técnico de computadoras a 2 cuadras del barrio chino. Nuestros clientes eran comerciantes o empresas de la zona pero no-chinos. Los chinos solían llamar a técnicos de su propia colectividad. Por eso me extrañó un llamado telefónico donde una mujer joven llamaba con acento chino pidiendo una visita técnica, porque una de sus computadoras no andaba bien.

Me acerqué a su oficina, era una pequeña compañía de importación donde trabajaba Lin como secretaria. Lin era una mujer de unos 23 años, nacida en Argentina, pero con acento chino, seguramente por haberse criado y educado dentro de la colectividad.

Era una hermosa joven, flaca, no muy alta, pelo largo negro con los típicos rasgos orientales. Por estar en invierno llevaba puestas unas botas altas, medias negras, un short cortito oscuro y una camisa, lo que le daba un look formal, pero a la vez juvenil. Ella era muy tímida, hablaba lo justo y necesario, casi nunca miraba a los ojos.

Ya verla me ratoneo bastante, nunca había tenido sexo con una mujer oriental, hasta creo que nunca había hablado con una mujer china de mi edad.

Me mostró la computadora que ella usaba. Apenas entrabas a Internet, salían muchos mensajes en chino y se abrían página eróticas chinas. Esto la hizo sonrojar. Incomoda por la situación me pidió por favor, si podía llevarla a mi oficina y sacar el virus. Y que lo hiciera lo antes posible para que su jefe no se enojara con ella.

Me llevé la compu y una vez en nuestro laboratorio, pude comprobar que tenía instalado un Windows trucho con letras chinas, que estaba infectada con un virus chino y que en los archivos temporales había rastros de haber ingresado a pagina pornográficas.

Creo que ahí entendí por que había llamado a nuestra empresa y no a un técnico de su colectividad.

La llame por teléfono y le dije que la única manera de dejar la maquina funcionando bien, era poniendo un Windows nuevo y un buen antivirus. Ella aceptó la propuesta y el costo de inmediato. Quedé en llamarla más tarde.

Esa tarde la llamé y quedé en pasar para instalarle la compu nuevamente en su oficina.

Una vez en su oficina, le expliqué lo que había hecho y que de ahora en más el antivirus bloquearía las posibles amenazas pero que evitaran entran a páginas potencialmente peligrosas. Este comentario la hizo sonrojar nuevamente, lo que me calentó un poco. Ella y yo sabíamos de lo que hablaba.

Lin estuvo muy conforme con el trabajo y quedó en pasar a ultima hora del día siguiente por la oficina para pagar.

Al día siguiente cuando vino a la oficina a pagar, ya todos se habían retirado y estaba solo. Lin llevaba puestas las botas, unas medias color piel, una pollera corta, una camisa y una campera de cuero. La hice pasar, nos sentamos le expliqué todo, charlamos un poco y pago por el trabajo.

Al acompañarla hacia la puerta la tomé por la cintura para guiarla hacia la salida y al ver que no decía nada la abracé por atrás. Ella quedó petrificada. Yo no sabia si estaba a gusto o no. Y al oído le dije que me gustaba, que me calentaba mucho. Ella ya podía sentir la presión de mis brazos y mi erección en su cola. No dijo nada ni tampoco mostró resistencia a mi acoso. Lo que tomé como un si. Comencé a acariciarle las tetitas, desabrochar su camisa y a besarle el cuello. Luego una de mis manos se metió dentro de su pollera, las medias eran con ligas por lo que mi mano siguió a su bombachita de algodón hasta tocar su concha. Estaba empapada. Comencé a acariciar su conchita y ella a gemir. Sus gemidos era como lloriqueos, por momentos dudaba si estaba a gusto.

Quise sacarle toda la camisa y me dijo que no, que la deje así vestida. También quise besarle en la boca pero me dijo que por favor no la besara. Me preguntó si tenia un forro, lo que tomé como pedido de que avance. Me saqué el pantalón, le baje la bombacha, me puse un forro que de casualidad tenia en el cajón y sobre el escritorio de espaldas a mi, la cogí en forma apasionada mientras acariciaba sus tetitas y su culo. Ella estaba muy caliente y seguía con esos gemidos. mariconadas y lloriqueos. A veces emitía alguna palabra en chino y a veces en castellano, pero casi siempre estaba callada.

Mientras lo hacíamos, ella tomo mi mano y la llevo a su clítoris, indicándome sin palabras, como deseaba que la tocara. Seguí así, hasta que acabe adentro de ella.

Así me quedé abrazado a ella desde atrás, acariciándola, hasta que lentamente se fue incorporando. Al quedar enfrentados, seguía sin mirarme a los ojos y con sus mejillas rojas de vergüenza.

La ayudé a ponerse la bombachita de algodón y a vestirse. Me puse mi pantalón y casi sin mediar palabras la acompañé a la salida.

Me dijo "gracias" y se fue, sin beso ni saludo.

A la semana siguiente, me la crucé en forma casual por el barrio chino venía charlando animadamente con dos chicas chinas de su edad, cruzamos miradas y ella se volvió a sonrojar. No nos saludamos. No quise comprometerla.

Pasaron unos días y me volvió a llamar. Me dijo que quería hacerme una consulta en mi oficina si podía pasar. Le dije que pasara cuando quiera y ella me dijo que prefería hacerlo cuando estuviera solo y tranquilo. Quedamos en una cierta hora al final del día de trabajo.

Cuando vino, llevaba un atuendo similar a las veces pasadas. Unas botitas mas bajas, pollerita y camisa, esta vez me parece que se había maquillado. Apenas me vio se sonrojó. Dijo que pasaba solo a saludar. Estaba claro por lo que venia....

Volvimos a hacer el amor otra vez sobre el escritorio. No se si por su timidez o por que, pero nunca puede sacarle la ropa, lo hacíamos así casi vestidos bajándole la bombachita y acariciando o besando sus pechos con la camisa puesta pero entreabierta.

Con el tiempo y al tomar un poco de confianza, me contó que estaba casada con un hombre un poco mayor que ella de la colectividad. Y que a pesar de tener sexo de vez en cuando con él, el esposo era frío, para nada apasionado y calentón como yo. Y que ella siempre se quedaba con ganas de mas o de probar cosas nuevas.

Con cierta periodicidad Lin me visitó por mi trabajo, siempre previo llamado de ella, por unos cuantos meses hasta que cambié de trabajo por otro empleo y no la vi nunca mas.

El nuevo trabajo fue un gran crecimiento profesional y económico para mi, pero siempre extrañaré a mi hermosa Flor China: Lin.


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