Papa y yo nos cojimos a mi hermana parte 1

n mi familia somos 4: papá, mamá, mi hermana vanessa y yo. Éramos una familia acomodada de la ciudad, nada nos faltaba y teníamos una vida normal, excepto por una cosa: siempre habiamos estado reprimidos en cuanto a hablar de sexo se refiere. Nadie tocaba temas relacionados con ello, sin embargo fuera de eso nuestra vida era normal.

Papá era un cincuentón que trabajaba en una agencia de seguros, muy vigoroso; mamá tenia unos 44 años, provista de un cuerpo envidiable, muy voluptuosa; piernas de campeonato, un culo grande y bien formado, un par de tetas grandes y hermosas con pezones muy grandes que siempre se le transparentaban con la ropa y una cabellera rubia brillante, mitad producto del ejercicio, mitad de algunas cirugías. Mi hermana era un bombón, con 19 años tenía un cuerpo exquisito y voluptuoso como el de su madre, e igual que ella tenía unos labios muy carnosos y abultados que exigían ser besados en el acto, también era rubia y contaba con un gran asedio de los chicos.

¿Que sucedió?, ¿Cómo llegamos a esto?. Resulta que la vida desde que recuerdo había transcurrido monótona y simple hasta hace un tiempo, nadie lo noto de inmediato pero cuando lo hicimos ya era demasiado tarde.

Papá era quién sostenía a la familia y mamá solo se dedicaba a la vida social, pues para la casa teníamos una criada. Usualmente mamá pasaba mucho tiempo con sus amigas pero gradualmente cada vez estaba menos tiempo en casa. Después, primero esporádicamente, luego con mas frecuencia alegaba que por sus actividades se quedaba a veces en casa de una amiga, marijose; sin embargo cuando se hizo muy frecuente y papá se puso intranquilo, le preguntó a marijose y esta respaldó a mamá. Con el tiempo mis padres se distanciaron y peleaban cada vez mas frecuentemente por culpa de mamá, papá nunca decía nada pero sospechaba que mamá lo estaba engañando con otro. Mi hermana no era de mucha ayuda, se había vuelto muy caprichosa, grosera y mandona, todavía mas de lo que era mamá, casi nunca venía a casa igual que ella, pues se la vivía de fiesta, yo las detestaba, pues mi hermana siempre fué muy caprichosa y a diferencia mía por ser mujer siempre la consentían mis padres y sobre todo sus novios, siempre andaba con mas de uno a la vez.

Mamá por su parte había exagerado últimamente, hasta que un día tuvo una pelea horrible con papá y ella confesó entonces que tenía un amante y que se iba a ir con él, acto seguido se largó de la casa para ya no volver, pues sabía que papá era incapaz de golpearla.

Días después se quedó de ver con nosotros para explicarnos, pero estaba tan enojado que le grité. Mi hermana intervino a favor de ella y acabamos peleándonos.

-Pues es culpa de papá por no complacer a mamá-. Dijo -Estás loca-. Repliqué. -Una mujer tiene que ir donde le conviene-. Me contestó burlona. No lo creía, estaba traicionando a papá. -Si me quedo con papá es porque me da dinero, llegará un momento cuando encuentre a un hombre que me convenga mas un esposo rico-. Me dolió tanto ver la terrible frivolidad de mi hermana, que de inmediato salí de ahí llorando de coraje.

No le dije a papá, pues en casa lo veía muy acabado y triste, realmente quería a mamá; no necesitaba mas problemas. Sin embargo ya no volví a ver a mi hermana igual, pues a pesar de todo aprovechaba la situación para sacarle mas dinero a papá.

Las cosas se pusieron peores, papá no negó el divorcio pero le afectó muchísimo, no solía tomar pero en el último mes había llegado borracho todos los días.

Yo me empezaba a poner igual a mis 20 años, ya casi no iba a clases en la universidad y con frecuencia tomaba algunas cervezas con los amigos en las tardes.

El día que todo empezó fue después de haber tocado fondo en las últimas horas. La noche anterior papá había llegado muy mal, diciendo que quería morirse, que ya nada le importaba. Vanessa lo escuchó pero al parecer no le importó pues se atrevió en el colmo del cinismo a pedirle dinero a papá para ir a un antro. Yo no me contuve y le grité; nos peleamos horrible y apunto estuve de golpearla, pero ella me dió antes una sonora cachetada y salió diciendo que los hombres de esta casa eran unos mojigatos. Papá pareció que no se percataba de nuestra presencia.

Media hora después salió enfundada en unos pantalones de cuero negro embarrados hasta las caderas, unas botas negras y una blusa también embarrada de piel de leopardo, estaba exquisita, voluptuosa e igual que su madre se le transparentaban sus grandes pezones. Tenía los labios pintados de rojo, cuanto deseé besarla y poseerla ahí mismo, pero era mi hermana y enseguida llegó su novio y se largaron dejándome con el pene erecto.

Al otro día, me levanté tarde, no había ido a la universidad, ni ella tampoco, pues se encontraba en el jardín de la casa tumbada en una silla para tomar el sol junto a la piscina, no podía verme pues estaba sobre ella; había estado nadando pués estaba mojada y se estaba secando al sol en un bikini negro, justo y excitante, tenía puestos los audífonos, estaba oyendo musica. Yo la estaba viendo desde un balcón justo encima de ella, era perfecta, dos bolas preciosas que aprisionaba él top del bikini eran sus tetas, unas pernas de modelo y unos pies delicados se movían juguetonamente, la contemplé como estúpido y mi pene saltó como estaca debajo del short con el que dormía.

-Que buena se ha puesto la zorrita-. Brinqué asustado, papá estaba detrás de mí, nunca lo había oído hablar así y menos de alguien de nosotros, continuó. -Se está poniendo tan buena como la perra que tiene por madre, está como para cogérsela-. No lo podía creer, pero a la vez me inyectó confianza y dije. -No, como para violarla-. Ví que papá también tenía una erección, no sé si me lo imaginé pero me pareció que ella reía divertida como si nos hubiera oído. -Lástima que soy su padre-. Dijo papá cuando se iba. -Pero también eres hombre-. Murmuré, no sé si me oyó, pero caí en cuenta que llevaba ya 7 meses desde que se había ido mamá y no tenía otra mujer para coger, que yo conociera.

Papá ya nunca nos reprendía por nada, así que no fui a la escuela pero en la tarde fui con mis amigos a tomar cervezas, me dieron la mala noticia de que lo más probable era que repitiera el curso debido a mis notas, me puse muy triste y mareado.

Les conté sobre lo que había dicho papá sobre morirse y que temía se suicidara, entonces Sandra, una chica atractiva que me gustaba me dió una muy buena idea, se trataba de hacerle una fiesta a papá con amigos y familiares, eso me animó un poco, le di las gracias y me fuí a casa bastante mareado, en el camino me detuve a comprar un pastel de chocolate para papá.

Como no teníamos familiares que estuvieran cerca para venir de inmediato y casi todos los amigos de mis padres eran por parte de mamá, decidí hacer la fiesta solo con nosotros tres.

Cuando se lo dije a vanessa estábamos en su habitación, esta se burló de la idea, dijo que era estúpida y que se iba a ir de antro otra vez, mientras se retocaba el labial rojo.



-¿Es que no te importa papá?-. Dije furioso. -Me importa cuanto me va a dejar en su testamento-. Respondió despreocupada-. Eso fué mas de lo que podía soportar, realmente deseaba matarla en ese instante, la odiaba; Comencé a respirar rápido y la ví, mi vida esta deshecha, ví su minifalda de cuero negro ajustada, sus medias negras en las que se enfundaban sus bien torneadas piernas, sus zapatillas de charol y su blusa negra pegada que se transparentaba dejando ver su sostén de encaje negro, melena rubia que le caía y por Dios esas tetas!. Mi vida hecha pedazos, mamá de puta con su amante, papá podría amanecer muerto, yo reprobado y esta puta, esta perra... Solo sentí una erección que me quemaba el pene, el alcohol en mi cerebro.

Me encontré a mí mismo dominado por mis instintos en lugar de la cabeza, ella me dió la espalda para ponerse una cadena, me quité la playera de un tirón, agitado la arrojé no sé dónde, temblando de excitación zafé mis tenis, desabroché mis pantalones y me los quité en un movimiento junto con los calzones, liberando un pene tan duro como una espada.

Me acerqué a ella en eso volteó y se quedó pasmada, no le di tiempo de nada, le dí una cachetada con todas mis fuerzas y la tiré, ella gritó pero no me importó, la tomé de la melena rubia y la jalé hasta aventarla en la cama mientras le gritaba furioso. -Que solo hay hombres mojigatos en esta casa?. Ella gritaba y salté sobre de ella como un tigre, como se resistía le dí otras tres cachetadas con mucha fuerza en la cara, quedó atontada.

-Perra desgraciada, te sientes superior y crees que tenemos que cumplir tus caprichos solo porque eres bonita?-. Dije mientras desgarraba su blusa negra transparente y jaloneaba salvajemente su sujetador negro de encaje. -Sí?, pues te voy a dar una lección puta, ya que no te importa tu familia te voy a violar!-. Grité al tiempo que estando sobre de ella le metía la mano bajo su minifalda buscando su vagina entre sus piernas.

Ella enloqueció en ese instante porque empezó a gritar. -No puedes hacerme eso, estás loco-. -Cállate!-. Grité mientras apretaba con todas mis fuerzas la entrada a su vagina por arriba de los calzones y con mi otra mano una de sus tetas. Ella pataleaba y gritaba horrorizada.

Con fuerza jalé hacia abajo su sujetador y vi entonces las tetas más bellas del mundo, enormes con grandes pezones, jugosas De inmediato me abalancé a devorar una y con mi otra mano masajeaba otra. -Papaaá!- gritó entre sollozos. De inmediato le dí un fuerte rodillazo en su entrepierna y mordí con fuerza su teta, ella lloraba pero no se resistía, chupé y babeé como perro largo rato sus tetas mientras masajeaba su vagina encima de su calzón

Ebrio de excitación comencé a subirle la falda, ella se espantó porque comenzó a debatirse violentamente, pero no era rival para mí, le subí la falda con cierta dificultad hasta la cintura, tomé su hermosa tanga negra de encaje ya manchada de sus flujos provocados por mi manoseo mas que por excitación, con ambas manos bajé violentamente su tanguita hasta sus pies y ahí la saqué y la arrojé lejos.

Ella lloraba y suplicaba desesperada mientras la abría de piernas para acomodarme entre ella. -No por el amor de Dios no lo hagas!, es que no me quieres?-. Le solté otra horrible bofetada. -Eres una zorra asquerosa que es tan puta que antepones el placer a la familia, que es lo que no quieres?-. Pregunté mientras que acomodaba a punta de mi pene en su entrada vaginal y lo restregaba. -No quiero que me cojas, por favor, por lo que más quieras no me violes!-. Decía desesperada.

-Se lo merece-. Dijo una voz al fondo, volteé era papá que estaba con los pantalones abajo masturbándose, ella también debió verlo porque gritó. -Papá ayúdame por favor!, Cómo puedes permitir esto?-. Papá que se masturbaba con furia dijo. -Tu y tu madre son unas perras putas mal paridas, nada les importa salvo tener dinero y un hombre guapo para coger, abusaron de nosotros; pero tu no te vas a salvar como tu madre hijita, vas a pagar el haber sido una zorra caliente-.

Vanessa no podía creer lo que estaba oyendo y como si hubiera sido completamente vencida, resignada a ser inminentemente violada, dejó de luchar y lloró tan fuerte como nunca la había visto.

-Hijo, has sido bueno conmigo-. Me decía papá. -Soy su padre, yo los traje al mundo junto con una perra y puedo decidir sobre ustedes-. Jadeaba, esta por venirse. -Hijo eres bueno y ya tienes 20 años, así que es tiempo de que ya te hagas hombre, aquí y delante de miií-. Estaba apunto de venirse y casi no podía hablar. -Hijo, te regalo a tu hermana para que te estrenes como hombre, es tuya, tómala, poséela como un macho y además véngate por todo lo que estas zorras se han burlado de nosotros-.

Se agachó y recogió los pantalones de cuero que había usado ella antes y frotó desesperadamente con ellos su pene otra vez. -Hijo, hazlo! Te lo ordeno!, Cógete a a tu hermana! Viola a esta zorra que se ha burlado de nosotros! Hazla tuya, será tu mujer, cógela! Penétrala! fornícala! viólalaaa!-. Se vino manchando el pantalón de cuero de su hija y cayendo de rodillas

Obedecí más rápido que un soldado, de un tirón penetré hasta el útero a mi hermana, estaba húmeda y estrecha, que placer; ella gritó entre sollozos Así montado sobe ella empecé a fornicarla con todas mis fuerzas mientras la besaba lascivamente en la boca. La penetré salvajemente, cada envestida de mi ariete parecía lastimarla. Estaba cogiéndomela de una manera obscena, peor que como si fuera una perra. De pronto me encontré en el cielo, me contraje en un espasmo y llegó la cumbre de la gloria...

Eyaculé violentamente dentro de ella... sacudiéndome con fuertes espasmos. -Ya eres mía perra-. Le dije. Me desplomé sobre su cuerpo, medio muerto y lleno del sudor de ambos. Ella lloraba aún, bajito, era un llanto triste como de niña. Estaba empapada del sudor de ambos, sus flujos y de su entrada salía mi semen blanco y viscoso de mi copiosa eyaculación momentos después que saqué mi pene de dentro de ella.

La manoseaba apretando su culo y a medio recuperar me puse a besar y lamer sus piernas y pies enfundadas en sus medias negras; después excitado desgarré las medias y le dije. -Eres una majadera que le gusta insultar a todo el mundo, ahora vas a usar esa lengua para mamarme el palo-.

-No- . Dijo débilmente mientras que me montaba ya con mi pene otra vez erecto hasta la altura de su boca. Ya le iba a soltar otra cachetada pero antes abrió la boca.

Puse mi pene entre sus carnosos labios y lo hundí hasta su garganta. Empecé a fornicara salvajemente por la boca, estaba profanando esos exquisitos labios, sentía rozar su lengua y como mi punta llegaba a su garganta. -Chupa!-. Grité al tiempo que apretaba y jalaba sin misericordia uno de sus pezones. Con asco empezó a succionar; me la estaba cogiendo por la boca!.

De pronto comenzó a sacudirse y a hacer ruidos extraños con la garganta; se estaba ahogando y pataleaba. -No te salgas hasta que te hayas venido-. Dijo papá muy atontado, estaba tirado en la alfombra revuelto entre los pantalones de cuero de vanessa mirando hacia acá.

Eso me excitó mas y la penetré con mas furia por la boca hasta que comenzaron los espasmos y sacudidas, miré el cielo y con fuerza eyaculé lanzando un chorro de semen que se estrellaba en su garganta; Ella se movía con asco.- Trágatelo o ahógate-. Dije entre gemidos.

Así a horcajadas se tuvo que tragar la mayor parte de mi semen, la otra parte le escurría por la comisura de los labios. Me quité para dejarla respirar, pero antes le pasé mi pene remojado en semen y saliva por sus ojos verdes y el resto de la cara embarrándola toda. Ella tosía con fuerza y trataba de aspirar aire en grandes cantidades, si se estaba ahogando; la mezcla de semen y saliva también le escurría por las fosas nasales y por la boca.

Hizo como si fuera a vomitar, pero le solté otra cachetada y le dije. -Si vomitas voy a hacer que te lo tragues otra vez zorra. Que ya no te gusta el semen? Y todos esos novios que has tenido? Te encantaba el de ellos, ahora trágate el de tu hermano-.

Ya no lloraba, solo suspiraba y se recostó exhausta en la cama, yo hice lo mismo, me eché a dormir a su espalda tomándola por la cintura, ella se había dormido. Así dormimos, bañados en sudor, con semen, saliva y flujos vaginales encima.

Ya no me ocupé de papá, pero por primera vez en mucho tiempo dormí calmado, con mi cuerpo totalmente relajado, sin preocupaciones, profundamente y sintiéndome mas macho que nunca. No era machista, siempre había creído en los derechos de las mujeres, pero a partir de esa noche ya no volvió a ser así. Mi hermana ahora tenía a dos machos en la casa e iba a sentir las consecuencias de pasar a ser la hembra de papá y mía.

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