¿Y ahora que hago?

Con mi novia habíamos comenzado con un juego erótico que nos trajo muchas satisfacciones. Aprovechando que vivíamos en un pueblo cerca de la capital, los sábados por la noche quedábamos en encontrarnos en algún bar del centro, esos de levante, nadie va ahí a pasar el rato sino a buscar con quien dormir esa noche.

No íbamos juntos, ella salía de su casa y yo de la mía. Uno llegaba antes, generalmente bien arreglado y con toda la actitud seductora posible. El otro aparecía más tarde cuando la lista de candidatos para el que había llegado primero ya era larga...

En este punto vale aclarar que tanto mi novia como yo no estamos nada mal, cada cual en su género estamos dentro de los ganadores y la pose de seductor hacía el resto.

El que llegaba tarde no iba tan bien arreglado como el otro y a pesar de eso, se llevaba a la presa dejando con la boca abierta a los que hacía un rato largo venían trabajando por la conquista.

Parece un juego tonto y los hechos demostraron que así era pero... en ese momento nos divertía y salíamos muy excitados hacia la casa de alguno de los dos a tener el mejor sexo.

Pero como siempre pasa cuando uno se divierte a costa de otros en algún momento la tortilla se vuelve y esto fue lo que pasó.

Ese sábado estuvimos juntos a la mañana y al separarnos que damos muy excitados pensando en esa noche, teníamos planeado un lugar donde iban de levante gente de nivel económico alto, muy distinto al nuestro que apenas llegábamos a fin de mes, era todo un plan calentarlos con mi novia, que pensaba ir sexy a matar, y que un pobretón se la llevase.

Aprovechando que empezaba a hacer calor se fue con un vestido de espalda descubierta, generoso escote y bastante corto. Sin sostén y con una tanga que se marcaba en la tela fina del vestido. Yo tenía trabajo hasta tarde así que a ella le sobraba tiempo para jugar con los candidatos, antes de salir me mandó una foto al celular y ya me la quería comer ¡Qué buena estaba!

Por el celular me iba contando los tipos que la miraban, los que se insinuaban y los que se tiraban de cabeza. Le pedí que se cuide porque muchos le mandaban tragos a la mesa y no era el caso de que se emborrachara.

Terminé mi trabajo y salí para allá, a las dos o tres cuadras me para un semáforo rojo y ahí, delante mío, se llevan por delante una moto con una pareja. Caos de tránsito, policía, ambulancia...

- ¿Usted vio qué pasó? - Un policía que estaba frente a mi auto y no me dejaba avanzar.

- Sí, estaba parado en el semáforo.

- Me permite el documento.

Sin entender muy bien por que le paso el documento, lo mira y habla por la radio

- Tengo un testigo presencial, estaba en primera fila, lo llevo a seccional a que preste declaración - y dirigiéndose a mi - estacione por ahí - me señala el cordón.

Intento hablarle pero se aleja para apartar a los curiosos y que yo pueda estacionar. Estaciono y me bajo para explicarle que me tengo que ir que tengo un compromiso, que mi novia está sola en un bar y tengo que ir a buscarla.

Señala mi celular y me dice

- Llamala y avisale que vas más tarde, esto es oficial y atestiguar es una carga pública, vamos - me indica el patrullero.

La llamo y le cuento

- Está bien, acá estoy rodeada de un montón de tipos que están un bombonazo, no me voy a aburrir.

Pasó un buen rato, ya estaba nervioso, se había pasado la hora del último tren que llevaba a mi novia a su casa, si yo no podía buscarla se tenía que quedar hasta el horario del primer tren de la mañana que los domingos no es muy temprano.

- ¿Tendré que esperar mucho más?

- Y... El oficial está en el hospital esperando que terminen de operar a la chica, el tipo no llegó vivo. Cuando termine la operación y los de la científica viene para tomarles declaración a ustedes.

Había un matrimonio que también eran testigos.

- Ya me tocó una vez y estuve seis horas... y por lo que me dijeron algunos amigos tuve suerte, fue rápido. Y si te quejas es peor.

Ya resignado llamé a mi novia y la puse al tanto.

- Ya no tengo más tren.

- Si, por qué no llamás un taxi, no creo que estos me dejen ir por un buen rato.

- Sería una buena idea si hubiera traído plata, apenas tengo para lo que consumí.

- ¿Cómo no tenés plata?

- Se suponía que alguien me venía a buscar... Candidatos para llevarme no faltan...

- No hagas tonterías, cuidate...

- Este boliche cierra temprano... no se... ahora veo que puedo hacer...

Cortó y no volvimos a hablar, por más que insistí no me contestó. Salí de la comisaría ya de mañana y volé para su casa, no estaba, en la mía tampoco y pregunté a algunas amigas y sabían nada.

Ya cerca de medianoche recibí un mail en el que me decía con todo detalle que había pasado.

Este es su relato:

Cuando corté de hablar con vos me fui al baño, lloré un buen rato, me pediste que me cuide pero resulta que ya no se como, hace rato que el me cuida sos vos y yo no me ocupo más de eso. Tenía rabia mezclada con miedo, por qué me dejaste sola.

Después de arreglarme salí del baño y volví a mi mesa. Desde la barra un tipo me hace señas con su copa como brindando. Es muy lindo, bien vestido y no parece grosero. Algo pasó dentro mío al verme sola, todavía no se qué.

Con toda naturalidad levanto mi copa y la vuelco mostrando que está vacía. Al instante se presenta con un trago en cada mano

- ¿Me invitas a sentarme?

Le hago señas con la mano. Tiene una voz y unos modales tan lindos como su apariencia.

- Soy Lucio - y me tiende su mano.

A pesar de estar algo lenta por la situación y por lo que ya había tomado invento rápido

- Beatriz - ni bien me oigo me acuerdo del Dante y el infierno - Bety, es menos dramático.

Así es que Beatriz y Dante fueron tema para iniciar la charla que fue muy amena y distendida hasta que, como no podía ser de otra forma, llega la invitación a la cama.

- No, tengo novio, tuvo un problema cuando venía para acá - y le cuento lo que te pasó.

- ¿Será cierto o se enganchó a una compañera de trabajo y esa fue la excusa para no venir?

Yo se que no fue una excusa y que pasó pero en ese momento también lo había pensado. Me seguí negando lo mismo y de repente me sorprende

- Y ¿Por cuánto lo harías?

- ¿Cómo por cuánto?¿Me estás tratando de puta?

- No, pero no me digas que nunca lo pensaste, casi todas las mujeres que conozco lo pensaron en alguna oportunidad y varias lo hicieron, aunque mas no sea para probar o para cumplir una fantasía.

- Estás loco, cambiemos de tema. - Me dio vuelta la cabeza, este tipo que con la pinta y la parla que tiene puede ganarse a cualquier mina me quiere pagar para coger.

En lugar de cambiar de tema empezó a ofertar, sumas muy grandes, no lo podía creer, y menos no sacarlo a patadas, lo seguía oyendo y me excitaba el saber que su deseo podía llegar hasta humillarse ofertando pagar por lo que no podía lograr con sus encantos ¿Hasta dónde llegaría?¿Cuánto vale un polvo conmigo?

- No hablo de ninguna cosa rara, sexo común y corriente, sin ninguna perversión, si algo no te gusta no va. - En mis pensamientos había perdido el hilo de la conversación y él se dio cuenta.

- Por si no quedó claro, te estoy ofreciendo por un rato más de lo que gana una maestra en un mes.

La cifra comenzó a girar en mi cabeza, pensé en el contrato de alquiler vencido, en la cuota de la heladera. Quería pegarme, mi cabeza estaba barajando la posibilidad de hacer la puta... Y por qué no... el tipo está bueno, es más de haber insistido y con una o dos copas más me llevaba sin pagar, si yo estaba regalada, sin plata y sin transporte lejos de mi casa...

- Esto es una locura.

- Vamos a un hotel así no tenés miedo de ir a una casa desconocida, te doy el dinero, cuando terminamos me voy y dejo pago un taxi hasta tu casa, te vas cuando quieras.

- Así, sin más.

- Así sin más

- Tengo que ir al baño.

- Lo vas a pensar...

Me levante y casi corrí hasta el baño, una locura, un sueldo en un rato y todo a cambio de qué, de sexo, algo que me gusta con locura. Está bien lo voy a hacer pero no se lo digo de una, que la pelee más.

- Te decidiste. - No era una pregunta, lo estaba afirmando.

- ¿Y si quiero más?

Al rato entrabamos al hotel, Lucio arregló que yo me quedaba y me dejó pago un taxi y la habitación.

- Yo me voy a dar un baño, no aguanto el olor que te dejan los bares, cigarro, alcohol y perfumes todo mezclado, estás invitada, te espero en la ducha.

Allá salió sacándose la ropa camino al baño, me saqué la mía y lo seguí.

Está muy bien de todos lados, todo proporcionado. Me mira y me hace señas que de una vuelta.

- Mejor que lo que aparenta.

Me ofreció una gorra para el pelo pero la dejé y metí la cabeza en el chorro de la ducha, cerré los ojos cuando vi que estiraba las manos para tocarme, me acarició los hombros, la espalda, la panza y tomó mi cara con las dos manos y me besó en la boca.

- Abrí los ojos, tenés que aceptar que estás conmigo.

Los abrí y cierto, no podía fingir que estaba con vos, pensé hacerlo pero era demasiado falso para los tres.

Voy describir lo que siguió y lo que sentí, no tenés obligación de leerlo, es tu decisión.

Me bañó y se bañó, envueltos en las toallas fuimos hasta la cama, sin muchas caricias su boca se dirigió a mi sexo, suave pero seguro, sin pedir permiso, primero los labios me recorrieron toda, luego la lengua se fue abriendo paso separando mis labios y entrando en mi intimidad, el clítoris, lo rodeo si tocarlo un buen rato hasta atraparlo entre la lengua y los dientes para absorberlo una y otra vez. Los dedos estaban por ahí pero todavía sin intervenir, sentía su presencia, un roce mínimo, recién después que la lengua abriera el camino a la vagina sentí la presión de los dedos.

Con la vulva totalmente lubricada los dedos entraron directo al fondo, no uno sino dos juntos de una vez, cuando hicieron tope en mi interior pensé que iba a acabar y seguro que si pero los sacó tan rápido como los puso. Se ocupó otra vez del clítoris y mi cuerpo reaccionó con una sacudida, un gemido y mojándose más.

Cuando entró con los dedos y los hizo girar ahí, bien al fondo no pude contener un grito y acabé. Siguió estimulando mi sexo como si no hubiera sentido mi orgasmo hasta ponerme otra vez al borde del éxtasis.

Se arrodilló a mi lado y con el miembro jugó en mis tetas, golpeó los pezones. Quise tomarlo con mis manos pero las apartó, era su juego. Llegó a mi boca, no la abrí a pesar de morirme de ganas de comer ese falo. Lo pasó por mis labios, me acarició toda la cara hasta que por fin lo puso de punta contra mi boca, con un pulgar en mi mentón me hizo abrir los labios y entró, igual que como los dedos en mi concha entró de una sola vez a mi boca, pensé que me iba a pasar la garganta pero se frenó a tiempo y la dejó ahí para que yo juegue con mi lengua en ella.

Me puso como perrito y desde atrás entró sin avisar, ya me estaba acostumbrando a esos embates, se movió en el fondo de mi concha sin vaivén, me ponía loca ese roce contra mi tope y él lo sabía, me retenía fuerte de las caderas para evitar que lo coja yo. Me soltó de golpe y casi caigo sobre mi cara, con una mano en la espalda me hizo quedar así, con las caderas bien arriba y entonces si, entra y sale cada vez más rápido, siempre todo el largo de su miembro hasta que de golpe tiró de mi cadera y se apretó contra mi, pensé que acababa él y esto me provocó un orgasmo delicioso.

Se salió y me dio vuelta, no había acabado, seguía erguido como al principio. Me pidió que monte sobre él y me dejó libre de hacer hasta acabar otra vez. Ya estaba pensando que la que debería haber pagado era yo.

Puesta de espaldas llevó mis pies a sus hombros y entró otra vez hasta el tope, senti la vibración de su verga y supe que se venía, un entrar y salir corto, esa rigidez y la cabeza hacia atrás, apretó las manos alrededor de mis tobillos y con un grito salvaje acabó, se derrumbo sobre mí y enseguida fue al baño.

Se vistió y antes de salir me dijo

- Podés ganar el doble, te anoto al número de mi amigo que está dispuesto a pagar lo mismo, llamalo, no debe andar muy lejos.

Después de bañarme fui donde dejó el número del amigo... Como el Dante... Ya estoy en el infierno...

¿Y ahora... Qué hago?

5 comentarios - ¿Y ahora que hago?

McFerry_ +1
Gracias por compartir
Pervberto
Muchas veces los juegos tienen consecuencias imprevisibles. 'Qué se le va a hacer! Hay que afrontar los peligros.