Morboso zumo láctico.
Lujurioso fanal tu mirada,
disimulada tu silueta
entre tu atuendo ocultada.
Nos marchamos del andén,
abandona el tren su letargo,
el mismo vagón nos contiene,
el nexo queda a nuestro cargo.
Nos buscamos, nos sonreímos,
nos extasiamos.
De nuestras vidas conversamos,
el roce de nuestros torsos
no evitamos,
al contrario, lo prodigamos.
Eres irreverente, pícara,
me miras descaradamente.
Soy un desconocido
en apariencias.
Mas te sueltas
y me cuentas tus vivencias.
Que no eres una aprendiz,
que eres prostituta, que eres meretriz.
Que buscas sexo en las calles,
en los baños, de bruces,
también en los autobuses.
Que eres ramera,
que eres madre soltera.
El precio queda pactado
ante semejante confesión.
El pago es por adelantado.
Tomas mi mano
y la introduces en tu seno,
siento el volcán ardiente
de tu leche caliente,
como lava incandescente,
como fuego envolvente.
Te coges de mi sexo,
me llevas a tus antojos,
en busca de algún vagón
careciente de ojos.
Nos cobijamos en lo profundo.
Te arrodillas.
Con mis manos te circundo.
Lames mi sexo,
deslizas mis ropajes,
mientras yo anhelo
beber de tu brebaje.
Sobre mi vientre te hundes,
el pecado se consuma,
en mi cuerpo te fundes.
Me ofreces tus oasis,
tu elixir de nodriza,
yo bebo ávido, sediento,
de tu calostro hambriento.
El éxtasis intenta el abordaje,
tu proa encallada en mi risco,
se confunde con el oleaje.
Llega tu orgasmo definido,
convulsiones y alarido.
Morboso zumo láctico
consumo de tus pechos,
turgentes, abundantes,
dulces tus pezones tremulantes.
Acabo bebiendo
tu licor de madre ausente,
mientras espasmos de placer
llegan a mi vientre.
Fría madrugada de viernes.
Desciendes en la próxima estación
Llovizna la mañana en tu evocación.
disimulada tu silueta
entre tu atuendo ocultada.
Nos marchamos del andén,
abandona el tren su letargo,
el mismo vagón nos contiene,
el nexo queda a nuestro cargo.
Nos buscamos, nos sonreímos,
nos extasiamos.
De nuestras vidas conversamos,
el roce de nuestros torsos
no evitamos,
al contrario, lo prodigamos.
Eres irreverente, pícara,
me miras descaradamente.
Soy un desconocido
en apariencias.
Mas te sueltas
y me cuentas tus vivencias.
Que no eres una aprendiz,
que eres prostituta, que eres meretriz.
Que buscas sexo en las calles,
en los baños, de bruces,
también en los autobuses.
Que eres ramera,
que eres madre soltera.
El precio queda pactado
ante semejante confesión.
El pago es por adelantado.
Tomas mi mano
y la introduces en tu seno,
siento el volcán ardiente
de tu leche caliente,
como lava incandescente,
como fuego envolvente.
Te coges de mi sexo,
me llevas a tus antojos,
en busca de algún vagón
careciente de ojos.
Nos cobijamos en lo profundo.
Te arrodillas.
Con mis manos te circundo.
Lames mi sexo,
deslizas mis ropajes,
mientras yo anhelo
beber de tu brebaje.
Sobre mi vientre te hundes,
el pecado se consuma,
en mi cuerpo te fundes.
Me ofreces tus oasis,
tu elixir de nodriza,
yo bebo ávido, sediento,
de tu calostro hambriento.
El éxtasis intenta el abordaje,
tu proa encallada en mi risco,
se confunde con el oleaje.
Llega tu orgasmo definido,
convulsiones y alarido.
Morboso zumo láctico
consumo de tus pechos,
turgentes, abundantes,
dulces tus pezones tremulantes.
Acabo bebiendo
tu licor de madre ausente,
mientras espasmos de placer
llegan a mi vientre.
Fría madrugada de viernes.
Desciendes en la próxima estación
Llovizna la mañana en tu evocación.
1 comentario - Morboso zumo láctico.