la flor artificial

Capitulo 4: Ocaso

Entraba el invierno predominante en mi vida, no era simbólico, y aun con mi alegría de haber conseguido un trabajo rentable en una cadena de supermercados, algo me empezó a faltar, mi flor.
Y un día a la tarde ya dejó de ir a la florería el cual era su labor, su hogar abandonado quedó y ambas desaparecieron. Lo peor es que a donde podía ir, a quien recurrir, ni mi familia lo sabia.
Estaba destruido y temía lo peor, mi hija mi amor iba cada mediodía y llamaba cada día, me di cuenta y caí que en todo este tiempo no sabia nada de ella, no tenia un simple numero telefónico de otro lugar de su vida, no conocía a ningún familiar si lo tuviese, no sabia nada de nada.
Comencé a pensar inevitablemente casi como un deseo de autodestrucción el cual tan preocupado estaba. ¿me dejó?, huyo, encontró un mejor hombre, se fue con ella, me utilizó, la secuestraron no, porque nadie me ubicó, que sucedía.
Estuve con un fantasma, que me amó o eso sentí, quien me regaló el deseo, me dio una vida en mi vida, me enseñó a amar, me mostró que tanto puede gozar de la libertad una mujer, me enseñó a respetarla y valorarlas mucho mas.
Desencajado fui hasta su hogar y, esperando la soledad irrumpí en ella rompiendo la puerta, la cerré trabandola con una silla para que nadie notara al pasar. Todo estaba intacto como hacia mas de una semana, revolví sus pertenencias en busca de información, sus cuadernos, su agenda, todo.
Encontré su teléfono personal había quedado allí y entre su anotador estaba la dirección de Jazmin, el cual no hice mas que salir corriendo en su búsqueda.
sobre un camino de tierra en un barrio me metí en una calle cortada, llegue hasta la puerta blanca y toque su timbre. Apareció entre la cortina la imagen de una anciana que, sin mediar palabras al escuchar mi pronunciación ¿Jazmin? me hizo seña que fuera al pasillo de al lado.
Llegue con pasos alargados y rápidos a golpear una puerta oxidada. Se abre la puerta sin ver a nadie del otro lado. Vuelvo a preguntar su nombre y se asoma ella detrás de aquella puerta.
Estaba golpeada. con un leve moretón en su ojo izquierdo, me hace pasar. Me quedo atónito y le pregunto que le sucedía cuando, inmediatamente pregunte por mi amor. Lloriqueó y me dijo que la tenían, que por culpa de ella, sin saber, sin haberlo previsto, su antigua madama y su proxeneta en castigo por desatender y desobedecer una de las pautas que había logrado para su libertad, de no verse nunca mas con su amiga y compañera de cuarto.
Me dieron repulsivas ganas de devolver, llorar como un niño, sentir la impotencia en su plenitud, y un alarido de bronca también brotó de mi al preguntarle si ella la había delatado informando al delincuente el paradero y ubicación de mi amor. Pero me dijo que no
Me enfadé sintiendo que me mentía. estaba claro ella traiciono a Tatiana, de seguro por estar celosa de la hermosa vida que estaba formando conmigo, ella, ella le informo de su paradero al proxeneta. Pero me repitió que no.
Lo que me dijo a continuación me hizo sentir un niño de nuevo, inocente, crédulo, lo tuve delante de mis ojos siempre y no lo quise ver.
Tatiana, en forma de trato desde su libertad de la prostitución, debía presentarse cada mañana ante la madama como señal de no ausencia y así de preservar el silencio y la seguridad de esta red delictiva.
Cada mañana...
Cada mañana, cada mañana... (repetía absorto, asustado, ingrato,sintiéndome abusado de mi verdad y fe ante quien seria la madre de mi bebe) Jazmin en consuelo me abraza y delicadamente trata de besarme, lo hace pero me alejo, confundido, desorientado, abrumado, impreciso en poder elaborar una idea siquiera. salgo sintiéndome tan mal que caigo contra unos viejos tachos de basura y quedo tendido ali por un buen rato...

Pasaron cuatro meses de ausencia, me había despedido de mi trabajo por baja productividad, igualmente hice todo lo necesario para que me echaran, mi mente jamas estuvo allí. Tuve serios choques con mi familia y estuve ausente de cualquier actividad que cualquier joven pudiera ejercer. No había vida...

Estaba enloquecido, concurría a prostíbulos con plata que ahorré en mi poco tiempo de trabajo, plata robada a mi madre, y cosas que vendía de la casa. Pero no concurría por sexo, sino para encontrarla. y nada, y pasaban las semanas, meses.... y nada.

La primavera de 1989 me llegó con un estudio terciario el cual comencé a cursarlo para que mi madre pudiera acomodarme en un buen puesto en su trabajo. El colectivo tenia un recorrido de hora y media, desde balvanera, once, constitución y floresta.

Como contar aquel momento mientras circulábamos por constitución, yo de pie, con el micro lleno de pasajeros. Mis ojos persiguieron de pronto la silueta a la que estaban acostumbrados a observar, tan suave, tan cálida tan mujer... No era ella, pero si en realidad, no como la conocía sino arruinada, desollada. Era una mirada sin un alma aparente. Crucé a la gente que se habría camino sin entender y toque el timbre cuando el micro dejo atrás dos cuadras, cuyas cuadras las corrí de igual manera como lo había hecho de niño, aquella noche lluviosa cuando la conocí. corrí y sentí correr esa cuadra nuestra entre la lluvia intermitente que no me dejaba ver, y su mano extendiendomela para mi, y ahora al llegar, de pie, moribunda, tajeada, sus ojos apenas abiertos y su mal olor... era y no era ella.

Su rímel corrido de sus ojos al igual que su tinte labial, una marca en su cuello formando un aparente moretón próximo a salir, su ropa oscura y arrugada con tinte a sucio y desprolijo. Sus botas mosqueteras que no eran suyas, estaban rotas y descocidas... La aferro con mis manos ya que no podía ni besarla, me mira desorientada y balbuceaba como podía abonarle.

La llevo hasta una plaza y la siento el cual queda adormecida y yo con ella de igual manera...

Se despierta moviéndose de mi y yo la observo intranquila, le digo quien soy y que pasó pero su respuesta al igual que su rostro es frió, es irreverentemente frió. Me dice que volvió y que nada podrá cambiar en su vida. Le pregunto por nuestro embarazo y dice que lo perdió en una noche de sexo con un cliente. La agito del cuerpo con mis manos, le pregunto como dejó que eso sucediera. Llora y dice que no debí fijarme en alguien como ella, me dijo que me abre confundido por observar sus flores de Bach en mi vida, pero que ella estaba muy lejos de una existencia como esa... Entré en llanto y no pude resistirme al abrazarla pero se levantó y me dijo que esperaban por ella y que no podía cederme mas tiempo. Se alejó y volvió solo para pedirme como una ultima voluntad para conmigo que tire especialmente todas las margaritas de la florería que vendrían a desarmar de un momento al otro, ya que estas flores simbolizan el amor ideal, "y ello no existe" añadió, yéndose a pasos no muy firmes.

Fue la ultima vez que supe de ella, y con ella se fue algo de mi.


20 AÑOS DESPUÉS

Todo lo que les narré o quise echarlo a la luz como una mera forma de analizarme o tratar de hacerlo y reencarnar todo lo vivido en mi juventud, ya que lo que sucede en ese lapso de tiempo te marca y moldea en tu edad adulta, todo vino y brotó de repente en una tradicional confitería de "Los molinos" ubicada en la céntrica avenida corrientes, donde, tras el asedio de un amigo para recobrar el valor al amor (ya que tiempo después nunca pude idealizar con nadie una relación amorosa) me armo una encuentro con una distinguida mujer de clase media alta, cuya sonrisa me deslumbro en las fotos que mi amigo me paso. Era muy delicada (según me informaba a menudo) con un doctorado y muy eficaz en sus metas y con objetivos de vida muy claros. Por supuesto que todo ello me hizo abrir del picaporte de los molinos y emprender mi llegada hasta la mesa 17, (aun sin conocernos físicamente) a la cual llegué y me aguardaba ella donde en su peinado tenia emparchado una imprudente flor artificial de Chiffon. Ante el suceso de claustrofobia que había sentido en mi vida, observé distraído de nuevo aquel empalme imperfecto de vida y continué el rumbo hacia la rampa de salida.

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