Un cuento de fútbol

LA FANTASIA DEL NUEVE


En una ignota liga regional del interior del país se estaba jugando el clásico del fútbol local. El árbitro muy permisivo con los dueños de casa, tenía una actitud claramente localista, lo cual ofuscaba cada vez más a jugadores e hinchada visitante. El resultado era un duro y trabado cero a cero. Recién comenzaba la segunda etapa cuando el nueve visitante ingresó al área con pelota dominada y en el momento preciso en que se disponía a fusilar sin clemencia al arquero, el rústico stopper local lo barrió llevándose por delante pelota y pierna. Quedó tendido el goleador esperando oir el pitazo que decretaba penal... pero no:
- ¡Siga, siga!
- ¡Referí la concha de tu hermana! Fue foul ¡La concha de tu hermanaaaa!
La pelota termina de ser rechazada y se pierde en el lateral. El juez llama al nueve y le muestra la roja: expulsado por insulto al árbitro.
Después de insultar nuevamente al referí de arriba a abajo, el nueve se retira del campo de juego entre los silbidos locales, los insultos de su gente y repitiendo por lo bajo:
- Referí... la concha de tu hermana... la concha de tu hermana...
En lugar de dirigirse al banco de suplentes para ver lo que queda de partido, el expulsado nueve va directo al vestuario con intenciones de una buena ducha fría para sacarse la calentura. No soporta el calor, la transpiración. Baja los escalones y tira la camiseta al suelo. Se saca las canilleras, los botines, las medias, el pantalón. Abre la llave de agua, se saca el slip y se coloca una dosis de champú en su enrulada y húmeda cabellera. Está solo en los vestuarios, aunque le parece oir la puerta abrirse. "Debe ser el aguatero que vino a llenar el bidón", piensa. Minutos más tarde sale de la ducha y se dispone a vestirse.
Una voz suena a sus espaldas:
- Hola.
Es una chica de unos 22 años, bellísima. Vestida con remera deportiva, calzas y zapatillas. El pelo sujeto con vincha.
- ¿Eh, pero... vos quién sos... cómo entraste, qué haces acá?
- Entré por la puerta, vos me invocaste y soy... la hermana del árbitro.
- Explicame: ¿cómo es eso que sos la hermana del árbitro y que yo te invoqué?
- Cuando te expulsaron no dejaste de repetir: "Referí la concha de tu hermana...", y bueno yo soy la hermana del referí y vengo a entregarte mi concha.
- Pe pe pero... acá... alguien puede venir... podriamos ir a otro lado... o sea... no te parece?
- No te preocupes, vos estás ya desnudo y al partido le falta todavía media hora. Tenemos tiempo. Además no va a entrar nadie, ya me aseguré de trancar la puerta.
Y el nueve dio rienda suelta a su instinto goleador. La hermana del árbitro no tardó en estar completamente desnuda a su entera disposición. Esas tetas bien firmes, el culo bien parado y sobre todo esa concha, la concha de la hermana del árbitro. Como buen nueve, se supo entender de maravillas con el siete (de ella), ademas del 69 y toda la lujuria imaginable. Todas las posiciones. Goleada perfecta del nueve, le llenó la canasta. Y la estocada final fue en su cara y sus tetas.
- Uy te salpicó la leche por todos lados, ahí está la ducha. Entrá despacito que está fría.
- Bueno gracias, hoy te llevás un diez en calificación, nueve.
- Yo salgo, me voy a ver los últimos minutos. Nos vemos afuera.
El nueve sube los escalones y se dirige al banco de suplentes. El DT acaba de hacer el último cambio.
Le pregunta al aguatero:
- ¿Cómo va el partido?
- ¿Qué, no te enteraste. Dónde estabas? ¡Vamos goleando 3 a 0! Y con uno menos, porque te hiciste expulsar, pelotudo. Menos mal que abriste la puerta del vestuario, tengo que cargar más agua.
- Esperá, no vayas. Es que... hay una chica en el vestuario y se está duchando.
- Estás delirando, qué bicho te habrá picado. Yo tengo que buscar agua.
El aguatero se mete en el vestuario y a los 2 minutos regresa con el bidón lleno.
- Che, nueve. Habías sido pajero, eh. Dejaste las paredes todas salpicadas, ¿cuántas pajas te hiciste?
FIN



Cuento ideado por mi, ojalá les guste. Besos.

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