Relato erótico: La medicina más placentera

En este relato erótico conocemos a Mara, una chica que ha de ir a buscar al hospital al hermano de su amiga. Lo que no se imagina esta improvisada enfermera es que el convaleciente va a necesitar plenamente de todos sus cuidados...


Relato erótico: La medicina más placentera


La medicina más placentera


Las 14.45h, tenía el tiempo justo para comer e ir a recoger a Daniel al hospital. Era uno de esos días en los que iba con la lengua por fuera. Le venía fatal ir a buscarle pero su amiga, la hermana de Daniel, le había suplicado que fuera a por él, ya que a ella le resultaba imposible debido a una importante reunión de trabajo. Así que allí estaba ella, en la 2ª planta, esperando a alguien que había visto en apenas un par de ocasiones.
A Daniel le habían operado de la rodilla y necesitaba ayuda para llegar a su casa. Al verse, dio dos besos a Mara y, acto seguido, le agradeció el favor. Con sumo cuidado, la chica ayudó a Daniel a sentarse en el asiento delantero del coche. En los 15 minutos de trayecto hasta su casa hablaron más que nunca antes, una conversación que a Mara le sirvió para descubrir que tenían muchas cosas en común.
El chico era un encanto y tenía una casa muy bohemia, como parecía ser él. Antes de marcharse, Daniel le pidió que le echase una mano para quitarse los pantalones, pues aún le dolía mucho la pierna y su movilidad era reducida. Tiró de ellos y el chico se quedó en calzoncillos sobre su cama. Mara no pudo evitar fijarse en su paquete. Estaba un poco empalmado. Tenía su cara a pocos centímetros de la suya mientras le colocaba las almohadas. Su corazón empezó a acelerarse.
Sugerentemente, Daniel le pasó su dedo índice por el ombligo, que estaba al aire con tanto movimiento, pegó sus labios a él y empezó a besarlo. Mara se apoyó en la pared mientras él iba subiéndole poco a poco la camiseta. Estaba paralizada. El chico le agarró los pechos ansiosamente y se los llevó a su boca. Chupó y mordió ambos pezones a la vez. Tenía sujetos sus senos con las manos y no parecía tener intención de soltarlos. Mara se estremeció y sintió cómo su clítoris se hinchaba.
Daniel permanecía recostado sobre las almohadas, con su polla visiblemente tiesa. Mara se quitó los pantalones y se sentó sobre él, sintiendo cómo su pene rozaba su sexo. Se besaron mientras él continuaba sobándole los pechos y pellizcándole los pezones. Ella se movía seductora sobre Daniel, sexo con sexo. Sacó el pene de los calzoncillos y comenzó a acariciarlo, frotando su vagina con él al mismo tiempo. Tenía un miembro esplendoroso y muy suave. Se restregó con él hasta que casi atisbó el éxtasis.
Daniel se tumbó completamente en la cama y le hizo un gesto a Mara para que se sentase sobre su boca. Escaló hasta ella con las piernas muy abiertas y su clítoris totalmente entregado a la lengua del chico. Mara volvió a aferrarse a la pared, presa de la excitación al sentir el delicioso modo en el que éste se lo estaba comiendo. Llevó sus brazos hacia atrás, se apoyó en el torso desnudo de Daniel y disfrutó de un intenso orgasmo.
Necesitó unos segundos para recobrarse de aquella dulce sensación. De la mesilla de noche, Daniel sacó un preservativo y se lo ofreció a Mara para que se lo pusiera en su erecto miembro, que aún la esperaba. De nuevo, se colocó sobre él para que éste no tuviera que hacer ningún esfuerzo y empezó a balancearse lentamente hasta adecuarse a su pene.
Daniel la agarró del trasero y la agitó sobre él de forma contundente y enérgica. La chica no podía controlar sus gemidos, que se fundieron con los de él cuando éste llegó al clímax.
Mara se tumbó junto a él. El enfermo quería ahora otro tipo de cuidados menos efusivos.

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