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Brandi 16

Después de terminar la jornada de trabajo y mientras se dirigía hacia su casa, Frank no podía dejar de pensar en la hija de Alan, y comprobar cómo su propio padre la follaba con completa naturalidad y complacencia de su hija. Era sorprendente y chocante. Frank pensó entonces en su propia hija, Carrie. Su hija era también una encantadora jovencita con un cuerpo hermoso y deslumbrante. Fantaseó con la posibilidad de follarse a su propia hija y se excitó por ello. Envidiaba a Alan por la gran suerte que tenía de poder joderse a su hija. Su mujer, Sara, le recibió con un beso al llegar a casa. Frank miró hacia la sala de estar. Su hija, Carrie, se encontraba allí, acomodada en el sofá, y lejos de imaginarse los obscenos pensamientos que circulaban por la mente de su padre.

- Hola, hija. -

Hola, papá. -

Frank entró en la sala de estar y se acercó a su hija, sentándose a su lado. Carrie leía una intranscendente revista. Frank observó a su hija. Carrie vestía unos shorts que dejaban contemplar sus hermosas y esbeltas piernas. Su blusa ajustada a su cuerpo evidenciaba la rotundidad y turgencia de sus tetas.

- ¿ Qué lees hija ? -

- Nada, papá, solo es una revista. -

- ¿ Has tenido un buen día en el instituto? -

- Bueno, como siempre, papá. Hay algunas clases que son tan aburridas. Se acercan los primeros parciales, papá, así que tendré que estudiar un montón. Sabes, papá, me gustaría empezar ya a trabajar. ¿ Por qué no me das empleo en tu empresa ? -

- Hija, todavía eres joven y estás en edad de estudiar. Ya tendrás tiempo de trabajar, hija. -

- ¿ Papá, tu crees que soy bonita ? -

- Claro, hija. Eres una joven preciosa. ¿ Por qué me preguntas eso, hija ? -

- No sé, ya tengo dieciocho años y los chicos empiezan a tontear conmigo más ahora. -

- Vaya, hija, bueno, no me sorprende que los chicos se interesen por ti, Carrie. Tengo una hija muy guapa. Precisamente conocí a tu madre cuando tenía tu misma edad, sabes. Cuando te veo me recuerdas mucho a tu madre cuando tenía tu edad, hija. -

- ¿ Mamá era muy guapa, papá ? -

- Claro que sí, hija. Y tú has salido a ella, hija. -

- Bueno, papá, voy a tomarme un baño. -

- ¿ Quieres que papá te frote la espalda, hija ? -

- ¡ Papá, qué dices ! -

Sara ya había marchado. Aquella noche tenía que trabajar en el hospital en el turno de noche. Frank se encontraba sólo con su hija. Frank no acertaba a comprender cómo se había atrevido a ofrecerse a frotar la espalda a su hija. Y ahora no sabía como justificar su osadía

- Bueno, hija, cuando eras pequeña, era papá quien te bañaba todos los días. -

- Pero, papá, ahora ya soy toda una mujercita. No sé, supongo que me daría vergüenza, papá, que me vieras desnuda. ¡ Cómo eres papá ! -

- Bueno, soy tu padre, Carrie. Creo que no debería darte vergüenza. -

- No sé, papá. No seas tonto. -

Carrie se levantó y se dirigió hacia el cuarto de baño donde se aprestó a tomar una ducha. Se desnudó en silencio, quitándose una tras otra las prendas que cubría su mórbido cuerpo. Tras desnudar su cuerpo, Carrie se miró al espejo. Miró sus exuberantes tetas que se las cogió con ámbas manos de forma seductora. Carrie estaba orgullosa de su cuerpo, era consciente que su cuerpo despertaba deseos obscenos en sus compañeros y amigos de clase. Su cuerpo era realmente apetecible. Un torrente de delicia invadió su cuerpo cuando el agua disparada por la ducha, mojaba su cuerpo desnudo y provocaba el ardor en su cuerpo. Tomó una esponja y jabón y la extendió por todo su cuerpo, de forma acariciante, enjabonando sus grandes tetas, su vientre y su entrepierna. Estaba excitada. Se frotó el coño con entusiasmo. Por unos instantes deseaba que su padre estuviera alli, que la contemplara totalmente desnuda, que disfrutara viendo su cuerpo desnudo, que se sintiera atraido por su magnetismo. Carrie, confiada y entusiasta, se atrevió a llamar a su padre.

- Papá, puedes venir un momento. -

Frank apenas sentía la voz de su hija debido al ruido que hacía la ducha, pero después que Carrie cerrara el grifo y tras su insistencia, escuchó la voz de su hija Carrie. Frank fue a su encuentro. Se situó al pie de la puerta del cuarto de baño.

- Dime, hija, ¿ qué quieres ? -

- Sí, papá, ¿ podrías entrar y frotarme la espalda, papá ? -

- Bueno, hija, no te dará vergüenza que te vea desnuda. -

- Venga, papá, entra. Supongo que tienes razón. Eres mi padre, no pasa nada. Cuando era pequeña ya me bañabas tú. -

Frank, nervioso, entró en el cuarto baño. Comprobó que su hija no escondía su desnudez y se encontraba de pie dentro de la bañera y frente a él mirándole. Miró las tetas de su hija, grandes y firmes, cubiertas de abundante espuma, y apuntando sus pezones hacia él, desafiantes. Cuando miró el coño de su hija se emocionó, su vello púbico lleno de espuma rezumante le provocaba una sensación extraña y mágica.

- Hola, papá, -

- Vaya, hija, estás hecha toda una mujer, sabes. Ya no puedo decir que eres mi pequeña niña. No puedo creer que mi pequeña se haya desarrollado tanto. -

- Bueno, papá, ya soy una mujer. -

- Ya lo creo, hija. -

Frank se acercó al borde de la bañera sin dejar de mirar el cuerpo desnudo de su hija Carrie, que sonriente continuaba extendiendo abundante jabon por su cuerpo desnudo, sin importarle que su padre la viera desnuda. Con naturalidad y sensualidad, Carrie, recorría cada rincón de su mórbido cuerpo con la ayuda de su esponja, chorreante de jabón, y al mismo tiempo sonreía a su padre con dulzura.

- Ya no te vergüenza, hija, que esté aquí presente tu padre. -

- Bueno, papá, es como dices soy tu hija y tú mi padre. No hay nada malo en ello. Aunque, no sé, no creo que mis amigas le enseñen el cuerpo desnudo a su padre con tanta naturalidad. -

- Lo cierto, hija, es que estoy conmovido. Claro, hija, supongo que la última vez que te vi desnuda tendrías poco más de seis años, y ahora tienes quince. Han pasado unos cuantos años, y has hecho un buen cambio, hija. -

- Claro, papá, ya soy toda una mujer. Ves, papá, mira mis tetas. Son grandes y bien firmes, verdad. A los chicos le gustan mucho mis grandes tetas, papá. -

- Sí, hija, tienes unas tetas muy grandes. -

Frank, dada la serenidad y sencillez que mostraba su hija, se atrevió a alargar su mano derecha y manosear las tetas de su hija con complacencia, frotándolas con entusiasmo, y a continuación ayudándose de ámbas manos tomó las tetas de su hija y las juntó con regocijo. Carrie asistía entre divertida y sorprendida por el descaro de su padre. Pero sentir las propias manos de su padre sobando y apretujando sus tetas le hacía mucha gracia.

- Vaya, papá, ¡ qué manera de tocarme las tetas ! No tengo claro si esas son formas de manosear las tetas de un padre a una hija. -

- Perdona, hija, no he podido resistirme a manosearte las tetas. -

- Puedes tocármelas, claro, papá. Eres mi padre y puedes hacerlo. -

- ¿ No te importa, hija, que tu padre te manosee ? -

- No, papá, claro que no. Me gusta, papá. -

- Sabes, hija, siempre me han encantado las jovencitas. Por supuesto quiero a tu madre, pero me resulta resistirme a jovencitas como tú. -

Carrie se volvió y ofreció a su padre la contemplación de su hermoso y rotundo culo. Frank lo miró con deseo y le propinó una cariñosa palmada, que complació a su hija. Luego, Frank, se dispuso a pasar la esponja con abundante espuma por la espalda de su hija, comenzando por sus hombros, mientras su mano libre descansaba acariciante sobre uno de los muslos de su hija.

- Ay, papá, me gusta que me laves. Me tendrías que lavar más a menudo. Me siento una hija protegida y mimada por su padre. -

- Bueno, hija, yo te puedo lavar siempre que tú quieras. -

Carrie ahora ofrecía la parte frontal de su cuerpo, y su padre se aprestó a continuar frotando su delicado vientre, jugando con su ombligo, y pronto se animó a frotar las tetas de su hija. Carrie lo esperaba y lo deseaba. Frank estaba entusiasmado por la frescura que mostraba su hija, y con osadía llevó su mano derecha hacia el coño de su hija. Carrie se estremeció emocionada.

- Vaya, papá, me estás tocando el coño. No sé si está bien que un padre le frote el chocho a su propia hija. -

- Sabes, hija, creo que entre nosotros debería existir un mayor grado de vínculo. Un padre y una hija deben conectar más, demostrar con más naturalidad y franqueza sus sentimientos. -

- No sé, papá, ¿ qué quieres decir ? Yo te quiero mucho. Eres mi padre favorito. -

- No sé, hija, lo que quiero decir es que tengo la suerte de tener una hija muy hermosa y atractiva, y me gustaría que entre nosotros existiera algo más. Y, bueno, me gustaría aprovecharme de ti, hija, manosearte toda e, incluso, ¿ por qué no ?, también me gustaría follarte, hija. -

- Pero, papá, no sé. Suena muy fuerte que un padre se folle a su hija. No sé, eres mi padre. Un padre no se puede follar a su hija, papá. Sería indecente. -

- Hija, no sé, me gustaría follarte, sabes. No creo que sea tan malo, sería un acto de cariño entre un padre y una hija. -

- Papá, no puedes follarme. Soy tu propia hija. Es incesto y pecado. -

Frank lavaba a su hija con total desparpajo y frescura, llevaba la esponja por todo su ansiado cuerpo, con desfachatez, frotando sus exuberantes tetas, su apetitoso culo, su deseado coño, mientras sus manos también recorrían acariciantes su desnudo cuerpo.

- Bueno, hija, me encanta manosearte toda. -

- Ya veo, papá. -

- Sabes, hija, en la empresa trabaja un empleado que acostumbra a follarse a su propia hija. Cuando me lo dijo no daba crédito y por eso pensé que sería buena idea proponer lo mismo a mi hija, Carrie. -

- Papá, no seas pesado. Cometerías incesto si me follases, papá. Es pecado. Si esa chica permite a su padre que la folle debe ser una guarra. -

- Está bien, hija, no insistiré. Y bueno, dime, ¿ qué tal con tu novio, Robert ? -

- Ya veo, tú lo que quieres saber es si mi novio ya me ha follado. Pues, sí, me ha follado. Bueno, de hecho, hace una semana que me jodió por primera vez. Claro que ahora me folla todos los días. -

- Vaya, hija. -

- Sí, papá, y fue maravilloso. Yo estaba deseando que Robert me pidiera que quería follarme, pero no se decidía. Hasta la semana pasada que estando en su casa y después de beber un poquito no excitamos y bueno, acabó follándome. Nunca antes había visto un chico totalmente desnudo y cuando vi la polla de mi novio me quedé impresionada, papá. Me pidió que se la chupara, papá. Al principio me sentía rara con aquella polla dentro de mi boca, sentir sus palpitaciones, pero luego me encantó chuparla, y besuquearla. -

- Mira que bien, hija. -

- Sí, papá. Y cuando me folló me sentí en el paraíso, sentir aquella polla penetrando mi coño, papá. Me folló en diversas posiciones durante un buen rato. Mi novio me follaba sin parar. Y lo más fuerte fue que antes de acabar, llegaron a casa su hermana Pam y una amiga de ella. Me quedé helada cuando su hermana Pam abrió la puerta de la habitación y nos pilló follando. Lo gracioso era que Pam no se sorprendió en absoluto. No era la primera vez que Robert se traía alguna novia a casa y la follaba sin necesidad de estar solos en casa. Y lo mismo sucedía con Pam. Había follado con algún chico sin importarle que su hermano estuviera en casa. -

- ¡ Mira qué modernos ! -

- Todavía me acuerdo y me hace gracia. -

Carrie recuerda que le chupaba la polla a su novio justo en el instante que la puerta se abrió e hizo aparición, Pam, la hermana de su novio y una amiga. Carrie, desconcertada, cesó unos instantes su labor y giró su rostro hacia la de Pam.

-Vaya, perdona, hermano. No sabía que estabas ocupado. Nada, marcho. Podeis continuar. -

Pam, divertida, marchó en seguida. Frank tranquilizó a Carrie y la animó a que continuara comiéndole la polla.

- Carrie, no te preocupes por que mi hermana se encuentre en casa. Hay confianza entre mi hermana y yo. No es la primera vez que follo a una chica en presencia de mi hermana, o que mi hermana está follando mientras yo estoy viendo una película tranquilamente. Así que, puedes seguir comiéndome la polla, Carrie. -

- Vaya, Robert, resulta chocante comerte la polla sabiendo que tu hermana se encuentra en la habitación de al lado.

Carrie, confiada, continuó mamando la polla de su novio. Pronto, su novio se corrió y arrojó abundante semen en su boca, que Carrie, emocionada, trató de tragarse. Era la primera vez que probaba el sabor del semen y se sentia muy emocionada y ante los deseos de su novio trató de no desperdiciar una gota.

- Sí, Carrie, trágate todo mi semen, hasta la última gota. Quiero que te tragues mi semen. -

- Robert, tengo la boca llena de semen. Espero no sentir náuseas. Tu semen está caliente y pringoso. Esta bueno. -

- Ven, te voy a presentar a mi hermana Pam. -

- Vale, pero no nos vestimos. -

- No te preocupes, Carrie. Mi hermana está muy acostumbrada a verme desnudo. No pasa nada. -

Carrie pudo comprobar la naturalidad que mostraba Pam al ver a su hermano Robert totalmente desnudo. Ni siquiera Carrie pudo limpiarse la boca, y todavía la comisura de sus labios presentaban restos de semen.

- Pam, te presento a Carrie, mi novia. Te he hablado de ella. Esta tarde ha sido la primera vez que me la he follado. -

- Hola, Pam. -

- Hola, Carrie. No te preocupes por mi presencia. Mi hermano y yo tenemos mucha confianza con estas cosas. Además, entre nosotras, a mi hermano le encanta pasearse desnudo por la casa en mi presencia. Mi hermano está muy orgulloso de su polla y le encanta enseñarmela. Mi hermano tiene una buena polla. En el fondo lo que le encanta es provocarme, excitarme a mi, que soy su propia hermana
- Ya, Pam. También le puedes contar a Carrie aquella noche que fuistes a mi habitación y ni corta ni perezosa te pusistes a chuparme la polla. -

- ¡ Tu hermana Pam te chupó la polla, Robert ! -

- Sí, Carrie. Desde entonces mi hermana Pam me ha chupado la polla en numerosas ocasiones. -

- ¡ Ostras, no puedo creerlo ! -

- Bueno, Carrie, es cierto. Le he chupado la polla a mi hermano. Es que resulta muy emocionante y enternecedor saber que le estás chupando la polla a tu propio hermano. Y a mi me encanta tanto chupar pollas. Me había acostumbrado tanto a ver la polla empinada de mi hermano que me moría de ganas y ansiedad de comérmela. -

- Mi hermana es una buena chupapollas. Y le encanta tragarse hasta la última gota de mi leche. -

- Me sorprende un montón que siendo hermanos lleguéis a hacer estas cosas. Suena tan indecente. Y bueno, Robert, ¿ también te has follado a tu hermana ? -

- Bueno, mi hermana se resiste a ello. Se lo he propuesto algunas veces pero siempre se ha negado. Lo cierto es que no lo entiendo. Le encanta comerme la polla y tragarse todo mi semen, pero se niega a que me la folle. No lo entiendo. -

- Es que, hermano, follar ya me parece un tema más delicado. No podemos olvidar que somos hermanos, y no estaría bien. No sé, quizás algun día te deje que me folles, hermano. Ven sientate aquí con nosotras. -

- Robert, entusiasta, se acomodó en el sofá justo en medio de su hermana Pam y su amiga Chris. Robert, completamente desnudo, disfrutaba pletórico ante la presencia de aquellas chicas que miraban su cuerpo con evidente deseo.

- Por cierto, hermano, te presento a Chris. Creo que no conoces a mi amiga Chris. -

- Pues no, Pam. Supongo que es una manera un poco extraña de que nos conozcamos. Yo aquí, desnudo, delante de vosotras. -

- Bueno, creo que sí, Robert. De todas maneras, es un placer conocerte. Estás muy bueno. De hecho, ya sabía que tu hermana Pam te chupaba la polla, sabes. Yo también mantengo relaciones sexuales con mi hermano, sabes. -

- De veras, Chris. -

- Sí, Robert. -

- Sí, pero yo sí que consiento a mi hermano que me folle. No me conformo tan solo con chuparle la polla. Mi hermano es un encanto y le fascina tanto joderme, que siempre estoy dispuesta para que me folle, sabes. Creo que soy una buena hermana. -

- Estás muy buena, Chris. -

- Gracias, Robert. Eres muy amable. Tú también estás muy bueno y tienes una polla muy hermosa. Bueno, me encantaría pasar la tarde con vosotros, chicos, pero me tengo que ir. Le prometí a mi hermano que le acompañaría a hacer unas compras. -

Frank había asistido en silencio y atento el excitante relato de su hija Carrie, sin dejar de sobar su mojado cuerpo con ternura y dulzura.

- Bueno, hija, me has excitado con tu relato, sabes. Me muero de deseo por que me dejes follarte, hija. -

- Ay, papá, es una idea disparatada. -

- Bueno, hija, al menos me dejarás compartir la bañera contigo. -

- ¿ Vas a desnudarte, papá ? -

- Claro, hija. Todavía me conservo bastante bien, eh. -

Frank, excitado, comenzó a desvertirse, deseaba comprobar la reacción de su hija cuando contemplara la polla de su propio padre. Le excitaba aquella idea. En seguida Frank se desnudó por completo. Raudo se introdujo en la bañera. Su hija, divertida, dirigió la ducha contra el cuerpo de su padre. La polla de Frank, enardecida, demostraba el grado intenso de excitación que le provocaba encontrarse desnudo compartiendo la ducha con su hija. Carrie miró con atención y sin timidez la polla de su padre y se emocionó. Resultaba muy conmovedor poder ver la polla de su padre. Carrie, cariñosa, tomó la esponja en su mano y comenzó a lavar a su padre. Carrie se mostraba juguetona. Su padre, al mismo tiempo que Carrie extendía la esponja chorreante de jabón por su cuerpo, no dejaba de manosearla, sobar sus grandes y resbaladizas tetas.

- Papá, la verdad es que te conservas muy bien, sabes. -

- Ya te lo dije, hija. Todavía estoy en forma. -

- Tiene gracia, papá. Estás totalmente desnudo en mi presencia. No veas, papá, tienes la polla cantidad de tiesa y empinada. -

- Hija, tú eres la culpable. -

Frank, inconsciente, se abrazó a su hija con pasión, sintiendo cómo las poderosas tetas de su hija se aplastaban contra su pecho y cómo su empinada polla pugnaba contra el vientre de su hija. Besó su boca con pasión. Su hija no opuso resistencia.

- Hija, por favor, déjame follarte. Quiero follarte, hija. -

Esta vez Carrie, comprensiva y consentidora, no podía negarse a los legítimos deseos de su padre. Su padre deseaba follarla y ella estaba dispuesta a que su padre viera complacido el sueño de poder joderse a su propia hija. Frank tomó a su hija Carrie en sus brazos y la llevó a su dormitorio. Carrie miraba a su padre con ternura y cariño. Carrie comprendía finalmente que sería un acto de amor de hija hacia su padre permitir que la follara. Frank tendió el mórbido cuerpo desnudo de su hija sobre la cama, miró su rostro hermoso y cándido, y la volvió a besar en los labios. Durante los siguientes instantes juntaron sus cuerpos con pasión, abrazándose y frotándose sus anhelantes cuerpos. Frank sentía escalofríos y espasmos al sentir el calor que irradiaba el cuerpo desnudo de su hija, su respiración jadeante. Su hija se mostraba tan cariñosa y mimosa. Y por eso, Carrie, se aprestó a comer la polla de su padre. El momento cuando su hija capturó con la boca su polla fue mágico e indescriptible. Su propia hija le estaba chupando la polla. Y, mimosa, Carrie no dejaba de mirar a los ojos de su padre mientras le mamaba la polla.

- Papá, espero que te guste cómo mamo tu polla. Yo lo hago con todo mi cariño, papá. -

- Hija, eres un encanto. Chúpame la polla. -

- Sí, papá. -

La insaciable lengua de Carrie recorría cada milímetro de la excitada polla de su padre, mojándola con su delirante saliva, y sus labios apretaban su polla con pasión. Y con gran disposición lograba tragarse practicamente entera la polla de su padre. Pronto Frank pidió a su hija que se sentara sobre su entrepierna. Deseaba con ansiedad sentir el momento mágico en que su polla penetrara el joven y jugoso coño de su hija. Ese momento llegó a continuación. Los ojos de Frank brillaron con emoción. Sentía cómo su polla se deslizaba en el interior de su hija, cómo penetraba el coño de su hija, que acompañaba con el frenético vaivén de sus caderas y el excitante balanceo de sus turgentes tetas.

- Ay, papá, me estás follando. Sí, fóllame papá. Fóllame, fóllame, papá. -

- Hija, sí, te estoy follando. -

- ¡ Me siento tan buena hija, papá ! -

Después de unos minutos Carrie dejó de mover sus caderas y descansó su cuerpo sobre su padre, aplastando sus tetas contra él, y sin apartar la polla de su padre de su coño.

- Ay, papá, estoy emocionadísima. Quiero estar así unos instantes, sin apenas movernos, con tu polla, papá, dentro de mi coño. Estoy tan cachonda y tan contenta, papá. Me siento tan buena hija, papá. -

- Hija, este el el momento más excitante de mi vida. Siento mi polla dentro de tu coño y me conmueve, hija. -

- Sabes, papá, quiero que sepas que a partir de ahora me mostraré más cariñosa y consentiré sumisa tus deseos de abusar de mi. ¡ Cómo siento tu polla en mi coño, papá ! Es maravilloso, papá. ¡ Me siento tan buena hija, papá !

De pronto, un sentimiento de inquietud y nerviosismo se apoderó de ellos cuando, de repente, Sara, la esposa de Frank y madre de Carrie, apareció en el dormitorio. Finalmente su turno de trabajo fue cancelado y regresó a casa antes de tiempo. Sara se quedó perpleja mirando cómo su esposo se follaba a la hija de ámbos sin contemplaciones y con total desvergüenza e insolencia. Frank sintió que el horror se apoderaba de él. No podía encontrar las palabras precisas para justificar que se estaba follando a su propia hija. No tenía justificación alguna. Sara también se quedó absorta y atónita. Pero Sara era una mujer comprensiva. No quiso montar un escándalo y trató de comprender las razones de su marido para follarse a su hija.

- Vaya, marido, ¡ qúe sorpresa ! -

- Mujer, deja que te explique. -

- No te preocupes, Frank, no pasa nada. Bueno, hija, tu padre folla bien, eh. -

- Bueno, mamá. -

Sara, lejos de enfadarse, comenzó a desnudarse ante la sorpresa de su marido. Su cuerpo todavía se mantenía apetecible, sus formas rotundas y redondas todavía despertaban la líbido de su marido. Sus exuberantes tetas se mantenían firmes y desafiantes. Después de desnudarse, Sara se acercó a la cama y se apresuró a juguetear con los cojones de su marido, mientras éste reiniciaba el acto sexual con su hija. Ahora Frank follaba a su hija Carrie con mayor entusiasmo y fervor, dada la sorprendente aceptación del hecho que demostraba su esposa. Incomprensiblemente su esposa consentía que se follara a su hija. Cuando Frank comprendió que estaba a punto de correrse, rogó a su hija que volviera a chuparle la polla. Esta vez su hija Carrie y su esposa Sara compartieron al mismo tiempo su polla. Carrie y su madre, al mismo tiempo, chupaban la polla de Frank. Mientras Carrie mamaba la polla de su padre, Sara mordisqueaba sus cojones. Y a continuación cambiaban sus papeles. Finalmente Frank se corrió. Un torrente de semen recorrió las bocas ansiosas de su hija Carrie y de su esposa Sara, que se disputaban y compartían el semen de Frank. Carrie logró tragarse un buen chorro de semen que luego compartió con su madre tras besarse en la boca. Frank se encontraba totalmente alucinado y exhausto. Era el mejor momento de su vida. Se había follado a su hija en presencia de su mujer y había repartido su semen entre las dos mujeres que más quería: su hija y su esposa.

- Ay, mamá, estoy tan sorprendida de todo. Estoy tan contenta. En un principio cuando papá me comentó que deseaba follarme, me quedé helada, mamá, pero ahora, estoy totalmente encantada y dispuesta a consentir que papá me folle cada vez que le apetezca. Me encanta que me folle papá. La mejor manera que tiene una hija de demostrar el cariño por su padre, es dejar a su padre que la folle.

- Bueno, hija, yo también estoy impresionada. Me sorprendió al veros, pero, bueno, entiendo que debe ser estupendo para tu padre poder follarse a su hija. Así que ya sabes, marido, si deseas follarte a Carrie, yo te lo consiento.

- Gracias, Sara. Es que follarme a mi hija me quitaba el sueño durante estos días. -

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