Primavera del Deseo

Cierto día de primavera Salí a caminar por la costa puesto que comenzaba a repuntar una brisa de calor cálido primaveral, lo cual provocaba en mi cuerpo una sensación casi sexual, y me adentre hacia lo más recóndito de la maleza allá por lo más lejos de la gente, que se agolpaba ya en los alrededores. Recuerdo que llevaba puesto un pantalón corto y una sudadera ligera, en los pies, solo unas sandalias re cancheras. La cuestión comenzó a pocos paso del rio, cuando un perro se me acerco comenzó a encariñarse con mi pierna…intente sacarlo con varios trucos pero…no, estaba copado el maldito!!! Luego del bochornoso episodio, continúe m camino, pero esta vez, sentí que no estaba solo en mi paseo primaveral. Tuve la sensación de que por momentos alguien me seguía y que a cada minuto se acercaba más y más, hasta que su respiración susurraba en mis oídos como recostado en mi hombro y rozándome el cuello. Seguí caminado con la sensación orgásmica de quien se siente perseguido…de repente en una esquina, no pude más y pare…el lugar estaba puesto para que lo que se iba a dar se dé…puesto que vine a para justo a un callejón cerrado, y eso que aquí no abundan!! Jajaja. En fin, mire hacia todos lado y a nadie puede ver, baje la cabeza y resigne la idea de que alguien me seguía, esto es de película me repetí…y de repente, una sensación que me erizo toda la piel y me llego a latir el corazón a 200.000 por segundo…la casa de la misma? La mano de alguien puesta en mi cola. Mi mente decía date vuelta gil!! Pero el deseo fue más fuerte y cuando quise acordar, me empujo sobre la pared con las manos apoyadas en la misma. Luego me despojo suavemente de la sudadera y beso mi espalda hasta llegar a mi cintura…con sus dedos rodeando la misma, desabrocho el botón del short, bajo el cierre y me retiro la prenda…yo estaba en una nube y mi cuerpo no me respondía, solo hacía caso omiso al deseo hormonal que la brisa primaveral me imprimía. Sus manos tomaron mi suave y blanca cadera y la empujaron levemente hacia atrás. Su lengua, tibia y húmeda, roso lamiendo mi ano causando un estremecimiento bestial en mí. Ya la respiración era jadeo y más jadeo, para nosotros en ese momento, e mundo era nuestro, puesto que nadie más existía. Sus manos eran una caricia blanca al deseo, las misma separaban mis cantos mientras esa lengua maratonista lamia y lamia hasta dilatar de tal manera mi ano que la cereza del postre no se haría esperar…nunca olvidare la placentera sensación de una verga entrándome lentamente por la cola y rozándome el punto g de una manera casi gloriosa. Quede exhausto, no recuerdo bien en qué momento se fue, ni por donde…y hasta el día de hoy, me pregunto si fue real o una terrible imaginación del deseo.
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