El tamaño importa!

La noticia parecía sorprender a muchos, un estudio científico en Australia demuestra que las hembras "eligen" por el tamaño del miembro a sus machos.

¡La sorpresa ha saltado por el mundo!

La hipocresía diría yo.

Siempre se supo que una buena verga hace agua la boquita, hasta un chico hetero en un vestuario cuando ve al portador de un miembro de los buenos, se queda pasmado ante lo que él no tiene. Me lo han contado muchas veces y a los lectores también.

Todos y todas lo sabemos desde siempre.

Si una mujer pudiera elegir de forma objetiva entre dos hombres, uno al lado del otro, su mano iría al más grande. Sin duda.

La hipocresía, ese homenaje que la mentira le hace a la verdad, ha ido vistiendo con frases manidas las odiosas comparaciones: "chiquita pero juguetona", "el tamaño no importa, lo que importa es saber usarla", etecé, etecé.

Pero lo que siempre hemos sabido es que un buen tamaño atrae, aunque la mayoría de las mujeres se tenga que conformar con lo que tiene en casa (o no), en lo más profundo de su cuerpo le apetecería, al menos una vez en su vida, ser penetrada por una de esas vergas cabezonas, llena de venas sugerentes. Recorrer su dimensión y su sentir su peso, sentir como su cuerpo se entrega abriéndose húmedo a ese tornillo que la domina, sin salvación, que la hace temblar en un orgasmo vaginal firmemente ensartada en ese monumento de carne.

Llegado el momento de un acto sexual, en el que importa todo, la imaginación, la predisposición, el deseo, los juegos previos y al fin la intensa adaptabilidad del cuerpo humano, sabemos que sea cual sea el tamaño con un poco de técnica y pasión llegaremos a nuestro clímax.

Pero si ese momento se produce alrededor de la pija más grande será incomparable.
Único.

Yo, puedo dar testimonio por mí mism@, cuando era un muchacho adolescente y en un baño o en un vestuario tenía la ocasión de ver discretamente algunos de esos miembros notables, me sentía vacío, veía mi pequeñita pija, sin uso, sin futuro, despreciable, entonces crecía en mi imaginación la compulsión de palpar esas hermosas y grandes vergotas hipermasculinas, a veces alguien notaba algo y aprovechaba a rascarse o acomodarse la herramienta delante de mí, como una ostentación de macho, que me sumía aún más en mi auto castración mental. Esa humillación, apenas perceptible era dulce para mis deseos, que crecían a medida que avanzaba en mi adolescencia.

Al final esos momentos, más mi femineidad reprimida pero cada vez más notoria, terminaría derrotando mi lado masculino de forma irreversible, me dotaría de otras armas para acceder a la pija de la que mi cuerpo en cierto modo carecía, así llegué a que esos primeros deseos se terminasen convirtiendo en adoración y sumisión.

Entonces toqué el cielo con las manos (vaya metáfora), y entraron en mi vida y en mi cuerpo esas vergas duras, de macho, adorables y llenas de semen, blancas, negras, curvas, pesadas. Esas pijas que aprendí a ver desde abajo, arrodillada y sumisa, entregada, verlas sobre mí, sentirlas en mi boca, recorrerlas con mi lengua desatada, humedecerlas, darles placer, prepararlas para entrar en mí empapadas en mi saliva y mi deseo, hasta que encuentran mi agujerito más mío, que pasa a ser suyo, de mi hombre y su pija admirable.

Esa cosa enhiesta que entra en mi cuerpo y lo abre y lo domina con poder absoluto. Que me posee y hace hombre o tal vez hembra completa. Es cierto que duele, duele la felicidad, duele el orgullo, duele y duele hasta que lo siento entrar y salir y tocarme todo por dentro.

Así empecé mi vida de zorra, una carrera por sentir dentro todas las pijas que pudiera, homenajear con mi cuerpo a los auténtico machos, darles gusto, hacerlos sentir más machos todavía, darles gracias por dejarme sentir ese pene que hace girar al mundo.

Qué me vienen los australianos ahora a explicar que el tamaño importa, siempre lo supimos. Todos y todas.

2 comentarios - El tamaño importa!

xStyle +1
Creo que sí importa, también a los hombres nos gustan mas estrechitas pero es otra historia.