Historias Vividas - La caricia mas extrañada

Cuando se apagaron las luces ya fue tarde

Tarde para seguir esperándote, tarde para volver a donde solo continuaría estando, tarde para comprender donde estabas.

Seis horas antes, habías deslizado tu mano por mi espalda. Fue solo eso y fue todo lo necesario.

Muchas han de haber sido las palabras, las dedicatorias, las promesas, los improperios, que habrán lanzado al verte en ese bar. Ser moza, donde los tragos hacen estragos, donde los administrativos se vuelven latinlovers y los beatos, acérrimos pecadores, es a veces complicado.

Con las inhibiciones quebradas y las bocas sueltas tanto como las manos, serpeabas las sillas y los besos improvisados, respondiendo a llamados y llevando recados.

Yo no soy latinlover, tampoco soy un beato, yo soy tan solo yo mismo, y siendo así recibí tu atención cuando escribía poemas entre el bullicio y el alcohol en una mesa en un rincón lejano.

Trajiste mi copa, serviste el vino y pasaste por detrás de mí, apoyando tu mano sutilmente en mi espalda, impregnándola con perfume a invitación. No voy a mentir, me estremecí cuando levanté mi cabeza para verte ir y dibujaste aquella pequeña sonrisa en tus labios rojo fuego.

Continué escribiendo con pocos resultados, mi trabajo quedaría truncado. Ya no había solución posible para resolver el paradigma de tu cuerpo, que la de realizar un minucioso escrutinio por cada centímetro al ir descubriéndolo.

Tus ojos rasgados y siempre negros, contraste de tu blanca piel, como tu pequeña boca en esos labios carnosos. Tu figura suave como tu caricia en mi, se desdibujaba entre las mesas, yendo de aquí para ya, atendiendo otros pedidos.

Te llamé y nos quedamos mirándonos, espejados, aturdidos, embelesados, me dijiste, a las 4.

Regresaste a los pocos minutos y con mirada de suplica me dijiste, por favor no me esperes, por favor.

Levanté castillos con la arena que se escurría a cada minuto que continuaba sentado en mi mesa.

Viendo tus caderas, tu boca y tus ojos que recurrentemente me buscaban.

Esperé fuera.

Pasaron las horas.

Pasaron muchas personas.

Tu ya nunca vendrías.




Nota: Si lo se, aplica totalmente para el #elclubdelospelotudostiernos

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