Que esconden las veteranas

Este relato es una de las primeras veces que termine haciéndole al amor a una de mis clientas. Claro que no fue la última.

Me llamo Guille y trabajo como personal trainner. Aunque jamás pensé que realmente pasaría, la primera vez que le tome la mano supe que la veterana era bastante putita.

Ella es Doctora, la llamaremos Noemí. Era el profe de un grupo de entrenamiento en Palermo. Luego de varios meses de clase por motivos laborales decidí dedicarme a las clases personalizadas. Noemí fue una de mis primeros clientes en tomar mi servicio. Viuda contando alrededor de sesenta años, gaza de una figura juvenil y unos modales de señorita refinada. Las clases que en principio eran en un parque luego comenzaron a ser en su domicilio y cada vez que finalizando llegaba el momento de los estiramientos, en el cual ella debía, tendida en el suelo entregarse relajadamente para que mis musculosos brazos hicieran con sus piernas diferentes posturas a fin de estirar todos los grupos musculares; sentía que entraba en juego algo más que la simple relación profesional. Con el paso de las clases comencé a calentarme y me costaba disimular la erección que se me producía cada vez que tenia por ejemplo su pierna apoyada sobre mi hombro, pues para el estiramiento de la musculatura de la parte posterior de la pierna ella debía estar tendida boca arriba y arrodillado colocaba su tobillo sobre mi hombro de modo tal que queda prácticamente entre sus piernas; en ciertas ocasiones la mira cerrar sus ojos y en su cara se expresaba un deseo mezclado con satisfacción que me producía una calentura enorme.

Con intención de ver si mi corazonada era real o fantasía mía, tome la decisión de hacer una clase exclusiva de estiramiento y fue en aquella ocasión en que por primera vez roce sutilmente su entrepierna con mi pene que claro estaba erecto; no gozo de un gran pene lo normal pero el grosor y la firmeza que adquiere cuando se me para es realmente tentadora o al menos eso me han dicho todos los que lo han conocido; Al ver que ella parecía disfrutar decidí ir un poquito mas allá y en una de las posturas con la excusa de estirar músculos de la cadera apoye mi pene directamente en su entrepierna.

Hay que aclarar que ella terminaba las clases transpirada y su calza siempre se mojaba en la entrepierna nunca supe si mojaba más por la calentura o por el sudor.

Así comenzó una relación que aun día dura.

-Guille...!!!
Dijo con una voz de nena y sin hacer pausa pregunto.
-¿que tenés ahí?

Yo sonreí, le pedí disculpas y dije:
-es que me haces calentar.

-pero como, soy una vieja.
Retruco

-creo que sos una mujer muy linda.
Dije mientras comenzaba a franelearle mi pene con ropa y todo sobre su pubis.

-mmm...
Respondió ella.

Honestamente estaba tan caliente que poco recuerdo de como salimos de la sala y como nos quitamos la ropa. Pero el placer de tenerla a caballito mío en su cama fue tal que mientras les escribo esto tengo una erección.

Al vaivén de mis empujones hacia arriba y los lados ella apoya su dedo índice sobre sus labios y me mira con una expresión de incredulidad mientras decía:

Si... Si! si... si!
Me causa tal calentura ese recuerdo. Expresaba tanto placer su si... supongo que fue el morbo de la diferencia de edad que nos hizo gozar tanto ese momento.

Desde aquella vez fueron muchas otras las que terminamos enredados.
Y desde aquélla vez también, cada vez que veo una veterana del alrededor de sesenta pirulos pienso que tal vez la vejes este muy desestimada.

Espero les haya gustado el relato.
Hay algunas otras historias que les contare si quieren claro. Háganmelo saber para así poder motivarme, a veces falta el tiempo para estas cosillas.

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