La mala pata

Se suele hablar del estrabismo de Venus, como una pequeña desviación de un ojo, que en una mujer hace exótico su rostro, y mucho más si su cuerpo es espectacular.
Cuando conocí a Verónica supe enseguida que era bizca. Pero mi reputa manera de bien hablar le dije que tenía estrabismo de Venus, ya que si bien la cara era extraña, la guacha tenía un cuerpo de las mil putas.
Por un tiempo vio en mí a un novio, no a un tipo que le quería romper el orto. Se ponía pesada, era suave y cariñosa conmigo. Es decir todas esas cosas que a los jóvenes nos rompe las pelotas.
Salimos a bailar, a tomar café, al cine, a comer pizza, y ni una tocadita, solamente me sacaba un tema para sostener charla. Decía que era un tipo magnifico y que disfrutaba con los diálogos.
Yo le miraba las tetas y el orto y pensaba que en veinteuñas, no tendría que verle lo bizca que era, así que un buen polvo se lo podía echar.
Un día veníamos de Plaza Artigas caminando por Rivadavia camino al parque Lezica. Yo me puse en boludo y hacer bromas ya que descartaba que esta mina fuera a dejarse tocar.
Serio y tajante le hacía bromas, que ahora que paso todo, supongo que no se daba cuenta que eran bromas y pensaba que hablaba en serio.
En un momento, estando sentados en el parque Rivadavia entre libros y librerías, la vi ponerse nerviosa y me dijo, vamos algún lado y cógeme, tengo miedo de que no vuelvas más a verme.
Cogerla, siiiii, vamos, vamos pensé.
Fui a un telo de la calle Doblas, por ahí, que tenía crédito, y me metí. Digo me metí, porque no sabía con quién me metía.
La bizca era bizca pero no pelotuda y sinceramente los hombres se le acercaban rechazando su estrabismo y haciendo halagos a su cuerpo en busca de un objetivo e irse.
Diré además que cuando se dio cuenta que se iban, aprendió todas las malas artes, algunas más de las que yo conocía y creyéndome un pija bárbaro.
Repito, por suerte tenia crédito y leche en los huevos porque cogimos tarde y noche. Ella me paseo por el camasutra urbano de las chicas de Flores. Realmente un bombón.
Pero lo extraño, lo realmente extraño, es que cuando estábamos por irnos recomenzó a chuparme la pija y con su mirada "ojito revoleao" seguía a mi glande como puntal de mi pija dura.
Me excito tanto la situación que le acabe en la cara.
Nos casamos en el registro Civil cercano a Rivadavia y Segurola, hoy es la madre de mis hijos, he sido realmente un boludo.



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