La vida de la señora Ana

La vida de la Señora Ana
Tengo en la actualidad unos cuarenta y cuatro años y vivo ahora en la capital federal desde que enviudé hace de ello, ya tres años.
De casada vivía ciertamente, en la provincia de Buenos Aires en una ciudad al oeste, muy tranquila y alejada del centro más o menos una hora por colectivo
La siguiente historia la escribo a modo de observación que muchas veces las cosas que ocurren a una cierta edad lo que reflejan es una realidad que a mí me persiguió durante años: mi lesbianismo en mi caso-
Ana es mi nombre y tengo cuerpo, normal a una madre de tres hijos, tengo el pelo negro y siempre mientras mi esposo vivió tuve excelentes relaciones con él, en donde yo siempre fui muy ardiente y después que falleció, no hube de tener relaciones con otro hombre.
Este relato se inicia cuando conozco a una mujer que nombraré como Fernanda que como siempre digo no es el verdadero nombre de ella pero siempre venía a casa, a venderme ropa de ocasión o como decimos más directamente usada, en muy buen estado
Yo al principio la recibí con cierta desconfianza pero al tiempo la terminé aceptando como una excelente y sincera amiga
Yo le calculaba mi misma edad y siempre nos tomábamos un o dos cafés instantáneos y charlábamos bastante rato cuestionando “a este o al el otro”.
El inicio de la historia, hace de esto dos años:
En una oportunidad la invite, a cenar era ese año, un verano, muy caluroso a casa no vendría nadie ya que mis tres hijos había salido de vacaciones, a la casa de mi hermano en Salta.
Nos servimos unas cuantas copas y yo a la hora estaba tan mareada que Fernanda me llevó a mi dormitorio, y me empezó a desvestir
Cuando le pregunté qué hacía y me dijo que me iba a costar ya que estaba algo borracha, ella me empezó a desvestir totalmente.
Asustada, pregunte porque Fernanda me desnudaba y me respondió que era para que descansara mejor
A un tiempo yo estaba acostada parcialmente desnuda en la cama cuando ella, me empezó a acariciar.
Me extrañé por ello, y me negué corriéndome a un costado de la cama hacia la pared, pero ella insistió
Que haces le dije: es respondió para relajarme,
En verdad sus manos suaves empezaron a recorrer mi cuerpo, en un principio me sentía extraña era otra mujer, ella viéndome ya más relajada profundiza sus caricias y ello me empezó a agradar.
Ya lo hacía con bastante delicadeza y me estaba calentado sexualmente
Tocaba lentamente mi vientre deslizando sus manos por el contorno de mi busto, ello me hacía sentir algo en mi sexo algo que jamás lo había sentido con mi marido, era calentura lo era muy grande
Me estaba calentado enormemente y yo ya si la dejaba sin pensar solo quería gozar como jamás lo había hecho antes
A un tiempo sus manos, bajaban hasta mis caderas, seguía por mis piernas, y volvía a subir tocando con suavidad mi zona púbica
Casi en el aire con sus manos tocaba mis vellos, que siempre fui de tener muchos y no cortármelos.
Yo estaba empezando a sentir una sensación extraña de sopor, entre lo mareada que estaba y sus caricias, de pronto Fernanda abrió mis piernas
Se agacho y hundió su cara en mi sexo, me empezó a besar todo mi sexo, sentía su lengua recorrer mis labios vaginales, mi clítoris, yo le dije que se detuviera
Y ella no lo hacía, yo tan mareada estaba que no podía sacarla de encima de mí, su boca seguía comiéndose mi concha como mi marido nunca lo había echo
Me empató y tomó todo mi líquido, su lengua entraba y salía enloqueciéndose, lamiéndome y provocándose espasmos que me hacían gritar de placer
A un tiempo cuando yo nada de resistencia a ella le ofrecía y con sus manos me tomó, mis pechos y empezó a jugar con mis pezones, con sus dedos, lo cuales se habían endurecieron ante tal estimulo. Estaban negros y duros como hacia tanto tiempo que no los veía así.
Yo no podía ni quería ya luchar contra ella, mi cuerpo no me respondía y mi sexo estaba respondiendo a ella
También a esa lengua, la cual se metía en mi cuevita, la adoraba era como si mi esposo me la metiera y sacara, pero a diferencia de mi esposo las dos gozábamos libremente y a un mismo tiempo, era ella una mujer y sabia satisfacer a una par…
Y Fernanda ni siquiera respiraba seguía besando y cuchando mi concha, originándose una cantidad imaginada de líquido que salía por mi concha y ella, lo absorbía.
Nadie decía nada, ni nadie se negaba y yo pedía en silencio más, ella escuchaba mis silencios penetrándome más con esa lengua que me elevaba el placer como nadie-
Fernanda me tenía excitada, yo luchaba mentalmente contra el hecho de que fuera una mujer la que me hiciera gozar, pero yo estaba tan borracha que no tenía fuerza para sacarla de encima
Fernanda siguió besando mi sexo, después levanto mis piernas y empezó a hundir su lengua en mi cola toda mojando todo mi hoyito
Yo estaba totalmente excitada por un lado quería disfrutar su lengua y por otro me resistía a la idea de que fuera mi amiga la que me hiciera esto.
Por un instante, Fernanda se detuvo, se soltó el vestido, se sacó su pequeño tanga blanca, me volvió a abrir de piernas, y empezó a rozar su concha con la mía y mientras lo hacía se sacó su blusa y el sostén
Y totalmente desnuda siguió con su movimiento mientras yo miraba sus tremendas tetas blancas y sus pezones rosados, ella me chupaba mis pezones y seguía moviéndose, hasta que me hizo llegar al orgasmo, yo quede temblando, no se de nervios, o de tanta excitación ya que me hizo volar.
Fernanda se paró suavemente me tomo y me acostó, me tapo en la cama y ella se fue, yo estaba como ida, prácticamente mi amiga me había violado, pero lo terrible era que yo lo había disfrutado, yo me quede dormida y al otro día cuando desperté, pensé que era un mal sueño, me doy cuenta que estaba durmiendo totalmente desnuda y me acorde de lo ocurrido, me levante, me duche y vi en el otro cuarto que estaba Fernanda, se había quedado dormida también desnuda
La llamé desde la puerta y se dirigió a mí, fuimos a la sala y nos sentamos a conversar, ella me pidió disculpas, estaba arrepentida de lo que había hecho, no quería perder nuestra amistad, me confeso que siempre yo le había gustado que era bisexual, que había tenido relaciones con hombres y después mujeres
Que siempre le atraje, yo quede, confundida,
Le dije que yo no era bisexual, que lo había pasado en la noche para mí era algo totalmente extraño, yo no aceptaba en mí tener una relación con una mujer.
Le dije que aceptaba sus disculpas, ya que ella es mi única amiga y la estimo mucho., le dije que iba a asumir que lo ocurrido nunca paso.
En los días siguientes cuando me iba a acostar, yo me acordaba de lo sucedido, y varias veces me empecé a excitar, me acordaba de sus pechos moviéndose encima de mí, tan grandes, blancos y suaves, yo con eso me empezaba a tocar y me daba cuenta que estaba excitada, era tan extraña esa sensación y me masturbaba pensando en ella
Me daban miedo esos pensamientos, pero me excitaba.
Comienzo del fin:
Un día Domingo, como dos meses después de lo sucedido, la invite a almorzar estaban mis hijos que después del almuerzo se fueron a la cancha de San Lorenzo a ver un partido de futbol y nos quedamos solas
No s sentamos a charlar ella se sentó a mi lado me decía que estaba muy agradecida que fuera su amiga, a mí empezó a acelerar la respiración era tan extraño, miraba su escote y me acordaba de sus pechos colgando sobre mí, miraba sus labios y recordaba su lengua en mi sexo, ella tomo mi mano en forma cariñosa, se acordó de lo sucedido y de nuevo me pidió disculpas, yo ya no escuchaba lo que decía:
Solo la veía a la mujer que me hizo volar, entonces ella me abrazo en señal de agradecimiento por lo buen amiga que era yo, vi sus labios suaves y la bese
Ella se sorprendió un poco, pero después nos besamos muy apasionadamente, yo le dije, que no me importaba que sea mi macho o mujer, ella me hizo amar de nuevo y ahora la amo y soy suya
Fernanda te amo le dije,
Fernanda te amo mi amor no me importa que lo nuestro sea lesbianismo, te quiero:
A mi n me interesa eso de vos Ana me dijo en respuesta a lo que le había dicho nunca me dejes amor nunca…

Fui yo que la busque, ahora le de la mano la lleve a la cama
Ellos no vienen hasta la noche le dije por mis hijos
Ahora acuéstate en la cama tenemos tiempo aprovechémosla déjame desnudarte
Le quité su pollera, ella permanecía sorprendida y se dejaba hacer lo que yo le imponía, le saque su bombacha dejando su depilada conchita lista para que pruebe sus jugos.
Me arrodille frente a la cama y de cara a su vulva separé más sus piernas y metí dos deditos en ella dentro de su concha.
Mi lengua se encargó de saborear sus jugos y tomar su néctar fui subiendo recorriendo su cuerpo, primero su abdomen dibuje sus senos de a uno excite sus pezones, bese su cuello y llegué a su boca
Ella estaba encantada de lo que le hacía encanto de sus labios me cautivo de manera extraordinaria, la bese desenfrenadamente mientras acariciaba sus pechos, le comí sus pezones con la misma pasión que ella lo había hecho y lleve mi mano a su conchita, estimule su clítoris con suaves y lentas caricias
Me dio la espalda y comencé con su culito mis dedos continuaban recorriendo su concha metiéndose mis deditos, creo que podría haber colado hasta mi mano de lo húmeda y dilatada que se encontraba ella
Fernanda deliraba de placer al sentir mi lengua en su orificio anal la sentí tan eufórica que de apoco le introduje dos dedos en su culito, su desesperación fue aumentando la gire para que pueda venirse en mis labios, introduje mi cabeza entre sus piernas y le di el mejor sexo oral que pudo haber sentido gimió y grito desenfrenada
Jamás había hecho el sexo oral con tantas ganas a ella, más que a mi marido
Le estaba devolviendo lo que ella me había propinado, me acosté a su lado y le pregunte qué haría que le hiciera
Hacerme la cola me dijo, así acabo
Me abrazo y cerro sus ojos, busca en el bolso tengo un arnés, póntelo y hacen el culo.
Se dio vuelta de boca a la cama, dale te espero amor
Busqué lo que ella quería y como pude me lo enrolle en mi cintura, busque la crema lubricante se la puse en la cola ella apretó mi dedos y me dijo
Se suave amor
Empecé a penetrarla, estaba caliente yo y le iba diciendo “amor te romperé tu culo”
Si cielo me decía aselo Ana, que no aguantó más dale pero no seas bruta despacio que es grande ese aparato
Y metí más de la mitad de esa pija dura en su culo a un solo grito de ella,
Despacio cielo que me dolió, no lo use nunca lo llevaba a pedido de una clienta…
Amor despacio escuche decirle de nuevo cuando ella abrió aun mas la piernas y yo me puse al medio de la cama
Y a un solo envión le metí todo lo que pude y así empecé a metérselo y sacárselo
Ana me rompiste el culo amor…
A un tiempo no mucho ella sentía como desesperadamente acababa vi cómo se retorcía y arqueaba en la cama y yo acabada como nunca, y sin ser penetrada acaba más líquido que nunca.
Me acosté junto a ella y ella tomo mis brazos se cobijó en ellos y se quedó dormida
También cerré mis ojos acaricie sus senos mientras intentaba dormirme y pensé en lo sucedido esa tarde, podía provocar tanto en mí, como para estar dispuestas a cualquier cosa , por sentir sus húmedos labios rojos en los de ellas , quizás algún día ella me cogiera como lo había hecho yo hoy con ella
Epilogo
Actualidad Ana no vive sola ya que sus hijos se han casados y/o juntados, Fernanda se ha ido a vivir con esa mujer a que mucho ama y que es correspondida de igual o mayor manera en una de las piezas vacías de un hijo (en la cual nunca durmió)
Los hijos jamás sospecharon de una unión mujeres sexuales ni nada que se le pereciese, sino más bien de una amistad de dos mujeres solas y ya algo mayores…

4 comentarios - La vida de la señora Ana