Cuentos para un albañil (quinta parte)

Pasaron como dos semanas y de verla casi todos los días por la obra, desapareció Patricia, ni siquiera por teléfono, incluso habiéndola llamado dos o tres veces, en el inicio de la tercera semana, le mande un mensaje indicándole que necesitaba los cerámicos del piso que en tres o cuatro días se empezaban a poner y que era desde entonces que yo necesitaba que ella o su socia vengan.
A la tarde ella y su socia aparecieron, ella estaba preciosa, un trajecito de dos piezas en un tono celeste claro, ajustado a ese cuerpo armonioso, que maravilla, su pelo suelto, apenas maquillada, que bonita por dios, trate de comportarme como siempre, saludándola de apurado y explicándole del ambiente y sugiriéndoles colores de cerámicos para combinar con pinturas de la pared, de manera que se vea amplio, que sea limpio o se note menos la suciedad y varios parámetros que explicaba sin mirarlas a ambas, de paso en la volada, ver los baños y las mesadas de cocina, laboratorios y les entregue una carpeta con imágenes de combinaciones de colores en construcciones similares, las cantidades a comprar, de donde comprar y que cuando lo hayan hecho me avisen así mando el camión a retirar. Escueto, conciso y eficaz diálogo, a lo cual me despedí amablemente, pidiendo que cuando tengan la compras hechas me avisaran; Patricia prestaba atención pero era como que quería una distancia, Antonella se mostraba muy contenta pues esperaban más adelante éste paso, así para ella, era un motivo de felicidad.
Lo mas sorprendente era que compraron las cosas, Antonella me aviso y en lo sucesivo ella era el canal de comunicación, me revolvía la cabeza pensando que excusa había utilizado Patricia para que Antonella tome ese rol, me resistía a creer que Patricia de alguna forma le había contado de nuestro encuentro fogoso… en fin por algo alguien dijo que hay que amarlas no entenderlas. Más complicado el asunto, cuando una noche por ese tiempo, mi mujer me pregunta
-la viste a Patricia…
-anduvo por la obra le dije mostrando total indiferencia, (zorro viejo)
-pero no hablaste con ella, no notaste nada raro
Ahí me hice el sorprendido (esto es de ver muchos capítulos de Lie to me)
-a ver hablar vos sabes que de la obra algunas cosas, colores, vistas, no se… pero porque no dejas de dar vuelta como perro para acostarte y me contas que estas pensando de Patricia, (tono de malevo y estas rompiendo la bolas)
Y mi mujer hizo algo que nunca había hecho, romper una confidencia
-hace como tres semanas, estuvo en mi consultorio, llorando, muy triste… para que le recete las pastillas del día después, imagínate, me quedé helada.
-aja…
-no me quiso decir con quien había estado, ella que es tan meticulosa y temática, haber tenido relaciones sin protección, casi me desmayo, no lo podía creer
-aja…
-che te interesa lo que te cuento o ¿no?
-Sí, te sigo, tu hermana casi una santa y ¿qué paso?
-que odioso por favor, porque haces ese comentario, ni sabes quién es Patricia, ella tuvo un solo novio y con él único que tuvo relaciones y de los demás hombres que anduvieron en su vida, incluido tu amigo Guillermo, (bien de bruja el comentario), no pudieron hacer que ella pase a otro nivel, para ella es muy importante o por lo menos siempre me contó eso
-y que pretendes que diga y además que gusto de hacer una novela por todo que tenes Sonia y como no me sensibilizo del drama, soy un odioso primera marca, (agregue más caliente todavía)
-que puedo opinar de una mujer de 30 años, profesional, queres que piense que dio el mal paso de la sirvienta seducida, pobrecita, vamos Sonia, es una boluda grande.
-Y si cometió un error o “ella” lo ve como un error, avísale que todos los cometemos, cada día, pero que de ahí tu vida sea la trama de una novela, perdóname pero no lo entiendo, me levanto a las 6 am, trabajo con albañiles y ojala supieras lo que es eso, casi 18 familias dependen de mis decisiones y además llego a la casa y tengo tres bocas que alimentar y todo éste toco de facturas que pagar y mañana lo mismo y así todo los santos días de mi vida, te imaginas que si me echo un polvo y me agarra algún ataque de drama, donde se va todo esto… soy un odioso como vos decís, me debería hacer un puto sufrido y paga todo vos ¿dale? y sufro todo lo que vos quieras y como te encanta criticar y hacer juicios de valor de mi persona (ya me había subido a la moto mal)
Y mi mujer que últimamente anda más prudente que nunca, hizo un sabio silencio y no toco más el tema.
No hay cosa que me moleste más que una mina que se echa un polvo y después le agarra ataque de conciencia y pretende no se… viendo la actitud de Patricia, mas lo que me conto Sonia, que se vaya a la recalcada…
Vino un par de veces a la obra, no le pase un cinco de pelotas y me además me daba el gusto que contestarle a cada cosa que me preguntaba, cortante y arrogante.
Se termino la obra, todo muy bien y conformes, en menos tiempo, gran inauguración con invitados, copetines y bebidas y bla bla bla en los sociales de rigor, fui un rato con mi mujer, que de mujeres bellas por favor, hasta mi mujer estaba muy linda con una pollera corta, después le dije que andaba mal del hígado y me fui, muy de histeriquito lo mío, estaba Marcela una diosa ese día, con un pantalón ajustado y una blusa de hilo tejido muy deseable y Patricia con un vestido un tanto corto, en tono azul, muy preciosa, que mirarlas a las dos era como que me había agarrado bronca, no poder cogérmelas mas, sobre todo a Patricia.
Paso un tiempo y un día, mensaje de Patricia “cuando vas a venir por el consultorio, así vemos tu implante… ¿te acordas?, una sorpresa de aquellas, obvio que ni conteste , al otro día más mensajes y después varias llamadas, no le conteste nunca y no porque no tuviera ganas enormes de verla, estaba como marica herida y una charla con mi genio, la echaba a perder mal del todo … hasta que un día tipo 18.30 hrs, cerrando el día laboral, salgo de una obra y cuando llego a la esquina, se me pone un auto a la par me toca bocina y me dice que pare, era Patricia, estacioné, me baje de la camioneta, me dirigí al auto de ella y por el lado del acompañante me acerco, la miro con cara de sorpresa y ella con una sonrisa
-hola, porque no contestas mis mensajes o atiendes mis llamadas,
La miro como si… no sabía si echarla a la mierda de una o no sé, me le quedo mirando
-Mario, necesitamos hablar
-¿necesitamos?
-¿vos no lo necesitas acaso? (contra ataco)
-yo lo hubiera hecho hace tres meses atrás, ahora me da la impresión que vos sos la que necesitas y me queres engatusar que ambos necesitamos, mira como lo necesito, chau.
-Mario por favor (se baja del auto y me persigue un poco), no me trates así…
-No vengas con eso, por favor, que te trato mal o algo parecido, en serio
-quiero hablar con vos, casi nos no vemos, no vas los domingos y bueno busque la forma de encontrarte
-bueno hablemos, ¿está bien acá en la vereda o nos sentamos en el cordón?
-Por dios como te extraño, odioso de cuarta, esas contestaciones tuyas que me pueden
Era una especie de halago creo, no lo entendí.
Cerrá tu camioneta y vamos en mi auto, tengo un lugar, agarre mi maleta y me subí al auto, era cerca nomas en un edificio, no metimos en la cochera y subimos a un dpto.
Pocos muebles, cortinas berreras, olor a encierro, ni pregunte de quien era, nada de nada y me senté en una mesa con tres sillas, que era todo lo que había como living comedor y le fije la mirada, esperando que me iba a decir.
-No sé cómo empezar,
No sé porque supe que debía hacer silencio y ser paciente, llegaría mi momento… Le pedí que se siente, que se tranquilice y eso hizo, realmente estaba como temblando, no sé porque le intimidaba tanto mi presencia y si sentía eso, traerme a éste lugar, los dos solos, a escondidas… en fin
-después que paso lo que paso
-¿paso qué?, ¿cuando hicimos el amor? Interrumpí buscando las aclaratorias tontas, pero esenciales.
-sí, de ese momento mi vida esta patas para arriba, todo lo que siempre trate de formar de mi, de mis valores, de mi forma de actuar y de mi pensamiento de los hombres, me lo tuve que tragar, es como que siento que no soy nada, se fue todo en dos segundos, cuando me besaste esa noche y no supe mas del control de mi y desde ese momento, no poder sacarte de mi cabeza ni un solo instante, después que te fuiste esa noche cuando por ratos me seguía saliendo tu semen a pesar de haberme lavado varias veces, en los días siguientes recordarte dentro mío, cuando me dolía y me ardía la vagina con el roce de la ropa interior o al orinar, tener los pechos rojos e hinchados de tus besos, de tus mordidas y lo áspero de tu barba, un dolor que me excitaba como jamás me paso antes, tener que tomar algo para evitar el embarazo y tener que mirar a mi hermana y sentir en mi razón que hice muy mal y pelear con mi corazón y mi piel, que no dejan de llamarte y que no saben de razones y corduras, trate de alejarme de vos y poner en orden las ideas, mentir una historia a Antonella de que te no te soportaba mas, porque sos un odioso, para que ella trate con vos, pero no verte me mataba, te llore muchas noches y mi piel te llamó muchas noches también.
Qué situación de mierda, en mis malas intenciones, quería a lo sumo unos buenos polvos, en ese morbo de que sea mi cuñada y me encuentro con una casi virga, poco cogida, casi enamorada.
-estas confundiendo las cosas, una cosa son los valores de la vida y otra tu sexualidad, lo que a paso entre nosotros, está mal por las cuestiones de familia y de lo que uno puede lastimar a otros con nuestros actos, pero no está mal desde lo que uno siente, no me vas a decir que te paso lo que paso, porque sos una calentona o ¿sí?
-jamás hice una cosa así, aunque no me creas, solo estuve con un solo hombre en vida.
-estas volviendo a confundir Patricia, yo no soy el que te va juzgar, así hayas estado con mil o con uno, eso a mí no me importa y ante mis ojos eso no te hace mejor o peor, yo hice en ese momento lo que sentía, cuando me enfrente a mi juicio, es un pecado que deberé pagar, pero no me pidas que me arrepienta, besarte fue una de las sensaciones más bellas por la que he pasado y un tesoro preciado como recuerdo.
Hice silencio, esperando ver su reacción, creo que me miraba sorprendida y un poco emocionada
-además, vos estabas llorando, nerviosa y yo, no sé cómo decirte… capaz que debí ser mas cuerdo, ojala me puedas perdonar algún día.
Creo que no fueron las palabras justas pero efectivas seguro, Patricia se emocionó, eso de sacarle el peso de la culpa y la actuación del pedido de perdón fue una buena jugada.
-no te arrepentís entonces (me tomo la mano en esa expresión de cariño y emoción)
-jamás y no me pidas que lo hagas
Y me pare para irme.
-¿porque te vas?
Se paro delante de mí, mirándome con esos ojos que duelen… una caricia en la cara, que hermosa mujer Patricia y le di un beso pegote dulce, en el cachete como disfrutando. Cuando me aparto para salir, ella me abraza y me besa con pasión, sin culpas, no vernos nos había lastimado, nos había dolido…
-déjame Patricia
-porque Mario, porque te queres ir
-porque si me quedo, tenes que ser mía, no tiene que haber culpas, ni cuestionamientos, sos mía para mí, para lo que yo quiera, mío tu cuerpo, mío tu corazón, mía vos mujer, sino déjame que me vaya.
Dudó, vaya que lo dudó, una mujer preciosa, acostumbrada a decidir quién, cuando, donde, acostumbrada a rechazar a no menos de diez tipos por día, un odioso albañil la apuraba mal, me mirada y me apuñalaba, en sus ojos podía leer lo que no me decía, de un lado la contradicción a sus valores, la traición a la hermana, traición el peor de los pecados y del otro lado la piel, el deseo, vaya a saber que la impulsaba o la movilizaba, ahí estaba, ya había decidido, solo que no tenía el valor de ejercer la decisión…
-viste, no te la bancas… te entiendo (ese no te la bancas, fue mortal, tratarla de cobarde a una mina, es peor que una orteada, igual que a nosotros, a cuantos nos habrá pasado, la frase típica no tenes la pelotas y hacer algo que ella quiere que hagas bajo el mismo lema)
-si me la banco
-decime que sos mía
-soy tuya
Mirándola con esa expresión no me convences…
-soy tuya, tuyo mi corazón, tuyo mi cuerpo
-dame tu palabra (besándola suavemente en la boca)
-soy tuya, te doy mi palabra…
Y se entrego, mis besos acallaron sus palabras, el abrazo la conmovió, el contacto con mi cuerpo la estremeció, tenía puesto un conjunto ropa de gimnasia, de un rosado suave, dos piezas, la campera y la calza súper pegada al cuerpo, una remera súper pegada en la parte de arriba, el pelo suelto, sonriendo me tomo la mano y me llevo al dormitorio…
-estoy todo sucio, quiero darme una ducha
Se rio bellamente y me indico el baño,
-quiero que vos me bañes…
En dormitorio era alfombrado, una cama matrimonial y con dos mesas de luz, un ventanal enorme que daba a un balcón, por la cual entraba mucha luz, al costado de la cama Patricia en medio de sus besos dulces y sentidos, desprendió los botones de mi camisa sacándomela, soltó el cinto, abrió el botón de mi pantalón, bajo el cierre y me bajo el pantalón, cuando estuvo casi abajo, desato los cordones de mis botines, sacándome todo, sin pararse me saco el bóxer, por suerte, dejándome libre la pija, parada y latiendo y se paro colgándose de mi cuello, besándome, entonces baje el cierre de su campera y se la quite, luego su remera ajustada de gimnasia, no tenia mas nada abajo, dejando al aire esas tetas hermosas de pezones parados hacia arriba y casi rubios, me agache y le saque las zapatillas, medias y despacito le baje la calza, una tanguita blanca con un corazón rojo bordado un poco más arriba de la gloria, que también saque despacio, disfrutando, grabando todo en mi sentidos, en mi memoria, Patricia me miraba hacerlo casi sonriendo, disfrutaba mi devoción al momento, a su cuerpo, yo no perdía detalle de su cuerpo, su cintura perfecta, su conchita chiquita escondida, en esas piernas súper cuidadas, súper depiladas, súper suaves, su pancita casi mostrando sus abdominales, su pupito chiquito, todo era hermoso, todo era deseo.
Me tomo de la mano y nos fuimos al baño, bajo la ducha me puso el champú y me lavo el pelo, luego con una esponja me enjabono cada parte de mi cuerpo, se quedaba por instantes en ciertas zonas, las piernas, la cola, la espalda, mis brazos y la pija, salimos del baño en la habitación, ella me seco, todo era muy despacio, todo era disfrutar el momento, todo…
Nos acostamos en la cama y nos mirábamos, sonriendo y besándonos, caricias, sentíamos nuestros olores, nuestros sabores, esos besos dulces, se volvieron pasión y las caricias excitantes, quería besarla entera, le pedí que pusiera su brazos al costado y como si estuviera de cuclillas en la cama, con besitos y lamidas recorrí cada cm de su cuerpo, el cuello, los brazos, le chupaba ciertos lugares, el codo, la punta de los hombros y ella con los ojos cerrados, gemía despacito, casi imperceptible, cuando sus pechos estuvieron en mi boca, los chupaba suavemente con mordisquitos en los pezones, suaves, paraditos como nunca, su gemido era más fuerte y más sentido, su bello estomago, su monte de Venus en mi lengua y baje besando las piernas, besar y chupar sus rodillas, sus tobillos, sus dedos, la planta de los pies y regresar para arriba por la otra pierna, cada cm en mi boca, cada olor de ella en mi, suavemente le indique con mis brazos que se de vuelta, cuando lo hizo acomodo su pelo al costado, le apoye la pija en el medio de los cachetes del culo y me quede en sus orejas, chupándolas suavemente, sus gemidos eran más fuertes, agarraba por instantes las sabanas cerrando con fuerza sus manos, los besos en su espalda, la estremecieron, las caricias de mis manos y baje besando los cachetes de su cola, baje por sus piernas, mordí su pantorrillas, como disfrutaba de su piel, cada cm era placer, se dio la vuelta poniéndose de frente y su cara de pasión, sus cachetes rojos, eran mi premio y baje, buscaba mi premio, esa conchita chiquita, de labios parejitos y finitos y ahí estaba, mojada entera, separe suavemente con mis manos sus labios y estaba ese liquido blanquecino, bellísimo, rico como ninguno y trate de seguir siendo dulce al chuparla, la excitación que tenia me nublaba, la pija parada a más no poder y chupe esa conchita, lamia con fuerza, exploraba, probaba y la comía, todo lo que se pueda hacer con la boca y lo que no también, yo solo estaba, ese olor de conchita casi de pendeja, por dios… que gloria; Patricia era gemidos y respiración entre cortada, muy excitada, las caricias intensas de casi cuarenta minutos habían sido efectivas, me pidió que me acueste y casi en simultaneo ella se me subía encima, me puse las almohadas para no quedar tan horizontal mientras ella besándome se acomodaba buscando la pija, no hubo preámbulos, ni preliminares, ni despacio que soy estrecha como en la vez anterior, derecho acomodo la conchita en la punta mi pija y se la trago sin demoras, increíble lo lubricada, lista y deseosa de ser penetrada, hermosamente dispuesta, me agarro las manos y sentada empezó a moverse, casi una experta, rozada y se penetraba buscando su placer, es hermoso llevar a una mina a esa situación, donde ella busca egoístamente su placer, no está pensando si le gustas y todas esas cosas en que siempre están preocupadas las mujeres, se movía subiendo y bajando con ritmo, mirándome con calentura, se rozaba su clítoris y gemía sin vergüenza, sin tapujos, si miedos, sin prejuicios, era su placer… hasta que me soltó las manos, y se me vino encima buscando un beso, de esos que te parten y después escondió su cara en mi cuello, eso me permitió morderle las orejitas y pedirle que se mueva y como lo hacía, subía hasta la punta de la pija y volvía a entrar arqueando su cadera magistralmente, en el fondo, pegaba como dos o tres bombeos echa placer, aproveche para acariciarles las tetas, caricias suaves al costado, como en círculos, hasta el pezón, que estaban duros y con otra mano, le acariciaba la espalda hasta llegar a la cola, no quería tocarle el agujerito, temí desconcentrarla, las caricias en sus nalgas fueron muy efectivas, ahí las agarre con las dos manos y le indique el movimiento y yo también me movía, poco a poco fuimos siendo uno, el movimiento era el mismo, saliendo y entrando y ella metiéndose y sacándose la pija… de pronto su gemido cambio, la presión de su vagina en mi pija cambio apenas, pero ya era distinto, me indico que iba a acabar, yo que me venía aguantando me deje llevar, bajo hasta el fondo, dio dos bombeos y sentí la contracción de su vagina, una humedad que bajaba, su grito cuidado… ahí le di dos bombeos rápidos y me salió la leche, la pija me latía fuerte y mi grito de placer, ella sintió la leche dentro suyo y mas placer le dio, ayudándole a que termine de acabar su orgasmo y ella el mío, moviéndose me saco dos chorros de leche mas… un instante sublime, nos fuimos aquietando lentamente, recuperando nuestra respiración, nos quedamos abrazados, un momento único.
Dicen que fue una costilla, hubiese dado mi columna vertebral...por verlas andar después de hacer el amor hasta el tocador y sin voltear... sin voltear...sin voltear, reza la canción tan famosa de Arjona, verla a Patricia irse al baño, con la mano en la conchita para que la leche no se derrame en la alfombra, las patitas abiertas, casi corriendo a los saltitos…
Al rato volvió con una toalla de mano y me limpio la pija, muerta por ese entonces, ella en su bella desnudez, con el pelo revuelto despeinado, su expresión de cariño y esa sonrisa dulce, acomodo las sabanas como para taparme y se metió en la cama conmigo, recostándose en mi pecho, recién se había hecho de noche, apenas habían dos horas y sentía como que eran dos minutos.

4 comentarios - Cuentos para un albañil (quinta parte)

pupito_82
Sublime, magistralmente contado