Mi Recatada Esposa Cap. 1 Escena 1

Mi Recatada Esposa Cap. 1 Escena 1 ("Gózame Más Mi Macho" )

¿Por qué fue que todo esto comenzó?. En realidad creo que no lo sé. Quizás algo tuvieron aquellas fantasías y relatos que desde temprana edad comencé a leer cuando por accidente encontré el escondite secreto donde se hallaban todas aquellas novelas eróticas y policiacas que mi padre o hermano mayor guardaban con tanto recelo. El caso es que entre todas aquellas portadas, páginas, párrafos y renglones tan llenos de evocadoras y candentes escenas que relataban las más desmedidas situaciones que transcurrían entre personas adultas desconocidas aun para mi febril mente, y por mi cuenta pronto comencé a imaginar todo posible tipo de escenarios o cuestiones por las que personas de mi entorno inmediato pudieran prestarse a que les sucedieran. Y así como cualquier hombre normal nacido en el siglo pasado., con mis propios miedos, tabúes y fantasías que fueron creciendo junto conmigo., llegando, después de algunos arrebatados romances finalmente a casarme con la bella mujer que ahora es María Isabelle, madre de nuestro querido pequeño. Y quien pese a haber ya haber estado casada anteriormente con otro hombre y haber concebido a otra criatura, siempre se había mostrado un tanto cuanto reservada conmigo respecto al sexo, permitir que se hablara en la cama o cualquier otro lado gran cosa acerca de mis fantasías o las suyas., y mucho menos comentarme acerca de su vida anterior o relaciones con su esposo o cualquier otro compañero que hubiera tenido antes de conocerme. Así fueron las cosas durante nuestro matrimonio, hasta que quizás por el aburrimiento o el hastío que de repente surge dentro de la vida familiar, no de padres, sino de pareja, de pronto algo pareció comenzar a cambiar en su actitud tiempo después de que naciera nuestro niño, quizás por la edad de ella que al aproximarse ya a los cuarenta buscó aun sentirse vigente, atractiva y sensual después de haber traído al mundo a dos hijos. Al tiempo de conseguir un nuevo trabajo como asesora de auditoría, se inscribió al gimnasio para reafirmar su agraciada figura; poner en forma sus deliciosos muslos, rebajar alguna llantita que la hacía sentir disconforme su cintura y tonificar la contundente redondez de sus glúteos. Aunque lo que definitivamente no pudo disminuir prácticamente ni un ápice fue el tamaño de su voluminoso busto., el cual pese a que yo siempre le decía que para mí era uno de sus principales encantos, a ella después de su segundo embarazo había empezado a hacerla sentir injustificadamente apenada de su tamaño. Incluso llegó a darse la situación de que sin que en realidad su busto sea de aquellos escandalosos o desproporcionados para su figura, al ser necesario que en algunas marcas de prendas íntimas, no le acomodara o llenara sobradamente algo más que la copa C de talla, para asombro mío una noche me dijera que había pensado en la idea de acudir a ver a un cirujano estético para que se lo redujera. Ante lo que sorprendido le dije que estaba completamente loca por pensar siquiera en dicha posibilidad. -...Es que lo que se usa ahora son los cuerpos más delgados Daniel. Tú no sabes lo que es tener que andar cargando estas cosotas que me hacen ver gorda... Te aseguro que todos tus amigos y sus novias de seguro se ríen de cómo me veo... Me veo pasada de moda...- Recuerdo que me alegó. Ante lo que le contesté que simplemente aquello no era cierto., y si bien, aunque mis amigos la respetaban a ella cómo mi esposa, en más de alguna ocasión me había ya dado cuenta de lo mucho que les atraía: -...Te aseguro que les encantas., y si alguna de sus novias flacas te miran o te critican, te aseguro que es por celos y envidia y no por otra cosa Isa... -Lo que pasa es que a ti te gustan esas mujeres como las de tus cuentos o aquella revistita o librito que tienes allí en tu buró... Afirmo categórica, evidenciando que aunque no me lo hubiera dicho antes, había estado husmeando entre mis pertenencias o al menos sabía de lo que guardaba dentro de mi buró. -¿Cómo se llama ese que más lees?... ¿ "Goza mi macho"?... ¿O "Gózame mi macho"?... Inquirió en tono confuso entre severo y burlón. Para concluir enseguida: -De veras que yo no sé por que lees esas cosas.,¿ de veras te excitan o crees que las mujeres hacemos ese tipo de cosas cuando ustedes no están; nuestros jefes o cualquiera que se para dentro de nuestra oficina durante el día?... Cuestionamiento tan profundo que, al sentirme desarmado por completo y expuesto de mala manera ante ella ya no supe que contestar y sin querer entrar en más detalles sobre lo mismo, simplemente opté por callar y cambiar de tema. Aunque recuerdo que de cualquier manera., luego de aquella conversación las cosas comenzaron a ser diferentes y de pronto la cuestión del tamaño de sus pechos dejó de aparecer sobre la mesa, y más aún, para sorpresa mía de repente volvió a comprarse zapatos de tacón mas que altos, y ponerse para salir al trabajo algunas faldas cortas acompañadas de blusas que si no en extremo o nada inapropiadas, al menos en un principio ocasionalmente volvieron a ser escotadas como las que usaba antes de casarnos. Lo cual celebré. Así las cosas, por durante un tiempo la vida volvió a la normalidad y yo disfrutaba salir los fines de semana con Isabelle y los niños a comer a algún buen sitio y hacer nuestras compras. Especialmente cuando la ocasión se daba de que, como a muchos maridos en la actualidad nos sucede, al encontrarnos en alguno de nuestros centros comerciales favoritos, sin saberlo ella, al pedirme que la acompañara a alguna tienda a buscarse alguna prenda nueva para su renovado guardarropa de oficina, me permitía poner un poco de lado mis frustraciones y secretamente fantasear con la posibilidad de que como parte de aquel inesperado cambio de actitud y vestimentas que ahora la renovada Isabelle tenía, se atreviera a ser más atrevida y yo de alguna manera pudiera conseguir que aparte de que fuese mas abierta conmigo respecto a el sexo y detalles de su pasado, se convirtiera en la esposa coqueta que yo siempre había soñado tener., e incluso mostrara un poco más de su cuerpo a los demás. Así, cada vez que ella pedía mi opinión sobre alguna falda o vestido, yo siempre le sugería que llevara la que fuera más corta o entallado, y cuando en una ocasión en que estaba buscando que ponerse debajo de un vestido que había escogido., aun cuando jamás había tenido , ni creo que algún día tenga nada en contra de los panties o juegos de prendas íntimas tan delicadas y femeninas de encaje con transparencias que regularmente usaba para mí o durante el día, me apresuré a sugerirle que en esa ocasión llevara además de un encantador juego de lencería cuyo estilo de pantaletas había yo descubierto recientemente en alguna revista que había visto, y que consistía en algo semejante más bien a una banda o cinturoncito ancho de encaje que ciñéndose al contorno de las caderas y glúteos de la modelo, de repente de algún lugar entre la diáfana tela, surgía una delicada lengua de material que cubría la entrepierna y serviría para proteger los rincones más íntimos de su anatomía. Y le propuse que aparte de esta, el juego de brassiere que lo acompañaba y otras prendas, llevara también una tentadora tanga que al encontrarse en el mismo exhibidor de la marca, parecía ser la segunda opción para coordinar el sugerente jueguito de ropa interior.... No., no sabes lo que dices. Esas son incomodísimas para traer puestas... Sientes como si trajeras todo el día algo allí en medio metido...- Intentó oponerse explicándome su razón. -Pero si no tienes de esas... Yo veo que ahora todas las mujeres las usan., y no creo que sean incomodas si tantas que veo en la calle durante el día van como si nada. ¿Tú como sabes que son asi de incomodas?...- Argumenté -Bueno si, es que si me he llegado a ponérmelas pero no me gustó, se siente como si trajeras algo allí entre las pompas y que todo mundo te anda viendo como si no trajeras puesto nada debajo... Por eso es que nunca me has visto con unas. - Aclaró antes de proponerme: - Mira., ¿por que no mejor me llevo estas que me escogiste, que casi parecen una tanga por lo delgadito de la tira de en medio, y si quieres me compro unos de esos transparentes que también tanto te gustan?... Si veo que no me parecen tan incomodas luego venimos y me regalas la tanga u otra que quieras... -Además, ya pronto va a ser tu cumpleaños y nuestro aniversario. Y si te portas bien...- Dejó en suspenso la sugestiva oferta, que como si fuera más que claro para todo le mundo lo que aquello podía significar tan sólo completó con lanzarme una enigmática mirada acompañada de la más picara aunque igualmente desconcertante sonrisa. Interesantemente para mí, al menos yo si lograba entender a que se refería con aquella sonrisa y su ofrecimiento., y aunque en verdad tenía unas ganas tremendas de verla o al menos saber y darme cuenta el día que llevara puestas debajo aquel tipo de descocadísimas pantaletas, decidí no insistir más por el momento, aun cuando me llamaba la atención tanta renuencia y el hecho de que también me comentara que lo malo que ella le veía a las tangas era que aunque supuestamente esto no debía ser así, muy frecuentemente se notaban más las pantaletitas de corte regular , y ella suponía que en realidad las mujeres no deberían de usarlas de manera tan cotidiana. - No sé, para mí , es como si quisieras irles gritando a todo mundo... Hola , ¿ya vieron como se me marca la tanga? ... ¿ya vieron como se me notan?... Por eso prefiero las normalitas de encaje o hasta las transparentes que tanto te gustan... Así sólo yo y el que las vea tiene idea de lo que realmente traigo debajo... - De repente me reveló. - ¨¿Él que te las vea?... - De pronto, aturdido ante semejante posible implicación que había podido sugerir con sus palabras, abrí los ojos como platos al preguntar exactamente a que se refería. -¡Ayshh!... Que bobo eres tontito!... Claro que no me refería a ti ...o a mi - De inmediato añadió, antes de aclarar: -A lo que me refiero es que, por ejemplo, los calzoncitos blancos transparentes que me pongo para ti, ni te imaginas que los traigo puestos hasta que de repente sin que te lo esperes te dejo que me los veas., ¿ si entiendes?... ¿No supondrás que me los pongo nada más porque sí, verdad?... Esos me los pongo cuando te has portado bonito conmigo y sé que me los vas a ver puestos... O si no estuviera contigo o casada supiera que alguien más me los va a ver.- Explicó antes de concluir cuando nos dirigíamos ya a la caja a pagar por sus cosas. - Yo creo que es casi lo mismo con las tangas... Son tan incomodas que un hombre debería bien claro saber que cuando una mujer se las pones es para agradarle y que la vea., no para andar de diario por la calle dejando que todos las vean y se imaginen cosas...A no ser que ande una en busca de novio... Finalmente ella como siempre, me cambiaba el sol por la luna, y lo que inicialmente yo había estado suponiendo y fantaseando acerca de convertirse en una mujer más coqueta y descarada., de pronto se venía otra vez hacia el suelo, e incluso hasta conseguía hacerme sentir malvado por permitir que llegaran a mi cabeza tan insanos pensamientos, cuando ella lo que me decía es que tan exquisito placer de observarla y saber acerca de detalles tan íntimos que ella me regalaba, eran únicamente en beneficio mio y para mi goce exclusivo. De cualquier manera, la decisión ya había sido tomada por ella y yo sin más entendí que bien podía mi Isabelle tener la razón absoluta sobre el asunto., por lo que sin alegar extraje de mi cartera el plástico para pagar y que cargaran las compras a mi cuenta de crédito., gustoso de tener a mi lado a tan adorable mujer por esposa. Días, o una semana más tarde tal vez, sin esperarlo de ninguna manera, al estar ya por acostarme luego de llegar tarde a la casa tras haber tenido una reunión de última hora con el director de crédito de uno de los importantes bancos con los que trabajo., y que cuando llegué Mary, sin haber podido esperarme a cenar con los niños, hubiera subido a dormirse, sin hacer ruido para no despertarla me había quitado el saco y la corbata, cuando de improviso me entró la urgencia de utilizar el baño, y tras hacer de mis necesidades fisiológicas, en el momento que me disponía ya a salir para ir a acostarme al lado de ella, y al levantar la tapa del cesto de la ropa sucia con la intención de arrojar dentro la camisa y calcetines que recién me acababa de quitar. , dentro de este hallé algunas de las prendas que sin duda había usado ella durante aquel día. Sorprendido de lo que veía, reaccioné de inmediato a mirar hacia el vestidor que comunica a nuestra recamara principal con el cuarto de baño, e inmediatamente después hacia ambos lados de donde me hallaba, cuando de reojo algo captó mi atención colgado dentro de la regadera. De súbito mi cabeza se altero al tiempo en que mi corazón y en todo mi ser sentí como si me desvaneciera por un breve momento al percatarme que con aquella femenina pieza de finísimo tejido azul sustancialmente translucido que hubiera resultado materialmente transparente de no ser por las delicadas aplicaciones de encaje y llamativos moñitos que adornaban la finísima tela de la confección., y que ahora por completo indulgente ante mí, colgada en un pequeño gancho de plástico , aparecía aún húmeda tras haber sido lavada por mi esposa en algún momento durante la noche, se completaba el coordinado de ropa íntima con el que hacía juego el resto de lo que se hallaba ya escondido dentro de la discreción del bote de la ropa sucia. Se trataba no de otro si no de un atrevido jueguito de lencería que ahora sin dudas había usado ella aquel día., y del que aparte de no habérselo visto puesto más que en la sola ocasión cuando lo compró y hasta lo modeló para mí., para luego decirme, como lo había hecho días antes durante nuestra conversación en la tienda, que en realidad no era algo para ponerse seguido, dado que si de por si no fuera ya suficiente para la vista la diminuta y transparente pantaletitta del mismo, el desmedido escote de las copas del su brassiere , o como sea que pudieran en realidad llamárseles a las dos medias lunas que mas que acopar a sus senos parecían ser un simple par de apoyos para mantener de alguna manera acunados los vastos orbes de carne y glándulas pero sin cobijar o siquiera molestarse en hacer otra con ellos mas que mantenerlos apuntando hacia delante y engrandecer su tamaño.

3 comentarios - Mi Recatada Esposa Cap. 1 Escena 1

otacon666
Demasiado rebuscada la narracion
Elmacho25x9cm
esta es la version original del verdadero autor yo estoy editando una agregando algunas cositas para hacerlo algo mas condimentado
otacon666 +1
Oks oks, no se, casi no tengo tiempo de escribir, para terminar este me tarde casi 2 años y tengo muchos relatos comenzados pero a medias. La vida familiar no me deja y no es algo que se pueda hacer a vista de todos. Una disculpa por la demora
Elmacho25x9cm
y no la verdad que no aparte en soledad es mejor