Una de Piratas

Quiero contar un hecho que me sucedió en un reciente viaje a España. Estaba en la Isla de Mallorca, en Ocimax un centro de compras lleno de primeras marcas un súper de origen francés.
Había quedado con mis hijos que me pasarían a buscar en unas tres horas desde el momento que yo entraba al centro mientras yo recorría el lugar en horas previas al mi regreso a la Argentina.
Lo primero que hice fue sentarme a tomar un café y prender un cigarrillo en la vereda de un Bar, que aun a la intemperie era cálido el ambiente de la isla.
Cuando llego la camarera pedí el café en riguroso idioma argentino sin darme cuenta que vecino a mi mesa había una muchacha joven, de unos 35 años, pelo largo y muy menuda.
Cuando escucho mi acento, se acercó y me dijo que ella era de Ibiza pero había nacido en Villa Urquiza, la invite a sentarse y me conto de que tenía con una pareja gay un chiringo de playa en la movida de esa isla y que se estaba tomando por ser invierno unos días de vacaciones y había venido a visitar a una amiga que paraba en un embarcación de puerto Andratx.
Me pregunto sobre el país, y comenzó a describir su vida de una manera muy juvenil y desaprensiva.
Ya en otros post he comentado que me gustan las mujeres delgadas y era sorprendente lo bella y menuda que era toda esta mujer.
Ni corto ni perezoso apure el ritmo de la charla pensando que no tendría inconvenientes y puse mi mano en el camel toe de su calza. Me miro con rostro de ira (supuse) pero al instante sonrió y con un movimiento de caderas froto su pubis en mi mano.
De ahí en más, yo que no había sabido donde echarme un buen polvo en Mallorca, me dije pensando en mis adentros: Que boludo, estoy perdido……………… pura paja……….
Cuando vi sus labios era toda una invitación a besarla y para no ser caradura solo acerque mis labios a su boca y sentí su lengua pasar por los míos suavemente. Me susurro al oído: follame cielo….
Mi instinto estaba cabrero por haber habilitado un espacio que no controlaba. ¿Dónde Pregunte? Me subió a un mini viejo y me llevo a un puerto cercano donde había una lancha (la de su amiga) donde me dijo, vamos ella no viene hasta la tarde.
Nos pusimos a franelear vestidos y su calza la deslice hacia abajo loco por chuparle su concha que me entrego sin más, como está arriba mío, roto y empezó a lidiar con los odiosos botones del Levys 501. Seré honesto que no debo presumir, pero no puedo negar que mi poronga es gruesa. Por lo que se colocó frente a mí y pudo a fin liberarla de su encierro. Comento lo del grosor porque fue una maravilla ver sus labios finos y delgados arquearse para que entrara toda su extensión en su boca.
Su lengua jugueteo con mi glande y miraba las venas a punto de explotar de la pija ante la reacción cálida de su boca.
Libere unos pechos pequeños pero realmente entrañables que jugué con sus pezones entre mis labios y mis dientes mientras la muchacha demostró estar gozando.
Ahí me dijo: Cielo, corazón penétrame. Fue un estímulo a mis ya “estimuladas” ganas, y abriendo sus piernas en V puse mi choto en la puerta de su concha y con la miel de mi calentura y el estro espumoso juguete con los labios vaginales con el glande en su raja.
Entraba y salía sin problemas cuando su mano se paró en mi vientre y me dijo al oído: Dámela en el culo, Cielo….
Ahí y sin ninguna lubricación entre en su culo largo, tenso y delicado. Me miro a los ojos y casi gritándome: Estoy harta, de que me cojan extranjeros, dame la leche papito, acábame en el orto, en nítido y soez argentino.
Cuando metió sus uñas en mi espalda y con el movimiento de sus caderas acariciaba mi pija alevosamente bien, sentí que ese culo tendría mi semen al instante.
Una jauría de perros salía desde la base del tronco de mi chota, cuando me grito: Dámela ya, dámela y me fui.
La vuelta en el mini fue normal. Hablamos de cosas triviales y me dejo de nuevo en el OCimax en la puerta del supermercado de origen francés. Habían pasado largamente las tres horas del meeting point con mis hijos. Pero bueno, llegaron en el auto ellos también un poco retrasados.
Yo no salgo aun de mis cabales que el último día hábil de mi estadía en la isla había vivido esta aventura.
Así contada es casi para no creerlo.

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