Siete por siete (75): El sueño del pibe (IV)




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Compendio I


Disculpen si avanzo lento. Me siento muy cansada y él no me quiere ayudar.
Dice que le gusta como escribo, pero no creo que sea tan buena.
😞
En la universidad, siempre me ponen problemas con mis informes. Me dicen que son muy extensos y que me falta resumir.
El semestre lo empiezo la próxima semana y no tengo muchas ganas de comenzar, porque como entré de manera irregular el año pasado, tengo que tomar ramos de nivelación.
Él es un santo, porque se encarga de las pequeñas, cocina y mantiene la casa. Pero me preocupa un poco quién cuidará de las pequeñas, si mi marido vuelve a trabajar y la vecina tiene su propio pequeñito.
A partir de esa noche, Susana y yo nos volvimos más amigas.
Nos juntamos en el mismo restaurant de la noche anterior, con más soltura de las pequeñas, ya que dormían sin problemas mientras no estábamos.
Sentía que ella era mi hermana mayor, ya que me daba la sensación que me cuidaba, algo que siempre envidié de mi marido, porque es el benjamín de su familia.
Sin embargo, mi cuñada vivía lejos y rara vez la veíamos, por lo que nunca pudimos establecer esa relación.
Él decía que era mejor así, porque su hermana lo “sargenteaba” mucho cuando pequeño.
“¿Vos sabés que esa atorranta quiere levantarte el marido?” me preguntó Susana, cuando Nery invitaba a mi marido a bailar salsa.
“Si… pero ella no es mala…” le respondí, sonriendo al verle pedirme ayuda con la mirada.
“¿Cómo que no es mala? ¡Me ha comido 4 minos!”
Yo me reí.
“Bueno… uno de los grandes defectos de mi marido es que cree que sabe bailar…” le dije, mostrando cómo su hermana se reía de lo tieso de mi esposo.
“Pero ¿A vos no te molesta?” me preguntó, un poco preocupada.
“No, porque ella no es mala.” Le respondí, sonriendo. “Solamente quiere jugar y nada más…”
Ella se rió.
“Y según vos, ¿Cómo es una “mina mala”?”
“Alguien que me lo quiera robar de verdad…” le respondí.
“¡La verdad, Mari, que no te entiendo!…” dijo ella, tomando un trago de cerveza.
“Pues… alguien que me lo quiera robar, se lo llevaría de mi lado.” Le expliqué. “Pero tu hermana lo quiere por el rato…”
“¿Y no te preocupa que él se aproveche?”
😃
Sonreí ante esa idea.
“¡Para nada! Para que él me sea infiel, solamente pueden pasar 2 cosas: que una chica se le tire encima o que yo misma se lo pida.”
😈
Ella se volvió a reír.
“¡Mari, sos muy ilusa!” dijo ella, tomando otra vez.
“¡Tú le has visto! Es un padre muy responsable y un marido muy cariñoso…”
“¡Si, Mari!” Dijo ella, tratando de darme un sermón. “Pero los pibes piensan distinto. Si se da la oportunidad con una mina, ellos la toman y no la piensan más…”
“Pues yo te digo que mi marido es distinto.” Le expliqué. “Para que él se acueste con alguien, debe ser una chica especial, que vea lo lindo que él es…”
“¡No lo sé, Mari!” dijo ella, suspirando. “A lo mejor, pensás eso ahora… pero si Nery te lo roba, puede que pensés distinto…”
😈
“Cambiando un poco de tema… ¿Puedo preguntarte algo?”
“¡Preguntá no más, Mari!”
“¿Por qué surfeas sola?”
“¡Ah!... ¡Eso querés saber!…” respondió, pidiendo otra botella de cerveza. “¡Pues, porque Giacopo es un boludo!”
Yo me reí, porque lo dijo con tanta gracia.
“¿Por qué dices eso?”
Ella también se rió al ver mi cara.
“Porque es un pendejo inmaduro…” respondió, con una mirada más triste.
“A lo mejor, vos no me vas a entender, Mari, porque nunca has montado una ola. Pero yo las disfruto, ¿Sabés? Esa sensación, cuando te envuelve el agua y te metes en el túnel, no tiene precio… y a lo mejor, vos no me viste, pero yo no hago acrobacias en el agua. Solamente, disfruto el momento cuando la ola te rodea y aspiro esa sensación, como que se te congela el tiempo. No sé si me podés entender…”
💕 💕
Tuve un sentimiento rico cuando la escuche, porque esa mirada la había visto muchas veces antes, en otro chico que cree saber bailar cuando lava la loza…
☺️
“¡Créeme que te entiendo!” le respondí, lo que le hizo alegrarse. “¿Pero por qué no con Giacopo?”
“¡Porque es un boludo pendejo!” me respondió, enfadada. “¡Se larga con todos sus amigotes, se cruza en mi camino, se las da de Tony Hawk y todo eso!
Imagino que para ella, que le hicieran eso era como que alguien me dijera que “los mangas son para los ñoños”.
😡
“¿Y si mi marido te pidiera que le enseñaras?” le pregunté.
“¿Por qué? ¿A él le interesa la tabla?”
“Pues… por como lo cuentas, creo que le gustaría aprender…”
“¡No lo sé! ¡No es algo que se enseñe tan fácil!” dijo ella, con desconfianza.
“Aparte que le simpatizas mucho…” añadí, traviesamente cuando la pareja de baile volvía.
😊
“¡Tu marido definitivamente es muy divertido, Mari! ¡Debés sacarlo a bailar más a menudo!” me dijo Nery, muerta de la risa y brillante por sudor.
“Ruiseñor, ¿Quieres bailar conmigo?” me preguntó, cuando empezaban a tocar algo más lento.
“¡Amor, bailo contigo todo el tiempo!” le respondí. “¿Por qué no bailas con Susi?... apuesto que le gustaría bailar contigo también…”
☺️
Bastó una mirada de mi parte para que él entendiera...
“Mari… ¡No te preocupés por mí!... ¡Estoy súper cómoda con mi chela!” dijo, toda roja, afirmando su botella de cerveza.
Pero yo la empujé de los hombros.
“¡Anda, Susi!” Le ordené. “¡Que no tengamos que suplicarte!”
Y mientras los veíamos bailar y cómo mi marido la tomaba por la cintura, Nery me decía.
“¿Te das cuenta que mi hermana mira raro a tu marido?”
😚
Fue divertido mientras duró…
Porque no pasaron ni 20 segundos, cuando Giacopo apareció enfadado.
😔
No es más grande que mi marido, ni luce más fuerte. Pero venía gritando quien sabe que barbaridades en italiano que mataba el ambiente del local.
Él defendía Susi de los improperios, escudándola con su pecho de valiente y sus brazos, para impedir que le manoteara.
Intentó razonar en inglés con él, pero lo hablaba muy mal y tampoco quería calmarse.
Finalmente, Susana le pidió permiso a mi marido, habló con Giacopo y salieron del local.
😔
Desafortunadamente, todos nos miraban, porque Nery lucía idéntica a Susana y no nos quedó otra opción más que salir.
Escuchamos a Susana gritarle algo como “Ragatzo no sé cuánto” y mirarnos a nosotros, muy apenada.
“Nery, ¿Tenés problemas con que duerma con vos?”
“¡No serás mino!... Pero sos mi hermana, ¡Pelotuda!…” le respondió, abrazándola.
“¡Mari, discúlpame por ese boludo!” dijo Susana, con una cara muy triste.
En realidad, se lo dijo a mi marido, pero encuentro que su nombre es mejor que el personaje principal de “Metal Slug”...
😚
Además, tampoco está escribiendo él ahora… XD
😊
Pero era mi amiga. Mi “Hermana mayor postiza”, como le dice mi marido…
Y tampoco fue su culpa.
“¡No te preocupes!” le dijimos y la abracé también, para que viera que no había rencores.
Mi marido y Nery se fueron conversando muy entretenidos en el trayecto hacía el puerto sobre política, fiscales y no sé qué otras cosas…
Al parecer, se había dado cuenta que la llave de la atención de mi marido no va en el escote, sino que en la charla entretenida e inteligente.
“¡Me gustó que tu marido te llamara “Ruiseñor”!…” me dijo Susana, un poquito melancólica. “Apuesto que debe quererte mucho…”
“Me dice así porque según él, canto muy bonito… pero en realidad, no canto a menudo…”
Ella sonrió.
“Debe ser bonito tener a alguien que te conozca tan re bien…”
☺️
“¿Y por qué estás con Giacopo?” pregunté.
A ella le sorprendió mi pregunta.
“¡Mari, sólo fue un arranque de celos!” respondió, muy avergonzada, al entender lo que le decía. “Yo amo Giacopo… tal vez tanto, como vos amás a tu marido…”
Pero “Del dicho al hecho, hay mucho trecho…”
Y se notaba, porque mi marido, aunque se pone celoso, NUNCA me ha impedido que baile con otro hombre.
“¡Ruiseñor, mira!” me dijo de repente mi marido. “¡Hay luna!...”
Yo lo conozco y cuando él dice algo así, tiene un motivo…
“Chicas… ¿Les gustaría ver algo… cursi, pero romántico?”
Se rieron, pero “la curiosidad mató al gato”…
😊
Nos llevó al puerto que conecta a las otras islas, que estaba cerrado y con las luces apagadas.
Fuimos a un mirador un poquito más oscuro y ahí vimos lo que quería mostrarnos…
“Mis viejos le decían “Caminito de Luna”… porque claro, es obvio…”
😍 😍
Las 3 debimos sentirnos igual.
La luz de luna, blanca, se trazaba en un caminito plateado sobre el mar. Se veía bonito…
Y muy, muy romántico…
<3<3<3
❤️ ❤️ ❤️ ❤️ ❤️
“Aquí, o faltan minos… o sobran minas…” bromeó Nery.
“¡Ya sé!… ¡Podemos hacer un arreglo!…” sugerí yo.
Ellas se rieron…
Pero solamente mi marido creyó que no bromeaba.
😭 T-T
Llegamos al hostal donde se hospedaban.
“Entonces… yo me quedo en el Nº 5…” nos dijo Nery, mirando especialmente a mi marido. “Y pueden venir cuando quieran…”
Mi marido acarició con ternura la mejilla de Susi.
“¿Te sientes mejor?”
“¡Si, no te preocupés!” respondió roja, como tomate.
“¡Discúlpame!”
“¡No tenés que disculparte, pibe!”
😈
Esa noche, era Nery la de los pucheros…
“¡Vos sos especial!” dijo Susi, antes de darle el beso de despedida…
💕 💕 💕 💕


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1 comentario - Siete por siete (75): El sueño del pibe (IV)

pepeluchelopez
Lindo paseo y el tipo celoso cornudo en potencia jeje
metalchono
Amigo, cornudo y EX- novio en potencia, jajaja