Un sueño erótico

Yo a veces me temo que quizás fue todo un sueño, algo tan perfecto seguro solo puede pasar en una imaginación. Pero si fue un sueño, que no me despierten. Si fue mi imaginación desbocada, que no me hagan entrar en razón nunca, porque en lo que a mí concierne, ¡anoche estuviste fantástica! Y no es para menos. (¿Cómo es que las personas no mueren luego de experimentar un placer tan carnal? Digo, si nuestra condición humana nos ancla a la Tierra y a la muerte... ¿Cómo es que el placer no acelera nuestra afinidad por lo mortal? ) En fin.
Me gustó la parte en la que... bueno, ¡TODO!

Ese bravo deseo de voluptuosidad que se apoderó de mi la otra vez... Oh quiero volver a penetrarte como lo hice anoche. Pero ¿volveré a verte alguna vez?
Lo mejor será dejarlo así. Como el bello recuerdo. Como el cursi melodrama erótico de nuestras vidas.

Yo aun tengo el sabor de tus labios en los míos. Y eso me basta para seguir fantaseando en las noches.

Siento escalofríos.
Tus cabellos se erizaron, no lo dije, pero si lo noté. Y tus orejas se pusieron rojas, no lo mencioné tampoco porque no quería arruinar el momento pero si las vi. Y en ese momento, creo que te amé como más puede entender un chico enamoradizo.

Ah... ¿Qué estoy loco perdido y exagerando? ¿Drogado?
¡Bah!...
...Y?
Si así fuera...

Te digo de una vez: Más de una vez he estado ebrio, más de una vez he estado drogado y más de una vez me han llamado loco. Pero si esta es mi maldición, no me importa, porque el recuerdo vive más intensamente en mi, que en un cuerdo.
Fue algo muy mío, (muy nuestro si ya te estás acordando.)

Recuerdo tus pezones. Mi bella amante. Como se pusieron duros con solo acariciarlos a través de tu ropa. Temblabas por desabotonarte la blusa. Y yo babeaba quizás, aunque si fue así, no me di cuenta, porque estaba entretenido acariciando tu entrepierna.

Si. Lo admito. Me declaro culpable. Me gusta el romance. Pero la verdad prefiero la pasión y pronunciar las palabras que solo se aprecian durante ciertos efectos mentales.

¡Te penetré! No lo olvides. Yo a ti...
Es decir: ...Yooo
¡A ti!

Fuimos como animales en celo. Tu eras la hembra apetecida, y yo el ganón que la abrió de piernas.

Tu vagina estaba deliciosa. Tus labios dilatados y humectados. Y en mi pantalón, en sus efectos simbióticos. Algo pulsaba, algo crecía, algo estaba caliente y deseoso por probar el manjar que tanto le provocaba, por entrar a esa zona tan prohibida.

En resumen: Todo estaba listo para el acto amoroso.
Y sin detenernos a pensarlo dimos rienda suelta a nuestros impulsos.

¡Cogimos!

Con esa endiablada ansiedad de adolescente. Con esa frenética locura la juventud. Mis testículos chocaban contra tu trasero y Ahhh... Mis gemidos y tus gritos. Mis dedos y tus senos. Solo faltó que hicieras la marca de tu mano en el vaho del vidrio empañado para que yo pudiera tener una prueba.
Pero bueno, supongo que no se puede tener todo en la vida.

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