La ley está para ser incumplida - parte uno

Me llamo Sebastián, tengo 26 años, 1.82, pelo corto, si me ves en la calle, sino fuera por el traje, ni cuenta te das, los rasgos toscos de mi cara como tallado a mano, piel tirando a morocho por no decir negro villero, buen cuerpo, bien formado no la exageración de un gimnasio de pesas ni de modelo, abdominales marcados, buenos brazos, buenas gambas y venimos portando algo así como 20 cm en la herramienta, no la exageración pero bien, además soy abogado, trabajo en el estudio de mi viejo que también es abogado, vivo solo en mi casa, que compre un poco con mi trabajo y una mano grande de mi viejo, una Camioneta Eco de éste año y una moto.
De mujeres, siempre la tuve que remar bastante si quería algún lomo bueno, ahora como que no sé si es el combo como ejemplar masculino o mejore la técnica o vaya saber que aureola uno despide, es como que remo menos, sobre todo con los buenos ejemplares, lo que no garantiza buen sexo, recordando con nostalgia, una empleada domestica en mis años adolecentes, que literalmente me arruinaba.
Y a propósito de buenos lomos, mi novia Soledad 19 años, mi suegra Silvia 37 años y mi cuñada de 15 años, Constanza.
A Soledad la conocí hace un poco más de dos años, en un evento social, en la presentación de un auto de alta gama, de una concesionaria importante, cliente del estudio de mi padre, preciosa criatura de 17 años, dueña de la belleza natural en su máxima expresión, visualmente espectacular, con un atuendo azul, pegado por demás al cuerpo y las curvas más sensuales que uno puede soñar. Yo, recién recibido, mi viejo orgulloso y ancho como el de espada en el truco, me exigió que fuera con él al evento, donde me presento a todos los amigos, en los sociales de rigor, al rato estaba más que podrido y aburrido, me acerque a una mesa con un montón de bocaditos que para esas ocasiones son espectaculares y me dispuse a matar mi hastío, dándole al diente.
Una voz casi de niña, me interrumpió, preguntando si me habían explicado como era el producto que presentaban, un poco nerviosa, esa sonrisa adolecente y esa belleza juvenil que casi lastima… tartamudeando le dije que no, que si podía hacerlo se lo agradecería, a lo cual ella empezó a recitar, mostrándome unos folletos, como le habían enseñado… la observaba extasiado y en eso interrumpe la gerente de la concesionaria, jefa de Soledad, muy amiga de mi madre, armando a los gritos un gran escándalo, abrazos, recordando cuando me cambiaba los pañales y el color de mi caca inclusive, felicitándome por ser abogado, en típica actitud de las amigas de nuestras madres... cuando se fue, Soledad acoto despacito, menos mal que lo trate bien, sino tenía que buscar trabajo, tratando de hacer un chiste, saque mi lapicera y le dije que si me podía anotar su teléfono personal, que yo la llamaría pero para pedirle que me cuente de ella, de su vida y de cómo hacia para ser tan… linda, con una pausa suspirando levemente, mirándole los ojos, tratando de verme dulce, ella me sonrió, anoto el teléfono y se despidió, llamándome Dr..
Les confieso que reme bastante con Soledad, hasta que un día estuvo en mi cama, bastante porra al principio pero con muchos deseos de aprender, una cosa para mencionar, es que en menos de un mes desde la primera vez, por iniciativa de ella fue a la ginecóloga para tomar anticonceptivos y con la tranquilidad debida y súper necesaria, desarrollar toda esa actividad sexual sin miedos, por demás de gauchita, salvaje en justas medidas, de formas variadas y diversas, por ahí tierna y por ahí puta divina, de esas que te hacen un buen petardo, hasta vaciarte … en la camioneta, en la puerta de su casa.
Pasaron unos meses y andaba feliz, linda novia, cogía tranquilo, cogía todos los días y bien cogido, linda pendeja y piola pendeja, gastaba poco y sin ahogarme dentro de la relación para nada.
Hasta que un día por su propio peso, tuve que conocer a su familia, el cumple de 18 años de Soledad, ahí conocí a Silvia y Constanza y cuando paso eso, me pregunte, porque será que uno siempre se lleva la mas fiera, Silvia con sus 35 años, típica mina madura que tuvo sus hijos jovencita, cuerpo perfecto, esa divina experiencia que excita, se había puesto un vestido de dos colores pegado al cuerpo, corto casi como minifalda, pero no tan corto con la primera vista, cosa que te mate la cabeza, alta, 1.75 aprox o menos, lomo primera especial, morocha, ojos verdes, sonrisa endemoniada y su hija Constanza, 13 años, terminando de emplumar dirían en el barrio, ojos verdes más claros que su madre, el pelo oscuro largo, revuelto salvaje con rulos, piel blanca con pecas chiquitas en los cachetes, minifalda cortita y remera cortita… hermosa pendeja, apenas te da bola y agradece si te mira, al saludar.
A partir de allí, las veía más seguido, compartimos salidas, por ahí un domingo llevarlas a tomar mates al rio, para que tomen sol, solo para verlas en biquinis, total Sole calmaba la bestia, Silvia había cambiado su actitud conmigo, ya no era la desconfianza al tipo mayor que se come a su hija, había recelo pero mejor trato y más ameno y con Conti, no había vuelta, no pasaba cinco de bolas.
Hasta que un día por esas cosas del sistema, la empresa de teléfonos importante en la que Silvia trabajaba, la despide, le paga todo lo correspondiente y Silvia con 36 años, dos hijas, cae en la cuenta que casi está fuera de sistema, en los siguientes meses tenía trabajos, pero precarios y su situación económica y financiera empeoraba, repercutiendo obviamente en sus hijas, Soledad y Conti, Soledad preocupada, era un permanente monologo conmigo de sus problemas y su familia y en nuestra relación se cogía poco y cuando se cogía, de mal a peor, Conti salió del colegio privado y caro que iba y tuvo que ir a un público, donde no la pasaba tan bien y muchos humos tuvo que bajar.
Todo se agravo más aún, cuando el dueño del departamento que ellas alquilaban, ante las faltas de garantías por el cobro y problemas de cobro, decidió no alquilarles más y tenían que buscar otro lugar, con los gastos que ello significa.
Un panorama complicado, Soledad no era la misma, pero algo encendió mis alarmas y sentidos, cuando me dijo que estaba con retraso, le pregunte si había tomado las pastillas y me dijo que sí, pero que por ahí no respetaba los horarios y reclamando le dije como no me había avisado, que encima que todo andaba patas para arriba, agregarle un problema más me parecía una irresponsabilidad de parte de ella, no le gusto el reclamo, no porque no tuviera razón, sino que ella quizás esperaba otra reacción de mi parte, en técnica femenina conocida, enojada me dijo que no me hiciera problema si estaba embarazada, ella se haría cargo y que no me preocupara… sin comentarios.
Solo fue un susto, pero algo no me cerraba, lo hable con mi sabio Padre y en pocas palabras, cuidado hijo no vaya a ser que tengas que solucionar el problema, me molesto lo que me dijo mi padre, su frialdad y su descredito por la buena fe de las personas.
Pero no por eso, hice caso omiso a las palabras de mi padre, no confiaba en Sole y no tardo en darse cuenta, le acababa en la boca, en la colita, pero nunca en la concha… hasta que un día de forma directa reclamo y acuso, no me acabas adentro porque tenes miedo de embarazarme y tener que hacerte cargo, así decís que me queres, vos solo me tenes para coger… se levanto de la cama, se vistió y antes de irse lanzo… no te importa que me vaya. Solo me mantuve en silencio, mirándola de una forma como diciendo ¿estás loca? mas se enojo y se fue golpeando la puerta.
Pasaron dos semanas y se corto toda comunicación, entre ella y yo, la verdad andaba mal humorado, sentía muchas cosas por Sole, pero algo no me cerraba, sentía como que intentaba manipularme y un día, de esos que parecen arrancar mal y que serán malos días, termina de otra forma, temprano fui a tribunales por un caso que me había encargado mi viejo y por un error mío, producto de un descuido, la cosa se complico, hablo con mi viejo y obvio que me quería matar, estas hecho un pelotudo detrás de la mina esa y todo el circo y me ordena malamente que no quiere verme por el estudio hasta el lunes para ver como solucionamos, era un fatídico viernes que arrancaba de la peor manera.
La verdad con la cabeza re caliente, salgo en la camioneta y me meto en esa cadena famosa de corralones a mirar boludeces, me gusta hacer cosas con las manos y de la casa y trataba de desenchufarme… mirando herramientas, siento una voz…
- Hola Seba,
Giro mi cabeza, era mi preciosa, por ese entonces, “ex cuñada”, Constanza.
- que haces a esta hora acá vos, (dándome un beso), no deberías estar trabajando.
- Hola, que haces vos acá, no deberías estar en el colegio.
Observando cómo podía, vestía una camisa blanca arremangada de mala gana, pollerita azul corta, las medias caídas y los mocasines algo con tierra, como las estudiantes.
- Pregunte Yo primero!!!, me respondió con una simpatía que no le conocía.
- Mmm pensando… a ver… me mande una macana con un expediente, mi viejo me cago a pedos, me mando a la mierd… y me rajo hasta el lunes y acá estoy limpiando mi cabeza, distrayéndome.
- Nosotros, vinimos a comprar una placa de telgopor para un trabajo del colegio, con mis compañeros,.
Un montón de pendejos que se reían y hablaban un poco más allá, sin la menor intensión de comprar nada. Se hizo un silencio extraño, Yo no sabía cómo seguir la conversación y supongo que ella quería que diga algo con sentido… hasta que agregó
- A vos se te ve bastante bien, mi hermana está destruida llorando en casa, después que la largaste.
Daba para decirle muchas cosas, solo la miré, me di la vuelta y me fui caminado por unos de los pasillos, anduve dando vueltas, hasta que me aburrí, no compre nada y me fui a la camioneta, cuando estoy por arrancar, Constanza parada al costado mirándome, me toca el vidrio, lo bajo un poco y me dice:
- Que maleducado, me dejaste parada como poste, no te gusto lo que te dije
Su cara parecía de enojada… parecía sorna también, un silencio de mi parte, arrancando la camioneta.
- ¿No me vas a contestar?, tocando con el dedo el vidrio a modo de golpecitos acusatorios
- Vos no me preguntaste nada, solo hiciste un comentario de mala leche.
- No es de mala leche, mi hermana llorando en mi casa y vos tranquilo de compras
- Primero yo no la largue, ella se fue enojada, segundo… porque no te vas a la… brujita.
La cara sorprendida que prácticamente la había mandado a la… encaro de nuevo
- Me dijiste bruja?.
- Bruja no, brujita porque sos nena todavía.
Me miraba midiéndome… no sabía si echarme a la mierda o pegarme o vaya saber que… solo me dijo
- bueno llévame a la casa, de paso hablas con mi hermana.
Le puse los ojos grandes a modo de sorpresa
- ¿Estás loca?, nada tengo hablar con tu hermana, me venís a tirar la bronca por tu hermana y pretendes que te lleva a tu casa?.
Nos quedamos mirando… su cara cambio, los hermosos ojos verdes se humedecieron,
- Estoy mal, en mi casa hay un ambiente de mierda, mi hermana que llora pero ella es la boluda, mi mama que no sabe que mierda hacer y yo que no tengo un mango, porque los dos pesos del colectivo, los juntamos y nos compramos una cerveza.
- Toma los dos pesos, ándate a la casa.
- Bueno llévame hasta la parada del cole, porque de acá tengo que tomar dos, supongo que eso, si podes hacer… saliéndole el bruja que lleva en el adn.
Y no me dio tiempo a que le conteste, dio la vuelta la camioneta y se paro para que le abra la puerta, puso los útiles atrás y se sentó con las piernas apuntándome, mirándome como nunca lo había hecho.
-Mira donde te vine a encontrar, cuando le cuente a mi hermana se va querer morir. Es cierto que te enojaste con ella porque no te mando un mensaje porque no le creíste que no tenía crédito.
-Conti, no voy a hablar con vos de tu hermana.
- ¿Por qué?
- Porque lo que yo te pueda decir vos no me vas a creer y aparte que no corresponde, se llama discreción, igual que lo que vos hablas conmigo jamás se lo contaría.
-Perdón pero vos conmigo nunca hablaste, siempre fuiste un odioso y cortante
-Perdón la pendeja que cree que me puede venir a retar, que no hablaba con el negrito de tu cuñado fuiste vos y déjalo así queres, me basta y me sobra, pelear con una, como para pelear con las dos hermanas.
- jajajaja
Se rio con esa sonrisa bella, escondida, la de los 14 años, se soltó el pelo y apretó los botones de la radio buscando música.
-¿Que vas a hacer? me pregunto
- Me voy a casa, quiero arreglar una cosas y comer algo, casi mediodía y de esta mañana de las siete que no pruebo bocado.
- ¿Puedo irme con vos?, te ayudo…
No me dejo contestarle
- Te digo la verdad, Mama cree que voy a estar todo el día en el cole, porque le dije que era una feria de ciencias en otro cole y que estaríamos hasta las ocho de la noche y en realidad pensábamos irnos a pelotudear y tomar cerveza, pero los pendejos se zarpan y no me gusta mucho, cuando te vi, me dio miedo que le cuentes a mi mamá,
- Conti… Si Soledad o tu Mama se enteran que estuviste en mi casa, sola conmigo, un día que te hiciste la yuta, que yo justo tampoco fui a trabajar… y mi tono era sugerente de la situación que trataba de describirle para decirlo que no
Constanza me miraba y su miraba no entendía mucho lo que decía, esa hermosa expresión de la inocencia y la inconsciencia, un par de cuadras en silencio y de pronto
- Déjame acá sabes, porque no me decís que no me aguantas y listo… sos un estúpido, que tengo que hablar con vos.
Frene la camioneta, se bajo la pendeja enojada golpeando la puerta, arranque medio con las bolas en las garganta y enfile para mi casa, me detuve un rato en un súper y compre algunos víveres y de nuevo para casa.
Cuando llegué… para mi sorpresa, estaba Constanza sentada en la puerta de entrada, apoyada su cabeza en sus rodillas, mirando para abajo, abrí el garaje para guardar la camioneta, en eso ella comienza a caminar a mi encuentro, me apure a cerrar el portón y al acercarse vi sus bellos ojos verdes que estaban llorando mal.
- Perdoname porfi… con la voz quebrada y me abrazo llorando, casi colgándose de mí, le puse la mano en la espalda a modo de golpecitos consuelo, diciéndole que deje de joder, que nada que perdonar.
- Mira como tengo la cara, déjame que me lave y arregle un poco, no puedo llegar así a mi casa y si podes dame otros dos pesos, no podía irme a mi casa, sin antes venir hablar con vos, me sentía re mal y me la agarre con vos, soy una pendeja boluda. (Sollozando).
De nuevo con las bolas en la garganta, abrí la puerta y ella entro, baje las bolsas del súper y ella entro al baño, tardó un rato en salir, hasta que al final apareció, se había sacado su pollerita del colegio y quedado con una calza pantalón corto que usan debajo de las polleras del uniforme y se había puesto una remera de las mías, que le quedaban enormes, el pelo suelto, la cara un tanto roja del llanto.
Solo atine a preguntarle
- ¿Voy a hacer lomitos? ¿Queres?
- Si.
- Solo quiero estar un rato para que se componga la cara y te juro por lo que vos quieras, que si se enteran le voy a decir que yo vine porque quise y todo lo que paso en realidad
Le dije -Pone música de la compu y ya los preparo.
Me distendí, no por lo que me dijo la pendeja, sino que ya estaba, así que simplemente me olvide.
- Hay una cerveza en la heladera o gaseosa si queres, te acompaño con cualquiera de las dos.
Abrió la cerveza, busco los vasos, mientras cocinaba los lomitos, hablamos de tonteras, del colegio, de los problemas de su casa, los chismeríos de sus compañeros y compañeras nuevas, esas charlas tan tontas, tan simples, pero tan importantes, cuando la veía sonreír se le achicaban un poco los ojos, comimos, brindamos, ya era la segunda cerveza y la conversaciones se volvieron risas y cargadas.
Después de limpiar las cosas, que la pendeja lavo, salimos a comer mandarinas al jardín, la siesta con el sol acariciándonos, apoyados en la tapia, sentados en el pasto con las piernas abiertas, con la tercera cerveza abierta.
-Mírate lo peludo que sos, tirándome los pelitos de las piernas.
-Che duele !! deja pue de joder,
- Que mariquita!!!!, las mujeres nos depilamos toda y no nos quejamos.
-Bueno soy marica, pero no me tires de los pelos
Y ese juego siguió con empujones, pequeñas luchitas de empujones, como queriendo ahorcarme, me deje caer al pasto y se me tiro encima, me apoyo la verga con su vulva, abriendo apenas las piernas, mi erección fue instantánea, nos miramos un segundo y los dos fuimos al beso, rozamos los labios primero dulcemente como sintiendo el sabor y esa mirada, para que luego el beso se haga profundo.
Le puse las manos en la cintura y ella presiono un poco más, mientras sus besos no me daban lugar a la razón, mis manos recorrieron por debajo de la remera la suave piel de su espalda… y ella solo hacia una pequeña presión de su vulva en mi verga, aflojaba por instantes y volvía a apretar… puedo describirle cada cm de la piel de su espalda, que apenas rozaba con sus dedos, el olor de su piel, queriendo ser mujer pero con mucho de pendeja, los mordiscos en mis labios de su boca, su respiración y su mirada, me incorpore sentándome, ella me abrió bien la piernas, lleve mis manos a sus nalgas y me pare, caminando para el dormitorio, ella colgada con los pies abrazándome casi por la cintura, sus besos sin pausa, mis manos en la gloria, la colita redonda de pendeja, caminamos unidos hasta llegar a la cama, sentándola en la punta, me arrodillé metiéndome por entre medio de sus piernas, la pendeja me besaba con las dos manos en mi cara, de a ratos se apartaba mirándome y regresaba besándome la nariz, la parte de arriba de la boca, los ojos y volvía apartarse y volvía a mirarme.
Despacio le saque la remera y ella me saco la mía, le pedí que me abrase, cuando lo hizo solté su corpiño, se estremeció, me aparte para mirarla y ella con vergüenza parecía querer taparse, le pedí que vuelva abrazarme y cuando lo hizo le pedí que me rozara con su pecho el mío, sus tetas hermosas, con pezones chiquitos que apenas asomaban, me rozaba apenas mi pecho recorriendo de lado a lado, de izquierda a derecha y subiendo y bajando, ella trataba de mirar, pero yo no la dejaba, volvía a traerla hacia mí, pidiendo – acaríciame Constanza… poniendo su cuello en mi boca, casi un beso, casi un chupon, mis besos en sus hombros, los chuponcitos como queriendo quedarme con ese sabor … le tome las dos manos y se las lleve hacia atrás me incline un poco hacia abajo, buscando los pechos y obligándola con sus brazos para atrás que me saque un poco el pecho – Mírame Constanza a centímetros del pezón abriendo un poquito la boca – Mírame Constanza … sus ojos verdes no se apartaban … -por favor basta me dice hacelo de una vez … abrí la boca y su pecho entro, mis labios como una membrana comenzaban a taparlo, empuje más adentro para que entre un poco más, soltándole las manos, ella me agarro la cabeza, gimiendo levándome hacia ella, el primer chupon fue fuerte para que le doliera un poco y después suave, chupaba apenas rozando sus pezones, la aureolas, el costados de los pechos, ella tenía la cabeza algo levantada, los ojos cerrados y gemía despacito, casi ni se sentía
La hice que se recueste en la cama y con la punta de la lengua, baje hacia la pancita, era muy suave la piel y el olor casi de niña, tan blanca que le quedaban pequeños puntos rojos que casi se iban al instante cuando mi beso era más fuerte, un lunarcito arriba de un pupito chiquito era como una frutilla de un postre, recorría ese camino, con los ojos cerrados, sentir con mi boca, sentir con mi oídos su lenguaje y con mis manos memorizar su cuerpo, la bese sin prisa, sin pausa, bajando cada vez mas
Cuando llegue a su calza, la fui bajando con las dos manos, besando cada cm que descubría y con cada beso me acercaba mas y mas, tuve especial cuidado de dejarle la bombachita, de color rosa, bajando la calza bese las rodillas, las pantorrillas, el empeine… los dedos de los pies uno por uno en mi boca, la calza se fue al piso y le pedí que se diera vuelta, acostándose un poco más adentro de mi cama, se dio vuelta acomodándose el pelo hacia el costado, las piernas juntas, la bombachita que intentaba cubrir los cachetes y que no podía, hay paisajes hermosos en la naturaleza, pero el que tenia al frente mío… me saque toda la ropa y desde abajo retome lo que había dejado, besando las piernas despacito y rozando mi verga por sectores, le pedía de vez en cuando que diga mi nombre y le preguntaba si sentía cuando la rozaba, tenía la boca entreabierta respirando, subí metiendo la mano en el medio de sus piernas, abriéndolas, un poco mis dedos tocaron la vulva por encima de la bombacha, ella levanto gimiendo un poco la cola, me detuve en los cachetes de su cola, lo besaba y los mordía, cm a cm y mi dedo índice, se había colado por delante entre la bombacha y encontré los pelitos, poquitos, chiquititos, suaves y solo los rozaba, sin bajar mas allá, sin estirar la bombacha y con la cabeza de mi verga, rozaba sus pantorrillas, primero uno y luego la otra. Hasta que la bombacha tuvo su mancha, la corrí un poco hacia el costado, le levante un poco la cola, metí mi cara y solo chupe ese liquido, con los ojos cerrados y volví a chupar, se retorcía Constanza y gemía más fuerte, era una vagina chiquita, los labios finitos apretados, rosados, y les pase la lengua, despacio, disfrutando, un lado primero, luego el otro y luego sacaba la lengua mas afuera y empujaba por el centro, mi nariz rozaba el agujerito del ano, rosado, sin una arruga y la levantaba un poquito más arriba, ponía la lengua casi en sus pelos y recorría por el centro de la vagina, el ano, deteniéndome y empujando un poco con mi lengua, hasta donde terminaba la raya en su espalda, la pendeja agarraba fuerte el cubre camas y con la boca entreabierta respiraba, a veces decía mi nombre y a veces simplemente no podía, disfrute cada instante, no la quería penetrarla, disfrutar con mi boca, con mi nariz, con mis oídos… la verga parecía dolerme de parada, latía como contracciones por ratos.
Besando su espalda baje con mi lengua, con la dos manos le baje la bombacha despacito y observando lo que descubría, no dejaba de mirar cada cm de Constanza, los cachetes de la cola, la raya larga, agujerito rosado el cual exploraba con mi lengua en punta y Conti decía que no, pero levantaba un poco más la cola para que no me pierda, la bombacha por fin salió de sus pies, la colita un poco levantada, la vagina cerradita un poco colorada de la chupada que le había puesto, me subí arriba de la pendeja y le puse la verga en medio de los cachetes de la cola, junto en la raya y me movía de arriba y para abajo a modo de una paja, la pendeja me acompañaba en el movimiento y gemía, tratando de acariciarme con sus manos mis piernas … mordiéndole suavemente el cuello y de a ratos le comía la boca
La di vuelta, el momento había llegado, la acomode con mis piernas abriendo las suyas, ella me miraba buscando mi atención,
-Sebastián tengo miedo
-¿Por qué?, le pregunte
- No hice al amor con nadie todavía
No le dije nada, la besé, suavemente acomodándome, apoyándole la cabeza de la verga en los labios de la vagina, sin presionar, ella un poco tensa prestaba atención, me quede quieto, segundos después ella me pregunto qué pasaba a lo que contesté, no puedo hacer nada si no estás conmigo … me sonrió, me beso como al principio y empuje un poco, justo en la entrada, sentí como esos pequeños labios se separaban, estaba bien mojada, salí un poco y recorría con la cabeza los labios de su conchita, volvía a la entrada y empujaba un poco, mientras no dejaba de besarla y acariciarla por donde sentía, volví a salir, recorrer y buscar de nuevo la entrada y empujar un poco más que la vez anterior, hasta el punto en que sentí que me apretaba la cabeza y Constanza en su cara reflejaba el dolor, en ese punto me detuve, Constanza me miro, nos miramos unos instantes y … empuje, empuje, empuje, sentía como se abría, Constanza trataba de cerrar sus piernas y yo no la dejaba, sentía como me apretaba la cabeza con cada milímetro que avanzaba y sentía los gemidos de Constanza, mezcla de dolor y placer, creo que llegue al fondo y salí despacito, volví a entrar, Constanza trataba con sus manos, de detener el movimiento de mi cadera y yo no me detenía, volvía a entrar y salir, hasta los labios y luego al fondo de nuevo, con dos o tres bombeos en el fondo, sintiendo como estaba apretada la verga dentro de la pendeja, volví a bombear un par de veces y de pronto me levante un poco para mirar como la penetraba, mi verga estaba con sangre, volví a entrar, la pendeja trataba de frenar mi bombeo, solo hacía que lo haga más fuerte y más profundo… bombeaba con fuerza, a veces suave, la besaba, le chupaba las tetas con fuerza y a veces suave las rozaba, era una mezcla de pasión, dominación y rudeza y dulzura, romanticismo…
Y todo comienza con un escalofrió que empieza en la punta de mis pies, un instintivo deseo de abrir un poco más la piernas, salir hasta la punta de la vagina y poder verme la pija con las venas hinchadas, toda roja de la sangre y volver a entrar hasta el fondo, a menor velocidad, sentía el latido, la contracción de la pija… Salí hasta afuera pensando en volver a rozar sus labios, cuando volví a recorrer para adentro sabia que en el fondo acababa… volví a entrarle a la pendeja, despacio, casi aguantando, retardando el momento para acabar, como concentrándome y cuando sentí el final, mi verga escupió un chorro de leche que me hizo temblar de la impresión, me salió el grito del placer, Constanza se quedo quietita, con sus manos en mis brazos, un pequeño bombeo y salió el segundo chorro, latiéndome fuerte la pija… y vinieron otros más chiquitos, trataba de respirar Constanza me miraba.
Me desplome encima, abrazándola, me quede un rato infinito, sentía como me latía la verga dentro de ella y por ahí empujaba un poquito, sentía la contracción, me había salido demasiada leche… demasiada.
Rato después me senté mirándole la vagina, salía un chorro de leche mezclado con un poco de sangre, ella mantenía su piernas abiertas mirando al costado, tratando de recuperar el ritmo normal de su respiración, después cerrando las piernas y casi yéndose al baño, me pregunto qué pensaba… solo le sonreí, no hay palabras que puedan explicar lo que uno siente… solo es la gloria.

1 comentario - La ley está para ser incumplida - parte uno

leonidas1284
muy buen relato
te dejo un puntin
saludos