Dinero (Mensajes de Amor de Curso Legal)

Estimadas/os P! : Creo que lo mejor de este relato esla letray musica de Serrat que le dió origen y nombre. ¡Que lo disfruten...!

Diana era lo que todo hombre pretendió en algún momento de su vida: hermosa, con un cuerpo escultural, inteligente, refinada, de buena familia…
Fue mi compañera de secundario, de la facultad de medicina y ahora de trabajo. Con el tiempo alcancé la categoría de “amigo del montón”. Recientemente nos hicimos más cercanos, cuando supe adivinar destellos de tristeza que traspasaban su naturaleza perfecta. Hacía cuatro años estaba casada con un militar de carrera y atravesaba una crisis que amenazaba ser terminal.
Me dedicaba a escucharla, a la vez de mirarla con una enfermiza mezcla de deseo y respeto. Nunca estuvo a mi alcance y ahora me sentía algo ruin ante la posibilidad de aprovecharme de la situación. Me faltaban dos días para salir de vacaciones, cuando el jueves después del almuerzo me confesó que a sus problemas de pareja se habían sumado inconvenientes económicos. El marido dejo sin pagar su parte en compromisos mutuos y se encontraba cada vez más asfixiada por deudas y trámites del divorcio. No tenían hijos, pero la posibilidad de tener que volver a la casa de sus padres la consternaba sobremanera.
Por primera vez en años de conocerla, la abrace intentando contenerla. Comencé a incomodarme ante las reacciones de mi cuerpo incapaces de respetar su aflicción o mis nobles intenciones. Durante la noche imagine como ayudarla…
El viernes temprano pasé por el banco y retiré la mayor parte de mis ahorros. Los puse en un sobre y fui por su consultorio a tomar unos mates. La mañana estaba tranquila y me quede una media hora al acecho de la oportunidad de dejar el dinero en su cartera. Sobre medio día me alcanzó saliendo del sanitario. Apoyando su cabeza en mi pecho tiernamente, dijo: -“Gracias, pero no puedo aceptar”-
-“Ya sé que no vas a solucionar tu vida, pero al menos te sirve para sobrellevar el momento” – contesté.
Caminé con ella del brazo y me condujo a un cuarto de servicio para besarme cálidamente, hasta que no pude hacer otra cosa que corresponder. Los roces cada vez más intensos amenazaban con deshacer nuestra reciente amistad, cuando la aparté bruscamente.
- “Acá no, no te agregues otro problema” – susurre, como fuera yo la damisela en apuros.
-“Tenés razón, pero la seguimos esta noche. Buscame a las diez por la esquina de casa, ok…?-
Asentí en silencio, exultado ante la propuesta. Pasé por la administración a poner orden unos papeles, cuando Alicia me hizo notar que tenía algo de rouge en los labios -“Doctor, ese color no lo favorece…” dijo con cierta malicia la hermosa joven que a pesar de tener pocos días en funciones parecía captar hasta los mínimos detalles.
Partí luego de completar unos formularios y de limpiarme los labios con un pañuelo que ella misma me ofreció.
Cuando Diana subió al auto en lugar y hora señalada, lucía parca y distante. Al verla así me apresuré a preguntar:
-“Donde te gustaría ir..? Podemos cenar o tomar algo o…”-
-“Llevame a tu departamento”- respondió en seco.
“Que carajos le pasa a esta mina…” pensaba desconcertado.
La deje en la puerta del edificio con un juego de llaves extra, mientras que yo llevaba el auto a la cochera distante un par de cuadras y entraba con paso distraído, cuidando las apariencias.
En el ascensor trataba de recordar donde estaban las velas aromáticas, el cd de Joan Manuel Serrat que le compré y nunca me anime a entregarle…
Al entrar vi iluminado el umbral de la puerta del baño -¨ ¿Te sentís bien…?” pregunte preocupado -
-¨¿Tenés vino…?” contesto sin abrir–
En la cocina seleccionaba de mi pequeña bodega un torrontes tardío pensando que sería de su agrado cuando sus tacos delataron sobre el parquet un recorrido que termino en la alfombra del living. Al segundo, la particular voz del cantante español sonaba de fondo. Me acerque con la botella y dos copas cuando ella prendió el velador del rincón y me cegó con su abrigo abierto. Tenía un corset de encaje negro, culote y medias con portaligas. La visión me paralizó. Con naturalidad, tomo las copas y el vino para dejarlos sobre el equipo de música y se sacó por completo el abrigo. Todavía estaba inmóvil cuando fui arrasado por ese vendaval de mujer que me besaba desenfrenadamente.
Su lengua contagiaba lujuria a cada trazo por mi piel. Mi cuerpo no reaccionaba y se sometía a su voluntad.
Me desvistió a su antojo y se esmeró con mi virilidad vapuleada que empezaba a mostrar signos de latencia. Se quitó el culote y monto mi cuerpo envuelta en jadeos licenciosos.
Me deje devorar mansamente, acompañando sus gemidos con los míos. Cuando el clímax se tornó culminante escapó de su garganta un grito en forma de aullido y sus uñas surcaron impiadosas mi espalda torsionada. Casi sin pausa, me rodeó con su encanto y me arrastro con promesas perversas por el pasillo, las que habrían de concretarse donde indicaran sus caprichos. Ya solo vestida con su perfume, sus manos encausaron mis labios por todo su cuerpo, deteniéndose donde el placer lo exigía. Descubrí la fuente de la cual fluía ese bálsamo embriagador; un elixir tan poderoso que doblegaría a cuanto ser fuese convidado. Sediento de pasión abrevé de ella. En la comodidad de la cama, nuestros cuerpos como uno dibujaron formas complacientes alternando dominio o, en ocasiones, disputándolo. Mi fálico rastro se desvanecía en su interior resbaloso, mientras se mecía al compás de la agitación mutua. Su espalda se arqueaba una y otra vez. Sus pechos asomaban desafiantes, exhibiendo turgencia y urgencia en sus reclamos de caricias posesivas. En un ir y venir de orgasmos lance un último embate a pleno con mis brazos bajo sus piernas y mis manos por detrás de sus hombros, arrinconándola en una esquina de la habitación, sin más apoyo que mi entrepierna. Me puse de rodillas sobre el piso. Sus movimientos se tornaron cautelosos hasta comprobar que no cedería al esfuerzo y que el goce simultáneo era la meta. Lentamente, se dejó guiar por su instinto de animal en celo acompañando mis estoques certeros, reiterados, profundos. Presintiendo el inminente final, clavo sus ojos en los míos y sus dedos se posaron mi lengua para compartir el ansiado final con un grito ahogado, pero estremecedor…
El día insinuaba las primeras luces cuando el ocaso alcanzó mi conciencia. Horas después, recorriendo el departamento
encontré una nota: “Anoche lo pasé genial! Gracias por el cd (por qué no me lo diste antes?). Disfruta tus vacaciones y a la vuelta hablamos. Besos” y al pie estampados sus hermoso labios. Todavía no salía de mi asombro, al descubrir tan feroz sexualidad en la mujer que había deseado tantos años y equivocadamente supuse tierna y frágil.
Pasé el fin de semana en el departamento. El lunes iba camino al banco a consultar por un préstamo, cuando un llamado urgente me convocaba a la administración del hospital puntualmente a las 9. Justo cuando armaba planes para una escapada en compañía de Diana…
Al llegar a la oficina me topé con ella firmando una pila de papeles. Sonrió nerviosa, sorprendida…
-“¿Qué haces por acá?” Inquirió evidenciando aún más su incomodidad-
-“Vine a devolver un pañuelo…”, mentí, sacando uno mío que tenía en el bolsillo a la vez de rogar complicidad con la mirada –
Alicia intervino en mi ayuda, tuteándome: “Si no hay apuro, me lo dabas esta noche igual… pero aprovechá y despedite de la Dra, que se muda a Buenos Aires. ¿No te contó tu amiga, que se va a trabajar en la clínica que inaugura el Dr. Mendez (jefe del servicio de cardiología)?… ¡qué suerte tienen algunas, trabajo y amor, todo en el mismo lugar!-
Diana se puso pálida y yo no entendía nada… o mejor dicho, no quería entender. Ella bajo la mirada y escapo. Nunca más la vi.
Me volví hacia Alicia que sostenía un cd que me resultaba conocido.
-“Me lo vendió diciendo que era un regalo del marido y no lo quería más. Se lo regaló Ud., verdad…?”-
-“Conservalo en agradecimiento, por abrirme los ojos…” contesté cabizbajo.
-“Esta mosquita muerta abrochó a unos cuantos de salida. Entre esos a Ricardo, mi reciente ex novio…” -
El joven en referencia era un pasante ingresado un par de meses atrás y obviamente otra de sus víctimas.
-¿Cómo te diste cuenta…? , pregunté curioso a pesar del mal momento-
-“Vea Doc, soy mujer y estoy en los detalles. El labial que usa esta perra no sale dos mangos, no es fácil de conseguir y muy difícil de confundir”-
Me despedí sin palabras y con el ánimo a la altura de una uva pisada. Di unos pasos cuando ella me dijo:
-“Si no le molesta esta noche paso por su departamento a buscar mi pañuelo. No se preocupe, tengo sus datos”-
Le insinué un beso en el aire aceptando con agrado. La vida continuaba y era mejor hacerlo en buena compañía.
Alicia resulto una amante insaciable y complaciente al punto de visitarme cada tanto con una amiga...
A veces nos quedamos a dormir los tres en su casa.
Otras noches quedo solo en mi departamento. Salgo al balcón mirando al sur y pienso en Diana. Suspiro al recordar el roce de su piel. Miro el teléfono de reojo y censuro mis ganas de llamarla...
¿Que podría decirle si atendiera...?
Seguramente enmudecería al escuchar su voz. Debería tener un buen argumento o algún motivo valedero... o simplemente confesar que la extraño y que puede contar conmigo, aunque solo sea para enviarle dinero.-




link: https://www.youtube.com/watch?v=imZiO_1uITQ

16 comentarios - Dinero (Mensajes de Amor de Curso Legal)

Promete +1
Excelente relato, ambos me gustaron. Espero leer otros escritos.
SercartocCostin +1
Lo agrego a favoritos lo leere con calma por la noche 🤤
Lady_GodivaII +1
Comencé a incomodarme ante las reacciones de mi cuerpo incapaces de respetar su aflicción o mis nobles intenciones Exquisito, excelente redacción, sensualidad. El papel del anti héroe me encanta...Por favor siga deleitándonos con estos relatos 😘
FurtivoAC +1
Gracias por pasar y celebro que le agrade 😄
viciosomdq +1
Me pareció muy bueno, excelente redacción y muy bien planteados los momentos hot... lo que no me cierra de la historia es que si habían sido compañeros de secundaria, luego facultad y encima compañeros de trabajo tendrían que tener un poco mas de conocimiento mutuo, no se... como que de pronto se descuelga con una jugarreta así con alguien que conoce de toda la vida? O yo no entiendo que el dinero tenga TANTO poder...
lalocadelpizarron +1
buen relato, me encantooooo van puntos (los que me quedan hoy)
FurtivoAC
Que bueno tener gente nueva entre los lectores! 🙂
Gracias po comentar 😆
alex-mak +1
Muy buen relato amigo, excelente, hay muchas zorras vestidas de ovejas, un abrazo buen miércoles. No dejes de escribir tienes un gran talento. saludos.
FurtivoAC
"...hay muchas zorras vestidas de ovejas..."; si pero tambien es cierto que uno se equivoca con alguien y lo idealiza 🙄
Gracias por pasar y por semejante comentario...!
BigWomanNQN +1
Una reverenda yegua....que queres que te diga...pero me gustó leerte! besos
FurtivoAC
Que bravos se han puesto con la Dra. 😤 😤 😤
Agradezco muchísimo tu comentario 😘
pepepinta123 +1
me fascino el relato amigo, muy bueno el papel del personaje, +3 que tengo. Saludos
morochadel84 +1
Ay, qué hdp...

Qué lindo cuando un relato te hace sentir tanto.

Excelente escritura señor... La redacción, la ortografía, la sutiliza e intensidad, la vuelta de tuerca... Un gusto encontrarlo.
FurtivoAC
Mayor gusto el mio, al haber sido encontrado. 🙂
fonts24 +1
Solo vemos lo que queremos ver, por desgracia...
Que buen relato!!!
FurtivoAC +1
Es cieto, a veces el problema esta en uno mismo 🤷
Gracias por comentar 🙂
luismiguelito78
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Excelentísimo relato Amigo @FurtivoAC.. esperamós más de vos para este 2015 🙌

Dinero (Mensajes de Amor de Curso Legal)+10 para VOS 🎅