Compañera de trabajo.

En mi anterior trabajo conocí a una bella mujer. Con ella tuve un buen trato, es decir nos contábamos cosas de nuestras vidas. Ésta mujer, que se llamaba Laura, llegó un día al trabajo llorando. Cuando la vi me dirigí hacia su oficina para preguntarle que le pasaba. Ella me dijo había terminado con su pareja y estaba mal. Yo traté de calmarla pero no tuve éxito. Por eso la dejé sola por un rato y pensé en volver más tarde. Un par de horas antes de que termine la jornada laboral, ella le pidió a nuestro jefe sino podía irse antes. Nuestro jefe le dijo que sí y que además se tomara un par de días.

En la noche, recibí un mensaje de ella dándome las gracias por tratar de tranquilizarla. Yo le dije que no fue nada y que si necesitaba alguna cosa que me avisara. Una hora después recibo otro mensaje de ella pidiéndome si no podía ir hasta la casa para hacerle companía ya que estaba sola. Yo le respondí que sí, que no había problema.
Ya en la casa, le preparé un te para que se tranquilice un poco después del día que había vivido. Nos sentamos en el sillón que tenía en el living y me contó como había sido la pelea que tuvo con su ex pareja.

Eran un poco más de las diez de la noche; yo le dije que se fuera a bañar que yo iba a comprar algo para comer. Ella me dijo que agarre su billetera que había plata. Yo no le hice caso y salí con mi auto a comprar. Cuando volví, ella estaba en la cocina poniendo la mesa para comer. Se había puesto una remera blanca y larga que le cubría hasta las rodillas. Su pelo estaba suelto ya que lo tenía mojado. Fue la primera vez que la miré de arriba hacia abajo con otros ojos.
Terminamos de comer y me levanto para levantar y lavar los platos. Ella me dijo que ni se me ocurra. Yo le dije que era preferible que se valla a descansar y yo lavaba, cosa que ella también dijo que no, que podía y quería lavar. Solo había terminado con alguien, que no estaba enyesada ni nada por el estilo. Yo, para no hacerla enojar, dejé que lo haga ella. Cuando terminó de hacer todo, ella agarró dos copas y las llenó del vino que había sobrado y se sentó conmigo en el sillón. Yo la miré y le dije ¿porque brindamos?, para tratar de distenderla un poco y se relaje.

Ella, sonríe y me dijo por la nueva etapa que voy a vivir. Basta de amor para mí, quiero pasarla bien. Yo, alegrado por las palabras que dije que muy bien, esa es la actitud que hay que tener. Poco a poco las copas se fueron vaciando y nosotros nos empezamos a mirar cada vez más.
No hablamos de nada ni hicimos ninguna seña ni nada. Solo nos acercamos y nos dimos un beso intenso en nuestras bocas. Pude sentir el calor de su cara. Nos besamos con fervor y ganas por más de 10 minutos. Ella se subió arriba mio y me empezó a desprender la camisa. Cuando pude mirar su pecho de cerca noté que no llevaba nada puesto abajo. Me empezó a dar besos por todo mi cuerpo, sus labios dejaron marcas por todos lados. No tardó mucho en sacarme el pantalón y siguió besándome. Yo, que estaba caliente, le saque la remera. Efectivamente no tenía corpiño. Sus tetas eran algo pequeñas pero estaba bien paraditas y formadas. Abajo solo tenía una tanga blanca. Lo primero que le chupe fue su suave cuello, seguido por sus tetas, en donde sus pezones estaba duritos y con ganas de ser chupados. Chuparle las tetas por pocos minutos lo calentó bastante ya que me saco el bóxer y de una me empezó a chupar la pija. Me la chupaba con muchas ganas, más que ganas era bronca diría yo. A mí no me importaba porque la chupaba muy bien. Sus manos tocaban mis testículos y también mi pija. No paró un segundo para chupármela. Empezaba chupando la cabeza y después se la metía hasta el fondo. No se guardaba nada.

En un momento, con voz de perra me dijo que quería la lechita. Yo le dije que siguiera que ya venía. Ella se corrió el pelo hacia atrás, trago saliva y volvió a chupar con más fuerza. Se tragó toda la lechita, sin derramar nada. Pero eso no la calmó y fue por más. Yo a esa altura hacía lo que ella me pedía. Se acotó sobre el sillón y abrió sus piernas. Ahora te toca a vos me dijo. Yo me acomodé y le saque la tanga. Empecé a chupársela pero me dijo que eso lo quería para el final. Antes de seguir, me dijo que valla hasta el primer cajón de la cómoda que estaba en la pieza y traiga un preservativo. Fui y tomé uno. Cuando volví ella se había dado vuelta, mostrando toda su hermosa y durita cola. Me puse el preservativo y le metí, de a poco, mi pija. La cabeza de mi pija le dolió un poquito al principio pero se la seguí metiendo. Cada vez que se la metía ella gritaba por placer y por bronca diría yo, como imaginado que su ex estaba viéndonos. A mi no me importaba y me calentaba. Se la seguí metiendo bien al fondo. Mi pija estaba muy dura y su concha estaba bien abierta para metersela. Ella, que estaba descontrolada, gemía como una puta loca. Se dio vuelta y abrió sus patas. Yo seguí metiendo mi pija en esa concha hermosa. En la tercera vez que se la metí sentí y vi como ella tenía su primer orgasmo. Ella, acabando, me dijo que quería más. Yo, como siempre, le obedecí. Pero tuve que ir y agarrar otro preservativo porque había acabado otra vez. Cuando volví, ella estaba parada al lado del sofá. Sentate que voy arriba me dijo. Me senté, agarro mi pija y se la metió de una hasta el fondo. Subí y bajaba con mucha fuerza, quería más y más. No había nada que la deje satisfecha.

Entonces, yo le pregunté si estaba bien así y ella me dijo que no, que faltaba algo. Me la saque de encima y le dije que se ponga como la primera vez y le dije que le iba hacer algo diferente. Te la voy a meter por el culo le dije. Ella se da vuelta y me dice que paré, que nunca se lo habían hecho. Yo le dije que confiara en mí, que le iba a gustar. Ella me vuelve a mirar y me dice si dolía mucho, yo le dije que al principio. Bueno me respondió, pero despacio. Si le dije y empecé. Cuando le acerque la puntita de mi pija a su culo contrajo sus músculos demasiado. Yo le dije que se relaje, que le iba a gustar. Cuando se relajó, le metía la cabeza de mi pija y paré. ¿Te dolió?. Mucho me dijo como tratando de llorar. Y se la metí un poco más. ¿Y? le dije. ¿Vas a romperme el culo o no?, me dijo enojada porque paraba. Seguí metiéndosela pero estaba vez bien hasta el fondo. Su gemido fue más de dolor que de placer pero me pidió que siguiera. A partir de acá,ese dolor se transformó en placer poco a poco. Creo que no le erré en romperle el orto porque lo disfruto más que todo lo anterior. Se movía como una puta loca cada vez que se la metía. Por 8 minutos más le rompí el culo. Cuando se la saco por ultima vez se acuesta en el sillón y me dice que nunca había vivido algo así. Le abrí las piernas para chuparle la concha y me dijo que no, que por hoy era suficiente. Que lo que había probado la había dejado exhausta, nunca alguien le había hecho sentir tanto placer. Bueno le dije.

Por 20 minutos nos quedamos sentados, desnudos en el sillón, mirando la película que habíamos empezado a ver. Luego yo la miro y le dije que me tenía que ir, ya que mañana tenía que trabajar. Ella, me dijo bueno, gracias por todo, me ayudaste mucho hoy. Para eso estamos los compañeros de trabajo ¿no? le respondí y ella sonrío. Me vestí y me dirigí hasta la puerta de su casa, donde ella me detuvo con la única prenda puesta que tenía: la tanga y me dijo que no le contara a nadie lo de esa noche si quería volver a vivir algo así . Yo le dije que no se haga problema y me fui hasta mi auto.

3 comentarios - Compañera de trabajo.

tamyali
Que buen compañero de trabajo!! Necesitamos gente asi. Un beso.