Decisiones - 1

Había ido a la universidad en el coche con mis dos hermanas, como desde hacía quince días. Lo primero que me dijo mi hermana mayor, de quien era el coche ese día, fue lo de siempre, que no me retrasara para regresar a casa porque no me esperarían, y por supuesto, que me largase en cuanto llegásemos donde estaban sus amigos, etc… Ya sabéis, esa dulzura tan suya que tienen las hermanas cuando no quieren a nadie de la familia cerca, especialmente si es su hermano, si no se llevan muy bien que digamos y este además no es precisamente de la parte popular de la gente pero ellas sí.

Ellas eran de la elite de la Uni, y como tales su caminar parecía regirse por unas pautas, el caso es que yo no podía ir rápido o quitarme corriendo de en medio y eso las ponía frenéticas, se enfadaban considerablemente conmigo porque nos veían juntos. Lo cierto es que veinte días antes me había fisurado una costilla y eso de correr, o hacer algo que no fuese andar con calma apretando los dientes desde luego no iba conmigo. En casa había dicho que fue al caerme al suelo y golpearme con un bordillo, mis hermanitas me pusieron de tonto para arriba entre risas… no creo que a esas alturas, tras quince días, nadie en la Universidad que no supiese que me había pasado y lo idiota que tenía que ser para algo así.

Es día como los anteriores, me mantuve unos pasos tras de ellas, llegamos donde la esperaban sus amigas, amigos y sus respectivos novios, que por cierto, a mi Madre no le gustaban ni medio pelo, pero ninguno de los dos. Ya que hablamos de sus novios, os diré que a mí el de mi hermana Laura me era completamente indiferente, lo consideraba un bueno para nada, pero el de Belén… Buffffff, ese sí, ese desde luego era un cretino integral, solo valido para partirle la cara cada vez que abría la boca. Lo cierto es que a mí por extraño que os pueda sonar, los novios de Belén, todos ellos, me habían caído siempre desde el principio como una patada en el culo, os juro que parecía que los eligiese solo por joderme a mí.

Había cogido ya mis auriculares, puesto uno en el oído y manipulaba mi Mp3 para ponerlo cuando escuche decir a los amigos y alguno de los novios de mis hermanas cosas como, “joder, vaya pedazo de tía”, “que buena que esta la hija de puta”, “joder que cuerpazo que tiene”, “como me está poniendo”, etc… Eso y varios comentarios más de esa índole fue lo que escuche de sus educadísimos labios.

Evidentemente ni se me ocurrió volverme, ya que me esperaba que no hubiese nadie en realidad y solo fuese un truco para poder reírse de mí, diciéndome todo tipo de cosas graciosas, ya sabéis, que si estaba salido, que si era un sopla pollas, que si me la debía de cascar más que un mono, etc… eran así de majos, y encima sabía que tanto mis hermanas como sus amigas no dudarían tampoco en reírles las gracias. Sin embargo, escuche una voz que en principio no reconocí pero que no tuve la menor duda de que se dirigía a mí… Me estaba llamando por un apodo que creí que nadie en mi entorno conocería con la única excepción de mi Madre, y sabía que ella nunca lo habría dicho, mucho menos a mis hermanas, por lo que me volví de inmediato…

- ¡¡¡Ehhh, Speed!!!

Me volví al escucharlo, no rápido porque el costado me dolía casi con cada latido del corazón así que imaginad como para girarme rápido, pero sí que hice lo más veloz que pude, yendo a encontrarme con una impresionante morena que venía hacia mí con una sonrisa en los labios. Sobre 1.71, cabello negro por los hombros, gafas de sol negras, pantalón Vaquero, botas, top y cazadora corta… Como habían dicho los amigos y los novios de mis hermanas, una morenaza con un cuerpo de infarto, que yo sabía que iría a mas en cuanto se quitase las gafas mostrando sus impactantes ojazos verdes. Cuando llegó a mi altura, como a cuatro metros se quitó las gafas, de reojo vi como los chicos de los alrededores no la perdían de vista…

- Vaya… cuesta trabajo encontrarte… -dijo con su voz suave de acento italiano.

- Hola Gata

- Hola Speed, ¿qué tal estas?, me dijeron que te fastidiaste una costilla… -señalo mi costado.

- Si, una fisura, pero voy bien…

- Ya. El hermano de Aby tuvo mucha suerte de que estuvieses presente…

- Tampoco fue tanto…

- Bueno, eso es lo que tú dices, no creo que muchos se hubiesen arriesgado a romperse algo por sujetarle como tú hiciste…

- No tiene importancia…

- No, claro. Tienes a Aby en la palma de la mano, sabes, ahora eres como su ídolo…

- ¿Qué quieres Gata? –decidí ir al grano, ya que veía a mis hermanas muy atentas y era algo que no me gustaba.

- Ya lo sabes Speed –me golpeo suavemente el pecho con el dedo índice de la mano derecha-, a ti, te quiero a ti, no te hagas el tonto... –me sonrió-, ¡¡juega conmigo!!

- No, no me interesa, yo solo quiero divertirme, de lo demás paso y además, no creo que ande otra vez por una temporada.

- Lo sé, tendrás aun para un mes como poco más luego volver a coger el tono antes de volver a ser el de antes. Me refería a cuando estés recuperado y te hayas vuelto a soltar tras la lesión, quiero que vayamos juntos al menos una vez…

- No, y no sé porque tienes esta especie de obsesión, yo no entro en vuestras discusiones, tú eres la reina, mantén tu corona, no me interesa en lo más mínimo.

- Puede ser, pero a mí sí me interesa probarme y por eso quiero un recorrido contigo, con quien algunos dicen que es el mejor.

- No Gata, ya te lo he dicho, no me interesa…

- Pero a mi si -se puso las gafas-, nos vemos Speed, no creas que esto queda así, ya veré como consigo que aceptes hacerlo… -dijo despidiéndose y dándose la vuelta.

Vi cómo se marchaba, lo cierto es que tenía un culo de infarto, de reojo vi como los amigos de mi hermana la miraban casi babeando y como a sus amigas esas miradas no les hacía mucha gracia, especialmente a las que como ellas, sus novios eran de los que miraban de ese modo, me hizo gracia ver las caras con que mis hermanitas miraban a sus babeantes novietes. Me limite a ponerme los auriculares del todo, conectar el Mp3, dar media vuelta a mi vez y ponerme en marcha hacia mis clases sin prestar más atención a nadie, aunque sí que podía sentir sobre mi espalda las miradas de mis hermanas taladrándome.

Ahora creo que es el momento perfecto de contaros algo sobre mí para que comprendáis mejor todo. Me llamo Antonio, pero todos me llaman Tony, y llevaba desde los 15 años esquivándolas a ambas, de hecho mis aficiones eran todas aquellas en las que ellas jamás de los jamases se interesarían y me movía especialmente por aquellas zonas en las que sabía que ninguna de ellas pisaría ni por casualidad, o que al menos, aun pasando a medio metro de ellas ni sabrían que yo estaba por allí porque no se molestarían en fijarse en mí.

En realidad no son mis hermanas, son mis primas, Laura tiene 22 años y Belén 21, igual que yo. Mis padres se mataron en un accidente cuando yo tenía cinco años, por lo que siempre hemos sabido todos lo que había al respecto. Supongo que cuando yo llegué, con lo de mis padres y tal, mis tíos se volcaron muchísimo en mí para que lo superase, el tiempo que me dedicaron en parte lo restaron del de ellas, con lo que os podéis imaginar cómo les sentó. Empezaron a hacerme la vida imposible por “robarles” a sus padres, y estos cuando las pillaban fastidiándome las castigaban, con lo que todo se acentuó aún más.

Luego vino el Divorcio de mis tíos, fue otra época dura para mí, especialmente porque mis Tíos me dieron a escoger con quien quería irme de los dos, sin embargo a mis primas no les dieron esa opción, lo que provocó que se recrudeciera su manía por mí. Yo fui sincero con ambos, le dije que dado que mi tío era hermano de mi padre, en conciencia no podía imponerle mi presencia a mi tía. No os hacéis una idea de la que se lio entre ambos por lo que dije, empezaron a culparse uno al otro por lo que había dicho… al final no pude más y explote, mandándoles a los dos a la mierda, acusándoles de estar jodiéndole la vida a mis “hermanas” con sus discusiones y su guerra particular.

Un par de días o tres después, no recuerdo exactamente, mi prima Laura exploto con tanta tensión acumulada, y lo hizo como siempre, contra la parte más débil, yo. Recuerdo lo sucedido como en una nube, cuando me dijo que ojala nunca hubiese aparecido porque había jodido el matrimonio de sus padres… me levante y le solté un guantazo con todas mis fuerzas que restallo en toda la habitación como si hubiese tronado allí mismo en plena tempestad… Llorando le dije que ojala pudiese cambiarme con ella, porque así mis padres seguirían vivos, que yo no quería estar con mis tíos, con quien quería estar era con mis padres… Me fui a mi habitación llorando… Fue la última vez que me réferi a mis primas cuando hablaba con ellas de otra forma que no fuese por sus nombres, desde ese momento me dedique a esquivarlas y evitar estar cerca de ellas.

Mi tío Joaquín se marchó con su nueva “novia” y mi tía Carmen fue quien se quedó al final con nuestra custodia, con la de los tres. Mi tío y mi padre habían tenido una empresa a medias, la mitad era mía pero controlada por mi tío, mi tía por su parte era ejecutiva en una importante entidad Bancaria. Tras el divorcio se volcó mucho en sus amistades del trabajo, y lo cierto es que estos también en ella, comidas, cenas, Teatro, etc… El Gran Chalet se lo quedó mi tía, este estaba junto al de mis padres, un poco más pequeño, pero que por ejemplo a mi Tía y Primas les venía de muerte, a estas para quedar allí con sus amigas, estaban en una casa aparte con piscina independiente, y mi Tía Carmen las tenía completamente controladas.

Mi complicidad con mi Tía Carmen era enorme, por ejemplo ella si sabía cómo me había hecho de verdad lo de la costilla, cuando llegué conté lo del bordillo por estar delante mis primas, pero cuando estuve a solas en mi habitación, mi tía entró y cerró la puerta tras ella para poder hablar los dos en completa intimidad. Le conté la verdad de lo que había ocurrido, no es que no me echase la bronca, porque me metió una de cuidado por no andar con cabeza, pero dado que alguien había cometido una estupidez y yo había intentado que no se abriese la cabeza como un melón, que todo salió bien, dio por bueno el precio de mi costilla. Eso sí, me dijo que no me volvería a dejar salir por ahí hasta estar completamente curado, ante mis primas y a petición mía para evitar posibles preguntas, era un castigo por ser tan torpe.

Mi tía llevo francamente mal el divorcio, pese a que intento por todos los medios de parecer feliz y con todo superado ante nosotros, con mis primas, dado lo que se preocupaban supongo que coló, pero conmigo desde luego no. Desde pequeño estaba acostumbrado a observar a la familia, en mucha culpa por las trastadas de mis primas, me convenía poder saber con anticipación como estaba el humor en el ambiente, de ese modo podía esquivar muchos castigos por estar en el momento equivocado en el sitio menos indicado, y lo que veía en mi tía, era que realmente no estaba como trataba de aparentar.

Tan solo unos pocos meses después del divorcio, casi recién cumplidos mis dieciséis años, estaban mis primas en la casa principal con sus amigas en una “fiesta de pijamas” dado que mi tía teóricamente no vendría hasta el día siguiente, por lo que yo sabiamente me había largado a escape a la otra casa y aún estaba despierto jugando a la consola cuando escuche llegar un coche ante la puerta, por fortuna paro ante la de la casa de mis padres y no de la otra. Mi tía volvía aparentemente bastante ebria con un hombre, que parecía aprovechar para sobarla a gusto, se quedó parado cuando me vio aparecer en la puerta, claro que peor fue cuando dándole las gracias se la quite de las manos diciéndole que yo me encargaba ya de “mi madre". Solo unos segundos después de cerrarle la puerta en las narices escuche arrancar su coche y alejarse.

El cargar con una mujer borracha de 38 años estupendamente llevados y con ganas de marcha, es difícil, con que imaginaros eso mismo intentando a la vez que no meta escándalo para que sus hijas no la sorprendan de esa guisa, y más estando también por ahí rulando sus amigas. Esa noche fue algo por un lado absolutamente inolvidable, pero por otro, de esos momentos complicados que cuando llega el día siguiente deseas que no pase nada y que todo se quede como estaba antes.

Llevar a mi tía al dormitorio que había sido de mis padres fue fácil, tumbarla sobre la cama también, el tener que desvestirla, me refiero solo a vestido y zapatos… resulto mucho más complicado de lo que me esperaba en un primer momento. Mi tía había tenido dos hijas, pero era una asidua al gimnasio para mantenerse en forma, la naturaleza le había bendecido también con un buen físico que luego traspaso a sus hijas… quitarle los zapatos fue coser y cantar, no así el vestido. Era un vestido de noche tipo palabra de honor con cremallera en la espalda, el manejarla dado que quedo bocarriba para poder bajársela fue un show, especialmente porque no se estaba quieta, no paraba de moverse.

Cuando se lo empecé a bajar, fue cuando me di cuenta de un pequeño detalle sin importancia, que no llevaba sostén, y si me di cuenta fue porque al tirar ante mi quedaron expuestos su dos pechos. Me quede embobado mirándolos, eran preciosos, con apariencia de ser duros como piedras, completamente erguidos y desafiantes, con los pezones oscuros rodeados de una aureola de tamaño relativamente pequeño. Cuando por fin me repuse de la impresión continúe con el “trabajo”, eso sí, completamente empalmado y con unas ganas de correr a mi habitación a matarme a pajas con la visión que mi tía me había proporcionado. Yo en ese momento, aún era virgen, de modo que imaginar los estragos que esos alucinantes pechos produjeron en mí.

Cuando logre por fin quitarle el vestido, encima de la cama quedaba mi tía, una bellísima mujer, con los pechos al aire, con unas escuetas braguitas, medias y liguero… La escena para mí fue impactante, me fije en cada detalle, en cada pliegue de su cuerpo, acumulándolos para poder matarme a pajas recreando ese momento, con una última gota de cordura, me aproxime a mi tía con la casta intención de taparla con una sábana y luego salir corriendo a mi habitación a desahogarme urgentemente, porque os garantizo que tenía la polla como un bate de béisbol de dura, me dolía un montón. La cama era de tamaño King Size pero a lo grande, con cuidado empecé a cubrirla con la sabana, me vi obligado a poner una rodilla en ella para poder dejarla correctamente tapada cuando extendió el brazo, me engancho por el cuello y me derribo encima suyo… para colmo de males, al intentar parar la caída una de mis manos se apoyó sobre el colchón, pero la otra fue directa sobre uno de sus pechos…

Enormemente turbado intente apartarme, quitar su brazo de mi cuello e irme corriendo antes de que mi polla hiciese un desastre en mis calzoncillos. Con enorme éxito lo único que conseguí fue el otro brazo de mi tía también sobre mi cuello, que me derribase por completo y me apretase fuertemente contra ella diciéndome que no quería dormir sola esa noche… Con voz pastosa me soltó un “Tony se bueno, quédate con la tía esta noche… por fa… vaaaaa, no me dejes sola como el cerdo de mi marido”… Quiero que me entendáis, yo tenía el problema que tenía, estaba deseando irme de allí para poder hacerme una paja urgentemente, estaba salidísimo con mi tía, pero cuando me pidió eso, me coloco en una situación complicada para mí, siempre se había portado genial conmigo, siempre había estado ahí para mí en los momentos malos… y ahora era ella quien me pedía estar ahí… Me tumbe a su lado procurando mantener mi “arma cargada” lejos de ella, no fuese que el más mínimo roce por su parte, hiciese que se me “disparase”.

Me gustaría poder deciros que me dormí enseguida o un poco más tarde de eso, pero sería mentira, haber quién era el guapo que podría dormir en semejante circunstancia. Unos 45 minutos después mi “arma” parecía por fin estar en posición de descanso, que mi trabajo me había costado, cuando mi tía se movió, por un lado se abrazó a mí de forma diferente y su cabeza quedó sobre mi pecho, mientras su pierna se introdujo entre las mías quedando su muslo sobre mi “arma”, que en cuestión de segundos volvió de nuevo a estar en pie de guerra, además en esta ocasión sí que veía del todo imposible lograr que se bajase, entre otras cosas porque también tenía sus pezones sobre mi pecho, y los sentía de forma increíble…

Estaba sudando la gota gorda, y aun continué sudándola en la casi media hora que seguimos de esa guisa, hasta que por fin mi tía Carmen se dio la vuelta dejándome “suelto”, lo que me hizo suspirar de alivio. Espere unos diez segundos antes de con toda la urgencia del mundo empezar a colocarme bien la polla, porque no os hacéis una idea de cómo me dolía después de tanto tiempo empalmado y con ella atrapada. Fue un error por mi parte y el momento crucial de la noche, ya que no pudiendo más con ella, la libere de su encierro, le di un par de meneos para que recuperara la circulación, procediendo de inmediato a volver a guardarla, pero mi tía me lo impidió. Levante de nuevo el elástico del bermudas que llevaba para ocultarla cuando me dieron un manotazo en la mano, provocando que lo soltara, luego una mano me sujeto la polla por el tronco y empezó a movérmela suavemente… me reincorpore en el acto asustado, justo a tiempo de ver como mi tía se metía por completo toda mi polla en su boca y empezaba a hacerme una mamada…

En ese momento solo pude soltar un “tiaaaaaa…” muy bajito y morderme una mano para evitar gemir o gritar de gusto, ya que no os hacéis una idea de cómo estaba sintiéndolo. Llevaba más de media hora empalmado, con la polla soltando liquido preseminal que parecía una manguera de lo caliente que estaba, con un pedazo de tía impresionante en la cama conmigo, fuese mi tía o no, y encima virgen sin haber tenido antes contacto íntimo con ninguna chica… Solo me falto ponerme a aullarle a las estrellas cuando se la metió en la boca y empezó a succionar… No creo que tardase ni treinta segundos en correrme en su boca, ya que no fui capaz siquiera de avisarla.

Resulto muy fuerte para mí que se tragase toda mi corrida, cuando mire estaba con un dedo recogiendo los restos de la comisura de los labios y chupándoselo con lo que me pareció cierto deleite. Entonces me miro, sonrió con lo que no podría sino describir como una sonrisa de puro vicio y excitación, entonces dirigiéndose a mí, me soltó un “Quien va a comerse ahora el coño de su tiitaaaaaa…” Se recostó abriéndose bien abierta de piernas, con el liguero y las medias aun puestas, parecía una actriz porno, con los dedos se abrió el coño para que pudiese verle bien, aparecía sonrosadito y muy mojado, parecía que palpitase en sus dedos, especialmente ese pequeño promontorio que por las pelis porno sabía que era el clítoris… el centro del placer de una mujer.

Por si alguno se lo pregunta, fue verla terminar de chuparse los dedos con mi leche, tumbarse así, pedirme que le comiese el coño, abrírselo de ese modo para mi… en un instante mi polla volvió a alcanzar la misma dureza de la vez anterior, se puso de nuevo con un bate de béisbol. Ni lo dude, ni me hice de rogar, ni me acorde de que era mi tía, ni ostias en vinagre, me lance como un loco a chupar ese chochito que tan mojado parecía, empezando a darle lengüetazos, saboreándole, encontrando un gusto que no me desagrado para nada. Mi tía me sujeto la cabeza con ambas manos, guiándola hacia las zonas que mayor placer le daban, me susurraba entre gemidos lo que quería que hiciese y como debía de tratarla a ella o a cualquier otra en su situación.

En un momento dado me sujeto con fuerza la cabeza, fue cuando me centre por completo en el clítoris, me dijo que mi lengua la encendía sobremanera, que siguiese en ese sitio lamiendo sin parar para nada hasta que en un momento dado, se tensó, apretó mi cabeza con fuera contra su sexo y soltando un agudo gemido se corrió entre espasmos, por fortuna no llego a gritar al hacerlo. Quedo medio derrengada sobre la cama, como dormitando, por un momento pensé que eso sería todo, pero no, se reincorporo y con voz pastosa me dijo que aún quedaba por hacer, que tenía que follármela bien follada para que pudiese dormir tranquila y satisfecha…. A todo esto, mientras le comía el coño no había parado de acariciar su cuerpo y fue increíble después….

Mi tía me hizo voltear hasta quedar tumbado bocarriba, luego con un cierto descontrol de equilibrio se subió sobre mí hasta que logro tras un par de intentos introducirse mi polla en su interior. Se empezó a mover, y como al minuto o por ahí me derrame por completo en su interior, por su cara aun sin tener experiencia vi cierta desilusión, pero para su fortuna, alguien como yo, muy joven, acostumbrado a matarse vivo a pajas, virgen y follando con una “tía” que estaba buenísima…. Se recuperaba de nuevo en un plis plas.

Tras eso, se me puso de nuevo en pie, esta vez busque situarme yo encima, nuevamente con su ayuda logre metérsela hasta el fondo. Empecé a moverme como creí que sería mejor, siguiendo lo aprendido o más bien observado en las películas porno que había visto, mi tía no tardo en corregirme e ir guiando mis embestidas, supuse que de la forma más apropiada en que se debía de hacer, os garantizo que estaba muchísimo más que dispuesto a hacerle caso en todo lo que quisiese.

No tarde excesivamente en correrme en su interior, pero con gran maestría por su parte y aunque reconozco que no me hizo ni pizca de gracia, introdujo un dedo por mi culo que logro ponerme la polla de nuevo como el mástil de una bandera. Esta vez sí, esta vez no hice el menor caso para nada, me limite a moverme como mejor supe, a entrar y salir de su coño con toda la fuerza que pude, casi podríamos decir que incrustándola contra la cama, para al final lograr lo que ahora mi parece un milagro, que mi tía se corriese justo unos segundos antes de que de nuevo, volviese a hacerlo yo. Tras el polvo, ambos quedamos derrengados sobre la cama, dormidos en los brazos del otro, yo por agotamiento, y mi tía por el medio melocotón que todavía llevaba encima…

Al día siguiente cuando abrí los ojos, me encontré con mi tía sentada en la cama, pasándose las manos por la cabeza y murmurando algo así como “dios mío, que he hecho, joder, que he hecho… como he podido…” Si dijese que no estaba acojonado mentiría como un bellaco, tenía los huevos de corbata temiendo lo que me diría… Al moverme levanto la cabeza y me miro… vi como sus ojos se nublaban, entonces muy serio, me incorpore y abrazándola le empecé a pedir perdón por haberme aprovechado de ella… No sé qué pasaría porque desde luego no me atrevía a mirarla o a abrir los ojos ya que estamos, pero cuando pensaba que o se echaba a llorar o me caía la de Cristo encima, me separo, me dio una palmadita en una pierna y me dijo…

- Anda, vete a otra habitación, deshaz la cama y pégate una buena ducha, no nos vayan a sorprender tus hermanas…

- Si mamá, pero lo de anoche, veras, yo… -me interrumpió con un gesto.

- Eso ahora ya no tiene remedio…

- Si pero, es que…

- Venga, déjalo y haz lo que te he dicho, de eso ya hablaremos luego, venga, cuando termines baja a desayunar conmigo. ¡¡Venga corre perezoso!! –me hizo un gesto con las manos para que corriese.

No diré que no siguiese acojonado porque sería mentira, pero en la ducha empecé a darme por fin cuenta de lo que significaba lo ocurrido, “había dejado de ser virgen”… Luego continuo el morbo, me había estrenado con mi tía Carmen, que estaba buenísima aun con la edad que tenía, me la había follado como un campeón, aunque la verdad es que fue al revés, pero bueno, en ese momento para mí era mi día de gloria… Toda mi alegría y felicidad se terminó justo en el momento en que desde abajo llego la voz de mi tía metiéndome prisa para bajar a desayunar, donde nuevamente tendría que dar la cara, ahí se me paso todo el buen rollo de habérmela follado, y mis cojones de modo automático volvieron a su anterior posición de corbata…

CONTINUARA

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